Parte 2. La metafísica de la no-dualidad
Capítulo 16. El Amor buscándose a Sí mismo
16.1. Amor dualista vs. no-dualista
En este capítulo, vamos a descubrir que nuestra verdadera naturaleza incluye no sólo Conciencia pura, sino también Amor, que son punteros a la misma Realidad.
El cristianismo enseña que Dios es Amor:
"El que no ama no conoce a Dios; porque Dios es amor" (1 Juan 4:8).
Y,
Nadie ha visto jamás a Dios; pero si nos amamos unos a otros, Dios vive en nosotros y su amor se completa en nosotros (1 Juan 4:12).
El amor que fue enseñado por Jesús, llamado ágape, es incondicional, amor altruista. Jesús enseñó a sus discípulos a amar a los demás, con el objetivo final del amor universal. Por ejemplo, en Juan 15:12, dice,
"Este es mi mandamiento, que os améis unos a otros como yo os he amado".
[Tenga en cuenta que esto es muy diferente de Marcos 12:31:
Ama a tu prójimo como a ti mismo,
porque, ¿qué pasa si te odias a ti mismo?]
Ágape es amor, es el reto de la persona espiritual de "amar a sus enemigos", o "amar sin recompensa". Es un amor que fluye hacia los demás en forma de compasión, bondad, ternura, y entrega caritativa. [Nota: La caridad no siempre implica dar cosas materiales. Dar atención puede ser más significativo que dar dinero o bienes materiales.]
El budismo enseña que el amor consiste en los "cuatro Estados Sublimes" (véase, por ejemplo, Walpole Rahula, Lo que el Buda Enseñó (1959) p. 75):
- Esparcir amor y benevolencia universales, sin límite ni discriminación, hacia todos los seres vivientes;
- Compasión por todos los seres vivos que sufren, padecen tribulación y están afligidos;
- impatía, dicha por la felicidad de los demás; y
- Ecuanimidad ante todas las vicisitudes de la vida.
En Everyday Mind (1997), el maestro de meditación budista Joseph Goldstein dice:
"La expresión de vacuidad es amor, porque vacuidad significa "vacío del yo". Cuando no hay yo, no hay otro. Esta dualidad es creada por la idea del yo, del ego. Cuando no hay yo, hay unidad, comunión. Y sin el pensamiento de "yo amo a alguien", el amor se convierte en la expresión natural de esa unidad."
[Nota: Objetivamente hablando, la compasión por los demás puede estar asociada con la acción de "neuronas espejo" en el cerebro (véase Empathy and the Somatotopic Auditory Mirror System in Humans, por V. Gazzola, L. Aziz-Zadeh, C. Keysers, Current Biology 16 (2006) 1824-29). Las neuronas espejo, se sabe que existen en los seres humanos y en monos macacos, se activan cuando se observa o escucha una acción. Si usted observa a alguien comiendo una manzana o escucha el ruido de alguien comiendo una manzana, algunas de las mismas neuronas se disparan como si usted mismo estuviera comiendo la manzana. No es difícil de imaginar que algo similar sucede cuando uno observa el sufrimiento de otra persona. Del mismo modo, escáneres cerebrales han demostrado que la misma región del cerebro se activa cuando se hacen donaciones voluntarias a organizaciones de beneficencia, cuando el participante recibe la misma cantidad de dinero como recompensa (Human fronto-mesolimbic networks guide decisions about charitable donation, J. Moll, F. Krueger, R. Zahn, M. Pardini, R. de Oliveira -Souza, J. Grafman, Actas de la Academia Nacional de Ciencias 103 (2006) 15623-28)].
El hinduismo tiene una rama del yoga, el yoga del corazón, el sendero del Bhakta (Sección 10,3), que conduce a la iluminación a través de un gran amor por Dios, que toma la forma de amor a toda la humanidad. Las religiones chinas, el Taoísmo y el Confucianismo ven el amor trascendental como una parte esencial de la verdadera sabiduría.
El Sufismo es la interior y mística dimensión psico-espiritual del Islam. La esencia de la práctica Sufí es la entrega a Dios, que abarca a cada momento el contenido de nuestra consciencia (nuestras percepciones, pensamientos y sentimientos, así como nuestro sentido del yo) como manifestaciones de Dios. Entre las prácticas Sufíes hay un canto con las siguientes palabras (de http://www.jamesburgess.com/images/dance pdfs/10 Love lover.pdf):
Ishq Allah Mahbud Lillah (x4)
Dios es amor, amante y amado
Amor, amante y amado
Soy amor, amante y amado
Amor, amante y amado
Puesto que todas las religiones y enseñanzas espirituales enseñan el valor, el poder, y la necesidad del amor, debemos preguntarnos, ¿cuál es el papel del amor en el Advaita? Con el fin de responder a esta pregunta, hay que distinguir entre lo que el mundo piensa que es el amor, y lo que el Amor realmente es como lo ve el sabio. Según el sabio, Amor es un término que puede ser usado para describir la Consciencia expresándose a sí misma como la manifestación. En la iluminación, esto se ve directamente (véase el Capítulo 25).
