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Libros - José Díez Faixat

siendo nada, soy todo
un enfoque no dualista sobre la identidad

Siendo nada, soy todo

Siendo nada, soy todo plantea una sorprendente visión de la realidad que integra de forma armónica tanto la perspectiva evolutiva del universo que propone la ciencia, como el enfoque último, más allá del tiempo, que defienden las tradiciones místicas.

Y es que hemos llegado a un punto de la historia donde ya no cabe continuar con un modelo científico capaz de desencantar el mundo y llevarlo a su destrucción, ni tampoco con una perspectiva espiritual que invite estérilmente a una simple huida del mundo.

A lo largo de las páginas de este libro se van dibujando, paso a paso, las líneas maestras de esta visión integral de la realidad, tratando, en último término, de encontrar una respuesta a la eterna pregunta sobre la identidad definitiva del ser humano. ¿Quiénes somos?, o ¿quién soy yo?

Lejos de plantear una simple repuesta teórica, Siendo nada, soy todo invita al lector a comprobar vivencialmente las propuestas que han ido surgiendo a lo largo del texto, indicando una posible pauta a seguir para facilitar la investigación.

Tal vez, al final, podamos descubrir que la realidad, nuestra propia realidad, es mucho más fascinante de lo que jamás hubiéramos podido siquiera imaginar.

Detalles del libro:
  • Título: SIENDO NADA, SOY TODO
  • Subtítulo: Un enfoque no dualista sobre la identidad
  • Autor: José Díez Faixat
  • Editorial: Dilema
  • Año de edición: 2007
  • Nº de páginas: 264
  • Encuadernación: Rústica con solapas
  • Formato: 16 x 23
  • ISBN: 978-8498270969

Prólogo

"Siendo nada, soy todo", una paradoja para la mirada rápida y una indicación cifrada para girar la conciencia y aprender la verdadera manera de mirar la realidad. ¿Pero a qué realidad podemos desembocar si vamos por la nada? Aquello que se dijo en toda tradición contemplativa, eso de que por la nada se va al todo es una verdad translógica y apunta a una vivencia que trasciende la concepción convencional de lo que la realidad es.

No es posible conocer pero sí intuir, entrar dentro literalmente de esa verdad, la más sobrecogedora que puede descubrirse al contemplar. Y es que a la realidad no se va por una u otra ciencia, por una u otra vía sensorial o racional siempre limitadas. Para que lo real se revele, se requiere un vacío de pensadas interpretaciones, porque lo real no es nada de lo conocido...

Es fácil ver que conocer es el acto de percibir, interpretar, representar algo externo al conocedor. Pero ¿acaso existe algo externo a la conciencia que conoce? La respuesta no debería ser pensada, pues de nada sirve la filosofía si se limita a teorías fabricadas por el intelecto a partir de las limitaciones de los sentidos y las reglas lógicas. La respuesta está, estuvo y estará siempre esperando al investigador de la conciencia tan arrojado y firme en su decisión de encontrarla que pasa por encima de todas las convenciones sensoriales, culturales, sociales, religiosas... por encima de todo lo imaginable.

Aquí tenemos un libro amigo de esta investigación, la cual no por aparentemente misteriosa es extraña a la inteligencia humana, pues se ha llevado a cabo en todos los tiempos y en todos los lugares. Aunque, eso sí, ha pasado desapercibida a las mentes aturdidas por las rutinas cotidianas o intelectuales.

Siempre se han abierto ventanas al estudio, racional e intuitivo a la vez, del apremiante aunque olvidado inquirir sobre el ser y el no-ser. ¿Quién soy ahora que me encuentro inmerso en esta situación existencial?, ¿quién soy antes de quedar envuelto en conjeturas aceptadas sin discernimiento entre lo real y lo no real? José Díez Faixat con sus investigaciones claras, sencillas y definitivas nos ayudará en la búsqueda de la clave de nuestra identidad olvidada, que no perdida.

Hemos de ver con cuidado la bifurcación en el camino hacia la verdad: el ámbito de la realidad observada y el conocedor de ese ámbito, el observador. Dice Krishria en ese grandioso Canto de Dios (Bhagavad Gita): "El conocer el campo y el conocedor del campo es para mí la sabiduría". Y ¿quién abarca los dos conocimientos? ¿Acaso yo? ¿Quién soy yo? Según Krishria soy el conocedor del campo en todos los campos.

Los campos son muchas veces desconocidos porque aluden a los diversos estados de conciencia con los respectivos mundos creados por ellos. Seré el último testigo de alguna creación hasta que la relativa "conciencia de algo" llegue a su fin. ¿Y entonces?

Al atravesar la barrera mental la unidad se pone de manifiesto. Esa separación entre conocedor y conocido que parecía inevitable, sólo era una peculiaridad del instrumento mental utilizado.

La conciencia sin objeto, la realidad sin pasar por la mente dual creadora de relatividad, no es definible porque es impensable. ¿Podríamos llamarla Dios? Sí, si Dios es esa Conciencia incognoscible, si es Aquello que por ser testigo de todo no es testigo de nada.

Consuelo Martín

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