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Extractos - Javier García Campayo

Meditation

Meditaciones no-duales del budismo tibetano

Dzogchen y Mahamudra

Por Javier García Campayo

Todos los fenómenos son como un sueño,
un espejismo, una burbuja, una sombra,
una gota de rocío en la mañana,
el resplandor del relámpago.
Así es como debes meditar sobre ellos.
Sutra del Diamante

Dzogchen. Origen y fuentes

Dzogchen (que podría traducirse como la Gran Perfección) es, según la escuela Nyingmapa del budismo tibetano y la tradición Bön, religión prebudista tibetana que ha influido en el budismo de esta región, el estado primordial y condición natural de todo ser, una condición no-dual, sin apego ni conceptos. Se considera la enseñanza más importante y profunda de esta escuela.

La escuela Nyngmapa (que podría traducirse como la de los antiguos o la de los ancianos) del budismo tibetano enseña un sistema de 9 yanas o vehículos. Tres de ellos constituyen la tradición Sutra, y son los caminos del sravaka, del pratyekabuda y del bodhisattva, y que representan diferentes grados del despertar. Los otros 6 vehículos son de la tradición Tantra, con tres exteriores y tres interiores. La tradición Dzogchen o Atiyoga es considerada la cúspide de todas las enseñanzas. Los ocho yanas previos se basan en la conciencia ordinaria (sem en tibetano), oscurecida por el pensamiento y las emociones. El dzogchen se basa en la pura conciencia clara (rigpa, en tibetano). Dzogchen también es conocido como el «yana sin esfuerzo». Lógicamente, esto no quiere decir que no haya que hacer nada, sino que la práctica más importante consiste en centrarse en rigpa como única base, en la mente en sí misma en su estado natural, y esta es una meditación en la que no hace falta realizar ningún esfuerzo.

El dzogchen es una enseñanza elevada que solo puede transmitir un maestro competente. El discípulo debe haber realizado los preliminares comunes y especiales, los llamados cienmiles, y estar involucrado en la práctica del yidam o divinidad personal. En este capítulo haremos una introducción al dzogchen, resumiendo algunos aspectos de su complejidad. Para ello, nos hemos basado, fundamentalmente, en el libro del Dalái Lama (2004) sobre el tema, que sigue el texto de Dodrupchen (2000). También hemos consultado libros de autores de referencia como Namkhai Norbu (1996, 2002), Nyoshul Khempo y Surya Das (1996), Sogyal Rinpoche (1989), Capriles (2000) y Chokyi Nyima Rinpoche (1989).

La mente clara (rigpa) como fundamento

Según el budismo tibetano, y como se expresa en el Madhyamakavatara (VI, estrofa 89): «Es la mente quien da lugar al despliegue inconmensurable de seres en el mundo, y al mundo que los contiene». También el Sutra sobre las diez tierras afirma: «Todos los reinos de la existencia no son más que mente». Pero no se trata de cualquier mente. Todos los fenómenos del samsara y del nirvana son la mente fundamental innata de luz clara, y dichos fenómenos constituyen su luz y su despliegue. Por tanto, hay que permitir a los fenómenos basados en la elaboración conceptual posarse y disolverse en el espacio de la mente fundamental innata de Luz Clara. De hecho, en el momento de la muerte, cuando el estado de luz clara se revela ante nosotros, todas nuestras percepciones de apariencias basadas en la elaboración conceptual se disuelven en la clara luz. Pero como no tenemos la capacidad de permanecer en este estado puro, vuelven a surgir los fenómenos basados en la elaboración conceptual y se produce un nuevo renacimiento. Este proceso está descrito en el Guhyasamaja Tantra. El pensamiento conceptual, base de la mente ordinaria, está interpenetrado por la mente fundamental, aunque no podamos percibirlo. Aungue el hielo pueda parecer sólido, no pierde la naturaleza del agua. Dice Dodrupchen Jikme Tenpa Nyima: «Una semilla de sésamo está impregnada de su propio aceite» (Dodrupchen, 2000).

A rigpa se le ha denominada también dharmakaya, uno de los cuerpos del Buda. De la misma forma, nuestra conciencia clara se llama también la Luz Clara Hija, que está deseando fusionarse con la conciencia universal, también denominada la Luz Clara Madre. Esta enseñanza es muy profunda, porque cuando puedes identificar la Luz Clara que penetra los estados burdos de conciencia, incluso cuando las seis conciencias (la mente y los cinco sentidos) estén funcionando intensamente, puedes conectar con los aspectos sutiles de la luz clara y meditar centrado solo en este aspecto. De esta forma, la experiencia de Luz Clara se profundiza y el pensamiento dualista se disipa. La dificultad radica en diferenciar la mente ordinaria de la pura conciencia clara. Aunque la teoría parece sencilla, la mente ordinaria está confundida por el lenguaje, mientras que la mente clara no participa de esta confusión. Sin embargo, nuestro engreimiento, como dice Dodrupchen, puede hacer que meditemos, no en rigpa, sino en las claras y vacuas cualidades de la mente ordinaria.

