Artículos - Ramakant Maharaj
El Ser sin ser
Reflexiones y experiencias sobre su lectura
Por Juan Pedro Valencia 20 de septiembre de 2020No eres el cuerpo, nunca lo fuiste ni nunca lo serás.
— Ramakant Maharaj
Todo buscador, si se ha mantenido constante en su búsqueda y ha logrado resistir los embates de este mundo ilusorio que Maya regenta, cuando llega ese momento tan especial, acaba descubriendo la Fuente de la Verdad que, en mi caso es Advaita Vedanta, y hoy suscribo plenamente las palabras de Jean Klein sobre que Advaita no es ni filosofía, ni método, ni técnica sino simplemente la Verdad, la No dualidad arropada de veraz y profunda devoción que se deja descubrir y decide despertarte del sueño profundo en el que el devenir vital nos ha sumergido.
Hoy en día se habla mucho de No dualidad, de sus experiencias maravillosas y cuasi milagrosas necesarias para alcanzar ese despertar tan ansiado y se encuentran muchísimos denominados maestros que, habiendo experimentado en si mismos las mismas, consideradas como si de un interruptor se tratase que se enciende al pulsarlo en cierto momento iluminando toda la casa, han conseguido suficiente luz como para despertar y decir que han conseguido la iluminación.
A poco que tu, sincero devoto que lees estas líneas, hayas ido un poco más allá en tu búsqueda de todo lo anterior, verás que en esas declaraciones reside un clarísimo error pues realmente la pregunta que surge es ¿Quién ha despertado, quién se ilumina y realmente hay alguien que haga o logre voluntariamente algo?
El ser sin ser, este bendecido y bendito libro, objeto de estas humildes palabras, responde a todas esas preguntas con rotundidad, exento de adornos superfluos yendo directo a la diana, al puro Centro donde todo está dicho y las preguntas y las palabras para poder formularlas, dejan de existir.
Este Libro llegó a mis manos cuando después de muchos años de búsqueda constante decidí sustituir buscar por encontrar y aquí relataré algo de ese encontrar no como objeto de importancia del que escribe sino como preámbulo necesario en el que quizás algo pueda resultarte familiar.
Así, tras bucear muchos años, o quizás realmente ninguno, en diversos mares de sabiduría tradicionalmente entendida, encontré un texto que luego supe pertenecía a una filosofía hindú denominada Vedanta y, dentro de ésta, su raíz llamada Advaita que aunque podemos traducirla por No dualidad a mi personalmente me gusta denominarla No Dos.
Tras recorrer diversos y variados mares y saltar de rama en rama de diferentes árboles del conocimiento, de repente apareció el libro Yo Soy Eso de Nisargadatta Maharaj. Sólo con ver su mirada en una imagen que había en el libro profunda, poderosa, límpida e impecablemente implacable fue suficiente para que casi no tuviese que leer sus palabras pues el Oyente Invisible escuchaba al Hablante Invisible (términos que utiliza Ramakant en el El Ser sin ser) y despertaba de su aparentemente eterno sueño, conmoviendo toda esta manifestación, incluido el cuerpo y la así denominada mente, hasta el último átomo: sentir sin ser capaz de expresar que se había vuelto a casa es algo que cada cual debe experimentar por sí mismo
Esa lectura complementada con otras de otros santos como Ramana Maharsi hizo que cierto día llegase como al azar a mis manos un librito de un discípulo de Nisargadatta Maharaj llamado Ramakant Maharaj, titulado Estar Contigo, compuesto de frases cortas enunciadas por el Maestro. Como Nisargadatta había fallecido, encontrar a un discípulo suyo vivo aumento mi ilusión hasta que vi que Ramakant también había fallecido, logrado su Mahasamadhi solo un año antes. La mente intentó hacerme desistir de todo y casi lo consigue cuando apareció otro libro con conversaciones de los satsangs que durante años había realizado de forma generosa y altruista el Maestro en su ashram de Nashir. Obvia decir que lo adquirí de inmediato y comencé su lectura con fe y esperanza renovadas.
El Ser sin ser (es decir, sin ego) es un libro bendecido sin duda alguna, y está dividido en tres partes, como si fuesen tres etapas a recorrer que van desde al auto indagación, pasando por el autoconocimiento para terminar en la auto-realización.
Confieso que atrajo mi interés aún más pero tras leer unas cuantas páginas un cierto desconcierto pareció surgir - el maestro hablaba repitiendo casi las mismas palabras todo el tiempo, "martilleando", machaconamente, y este flujo de pensamientos que nombramos mente comenzó su asalto con todo el arsenal disponible, formado de quejas sobre la "poca variedad de esas palabras", el discurso repetitivo y, me da vergüenza confesarlo (si es que hay alguien aquí que pueda sentirla) la duda sobre si realmente era un maestro verdadero y digno discípulo del Gran Nisargadatta.
Sí, así de sutil, brutal y retorcida es la mente y así influye y se refleja en este cuerpo, rebelándose ambos de forma conjunta ante la lectura de algo que "no estaba a la altura" de este lector tan "avezado en el conocimiento espiritual", puramente intelectual y por tanto completamente estéril, de este repetidor de frases aprendidas que se crea en posesión de alguna verdad.