Ramesh ha dicho,
"La presencia de la separación es la ausencia de amor, y la presencia de amor es la ausencia de separación."
En la meditación del 13 de enero en A Net of Jewels (1996), parafraseando a su gurú Nisargadatta dice (vea la segunda cita de Nisargadatta a continuación):
"Solamente cuando llegas a la más profunda convicción de que la misma vida fluye a través de todo, y que tú ERES esa vida, puedes empezar a amar natural y espontáneamente."
En la meditación del 18 de enero, dice,
"La palabra amor como es generalmente entendida, denota separación, mientras que en las relaciones no-objetivas no amamos a otros, SOMOS los otros."
En As It Is (2000), Tony Parsons dice,
"Todo emana del silencio y el amor incondicional."
En The Wisdom of Sri Nisargadatta Maharaj (1992) de Robert Powell, Nisargadatta Maharaj es citado diciendo,
"Cuando todas las falsas auto-identificaciones son desechadas, lo que queda es amor universal."
En The Ultimate Understanding (2001), p. 180, Ramesh dice que es más exacto llamar al Amor "armonía" o "bienaventuranza". En The Seeking (2004), p. 77, dice que el sentimiento de hacer algo por alguien sin esperar nada a cambio podría llamarse amor.
Francis Lucille indica lo que es el amor no-dualista en el siguiente artículo:
(https://www.stillnessspeaks.com/images/uploaded/file/Love in the Other Francis Lucille.pdf):
¿Qué es el amor? La palabra 'amor' se refiere a una experiencia vivida. Es una experiencia paradójica, porque a pesar de que todos hemos experimentado su realidad, parece escapar a todo intento de comprenderlo, describirlo o repetirlo. El gozoso deleite que teníamos en nuestra infancia, cuando mirábamos una ilustración hermosa coloreada, la suave emoción cuando pensamos en un ser querido, el impulso que nos mueve a dar ánimos a un extraño en profundo dolor y a ayudar cuando está en peligro, la repulsión que nos invade cuando se comete crueldad contra la inocencia oprimida. Todas estas circunstancias, entre muchas otras apuntan a una experiencia común que no se puede describir o definir. Si queremos profundizar más en el descubrimiento de esta experiencia central parece que nuestra investigación se evapora debido a la falta de apoyo objetivo. Si no tenemos palabras para expresarlo y no hay imágenes para describirlo, es porque no hay percepciones o sensaciones para experimentarlo objetivamente. Sin embargo tenemos esta experiencia. Esa es la paradoja: está sin lugar a dudas presente. Tiene el mismo carácter innegable y etéreo que la presencia consciente. Conocemos esta experiencia de la misma manera que sabemos que somos conscientes.
Si tratamos de describir la trayectoria hasta el último momento en el que se adentra en lo inexpresable, parece como si se disolviera la sensación de 'yo', quizás sólo temporalmente, en una realidad más amplia, infinita, una paz bendita que pone fin a toda la agitación emocional o intelectual. No somos ajenos a esta nueva dimensión. No es el descubrimiento de una América espiritual. Es reconocido de inmediato como absoluta intimidad y ternura. Es, al mismo tiempo, el centro de nuestro ser y del mundo. Esta presencia es amor.
¿Hay alguna condición especial antes de que esta cualidad de auténtico amor y compasión se revele? La condición es la desaparición temporal o definitiva de la idea de un 'yo' separado. Esta desaparición no puede ser el resultado de una acción realizada por este 'yo'. El amor vuela con sus propias alas y no sabe de leyes. Es la aparición de la gracia que nos arranca de la hipnosis de la separación. La liberación surge de la propia libertad. Pero no se debe concluir de ello que todo acto y práctica que intente establecernos en el amor sea inútil. Esta decisión nos limitaría a la estupidez intelectual. El anhelo de amor viene del amor mismo, no del ego separado. Por el contrario, tenemos que entregarnos a todo lo que nos lleva al amor. En esta entrega descubrimos la verdadera vida, la paz interior que siempre hemos buscado.
¿Puede existir el amor sin objeto?
El amor sólo existe sin objeto. El amor es el amor de lo no-objeto por lo no-objeto. Un objeto pone vestiduras al amor, pone velos sobre él. Lo que amamos en una persona no es el cuerpo físico ni los pensamientos. Es la presencia consciente lo que tenemos en común con él o ella, el ser, lo no-objeto. El velo puede ejercer un poder temporal de atracción, pero sólo el verdadero ser que permanece en el trasfondo puede traernos lo que buscamos. No amamos al otro, amamos el amor en el otro. Esto no quiere decir que tenemos que alejarnos del otra para dirigirnos a Dios, lo no-objeto, sino que vemos al otro como una expresión del amor. Las relaciones con nuestra pareja socio, hijo o hija, extraño o extranjero, por lo tanto toman otra dimensión. La vida cotidiana se convierte en un campo de experiencia que es siempre nuevo. Si nos acercamos al otro como conciencia divina potencial, forzamos a Dios para que se quite la máscara, lo que hace con un milagro; y el milagro es la sonrisa de Dios.
