Extractos - Michael James
La Naturaleza de la Realidad
Parte 1: La Realidad Absoluta y Relativa
Por Michael James¿QUÉ es realidad? ¿Qué queremos decir cuando usamos los sustantivos «realidad» y «verdad», y sus correspondientes adjetivos «real» y «verdadero»? Consideramos muchas cosas como reales o verdaderas, ¿pero son algunas de esas cosas absolutamente reales, o su realidad es meramente relativa? Si la realidad de algo es solo relativa, ¿puede ello ser llamado real en el sentido más estricto del término?
Si algo es relativamente real, es también relativamente irreal. Ello puede parecer real en ciertos tiempos o en ciertas condiciones, pero deja de ser real en otros tiempos y en otras condiciones, de modo que su realidad es impermanente. Debido a que su realidad es dependiente de ciertas condiciones, no es real independientemente. Su supuesta realidad está limitada por y es relativa a la realidad de las condiciones de las que depende, y por lo tanto es imperfecta. Al ser relativo, condicional y dependiente, ello no es real por sí mismo, sino que meramente parece ser real en ciertas condiciones.
Eso que aparece en un tiempo, desaparecerá inevitablemente en algún otro tiempo. Puesto que ello no es real antes de que aparezca ni después de que desaparece, en verdad ello no es real ni siquiera cuando parece ser real. Su realidad aparente es solo una apariencia o aparición transitoria, y por lo tanto no es absolutamente verdadera. Eso que aparece en un tiempo y desaparece en otro tiempo, meramente parece existir, pero no existe realmente. Eso que existe realmente, eso que es realmente, debe ser en todos los tiempos. Por consiguiente, todas las formas de existencia temporal son meras apariencias, y por lo tanto no son reales.
Solo eso que es real absoluta, incondicional, independiente y permanentemente, es real en el sentido más estricto del término. Eso que es perfectamente real, debe ser real en todos los tiempos, en todas las circunstancias y en todas las condiciones. Su realidad no debe ser de ninguna manera dependiente de, limitada por o relativa a ninguna otra cosa. Además, no debe cambiar, o dejar de ser como ello era.
Esto que cambia, existe en una forma en un tiempo, y en alguna otra forma en algún otro tiempo, de modo que no tiene ninguna forma permanente suya propia. Al ser impermanente, ninguna de sus formas son absolutamente reales. Además, puesto que el cambio acontece dentro del tiempo, eso que cambia está limitado por el tiempo, y, por consiguiente, su realidad es dependiente del tiempo, limitada por el tiempo y así relativa al tiempo. Por lo tanto, solo eso que es sin-cambio e inmutable, es real en un sentido absoluto.
Así pues, una cosa puede ser considerada ser absolutamente real solo si es permanente, inmutable, inafectada por el paso del tiempo y el cambio de condiciones, independiente de cualquier otra cosa, no limitada por alguna otra cosa, y de ninguna manera relativa a alguna otra cosa.
La consciencia de ser no-dual ― «yo soy»
¿EXISTE realmente tal realidad absoluta, y si es así, podemos obtener verdadero conocimiento experimental de ella? Antes de decidir si existe realmente, debemos decidir primero cuál debe ser exactamente su naturaleza. Ya hemos visto que la realidad absoluta debe ser permanente, sin-cambio, incondicional e independiente, pero hay otra cualidad necesaria de la realidad que todavía no hemos examinado.
Acordemente a Sri Ramana, la definición de la realidad, es que es eso que es eterno, sin-cambio y auto-brillante. Ser eterno es ser permanente, de modo que ya hemos examinado los dos primeros elementos de la definición de Sri Ramana, a saber, eterno y sin-cambio. Pero, ¿qué significa él por auto-brillante, y por qué debe ser auto-brillante una cualidad definitoria de la realidad absoluta?
Auto-brillante significa la cualidad de conocerse a uno mismo por la luz de la propia consciencia de uno. Si algo es conocido solo por alguna consciencia que no sea ella misma, o si no puede conocerse a sí misma sin la ayuda de alguna «luz» que sea distinta de sí misma, ello no puede ser real, debido a que debe depender de esa otra cosa para ser conocido. Puesto que ello no puede ser conocido sin la ayuda de esa otra cosa, su realidad aparente es dependiente de la realidad de esa otra cosa, y, por consiguiente, no es absolutamente real.
