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Extractos - Michael James

La Enseñanza de los Sabios

Por Michael James
Buddha

A lo largo de las edades, en toda religión y tradición espiritual auténtica, ha habido gentes que han obtenido la misma experiencia no-dual que Sri Ramana obtuvo ―la experiencia del verdadero auto-conocimiento. En este libro me referiré a tales gentes como "sabios", un término que usaré no solo en el sentido general de una "persona de gran sabiduría" sino en el sentido más específico de una "persona de auto-conocimiento". Así pues, siempre que uso el término "sabio", lo uso como un equivalente del término sánscrito jñani, que significa una "persona de jñana o conocimiento [espiritual]", o más específicamente atma-jñani, que significa una "persona de atma-jñana o autoconocimiento".

Solo porque se diga que una persona es un santo, profeta, veedor, rishi, místico o algún otro ser reverenciado, él o ella puede no ser necesariamente un verdadero sabio, debido a que tales apelaciones no denotan específicamente a una persona que ha obtenido el verdadero auto-conocimiento. Sin embargo, los verdaderos sabios son la crema de los santos, profetas, veedores, rishis y místicos de todas las religiones y todos los tiempos, y un ejemplo de tales sabios puede ser encontrado en toda religión y tradición espiritual.

Muchos de tales sabios han permanecido desconocidos para el mundo, debido a que aunque experimentaron la verdad última, nunca trataron de expresarla en palabras, o si lo hicieron, sus palabras nunca fueron registradas. No obstante, en cada cultura y en cada religión, algunos sabios han expresado la verdad escribiendo o hablando, y, por consiguiente, entre ellos han dejado al mundo un amplio legado de literatura espiritual, toda la cual testimonia la experiencia no-dual que obtuvieron.

Aunque todos los sabios semejantes han experimentado la misma verdad, las palabras que cada uno de ellos han usado para expresarla, a menudo difieren grandemente, y a veces puede parecer incluso que se contradicen entre sí. La razón de esto es que ninguna palabra puede expresar adecuadamente la verdad de la no-dualidad, debido a que está más allá del alcance de la consciencia dualista que llamamos "mente". Las palabras son un instrumento usado por la mente para transmitir sus sentimientos, ideas, percepciones y demás, todo lo cual surge de su experiencia de dualidad. Puesto que la mente es una forma de consciencia que se siente a sí misma como distinta de todo lo que conoce, solo puede conocer la dualidad, y no puede nunca conocer la realidad no-dual que la subyace.

Por lo tanto, las palabras que usan los sabios para expresar la verdad son solo indicadores, que atraen la atención hacia eso que está más allá de la mente, que sin embargo está dentro de nosotros, y que contiene dentro de sí mismo todas las cosas. El alcance verdadero de sus palabras no puede ser comprendido por la inteligencia mundana normal que utilizamos para comprender otras cosas, pero puede ser comprendido por la claridad interna que brilla naturalmente en la mente cuando la agitación de su superficie, causada por la tormenta del deseo y el apego, se calma al menos parcialmente. Si tratamos de experimentar la verdad que es indicada por sus palabras escudriñando la consciencia fundamental "yo soy" y cultivando con ello la pericia en el arte de solo ser, obtendremos cada vez más la claridad interna que se requiere para percibir el verdadero alcance de sus palabras.

Debido a que ninguna palabra puede expresar adecuadamente la verdad, todos los sabios la han declarado ser inefable, y, por lo tanto, muchos de ellos han elegido usar el lenguaje de la alegoría para expresar lo inexpresable. El lenguaje alegórico que los sabios han usado muy comúnmente para expresar el viaje que debemos emprender para sumergirnos en la fuente de la que somos originados, es el lenguaje del amor místico. En este lenguaje, el alma individual que busca la unión con Dios, es descrita como una muchacha joven que busca la unión con su amado. Mucha de la literatura espiritual más bella del mundo, es la poesía compuesta por los sabios en este lenguaje del amor místico, y se pueden encontrar ejemplos de tal poesía en muchas culturas diferentes. Cuando leemos tal poesía con una comprensión de la verdad de la no-dualidad, podemos ver claramente en ella una expresión inconfundible de esa verdad.

En el lenguaje de la alegoría, la verdad está implícita más que declarada explícitamente, y, por lo tanto, puede permanecer oculta a los lectores que no tienen ninguna compresión previa de ella. Por lo tanto, algunos sabios, cuando han sido preguntados por gentes que buscan ardientemente conocer la verdad, han puesto a un lado el lenguaje de la alegoría y en su lugar han tratado de usar el lenguaje de la filosofía para expresar la verdad más explícita y claramente. Sin embargo, ni siquiera el lenguaje de la filosofía puede expresar la verdad perfectamente, sino que solo puede indicar indirectamente la naturaleza de ella y el medio para obtenerla.

La terminología filosófica que los sabios han usado en diferentes culturas y diferentes épocas para expresar la verdad, difiere grandemente, y si se comprende solo superficialmente a menudo puede parecer estar en conflicto. Por ejemplo, muchos sabios han usado términos tales como "Dios" para referirse a la realidad absoluta, mientras otros como el Buddha y Mahavira han evitado usar tal término. Esto ha llevado a algunas gentes a afirmar que tales sabios han negado la existencia de Dios. Pero tal afirmación es falsa, y surge de una comprensión demasiado simplista tanto de la realidad como del término "Dios".