Todas las frases de arriba son punteros, y no descriptores, porque el Amor no-dualista no puede describirse. No es algo que hacemos – Es un aspecto de nuestra verdadera naturaleza. La realización del Ser (auto-realización) significa percatarse de que nuestra verdadera naturaleza es Conciencia/Amor. Nosotros, que todavía nos vemos a nosotros mismos como individuos solemos ignorar que el amor no-dualista es Lo-Que-Somos. La religión a veces apunta a este amor, pero como el Amor no es un concepto o una norma de comportamiento, no puede empaquetarse en una doctrina y enseñarse.
[Que la manifestación es una expresión de amor se refleja en nuestra sentida necesidad de comunicarnos unos con otros. La comunicación es difícil sin un lenguaje comúnmente aceptado y comprendido. El idioma de comunicación utilizado universalmente es el concepto de realidad objetiva. Por esta razón, podemos pensar en la realidad objetiva como nada más que un dispositivo de comunicación. La realidad objetiva no tiene por qué existir como Realidad. Creer que es real es creer que la separación es real, pero, si la separación es real, el amor incondicional es imposible. Esto conduce a la paradoja de la comunicación: La necesidad de comunicarnos es una expresión de amor, pero si la necesidad de comunicar fomenta la creencia en la separación, hace que el Amor sea imposible].
El amor no dual es la clara visión de que todo, sin excepción, es una expresión del Sí mismo. Esto incluye todos los sentimientos y emociones que reprimimos, incluida la propia represión, y todas las acciones o conversaciones que nos gustaría poder recuperar, así como el propio deseo. Nada es excluido en la expresión del amor no dual. Por otra parte, lo que puede parecer justo lo contrario del Amor sigue siendo sólo una expresión de Amor.
Durante la próxima semana, practique en ver que todo es una expresión de Amor. Recuerde que cualquier fracaso en ver esto también es sólo una expresión de Amor. Vea si esta manera de ver la vida cambia algo, pero recuerde que, haya cambio o no lo haya, sigue siendo una expresión de Amor. Al final, tal vez nada cambie, salvo su manera de verlo, pero puede entonces darse cuenta de que ese es el tipo de cambio más profundo que jamás podría ocurrir.
¿Qué diferencia hay entre el amor no-dualista y el amor dualista? El amor no-dualista no es una emoción, sino que trasciende todas las emociones, es siempre incondicional porque no reconoce el cambio, y es impersonal porque no reconoce la persona. Al ser no-dualista, no tiene opuesto y trasciende todos los objetos, así que no puede dirigirse hacia ningún objeto.
Por otra parte, dado que la percepción de separación es la característica distintiva de la ignorancia espiritual, el amor dualista se basa en los pares de opuestos deseo/temor. Siempre conlleva el apego a los objetos del amor (por ejemplo, el amante), lo que hace que el sufrimiento sea inevitable cuando las circunstancias, tales como el cambio o la desaparición del objeto del amor, hagan necesario desapegarse de él. Siendo la mitad de la dualidad amor/odio, el amor dualista fácilmente cambia al odio. Es muy personal y puede adoptar la forma de placer, plenitud, alegría, deseo, soledad, celos, posesión, culpabilidad, responsabilidad, necesidad, identificación, subyugación, o sumisión. Como es una emoción o sentimiento que se siente al mismo tiempo que se percibe la separación, se encuentra en un ámbito totalmente diferente del amor no-dualista. Sin embargo, puesto que el amor no-dualista es el trasfondo de todo en la manifestación, incluso el amor dualista participa de él mientras se mantiene en gran parte inconsciente de él.
En la p. 91 de The Road Less Traveled (1978), el psiquiatra M. Scott Peck dice,
"Para servir tan eficazmente como lo hace quedar atrapados en el matrimonio, la experiencia de enamorarse probablemente ha de tener como una de sus características la ilusión de que la experiencia durará para siempre. Esta ilusión se fomenta en nuestra cultura por el mito común del amor romántico, que tiene su origen en nuestros cuentos de hadas favoritos de nuestra infancia, en el que el príncipe y la princesa, una vez unidos, viven felices para siempre. El mito del amor romántico nos dice, en efecto, que por cada chico joven en el mundo hay una chica joven que es 'su media naranja', y viceversa. Por otra parte, el mito implica que sólo hay un hombre destinado para una mujer y una mujer destinada para un hombre y esto ha sido predeterminado 'por las estrellas'. Cuando nos encontramos con la persona para quien estamos destinados, el reconocimiento pasa por el hecho de que nos enamoramos. Hemos encontrado a la persona que el cielo nos ha destinado, y como la boda es perfecta, entonces vamos a poder satisfacer todas las demás necesidades por siempre jamás, y por lo tanto, vivir felices para siempre en perfecta unión y armonía."