Si la realidad absoluta no fuera consciencia, no podría conocerse a sí misma, y, por consiguiente, tendría que depender de alguna otra consciencia que sí misma para ser conocida. Sin embargo, si tuviera que depender de algo más que ella misma por una razón cualquiera, no sería absoluta.
Por lo tanto, una cualidad necesaria de la realidad es que no solo debe existir permanentemente y sin sufrir nunca ninguna forma de cambio, sino que también debe conocer su propia existencia o ser. La realidad absoluta es, y sabe que ella es. Es decir, ella no es solo ser, sino que es también la consciencia de ser. Puesto que es no-dual, la realidad absoluta es a la vez ser y consciencia. Su ser y su consciencia no son dos cosas diferentes, sino que son una y la misma esencia.
¿Pero existe realmente una realidad tal, o es meramente un concepto hipotético? ¿Conocemos algo que existe siempre, que nunca sufre ningún cambio, y que siempre se conoce a sí mismo por su propia luz de consciencia auto-brillante?
Todos los objetos que conocemos, y la mente a través de la cual los conocemos, son impermanentes y están sujetos a cambio. Aunque la mente parece conocerse a sí misma, no puede ser la realidad absoluta, debido a que es impermanente y está cambiando constantemente. La mente parece existir y conocerse a sí misma en la vigilia y el sueño con sueños, pero en el sueño profundo deja de conocerse a sí misma, y deja de existir como la consciencia que piensa y que conoce objetos que llamamos «mente».
Sin embargo, como hemos visto antes, subyacente a la mente tenemos un nivel más profundo de consciencia que continúa conociéndose a sí misma en los tres estados de consciencia, a saber, vigilia, sueño con sueños y sueño profundo. Este nivel más profundo de consciencia es la consciencia fundamental de nuestro ser ―la auto-consciencia verdadera y esencial «yo soy».
Esta consciencia fundamental y esencial de nuestro ser existe permanentemente, no solo durante los tres estados de consciencia normales, sino más allá de los límites de la vida del cuerpo físico que ahora imaginamos ser. Puesto que este cuerpo físico es meramente un producto imaginario de la mente, lo mismo que lo es cualquier otro cuerpo que tomamos erróneamente por nosotros en un sueño, la mente mantendrá su poder de crear cuerpos imaginarios para identificarlos como «yo» incluso después de que la vida de este cuerpo ―el sueño que llamamos nuestra presente vida de vigilia― haya llegado a su fin. La existencia de la mente no está limitada a la vida de este cuerpo presente, debido a que esta vida es meramente uno de los muchos sueños que la mente imagina y experimenta en su largo sueño profundo de auto-olvido. Mientras la mente permanezca en este sueño profundo de auto-olvido o de falta de claridad de auto-conocimiento, continuará imaginando tales sueños, y así continuará reapareciendo después de cada ocasión en que desaparezca temporalmente ya sea en el sueño profundo o ya sea en la muerte. Puesto que el fundamento esencial que subyace y soporta la aparición y desaparición de la mente, es la consciencia fundamental de ser, «yo soy», ella persiste a todo lo largo del sueño profundo de auto-olvido, en el que tantos sueños o supuestas vidas aparecen y desaparecen.
Lo mismo que la mente, que aparece en él, el sueño profundo de auto-olvido es solo una apariencia temporal. Aunque parecemos carecer de un conocimiento claro de lo que somos realmente, esta falta de claridad afecta solo a la mente, a la consciencia superficial que conoce objetos. La consciencia real, que es la consciencia fundamental de nuestro ser esencial, se conoce siempre a sí misma claramente como «yo soy». Por lo tanto, no es afectada por la aparición y desaparición ilusoria de nuestro aparente auto-olvido.
El auto-olvido o falta de claridad de auto-conocimiento, existe solo en la visión de la mente, y no en la visión de la consciencia real «yo soy». Por lo tanto, la consciencia de ser no-dual real, existe y conoce su propia existencia eternamente, tanto si el sueño profundo de auto-olvido parece acontecer como si no.
