Extractos - Osho
Vive cada momento
Por OshoDa muerte a cada momento del pasado. El pasado ha terminado. No hace falta calificarlo de bueno o malo. Lo único que hay que saber es que se ha terminado, se acabó. No volverá a existir, ha desaparecido para siempre; entonces, ¿para qué perder el tiempo con ello?
No pienses en el pasado, al hacerlo estás desperdiciando el presente, que es lo único que realmente tienes. Y no pienses en el futuro, nadie sabe qué ocurrirá mañana, cómo será, cómo se desarrollará, dónde vas a aterrizar.... no te lo puedes ni imaginar.
Y ocurre todos los días; no eres consciente del tiempo que perdiste ayer planeando el día de hoy, y de que las cosas no han salido como pensabas y habías planificado, y esto y lo otro. Ahora te preguntas preocupado por qué perdiste todo ese tiempo, ¡y vuelves a hacerlo!
Quédate en el momento presente, sé fiel al momento presente, permanece en el aquí y el ahora, como si el ayer no hubiese existido y el mañana no fuera a existir nunca; solo así podrás estar por entero aquí y ahora. Y ese estar en el presente totalmente te unifica con el resto de la existencia, porque la existencia no sabe del pasado ni del futuro. Siempre está aquí y ahora.
La existencia solo conoce un tiempo: el presente. Es el idioma el que ha creado tres tiempos verbales y tres mil presiones en tu mente. La existencia solo conoce un tiempo: el presente, y aquí no hay tensión, es absolutamente relajante. Cuando estás totalmente aquí, sin un ayer que tire de ti hacia atrás, ni un mañana que tire en el otro sentido, estás tranquilo.
Para mí, estar en el momento presente es meditar, es estar por entero presente. Y es algo maravilloso, fragante, fresco. El presente no envejece. No va a ningún sitio.
Somos nosotros quienes llegamos y nos vamos; la existencia permanece tal y como es. El tiempo no acaba, somos nosotros quienes llegamos y nos vamos. Es una falacia: en vez de darnos cuenta de que estamos de paso, hemos creado un gran invento: el reloj.... "el tiempo pasa".
Piensa en esto: si en la tierra no hubiese ningún ser humano, ¿el tiempo pasaría? El mar seguiría llegando hasta la orilla y las olas seguirían batiendo contra las rocas. El sol seguiría saliendo y poniéndose, pero no habría mañanas, no habría tardes. El tiempo como tal no existiría. El tiempo es una invención de la mente, y solo puede existir si hay un ayer y un mañana; el momento presente no forma parte del tiempo.
Cuando simplemente estás aquí, ahora, el tiempo no existe. Estás respirando, estás vivo, estás sintiendo, estás abierto a todo lo que pueda ocurrir a tu alrededor.
Vive e intenta descubrir qué es la verdadera vida
Todas las religiones coinciden en un punto: la verdadera vida empieza después de la muerte. Esta vida solo es un ensayo, no el verdadero espectáculo. El verdadero espectáculo comienza después de la muerte. Esto solo es un ensayo. De manera que tendrás que sacrificarlo todo y prepararte para la gran función que tendrá lugar después de la muerte. Te enseñan a sacrificarte. A sacrificar el amor, a sacrificar la vida, a sacrificar la alegría, a sacrificarlo todo. Cuantas más cosas sacrifiques, más preparado estarás para participar en el espectáculo, en el gran espectáculo después de la muerte. Han intentado enfocar tu mente en la vida después de la muerte.
Estaba paseando con Sahu Shanti Prasad, una de las personas más ricas de la India, por su enorme jardín, cuando me dijo:
―Siempre he querido preguntarte qué ocurre después de la muerte.
―Pero ¿tú estás vivo o no? ―le pregunté yo.
―¿Qué quieres decir? Sí, estoy vivo ―respondió.
―Estás vivo. ¿Y sabes qué es la vida?
―No sé responderte a esa pregunta. Sinceramente, no lo sé ―dijo.