En una parodia del Amor como la Realidad, el amor es a menudo representado en la cultura popular como más atormentado que la paz. Somos testigos, por ejemplo, del triste lamento del amor perdido, no correspondido, del amor secreto en las canciones de "amor" populares y la música country. De hecho, la tasa de suicidios entre los devotos de la música country es más elevada que la del público en general (The Effect of Country-Music on Suicide, S. Stach y J. Gundlach, Social Forces 71 (1992) 211-218). Muchos cantantes se han convertido en sufridores profesionales en un esfuerzo por hacer que su música suene más auténtica. Y la historia de amor en el cine es a menudo una agonía de éxtasis, inseguridad, culpabilidad, hasta que la historia termina en matrimonio – si no en el primer matrimonio, en el próximo... o el siguiente...
Las relaciones de amor personales han sido llamadas relaciones especiales porque sólo ocurren entre determinadas personas en circunstancias especiales. Son condicionales y cambiantes, pero todas son una forma de esclavitud porque siempre están infectadas por luchas de poder (véanse las Secciones 11.4, 11.5 , 11.6, 11.7 ), y están siempre plagadas de culpabilidad (véase la Sección 11.8). Además, puesto que son relaciones de trueque, dependen de la satisfacción mutua de las expectativas y demandas. Cuando estas se cumplen, hay gratificación temporal, gratitud, y mejora de la autoestima, pero cuando son ignoradas o rechazadas, hay consternación, rechazo, y culpabilidad. Puesto que las relaciones de trueque pueden sobrevivir sólo mientras cada una de las partes tiene, y está dispuesto a dar, algo que el otro quiere, muchas relaciones de amor personales terminan en desilusión. Otros, después de largos períodos en parte de expectativas cumplidas y en parte de decepción, se acomodan con aceptación resignada (no verdadera aceptación, véase la Sección 19.2 y el Capítulo 22). Y aún otros, después de haber sobrevivido a su primera especialidad, se acercan a la naturaleza incondicional del amor no-dualista.
En el amor romántico, la tan buscada "alma gemela" es una ilusión, siendo la proyección de los deseos y necesidades de una persona en otra, que parece ser la mitad que falta de una dualidad ("atracción de opuestos"). Irónicamente, cuando el alma gemela finalmente es encontrada y poseída, el ego se siente aún más necesitado e incompleto. (Aquí, vamos a hablar como si existiera el ego, aún a sabiendas de que no existe.) Se teme la pérdida de ambas, la del otro y la de uno mismo. La culpabilidad y la ansiedad se consideran como una parte necesaria de este "amor", tanto por su intensidad ("el amor duele"), y como instrumento para manipular al otro ("si realmente me amas deberías..."). A fin de no perder al otro, el ego puede llegar a ser neuróticamente dependiente ("No puedo vivir sin ti") o estar arrepentido ("por favor perdóname"), o hacerse promesas ("nunca volveré a hacerlo"). Y pueden tratar de recuperar su perdida autoestima provocando celos ("si no me quieres, encontraré a alguien que me quiera") o menospreciando al otro ("sin mí tu serías nada").
Preguntas: ¿Puede cualquier tipo de amor dualista venir sin deseo? ¿Y sin temor?
Pregunta: ¿Alguna vez ha experimentado el sufrimiento de una relación de amor personal? ¿Valió la pena sufrir por ese amor?
Pregunta: ¿Alguna vez ha experimentado un amor que luego cambió a odio?
Ejercicio: En primer lugar, por favor, ver el vídeo de 16 m. de la antropóloga Helen Fisher en http://www.youtube.com/watch?v=OYfoGTIG7pY&feature=related.
En segundo lugar, describa, lo mejor que pueda, la experiencia de su primer amor romántico. ¿Le pareció convincente e irresistible? ¿Le sorprendió? ¿Fue más o menos lo que esperaba? ¿Cómo describiría los grados relativos de contenido físico, mental y emocional en él? ¿Algún otro amor lo ha igualado o superado? ¿Se alegra, o no, de haber tenido esa experiencia? ¿Prefiere que a partir de ahora cualquier experiencia de amor sea menos personal y más impersonal? Si es así, ¿por qué? Si no, ¿por qué no?
El amor como práctica es necesariamente dualista a causa de la supuesta separación entre el amante y el amado. El propósito de esta práctica es, en última instancia, ver lo que es el amor no-dualista. El amor como práctica se presenta como la mitad del dualismo amor/odio, por lo que el practicante se siente a menudo fracasado, frustrado, culpable y temeroso hasta que se ve que el Amor no-dualista no es algo que puedas hacer. El Amor sólo es (véase el Capítulo 25).
En la página 213 de I Am That (1984), Nisargadatta (el gurú de Ramesh) dice:
"No pretenda que ama a los demás como a usted mismo. A menos de que se haya dado cuenta de que son uno con usted mismo, no puede amarlos. No pretenda ser lo que usted no es, no rechace ser lo que usted es. Su amor de los demás es el resultado del conocimiento de sí mismo, no su causa. Sin la realización del Ser, ninguna virtud es genuina. Cuando sepa más allá de toda duda que la misma vida corre por todo lo que es y que usted es esa vida, amará todo natural y espontáneamente. Cuando usted se da cuenta de la profundidad y plenitud de su amor de usted mismo, sabe que todos los seres vivos y el universo entero están incluidos en su afección. Pero cuando usted mira a algo como separado de usted, no puede amarlo pues tiene miedo de ello. La alienación causa miedo y el miedo depende de la alienación. Es un círculo vicioso. Sólo la realización del Ser puede romperlo."