La consciencia de ser fundamental y esencial no solo existe eternamente, sino que también permanece sin sufrir nunca ningún cambio. Todo cambio es una apariencia que es experimentada solo por la mente, que es una forma limitada y distorsionada de la consciencia de ser original, «yo soy», y no por la forma verdadera de esta consciencia. Es decir, la consciencia de ser original no conoce nada sino a sí misma, «yo soy», que es lo único que existe verdaderamente. Por lo tanto, ella no conoce nunca la apariencia ilusoria de la mente cambiante, ni ninguno de los conocimientos de dualidad siempre cambiantes que experimenta la mente.
Por lo tanto, la consciencia fundamental «yo soy», permanece inafectada por cualesquiera cambios que puedan parecer acontecer dentro de ella. Lo que quiera que podamos estar haciendo o pensando, o cualquier experiencia que podamos estar padeciendo, siempre conocemos nuestro ser, «yo soy», incluso si no le prestamos ninguna atención particular. Así pues, por nuestra experiencia, sabemos claramente que la consciencia esencial de ser permanece siempre sin-cambio.
Además, la consciencia fundamental y esencial de nuestro ser es auto-brillante, debido a que continuamos conociéndonos como «yo soy» tanto cuando la mente aparece como cuando desaparece. Requerimos la ayuda de la mente para conocer toda dualidad imaginaria que ella crea por su poder de imaginación, pero no requerimos la ayuda de nada para saber «yo soy». Incluso en el sueño profundo, cuando la mente y todo lo demás ha desaparecido, continuamos sabiendo «yo soy». En el sueño profundo no existe nada más, y sin embargo en esa ausencia de todas las otras cosas, la consciencia esencial continúa conociéndose a sí misma como «yo soy». Puesto que se conoce a sí misma sin ninguna ayuda externa, la consciencia de nuestro ser es eterna e inmutablemente auto-brillante.
Así pues, la consciencia de ser es la única cosa que experimentamos que tiene todas las cualificaciones esenciales requeridas para ser la realidad absoluta. Es eterna, sin cambio y auto-brillante, es no-dual, no es afectada en lo más mínimo por el paso del tiempo ni por el cambio de condiciones, y es independiente de toda otra cosa, no limitada por ninguna otra cosa, y de ninguna manera relativa a ninguna otra cosa. Por lo tanto, ¿no está claro que la única y sola realidad absoluta es la consciencia esencial de nuestro ser ―la auto-consciencia fundamental no-dual «yo soy»?
Cuando sabemos claramente que la auto-consciencia es absolutamente real, ¿cómo podemos aceptar que cualquier fenómeno transitorio y relativo como la mente o cualquiera de las cosas conocidas por ella son reales? Aunque puedan parecer reales desde un punto de vista relativo, desde un punto de vista absoluto son todos irreales. La única cosa que es real en un sentido absoluto es la consciencia no-dual de nuestro ser, «yo soy».
Realidad o imaginación
¿QUÉ es lo que imparte una realidad aparente a la dualidad y a la relatividad? Es solo la mente. ¿Pero cómo es la mente capaz de impartir tal realidad a cosas que solo existen en su propia imaginación?
Debido a que la mente es una mezcla confusa de la consciencia real «yo soy» y un conjunto de limitaciones irreales, ella se toma erróneamente a sí misma junto con todas sus limitaciones como reales. Y debido a que toma erróneamente esta mezcla de sí misma y todas las limitaciones que ha impuesto sobre sí misma como reales, también toma erróneamente todo lo conocido por ella como real.
En un sueño, vemos y experimentamos muchas cosas, todas las cuales parecen ser reales, pero cuando despertamos, encontramos que todas esas cosas que experimentábamos eran de hecho irreales, meras ficciones de nuestra imaginación. Después de despertar, sentimos que la única cosa que era real en el sueño era nosotros, es decir, la mente, la consciencia que experimentó ese sueño. Sin embargo, la verdad es que la mente es tan irreal como el sueño que ella experimentó.
La mente estaba confusa sobre la realidad del sueño que experimentó debido a que ella estaba y está confusa sobre su propia realidad. Y de la misma manera que estaba confusa sobre la realidad de todo lo que experimentó en un sueño, también está confusa acerca de la realidad de todo lo que está experimentando ahora en este supuesto estado de vigilia.