Pero algo logró traspasar esa muralla según seguía leyendo acompañada de cierta idea que en ese momento no sabía de dónde podía haber surgido, pues no fue pensada por "mi", consistente en que si tanta resistencia había emergido con intensidad y fuerza jamas antes experimentadas, es que algo había que se me escapaba y que era capaz sin intervención ni reflexión alguna por mi parte, de tambalear los cimientos del trono donde residía a su antojo este señor de nada, vendedor de humo, que llamamos ego.
Si has logrado seguir leyendo hasta este punto te felicito pues tú también, en cierto sentido, has logrado vencer esa misma resistencia y estás en situación de leer ahora lo que pasó a continuación.
Seguí leyendo el libro y a poner en práctica lo que el Maestro indicaba en el mismo, recitar el mantra, meditar auto indagando y escuchar bajhans, cantos devocionales, con una devoción tan viva que comprendí era el combustible imprescindible para mover este vehículo con paso firme hasta el destino adecuado.
Acabé el capítulo primero, auto indagación, y comencé el segundo, autoconocimiento, desde otro lugar - algo se había ido despertando sin ninguna intervención por mi parte y la lectura se convertía en algo que captaba todo mi interés y la más plena atención. Dejé de lado intentar analizar y comprender intelectualmente las palabras, lo que supuso un estado nuevo que parecía comenzar a dar ciertos frutos. No hablaré aquí de ciertas experiencias durante las meditaciones que pueden surgir o no en este Camino, pues no son realmente importantes salvo que se tomen como postes indicadores de la ruta a seguir, de que se va por el buen Camino, así que llegaré directamente a la tercera parte, Auto realización, mucho menos extensa que las dos primeras pero completamente llena de conocimiento autentico. No es que las dos primeras no lo tuviesen, sino más bien que mi dureza en forma de costras y óxidos tan duramente encostrados en el cuerpo y la mente, se habían ido desprendiendo de forma silenciosa y suave con la lectura de esas dos primeras partes, logrando extirparlas y poder así comenzar a respirar como un bebé recién nacido que respira el aire que nota al salir a este mundo.
Así vi tanto Amor, tal Sabiduría y Conocimiento que de alguna forma supe que sólo con su lectura atenta y firme, devocional, se podía llegar a despertar del profundo sueño que hoy en día se sueña mas profundamente que nunca antes.
En este sentido, el apartado "Un maestro hasta los Huesos" es el resumen mas hermoso, certero, amoroso, compasivo y directo que jamás pude encontrar. Destila en pocas palabras miles de páginas y de años de Tradición del linaje al que pertenecía Ramakant, Inchegiri Navnath Sampradaya (del cual en esta misma web encontrarás una amplia descripción), cuyos maestros intentaron simplificar y acercar a todo el mundo que así lo solicitaba y se acercaba humildemente, la enseñanza de siempre. Por eso se consideraban simples instrumentos al servicio de la Presencia, usando cada cual el lenguaje que le era mas propio o que esa misma Presencia decidía utilizar en esa manifestación particular - diferentes ropajes para una misma doctrina.
Ramakant Maharaj fue mucho más allá y resumió y condensó ese resumen previo facilitando lo que ya había sido facilitado en parte, despojando de todo adorno innecesario al Conocimiento Único y, mas humildad no puede haber, atribuyendo todo el mérito siempre a su Maestro Nisargadatta Maharaj, como este hizo con el suyo, Shiddarameshwar, éste a Bahusaheb y así hasta el único Sadgurú siempre existente.
La humildad exuda en cada letra, la compasión emerge de cada palabra, la generosidad y la Convicción de quien realmente sabe y quiere compartir ese saber pues así lo siente plenamente, emana en cada frase.
Los apartados "Identifica a tu Ser sin ser" y "Sé uno con tu Ser sin ser", junto al ya citado anteriormente "un maestro hasta los huesos", son por sí solos un verdadero y autentico canto sagrado, un Ramakant Gita, pues en ellos está Todo.
Describir cómo las lagrimas fluían espontáneamente al fijarme en una frase determinada, o la risa emergía de forma autónoma acompañada de unos "ajá" totalmente ajenos a mi voluntad son sólo anécdotas cuyo mérito, si es que hay alguno, pertenece a Ramakant, no a algún tipo de comprensión o logro propios de este cuerpo y mente que así querrían haber logrado convencerme, pero es que en esos momentos nadie había para ser convencido.
Si amas el conocimiento y has buceado previamente en muchos mares, por favor, acércate a este libro, olvidando todo lo anterior, resistiendo los empujes de las olas de pensamientos distractores y perturbadores que sólo desearán hacerte zozobrar tu navegación por el mar de sus letras. Recuerda que los pensamientos gustan de lo difícil y complicado pues ello hace que el personaje que interpretas se sienta más importante y por tanto, mas alejado de la Verdad.
Agarra fuertemente el timón de la fe y con la velas de la humildad desplegadas, lee en plena confianza, entrega y rendición las generosas palabras de tu Gurú, que lo es, y dirígete hasta el último punto de tu devenir, la Verdad Última: TÚ.
Es mi deseo que así sea.
Juan Pedro.
Excepto tu Ser sin ser,
— Ramakant Maharaj
No hay Dios,
Ni Brahman,
Ni Atman,
Ni Paramatman,
Ni Maestro.