Dzogchen se desarrolla por:

  • La visión: es un estado de reposo imperturbable, inamovible, como una montaña.
  • La meditación: es un estado de reposo imperturbable como un océano, en el que, por muchas olas que existan en la superficie, su profundidad permanece tranquila. Una vez que tengas la vivencia, la atención a rigpa es natural, igual que el sol irradia luz. No exige esfuerzo de la conciencia ordinaria.
  • La acción: es un estado de reposo imperturbable frente a las percepciones. Si no te dejas atrapar por los objetos sensoriales, no hay proliferación mental. De esta forma, tus acciones no estarán basadas en el apego y el rechazo, por lo que no habrá esperanza ni miedo.

Una característica clave del dzogchen es que no utiliza los niveles más burdos de la mente, como los pensamientos discursivos o conceptuales, sino que, desde el principio, se manifiesta una vivencia clara y desnuda de la Luz Clara.

El mahamudra

Enseñanzas similares a dzogchen se encuentran en las otras escuelas del budismo tibetano. Nosotros nos centraremos en el mahamudra, dentro de la tradición Kagyu, que podría traducirse como «la de la transmisión oral». En ella, la enseñanza más importante es el mahamudra o «El gran sello». Es la vivencia de la mente fundamental innata, también llamada Luz Clara. En los «seis preceptos» de Tilopa se encuentra una doctrina que recuerda al Zen por la importancia que concede a lo natural e inmediato (Dalái Lama, 2004):

Nada de pensamiento, nada de reflexión,
nada de análisis, nada de cultivarse, nada de intención:
deja que se resuelva solo.

Uno de los textos más elaborados que presenta la práctica del mahamudra es el de Dakpo Tashi Namgyal (1993):

«Todo lo que nos rodea posee una existencia pura que no necesita ser interpretada. Si tomamos como ejemplo el agua, nosotros solo vemos «el agua para algo»: para lavarse, para beber, para regar, para cocinar, etcétera. Pero nunca nos relacionamos con ella como es, en su naturaleza misma, es decir, simplemente agua. Esta es una experiencia más profunda. Lo mismo ocurre con la mente: más allá de la mente común implicada en emociones como el amor o el odio, que distingue entre lo malo y lo bueno, que está continuamente en diálogo consigo misma, se encuentra el espíritu primordial libre de todas estas fabricaciones. Con esa base del mahamudra es con lo que debemos contactar».

El camino del mahamudra está constituido por cuatro yogas (Gyetrul Jigme Rinpoche, 2003):

  1. Concentración en un punto (tse chig): todas las cosas o situaciones, independientemente de su complejidad, pueden ser reducidas a una. Para ello, se trabaja con samatha y, avanzando en esta meditación, se llega a la inmovilidad. Esta inmovilidad genera más inmovilidad y, así, se llega a la distensión. Se evita la dispersión y la mente se concentra, inmóvil, en un solo punto. Así se eliminan todos los juegos y todas las actividades superfluas de la mente.
  2. Libre de fabricación (chódrel) o simplicidad: si la atención permanece en un objeto único, se simplifican mucho las cosas. Podemos permanecer en calma de forma simple y elemental. Esto sería vipassana, poder ver cómo son realmente las cosas, al eliminar el filtro de la interpretación personal. Ver las situaciones ordinarias como realmente son es un hecho extraordinario. Esta simplicidad se acompaña de un sentimiento de alegría. Tanto los fenómenos mentales como los externos surgen, permanecen y se disuelven de forma espontánea; por eso se dicen que «están vacíos». El meditador no queda ya fijado en las apariencias o en la vacuidad. La forma es el vacío y el vacío es la forma.
  3. Sabor único (rochig): lo que vemos y lo que vivimos no están separados. El objeto, el espejo y su reflejo, se hacen uno. El sabor dulce y el salado ya no son válidos. Las apariencias y la vacuidad, el samsara y el nirvana se funden en un sabor único.
  4. No meditación (gonme): el meditador y la meditación se han hecho uno, ya no hay nada que meditar y ya no hay esfuerzo. La Clara Luz Hija vuelve finalmente a los brazos de la Clara Luz Madre. La Clara Luz Madre es la sabiduría primordial que ha estado siempre presente. La Clara Luz Hija es la sabiduría resultante, elaborada a lo largo del camino por medio del ejercicio con las diferentes técnicas de meditación. El producto fabricado se disuelve en la madre, que es el origen de todo.
Práctica: un único sabor

Adopta la postura de meditación.

1. Genera el recuerdo de un sabor agradable y de otro desagradable para ti. Observa las diferencias y, si más allá de la etiqueta respecto al sabor, hay alguna característica que comparten a un nivel más profundo.

2. Genera el recuerdo de un olor agradable y de otro desagradable para ti. Observa las diferencias y si, más allá de la etiqueta respecto al olor, hay alguna característica que comparten a un nivel más profundo.

