Extractos - Robert Wolfe
Ni creación, ni destrucción
Por Robert WolfeLa conexión ostensible entre el sufrimiento y la iluminación, en tu pregunta, es que (como dijo Buda) todos los que no están iluminados están sufriendo. ¿Cómo? Porque la falta de iluminación puede ser descrita como la condición de una percepción dualista. Donde uno contempla dos, o más cosas, entonces siempre hay la posibilidad del conflicto: incompatibilidad, contradicción, oposición, etc. La iluminación puede definirse como la condición de la percepción no dual. Y donde no hay dos (o más) cosas, no surge el conflicto.
Por lo tanto, no estar iluminado (de acuerdo al marco de Buda) es estar sujeto al sufrimiento ―como una cuestión de hecho. Este sufrimiento generalmente se expresa en términos de ansiedad o angustia. El propio sentimiento de ser un "individuo" ―por definición, aparte de todo lo que es "no yo"― da lugar a un sutil y desconcertante sentimiento de alienación. Y toma formas más obvias, tales como la aprehensión a la muerte ("yo" estaré separado ―permanentemente― del "mundo"; una clásica ansiedad dualista).
Es este sufrimiento, sin embargo, lo que generalmente nos induce a buscar el fin del sufrimiento. Y cuando uno considera posibles medios para este fin, a veces se descubre el mensaje de la no-dualidad, y entonces se podría descubrir la realidad de la "iluminación".
Y, sí, podría decirse que cuanto mayor sea el grado de "sufrimiento" que uno experimenta, mayor será la motivación para avanzar hacia el "final" práctico de él.
Pero eso no quiere decir que exista una verdadera relación entre el sufrimiento (en cualquier grado) y la iluminación. ¿Por qué? Porque desde el punto de vista "iluminado", no hay tal condición separada como el "sufrimiento". Tampoco hay tal condición separada como la "iluminación". El descubrimiento del punto de vista no dual disuelve todas esas suposiciones subjetivas, separativas.
Esto, asimismo, se aplica a tu pregunta sobre si el estado físico del cuerpo del buscador tiene alguna relación con la iluminación. Ten en cuenta que, desde el punto de vista de la percepción no dual, no existe una condición separada como la "iluminación". Tampoco hay ninguna entidad separada como un "cuerpo" que exista independiente de la realidad Absoluta que "es todo lo que hay".
Cualquier mente que tenga el potencial de concebir entidades definitivas, tales como la "iluminación" o el "cuerpo", tiene el potencial de percibir la naturaleza engañosa del sesgo dualista; y, en consecuencia, percibir la realidad no dual, poniendo así fin a todas las preguntas confusas.
Lo que a menudo se denomina como la "fuente" es otro nombre para lo Absoluto: eso que es todo (indivisible) lo que es: la realidad no dual. Puesto que esto es todo lo que es, todo lo que parece ser (individualmente) existente es simplemente un aspecto (un "reflejo") de esta única realidad inseparable.
De ahí que se diga que todo lo que "surge" tiene su origen en esta "fuente". El "todo" incluiría cada cosa, material o inmaterial: el así llamado "cuerpo y el así llamado "ego". Estas "cosas" son, si comprendes lo que se está diciendo, nada más que "nombres" selectivos para el uno Absoluto omniabarcante.
Como señalan los sabios, todas estas aparentes manifestaciones (como el cuerpo y el ego) "vienen y van"; son impermanentes. La fuente de donde surgen las apariencias es sin embargo inmutable; y por lo tanto, por contraste, permanente.
Entonces, podría decirse (y se ha dicho) que la fuente del ego es lo Absoluto. Pero eso, por supuesto, sería poner la concepción en términos dualistas: lo Absoluto "aquí arriba" (por ejemplo) y el ego "allá abajo"; dos "cosas", identificables como separada una de la otra.