―Estás vivo, pero ¿ni siquiera sabes qué es la vida? ¿Cómo quieres saber entonces qué es la muerte si todavía no estás muerto? Espera un poco. Mientras estés vivo, intenta saber qué es la vida; pronto habrás muerto, y en tu tumba podrás pensar sobre la muerte. No te molestará nadie. Pero ¿por qué te preocupas por saber qué ocurre después de la muerte? ¿Por qué no te preocupas por saber qué ocurre antes de la muerte? Esto es lo que debería preocuparte realmente. Cuando llegue la muerte, tendremos que afrontarla y sabremos lo que es. Yo no estoy muerto, ¿cómo puedo saber qué pasa? Tendrás que preguntárselo a un muerto. Yo estoy vivo. Solo puedo decirte qué es la vida, y puedo enseñarte qué tienes que hacer para saberlo.
―Pero todos los líderes religiosos que conozco hablan de la muerte ―dijo él―, nadie habla de la vida.
De hecho, la vida no les interesa, y pretenden que no le interese a nadie. Su negocio depende de tu interés por la muerte. Y lo más curioso de la muerte es que puedes inventarte lo que quieras porque nadie podrá discutírtelo. Tú no puedes demostrarlo, pero nadie puede demostrarte lo contrario. Si eres creyente, las escrituras, por supuesto, validan al sacerdote, al monje o al rabino, y él puede aferrarse a las escrituras.
No te preocupes por la muerte, el cielo o el infierno, ni por ese maldito Dios. Quédate en la vida que baila en ti, que respira en ti, que vive en ti. Para eso tienes que acercarte a ti mismo. Quizá estés demasiado lejos de ti. Tus preocupaciones te han ido alejando. Tienes que volver a casa.
Recuerda que estar vivo es un tesoro, no pierdas ni un solo instante. Sácale todo el jugo, y en ese jugo percibirás el sabor de lo existencial y descubrirás todo lo que te han estado ocultando y te seguirán ocultando.
Respeta la vida, venera la vida
No hay nada más sagrado que la vida, no hay nada más divino que la vida. Y la vida no consiste en grandes cosas. Todos esos religiosos delirantes te dicen: "Haz cosas importantes", pero la vida se compone de pequeñas cosas. Su estrategia es muy obvia. Te dicen: "Haz cosas importantes, haz algo grande, algo por lo que te recuerden en el futuro. Haz algo grande". Por supuesto, esto cautiva al ego. El ego es el agente del sacerdote. Todas las iglesias, todas las sinagogas, todos los templos solo tienen un mediador, y este es el ego: haz cosas importantes, haz algo grande.
Pero yo te digo que no hay nada importante, nada grande. La vida consiste en pequeñas cosas. Si empiezas a sentirte atraído por cosas supuestamente importantes, estarás dejando pasar la vida.
La vida consiste en tomar una taza de té, en hablar con un amigo; en dar un paseo por la mañana, sin ir a ningún sitio en concreto, simplemente por andar, sin metas, sin objetivos, sabiendo que en cualquier momento puedes dar media vuelta; consiste en cocinar para un ser querido; en cocinar para ti, porque también amas a tu cuerpo; consiste en lavarte la ropa, en limpiar el suelo, en regar el jardín.... pequeñas cosas, muy pequeñas.... saludar a un desconocido con el que no tienes que tratar ningún asunto.
La persona que puede saludar a un desconocido también puede saludar a una flor, también puede saludar a un árbol, puede cantar una canción a los pájaros. Ellos cantan todos los días pero nunca te has molestado en devolverles su llamada. Pequeñas cosas, muy pequeñas...
No estoy hablando de ir a la sinagoga.... eso es algo importante. Ni de ir a la iglesia.... eso es algo importante; deja todo eso para los necios. Son muchos y también tienen que entretenerse con algo, necesitan tener una ocupación; las sinagogas, las iglesias, los templos se lo facilitan. Pero para ti el único templo es la existencia, simplemente la existencia.
El único dios del que te he hablado es la vida. Respeta tu vida. Si logras este respeto, podrás empezar a respetar la vida en los demás.