Una forma exaltada de amor dualista es la identificación con otra persona. Esto puede ocurrir en las relaciones conyugales y familiares. También puede ocurrir en Bhakti, la práctica de la devoción y la entrega a Dios o al gurú (véase la Sección 10.3). Puesto que la intuición es el vínculo entre la separación y la plenitud, es la intuición lo que nos da un sentido de identificación con el otro, incluso dentro de la ilusión de la separación.
La identificación con otro es tal vez tan íntima como si fuera Amor no-dualista al tiempo que se sigue manteniendo la creencia en la separación. Cuanto menos separación haya, más amor incondicional hay. Cuando la separación se desvanece, empezamos a ver a los otros como a nosotros mismos. Efectivamente, el amor incondicional puede describirse como ver a los otros como a nosotros mismos.
Subjetivamente, la identificación con el otro puede ser un producto de la mente no-local, como se definió en la Sección 12.2. Objetivamente, el sentimiento de intimidad e identidad que mucha gente experimenta con otras personas podría ser debido a la superposición de sus cuerpos sutiles, como se sugirió en la sección 12.2. Aquellos que son capaces de sentir auras pueden fácilmente sentir cuando el aura de una persona se expande para incluir a la de otra persona.
Una experiencia común entre los buscadores espirituales es el sentimiento de paz y serenidad que reina en un ashram o cualquier otro lugar de reunión de buscadores. Esto es especialmente cierto durante un retiro de silencio, cuando el ego no tiene posibilidad de hacerse valer a través de la conversación. Maharishi Mahesh Yogi (1915-2008), el fundador de la Meditación Trascendental, ha elevado este efecto en un principio rector, que él llama el "Efecto Maharishi" (véase la Sección 5.2). Este establece que, cuando un grupo de personas meditan juntas, crean una armoniosa y tranquila influencia que sienten no sólo los meditadores, sino también cualquier otra persona de su entorno. Él incluso lo ha formulado en un principio cuantitativo – el número de personas cuyo estado mental es armonizado por un grupo de personas que meditan es igual a cien veces el cuadrado del número de personas que meditan.
La tranquilidad armoniosa de la mente no-local que se experimenta en una comunidad espiritual es sumamente importante para el crecimiento espiritual. Sin esta experiencia, es fácil sentir estancamiento, frustración y aridez. Esto es lo que Jesús quería decir cuando dijo en Mateo 18:20:
"Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos."
Algunos profesores espirituales (por ejemplo, Gangaji) hablan de una experiencia de despertar única y profunda que ocurrió mientras se encontraban en presencia de su maestro. Ellos llaman a este fenómeno "transmisión", y que podría ser el resultado de la superposición de cuerpos sutiles como vimos anteriormente (véase también la Sección 18.4). Otros profesores dicen que ocurre más gradualmente en el tiempo. Algunos profesores (por ejemplo, Francis Lucille), a veces lo llama la "vía directa" (pero esto es sólo una forma de la vía directa, vea otra en la Sección 23.4). Ramesh la ha llamado "magia", y dice en la página 142 de su libro, Peace and Harmony in Daily Living (2003):
"...la persona común experimenta un cierto tipo de paz y relajación en compañía de un sabio y se da cuenta de que esto rara vez tiene algo que ver con lo que se ha hablado durante la reunión. La presencia misma del hombre de sabiduría parece rezumar paz y armonía a pesar del hecho de que parece responder a los acontecimientos externos con una reacción absolutamente normal"
Muchas personas han atestiguado que la experiencia de estar en Presencia del sabio es vivificante y raramente aburrido.
Ahora presentamos una hipótesis heurística acerca de la mente no-local: Cuanto más des-identificada esté la mente, más no-local es y más grande es su cuerpo sutil (véase la Sección 12.2). Cuanto más identificada esté la mente, menos no-local es y más pequeño es su cuerpo sutil. Esto podría significar que una mente des-identificada podría catalizar la des-identificación en una mente identificada. Por lo tanto, la mente des-identificada podría hacer posible tanto el "Efecto Maharishi" entre los meditadores, como la transmisión del sabio al discípulo.
En The Self-Aware Universe (1993), Amit Goswami ha sugerido que, si el cerebro tiene una parte quántica, la mente no-local puede ser un efecto de un tipo de correlación Bell-Aspect (véase la Sección 4.3 y la Sección 7.4). De esto podríamos especular que, si dos personas están inicialmente en una relación o alineación mental sustancial cuando se encuentran muy próximos, sus cerebros cuánticos podrían solaparse, y podría establecerse una correlación que podría persistir incluso si se separaran una gran distancia. Tal vez esta correlación podría experimentarse como amor.
