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Libros No-dualidad Integral - Peter Russell

ciencia, conciencia y luz

Ciencia, conciencia y luz

Ciencia, conciencia y luz es un ensayo imprescindible para entender la naturaleza de la conciencia. Interfecundando física, psicología y filosofía, el autor nos conduce a una nueva concepción del mundo en la que la conciencia es tan fundamental como puedan serlo el espacio, el tiempo y la materia. Así se nos muestra cómo todos los elementos integrantes de esta nueva concepción se encuentran ya presentes en el cosmos, y que lo único que hace falta es ensamblar las piezas de otro modo, y explorar la nueva imagen de la realidad que de ello resulta.

Conjugando un profundo conocimiento de la ciencia con su propia experiencia en el campo de la meditación, Russell alcanza una visión parecida a la que describen la mayoría de los místicos: un mundo en el que la ciencia y el espíritu no se hallan en conflicto. El puente tendido entre ambos es la luz.

Ciencia, conciencia y luz nos invita a cruzar este puente para abrazar una concepción radicalmente distinta de la realidad, una concepción finalmente curativa de nosotros mismos. En ella, Dios adquiere un significado nuevo, y la práctica espiritual un sentido más profundo.

Peter Russell

PETER RUSSELL se licenció en física teórica, psicología e informática en la Universidad de Cambridge. Fue uno de los primeros en introducir programas de desarrollo personal en las empresas. Elaboró los vídeos The Global Brain y The White Hole in Time, merecedores de sendos premios. Es autor de diez libros, incluido el bestseller The Global Brain Awakens, y, además, The Upanishads y The TM Technique. / Más info

Detalles del libro:
  • Título: CIENCIA, CONCIENCIA Y LUZ
  • Título Original: From Science to God
  • Autor: Peter Russell
  • Traducción de: Silvia Alemany
  • Editorial: Kairós
  • Año de edición: 2ª edición: Febrereo 2014
  • Nº de páginas: 136
  • Encuadernación: Rústica con solapas
  • Formato: 13 x 20
  • ISBN: 978-8472455085

Introduccion

Fue durante la primavera de 1996. Me habían invitado a un pequeño seminario, en lo más profundo de los bosques de secuoyas de Califomia, para analizar la evolución de la conciencia. Conforme más escuchaba los distintos debates en torno a la naturaleza de la mente, los últimos descubrimientos en neuroquímica y las teorías sobre los orígenes de la conciencia más frustrado me sentía cada vez. Quería decir algo así como que estábamos haciéndolo todo al revés; pero no sabía expresar mis recelos de manera coherente y razonada: precisamente el modo en que uno debe explicarse si desea ser tomado en serio en esta clase de contextos. Por lo tanto, me mordí la lengua y aguanté mi frustración lo mejor que pude.

Unas semanas después, viajando en avión desde Los Angeles a San Francisco, abrí un viejo libro que acababa de encontrar. El autor, un holandés que lo había escrito en la década de 1920, no decía nada nuevo, pero me hizo pensar en los procesos de la percepción y en la manera en que construimos nuestra experiencia de la realidad. Mis lecturas filosóficas, sobre todo las de Immanuel Kant, me vinieron a la mente; y también mis estudios de física sobre la naturaleza de la luz, y mis incursiones en la filosofía oriental y la meditación.

De repente tuve una visión clara de cuál era el origen de mi desencanto. Necesitamos algo más que una nueva teoría de la conciencia. Debemos reconsiderar algunos de nuestros supuestos fundamentales sobre la naturaleza de la realidad. Ésta era la reflexión que intentaba abrirse camino en mí durante el seminario. Empecé a tomar notas, y antes de que el avión aterrizara, tenía ya una imagen clara del tema. Toda nuestra concepción del mundo debía cambiar, de principio a fin.

Pasé los meses siguientes trabajando en un ensayo y ensamblando las distintas piezas de un modelo de la realidad en el cual la conciencia desempeñaba un papel primordial. Descubrí al hacerlo que las implicaciones eran incluso más profundas de lo que había previsto. La nueva concepción del mundo no sólo cambiaba la manera en que la ciencia contemplaba la conciencia, sino que también conducía a una nueva visión de la espiritualidad; y, lo que era aún más sorprendente, a un nuevo concepto de Dios.

Las semillas plantadas en ese vuelo han germinado en forma de libro. Como ocurre siempre que nos adentramos en terrenos tan profundos, las ideas no están completas, y quizá nunca lo estén. Representan lo que en la actualidad considero los ingredientes clave para una nueva concepción del mundo, y la manera en que la conciencia podría erigirse en el tan ansiado puente entre la ciencia y el espíritu.

Así como este libro es una singladura de ideas que comienza en la ciencia y termina en Dios, también representa para mí un viaje personal del que partí siendo un físico con escaso interés por los asuntos espirituales para convertirme en un explorador de la conciencia que ahora empieza a apreciar lo que las grandes enseñanzas espirituales nos han estado diciendo durante miles de años.

Peter Rusell

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