Desde el punto de vista del sabio (de la conciencia no dual), sólo en términos relativos se podría hablar de lo Absoluto y del ego en ese tipo de construcción. No hay ningún Absoluto como una entidad separada e identificable: debe decirse que es (si acaso) todo lo que es. Por lo tanto, es el ego (en otra de sus "apariencias"). No se puede decir, entonces, incluso que sea la "fuente" del ego. El ego, en este sentido, no "viene de" o "regresa a" lo Absoluto: nunca fue otra cosa que lo Absoluto, excepto en apariencia. Superman nunca fue otro que el actor Reeves, excepto en apariencia.
Por lo tanto, no hay ningún Absoluto separado; así que no puede ser precisamente visto como la fuente del ego: es el ego ― y todo lo demás.
Así como es inexacto pensar del Absoluto como la "fuente" de cualquier cosa ―en lugar de darse cuenta de que es esas cosas― así, también, es engañoso hablar en términos de "creación" ―como un sustantivo, una entidad. No hubo una "creación" y después siguió todo lo demás, o "vino después" de tal creación. La creación sólo puede ser supuesta en términos de un verbo: la manifestación es un proceso continuo, cuyo equilibrio es la destrucción. Uno no pensaría en la destrucción como un proceso ya terminado: tampoco lo es la creación.
El ciclo de creación/destrucción no es inerte: está muy vivo y actuando en este preciso momento. Por lo tanto, todo el drama cósmico ―incluyendo este mundo y su gente― es un subproducto de este proceso vivo.
Pero la verdadera cuestión no es si el drama está vivo (si se está gestando en este preciso momento) sino si es real.
El cosmos (y todo lo que hay en él) comenzó en cierto sentido, los científicos infieren: y las indicaciones son que está sujeto a finalizar, en cierto sentido. Y, como se dice, todo lo que puede evolucionar e involucionar no es "permanente". Lo que es permanente es el fondo sobre el cual se desarrolla su despliegue. Esta presencia "eterna" es lo que significa el Absoluto.
Por lo tanto, los sabios han comparado la temporalidad de nuestro mundo y su biología con un sueño ― que de manera similar "viene y va". Esta aparente "realidad" viviente es irreal, en el contexto último, en comparación con la Realidad absoluta y última.
Si el universo está sujeto a "venir" (a ser creado) y está sujeto a "irse" (a ser destruido), la creación y la destrucción son también "irreales" ― simplemente manifestaciones o condiciones impermanentes de lo que es Real.
Tanto la "creación" como la "destrucción" son (nuestras) ideas acerca de la Realidad; elimina todas las mentes que generan esas ideas conceptuales, y ¿qué queda de tales designaciones definitivas?
Todo lo anterior son ejemplos de cómo las preguntas "confusas" son disueltas cuando se cambia el foco de la dualidad hacia la conciencia no dual.
Se podría escribir un libro (estimulante) sobre las formas comparables en las que "un sabio sabe cómo es que él o ella sabe" (iluminación). El hilo común evidentemente sería que, en algún momento, se reconoce ("se ve a través de") la falsedad del sesgo dualista y al mismo tiempo, la obviedad de la realidad no dual es realizada. He oído a gente exclamar (con asombro), en este momento, "¡Dios mío! ¿Cómo podría ser de otra manera?": significando que la unidad completa y absoluta de "todo lo que es", como siendo "nada más que Eso" (lo Absoluto, el Ser, Brahman ― o cualquier otro término), es tan profundamente clara como la aparente "realidad" de separación que parecía ser antes.
Más allá de esta "realización" (generalmente repentina), no hay otras "experiencias" que surjan necesariamente junto con esta. Uno simplemente es consciente de que ahora reconoce la realidad de nuestra existencia, que no había sido claramente reconocida antes en su totalidad. A veces he escuchado, "Ah... Ajá," de los labios de alguien.
Pero todos estos asuntos necesitas conocerlos por ti mismo. Examina el sesgo dualista de tus pensamientos subjetivos. Observa las grandes implicaciones de lo que se quiere decir con "todo lo que es, es Eso": no existe separación ― ¡excepto en la mente (irreal)!