Lo que sigue es un bello ejemplo de mente no-local y amor incondicional dado por Sharon Salzberg (http://www.sharonsalzberg.com/sharon/influences/influences.htm):
Nyoshul Khen Rimpoché vivía en París cuando lo conocí por primera vez. La habitación estaba llena de vida y vibrante con la risa de Khenpo, bromeando y jugando con los niños. Desde el momento que lo vi sentí una constricción de alivio en mi corazón, que no me había dado cuenta que estaba allí. Él me miró, y tan pronto como nuestros ojos se encontraron sentí que había llegado a casa. La luz que sentía salir de él era más brillante que el color tan extravagante de las paredes que nos rodean.
Khenpo era la persona más espaciosa que he conocido. Parecía como si el viento pasara a través de su transparente ser. Muchas veces en su compañía tenía la extraña sensación de que estábamos en un amplio campo abierto, con grandes espacios vacíos extendiéndose en todas direcciones. Sin embargo, él era totalmente inconsciente de sí mismo como un mago desapegado de su propia magia.
Me enseñó que abandonando nuestros agobiantes deseos de adquisición y realización, podemos dejar que la mente descanse plácidamente. Como él dijo, "Que descanse en la gran paz natural, esta mente exhausta".
En The Dalai Lama: A Policy of Kindness, El Dalai Lama dice:
"La verdadera felicidad no viene de una limitada preocupación por nuestro propio bienestar o de aquellos cercanos a nosotros, sino del amor y compasión que surgen por todos los seres vivos. Aquí, el amor significa desear que todos los seres vivos deberían encontrar la felicidad, y la compasión significa el deseo de que todos ellos deben estar libres de sufrimiento. El desarrollo de esta actitud da lugar a una sensación de apertura y confianza que proporciona la base para la paz."
El amor, dualista o no-dualista, siempre incluye aceptación. La aceptación de la Totalidad tal como es en todo momento es una de las características de la mente total, (ver el Capítulo 19). Incluso en la mente dividida, cuanta más aceptación hay, menos separación y más amor hay (véase el Capítulo 22).
El Amor ardiente no-dualista puede estar presente aun cuando exista percepción de la separación. Un ejemplo es el incluyente anhelo de la Realidad (o Dios) por parte del buscador (véase la Sección 17.3 y el Capítulo 19). Esto es el Amor buscándose a Sí mismo. (Para saber más sobre el Amor buscándose a Sí mismo, véase el Capítulo 25).
16.2. Autodesprecio (odio a sí mismo) y autoestima (amor a sí mismo)
La insatisfacción con uno mismo es endémica en las sociedades occidentales debido al énfasis puesto en el individuo, el libre albedrío, y el pecado (ver la Sección 11.8). La cultura occidental promueve el arrepentimiento, la culpabilidad, y la auto-condena y lo llama "asumir la responsabilidad". Da lugar a la febril necesidad de lograr, así como al perfeccionismo, mal carácter, juicio, rechazo y exclusión. Es el resultado de la división conceptual entre el "yo" y el cuerpo-mente de manera que el "yo" piensa que está separado del cuerpo-mente (véase la Sección 5.12) y se siente obstaculizado por él. En consecuencia, el "yo" odia al cuerpo-mente por no cumplir sus mandatos, y por tener sensaciones y emociones que el "yo" ve como dolorosas o pecaminosas (véanse las Secciones 11.4 , 11.5, 11,6, 11,7, 11,8). Debido a esta división, la verdadera autoestima es rara para la mayoría de los occidentales.
Sin embargo, amar a otros sin miedo, culpabilidad, o posesividad es imposible sin amarse a sí mismo. De hecho, ya que el amor es nuestra verdadera naturaleza, el amor es algo que descubrimos, no algo que hacemos. Pero, ¿cómo podemos descubrir qué es el amor a uno mismo? Tara Brach, psicoterapeuta y profesora de meditación "mindfulness", dice en su libro de 2003, Radical Acceptance: Embracing Your Life with the Heart of a Buddha, que el amor a uno mismo comienza con ser consciente de las sensaciones del cuerpo en donde las emociones están arraigadas. Todo condicionamiento, incluyendo el odio a uno mismo, se almacena en el cuerpo, así como en la mente (véase la Sección 7.10 para un posible mecanismo) y no es completamente accesible para nosotros, sin llegar a ser conscientes de las sensaciones de nuestro cuerpo. La meditación Vipassana (véanse las Secciones 14.6, 24.2) es una práctica para hacernos conscientes de estas sensaciones y sus emociones asociadas. El amor a uno mismo es la aceptación de todas ellas con bondad (véase el Capítulo 22). Estas incluyen las emociones "negativas", como la ira, el odio, la culpabilidad, el miedo y el deseo, así como las emociones "positivas", tales como la generosidad, la bondad, el perdón, la felicidad y la alegría.