3. Haz lo mismo con el recuerdo de una imagen agradable y de otra desagradable, un sonido agradable y otro desagradable y una sensación táctil agradable y otra desagradable. Observa las diferencias y si, más allá de la etiqueta, hay alguna característica que comparten a un nivel más profundo.

Haz esta práctica al menos una vez al día en la vida diaria. Acostúmbrate a la sensación de un único sabor, de la ecuanimidad respecto a las sensaciones, ya que es ahí donde se generan el apego y el rechazo.

Kalu Rinpoche y el mahamudra

Tuve la suerte de ser discípulo de Kalu Rinpoche (1994; págs. 148-160) quien recomendaba realizar esta meditación en dos pasos:

1. Observar los pensamientos: observa lo que pasa en la mente. Pronto empezarás a notar que surgen pensamientos de la nada, que no tienen sustancialidad y que desaparecen con el siguiente pensamiento o en un estado de torpor. Pregúntate: «Estos pensamientos, ¿vienen de dentro de la mente o de fuera? ¿Vienen de arriba o de abajo, de la derecha o de la izquierda? ¿De qué dirección? Si vienen de dentro, ¿surgen de la cabeza, del estomago o del corazón? ¿Dónde está el pensamiento mientras estás ocupado con él y dónde está cuando dejas de prestarle atención?».

Observa también:

  • ¿Los pensamientos son distintos de la mente, son otra cosa? ¿O son lo mismo que la mente, de la misma naturaleza?
  • ¿Qué es un pensamiento? Si piensas en tu ciudad de nacimiento, ¿ese pensamiento es la ciudad donde naciste o es un producto de la mente? ¿Ese pensamiento es lo mismo que tu mente? Si piensas en otra ciudad, ¿son dos pensamientos distintos? ¿Son el mismo pensamiento?

Tras meses o años de estar meditando uno puede comprende que:

  • Los pensamientos y la mente son lo mismo.
  • Los pensamientos surgen de la mente como las olas surgen del océano.
  • La mente no tiene tamaño, no está dentro ni fuera del cuerpo, ni forma ni color. Tampoco tiene límites.
  • Por tanto, los pensamientos, que son la mente misma, no tienen forma ni color. La claridad de la mente es lo que permite que surjan y, aunque no tienen sustancia, siguen apareciendo porque la mente no produce impedimento a su aparición.

2. Observar la auténtica naturaleza de la mente, su estado natural

En este paso hay que observar:

  • la auténtica naturaleza de la mente, sin pensamientos;
  • el cambio, es decir, el surgimiento de pensamientos, y
  • el awareness.

Hay que poder reposar en el estado natural de la mente, observar cuándo aparece el cambio (los pensamientos) y darse cuenta de ese cambio (awareness). La meditación es ser consciente del awareness. Meditar sin ser consciente del surgimiento de pensamientos es ignorancia. La comparación sería de la mente con el océano y de los pensamientos con las olas. O de la mente con el suelo y de los pensamientos con los árboles. Mente y pensamiento, ¿son lo mismo?

Por último, ¿son el estado natural de la mente, los pensamientos y el awareness lo mismo o son diferentes? Si son diferentes, ¿dónde está cada uno de ellos en un momento dado?

Tras meses o años de estar meditando te darás cuenta de que.

  • La mente se caracteriza por un estado natural sin pensamientos, en el que no posee tamaño, forma, color.
  • La mente es vacía cuando está en su estado natural, sin pensamientos.
  • Es vasta: se la compara con el espacio, porque no tiene límites. Pero también puede ser muy pequeña, ya que los insectos también tienen mente. Y lo invade todo como el espacio.
  • Cuando aparecen los pensamientos, la mente cambia. De hecho, Kalu Rimpoché dice que el pensamiento es el cambio de la mente. Pero pensamientos y estado natural son la misma mente.
  • La clave para la meditación es awareness. Si no lo hay, cuando no hay pensamientos es torpor, y cuando los hay son pensamientos. Pero si hay awareness, si no hay pensamientos es el estado natural, y si hay pensamientos es meditación. Los tres aspectos son lo mismo. Lo importante y el objeto último de las meditaciones de no-dualidad es el awareness. Cuando se alcanza el estado más avanzado de meditación, el awareness surge sin esfuerzo.

Cuando medites, no trates de tener buenos pensamientos ni eliminar los negativos; no trates de parar los pensamientos ni los persigas. No quieras comprender cuál es el origen de ellos, ni entenderlos. No quieras apuntar los pensamientos valiosos. Simplemente sé consciente de ellos.

El gran maestro kagyupa Tilopa condensaba la enseñanza del mahamudra en estas palabras: «No distracción, no plan, no meditación»

  • No distracción: conciencia total de la mente en su estado natural. Haya o no pensamientos hay awareness, hay atención.
  • No plan: no hay nada que hacer, nada que buscar u obtener. Se deja la mente en su estado natural.
  • No meditación: no hay pensamientos de malo o bueno, no se fuerza nada, no hay estructura. Es una atención espontánea.