En el sueño sentíamos, «estoy caminando, estoy hablando, estoy viendo todas estas cosas y oyendo todos estos sonidos», pero de hecho no estábamos caminando ni hablando, ni estábamos viendo ni oyendo nada. Solo estábamos imaginando todas estas cosas. Sentíamos que estábamos caminando y demás, debido a que nos tomábamos erróneamente por un cuerpo particular, pero ese cuerpo era de hecho solo una ficción de nuestra imaginación. Nos tomábamos erróneamente por ese cuerpo imaginario debido a que estamos confundidos sobre lo que somos realmente.
Como la consciencia esencial «yo soy», somos reales, pero como la mente, confundimos esta consciencia real «yo soy» con varias limitaciones, todas las cuales son irreales. Debido a que somos reales como «yo soy», y debido a que confundimos este «yo soy» real con un cuerpo imaginario y con sus acciones imaginarias tales como caminar, hablar, ver y oír, tomamos erróneamente ese cuerpo imaginario y sus acciones imaginarias como reales.
Puesto que ese cuerpo imaginario es parte de un mundo imaginario, y puesto que percibimos ese mundo imaginario por medio de acciones imaginarias tales como ver y oír, todo lo que percibimos o experimentamos, ya sea en un sueño o ya sea en este supuesto estado de vigilia, a nosotros nos parece tan real como el cuerpo imaginario y las acciones imaginarias que hemos confundido con «yo soy».
Nuestro conocimiento confuso de «yo soy» es, por lo tanto, la causa raíz que imparte realidad a toda la dualidad y relatividad que experimentamos. Mientras imaginemos cualquier experiencia tal como «yo soy este cuerpo, soy esta persona, estoy caminando, estoy hablando, estoy viendo, estoy escuchando, estoy pensando» y demás, no podemos sino tomar erróneamente todas estas experiencias como reales, debido a que todas ellas están sobreimpuestas en e identificadas como «yo soy», que es la única cosa que es efectivamente real.
Por lo tanto, si deseamos liberarnos de toda confusión, y conocer qué es verdaderamente real, primero debemos esforzarnos en conocer la realidad de la consciencia fundamental «yo soy». Hasta que obtengamos un conocimiento claro y sin confusión de la consciencia «yo soy», todo nuestro conocimiento sobre otras cosas, permanecerá confuso, y seremos incapaces de distinguir claramente entre la realidad y nuestra imaginación.
Mientras tomemos erróneamente la dualidad y la relatividad como reales, no podemos experimentar la realidad absoluta como ella es verdaderamente. A la inversa, y más importante, hasta que experimentemos la realidad absoluta como ella es verdaderamente, no podemos evitar tomar erróneamente la dualidad y la relatividad como reales. Por lo tanto, para trascender y liberarnos de toda dualidad y relatividad, y de toda la confusión que resulta de ellas, debemos obtener conocimiento experimental verdadero de la realidad absoluta.
Si no hubiera ninguna realidad absoluta, o si la realidad absoluta fuera algo que no pudiéramos conocer, estaríamos condenados a permanecer para siempre en la confusión, tanto sobre nuestra realidad como sobre la realidad de todas las otras cosas. Mientras experimentemos solo la realidad relativa, nuestro conocimiento de la realidad será siempre confuso, debido a que la realidad relativa es un conocimiento que experimentamos solo a través del medio de la mente, que es ella misma un conocimiento o consciencia inherentemente confuso. Puesto que somos la consciencia que conoce todas las otras cosas, no podemos conocer la realidad de ninguna de esas otras cosas a menos que conozcamos la realidad de nosotros.
¿Cuál es la realidad de nosotros? ¿Somos meramente una realidad finita y relativa, o somos la realidad infinita y absoluta? Si en verdad hay una realidad infinita y absoluta, no podemos estar separados o ser diferentes de ella, y a la inversa, ella no puede estar separada ni ser distinta de nosotros. La realidad absoluta debe ser por lo tanto nuestro ser esencial.
Por consiguiente, no podemos conocer la realidad absoluta como un objeto, como algo separado de nosotros, sino que solo podemos conocerla como nuestro sí mismo verdadero y esencial. Por lo tanto, para experimentar la realidad absoluta, y trascender con ello todo conocimiento relativo, debemos conocer nuestro sí mismo real ―es decir, debemos obtener la experiencia no-dual del auto-conocimiento verdadero y perfectamente claro.