El camino del ego es hacer la guerra, no el amor. Si queremos estar en paz, tenemos que ver que el amor, no el ego, es lo que somos. El amor es un sentido de apertura y conexión que puede ser cultivado a través de muchos tipos de prácticas diferentes (ver las secciones restantes de este capítulo, además de los Capítulos 22, 23 , y la Sección 24.2). El amor no se crea en estas prácticas - más bien, nos damos cuenta de que ya está presente.
16.3. La afirmación como práctica de autoestima (amor a sí mismo)
Nuestro condicionamiento de autodesprecio puede ser profundo y tenaz. Incluso si temporalmente desaparece de la consciencia en un momento, hora o día de la paz y contentamiento, puede volver a aparecer inesperadamente en cualquier momento. Nuestra auto-imagen de víctima es fácilmente resucitada cuando recordamos o volvemos a cualquier relación en que la ira, el odio, o la confusión estaba presente, como con un antiguo cónyuge, amante, jefe, o figura política (véanse las Secciones 11.7, 11.8).
Ejercicio: Cierre los ojos y sienta odio hacia sí mismo. ¿En qué parte de su cuerpo lo siente? ¿Cuál es la sensación?
Ahora sienta amor hacia sí mismo. ¿En qué parte del cuerpo lo siente? ¿Cuál es la sensación?
Como el autodesprecio está condicionado, puede ser corregido por medio de la deconstrucción y el recondicionamiento. La deconstrucción es el proceso de ver la falacia de nuestras creencias sobre nosotros mismos. Esto puede requerir la ayuda a largo plazo de un terapeuta o un maestro, porque el autodesprecio por lo general es el resultado de años de condicionamiento y afianzamiento. El recondicionamiento también puede requerir años de practica espiritual, pasando tiempo con un maestro espiritual, y paciencia. Una forma efectiva de recondicionamiento es la práctica de la afirmación. Como el condicionamiento de cada persona es específico a su cuerpo-mente, cada persona debe encontrar la práctica de la afirmación que sea más eficaz para ella misma. He encontrado la siguiente afirmación por ser especialmente reparadora para mí:
"Yo soy fuerza infinita, poder infinito, perfecta salud.
Yo soy luz, amor, paz y alegría."
La primera línea sustituye la creencia de que somos estrechos y limitados con la posibilidad de que somos ilimitados. La segunda línea sustituye nuestro apego a la tristeza, aversión, crueldad y desesperación con la posibilidad de que nuestra verdadera naturaleza es la claridad, generosidad y amabilidad.
Ejercicio: Después de la introspección de su identificación con límites, construya una afirmación que expanda su identidad a lo ilimitado. ¡Utilícela conscientemente! ¿Cómo le hace sentir?
Nuestro condicionamiento está siendo constantemente actualizado por cada nueva experiencia, pero todo nuevo condicionamiento tiende simplemente a superponerse como capas en la parte superior de los actuales condicionamientos. Por lo tanto, aunque nuestra intención en la práctica de la afirmación es reemplazar el condicionamiento viejo por el nuevo, existe el peligro de que la práctica se limite a añadirlo a nuestro condicionamiento existente en lugar de reemplazarlo. Por lo tanto, la práctica de la afirmación es mejor utilizarla sobre todo para hacernos funcionar de nuevo cuando estamos abrumados por sentimientos de victimismo, depresión, ira, odio, amargura o resentimiento. El trabajo espiritual real viene después, cuando nos sentimos más capaces (véanse las Secciones 16.4, 16.5).
Cualquier práctica de autoestima (amor a sí mismo) puede ir acompañada por un sentimiento de resistencia (ver Capítulo 21), porque hemos sido condicionados desde el principio a que el amor a sí mismo, e incluso la aceptación de sí mismo, es algo pecaminoso (por ejemplo, ¿cómo podemos amarnos a nosotros mismos cuando somos tan tontos, estúpidos, desorganizados, vagos, sumisos, impulsivos, descuidados, agresivos, iracundos, etc.). Pero el amor, la felicidad, y el perdón son nuestra verdadera naturaleza, así que pensar lo contrario es auto-traición.
Si han de ser eficaces, todas las prácticas de autoestima (amor a uno mismo) deben utilizarse conscientemente, no mecánicamente. Además de la resistencia, una práctica de autoestima puede dar lugar a profundos sentimientos de alivio, de ligereza, y aceptación. El amor-a-uno-mismo incondicional es posible porque nuestra verdadera naturaleza es el amor incondicional. Con la aparición del amor-a-uno-mismo surgen la libertad y la alegría infantil. Todos nosotros las hemos sentido cuando éramos niños pequeños antes de que fuéramos condicionados (vea la Sección 11.8), pero pueden ser recuperadas y reconocidas. De hecho, la forma en que comenzamos a aprender que somos amor incondicional es mediante la realización del amor-a-uno-mismo incondicional.
Cuando vamos siendo conscientes de nuestra verdadera naturaleza, empezamos a confiar en nuestra bondad innata. Esta confianza nos ayuda a conectar con los demás y a relacionarnos armoniosamente con ellos, lo que refuerza nuestra confianza en nosotros mismos y la armonía en nuestras relaciones.
16.4. Inundar con luz a los demás y a nosotros mismos
Inundarnos con luz puede conducir a la bondad para el yo y los demás y, por tanto, reduce nuestro sufrimiento. La identificación con el yo separado y su ira, resentimiento, miedo, y ansiedad es la fuente de todo sufrimiento (véanse las Secciones 11.4, 14.5). Podemos disolver la sensación de separación y oscuridad inundando todo con luz. Es intuitiva porque está basada en la Realidad; es imaginativa, pero no imaginaria; y es extrasensorial por que puede hacerse sin importar los sentidos que se están sintiendo.
Cuando nos inundamos a nosotros mismos con luz, no estamos tratando de deshacernos de ningún pensamiento, sentimiento, emoción, sensación, o percepción; estamos iluminándolos. Por ejemplo, esta luz no reprime la ira, la ilumina. Para ello, se utiliza la energía de la ira para transmutarla en Luz. La Luz disuelve la separación entre el "yo" y las emociones iluminándolas.
En la enseñanza no-dual, tanto las emociones "negativas" como las "positivas" son de Dios. Luz y oscuridad son ambas Dios. Cuando la luz ilumina la oscuridad, es Dios iluminando a Dios. Cuando inundamos a otros con la Luz de nuestro propio corazón, llegamos a ser conscientes de nuestra propia Luz y la Luz de los demás, y las fronteras artificiales entre el "yo" y el "no-yo" se vuelven menos claras. Practicando esto durante la meditación (véase la Sección 24.2) hace que sea más fácil practicarlo en la actividad diaria.
Ejercicios: Con los ojos cerrados, piense "Amor" e imagínese a sí mismo inundado de luz. ¿Cómo se siente? Ahora hágalo con los ojos abiertos. ¿Cómo se siente?
Ahora, primero con los ojos cerrados y luego abiertos, piense "Amor" y véase inundado con luz junto a un amigo. (Si el amigo parece estar tan distante de usted que no puede ser inundado simultáneamente con usted, traiga a su amigo más cerca mentalmente.) Luego haga esto con una persona neutral (alguien con quien no tiene sentimientos positivos ni negativos), luego con una persona que no le gusta, y luego con una persona que odia (si hay alguna).
16.5. La práctica de Tonglen
La conectividad es una condición de la vida. Negar esto es sufrir. Considerando que la conectividad significa que sentimos tanto el dolor como la alegría de todos los seres vivos (los estados sublimes segundo y tercero en el budismo, véase la Sección 16.1), la compasión es la buena disposición de sentir el dolor y aspirar a que termine. La compasión puede ser cultivada mediante la práctica Tonglen (tomar y enviar) del budismo tibetano (véase, por ejemplo, p. 124-126 de Genuine Happiness: Meditation as the Path to Fulfillment (2005), de B. Alan Wallace). Tonglen es similar a la práctica de inundar con luz tratado en la sección anterior, excepto que en el Tonglen, estamos dispuestos a tomar nuestro propio sufrimiento y el sufrimiento de los demás, y enviar luminosidad y tranquilidad. La eficacia de la práctica se deriva de nuestra voluntad de asumir el sufrimiento del mundo en lugar de apartarlo o negarlo. Como práctica formal, el Tonglen tiene cuatro etapas (como lo enseña la monja budista Pema Chödrön en el capítulo 12 de The Wisdom of No Escape (2001) y en http://www.shambhala.org/teachers/pema/tonglen2.php):
En primer lugar, relajamos brevemente nuestra mente, por un segundo o dos, en un estado de apertura o quietud.
En segundo lugar, inhalamos una sensación de calor, oscuridad, gran sufrimiento - una sensación de claustrofobia - y exhalamos una sensación de fresca y radiante luminosidad - una sensación de frescura. Inhalamos completamente por todos los poros del cuerpo y exhalamos, irradiamos, completamente por todos los poros del cuerpo. Hacemos esto hasta que nos sintamos sincronizados con la respiración.
En tercer lugar, trabajamos con nuestra situación personal - cualquier situación dolorosa que sea real para nosotros. Tradicionalmente, se empieza por hacer el Tonglen para alguien cercano que nos preocupa y queremos ayudar. Sin embargo, si nos quedamos atascados, hacemos la práctica por el dolor que sentimos nosotros mismos y, simultáneamente, por todos aquellos que como nosotros sienten el mismo tipo de sufrimiento. Por ejemplo, si nos sentimos incompetentes – inhalamos esto para nosotros mismos y todos los demás en la misma situación - y enviamos confianza o alivio en cualquier forma que queramos.
Por último, hacemos la toma y el envío más amplios. Si estamos haciendo el Tonglen para alguien que amamos, lo hacemos extensivo a todos los que están en la misma situación. Si estamos haciendo el Tonglen para alguien que vemos en televisión o en la calle, lo hacemos por todos los demás que están en la misma situación, lo hacemos más ampliamente que a una sola persona. Luego, lo hacemos para todos aquellos que están sintiendo la ira o el miedo que hemos recogido y lo extendemos a todos los seres.