El único propósito de las enseñanzas del Buddha y Mahavira, como la de todos los demás sabios, era conducirnos a la única realidad absoluta. La terminología que usó cada uno cuando hablaba sobre esa realidad, puede variar, pero la realidad sobre la que todos hablaron es la misma. Esa realidad solo puede ser conocida por la experiencia no-dual directa, y nunca puede ser concebida por la mente, ni expresada con palabras. Al ser infinita, trasciende todas las cualidades conceptuales que nuestras mentes finitas le atribuyen, de modo que no puede ser descrita correctamente como esto o eso. Es todo, y al mismo tiempo es nada. Por lo tanto, es igualmente correcto, y también igualmente incorrecto, referirse a ella como "Dios" o no referirse a ella como "Dios".

El término "Dios" no tiene ningún significado fijo. En ciertos contextos significa una cosa, y en otros contextos significa otra cosa, debido a que es un nombre dado a un amplio rango de nociones que las gentes tienen sobre la realidad suprema o última. Algunas de nuestras nociones sobre Dios son decididamente antropomórficas, mientras que otras son más abstractas, pero ninguna de ellas son enteramente correctas o enteramente incorrectas.

Por lo tanto, en el vedanta se hace una distinción entre dos formas básicas de Dios. Una forma se llama el brahman saguna, que significa "brahman con gunas", y la otra forma se llama el brahman nirguna, que significa "brahman sin gunas". La palabra brahman significa la realidad absoluta, el ser supremo o Dios, y la palabra guna significa cualidad o atributo. Así pues, el brahman saguna es la forma relativa de Dios, Dios con cualidades y atributos como es concebido por la mente humana, mientras que el brahman nirguna es la forma absoluta y real de Dios, Dios sin ninguna cualidad o atributo concebible. El Dios de la concepción humana, cualquiera que sea esa concepción, es el brahman saguna, mientras que la realidad de Dios, que trasciende toda concepción humana, es el brahman nirguna. Así pues, el brahman nirguna es la sustancia o realidad absoluta que subyace al brahman saguna, el Dios de nuestra concepción limitada.

Aunque Dios como el brahman saguna no es la realidad última o absoluta, él y todas las cualidades divinas que le atribuimos son tan reales como la individualidad. Por lo tanto, mientras nos tomemos como un individuo separado, Dios y todas sus cualidades divinas son reales para todos los propósitos prácticos. Pero cuando obtenemos la experiencia del auto-conocimiento verdadero y destruimos con ello la noción falsa de que somos una consciencia individual que está separada de Dios, Dios permanecerá como nuestro sí mismo real o ser esencial, la realidad absoluta o el brahman nirguna, que trasciende toda concepción humana.

Debido a que el propósito del Buddha y Mahavira era enseñarnos el medio por el que podemos obtener la realidad absoluta, que es más allá de todos los gunas, cualidades o atributos, no consideraron necesario hablar sobre "Dios", un término que generalmente se entiende que significa el brahman saguna, el ser supremo dotado de cualidades divinas. Otros sabios, sin embargo, han usado el término "Dios" bien como una palabra que alude al brahman nirguna, la realidad absoluta que trasciende todas las cualidades, o bien debido a que comprendieron que las gentes a quienes estaban hablando tenían necesidad de un concepto de un Dios personal que les ayudara en sus esfuerzos para obtener la realidad transpersonal. No hay así ninguna diferencia fundamental entre las enseñanzas de sabios que han usado el término "Dios" y aquellos que no han usado este término. Ambos están hablando sobre la misma realidad absoluta, pero simplemente han elegido expresarla en términos diferentes.

El hecho de que el Buddha reconocía claramente la existencia de la realidad absoluta o el brahman nirguna es evidente en una de sus enseñanzas importante y bien conocida, que está registrada en el Tipitaka 2.5.3.8.3 (Udana 8.3):

Hay, mendicantes, eso que es no-nacido, eso que es no-venido a ser, eso que es no-hecho, eso que es no-construido. Si no hubiera, mendicantes, eso que es no-nacido, eso que es no-venido a ser, eso que es no-hecho, eso que es no-construido, aquí [en este mundo o en esta vida] el escape de eso que es nacido, de eso que es venido a ser, de eso que es hecho, de eso que es construido, no habría sido por lo tanto [un estado que pueda ser] conocido [o experimentado] claramente. Pero debido a que, mendicantes, en verdad hay eso que es no-nacido, eso que es no-venido a ser, eso que es no-hecho, eso que es no-construido, el escape de eso que es nacido, de eso que es venido a ser, de eso que es hecho, de eso que es construido, es [un estado que puede ser] conocido [o experimentado] claramente.

Aunque hay una riqueza de significado profundo en estas palabras del Buddha, éste no es un lugar apropiado para examinarlas en profundidad, de modo que las estudiaremos con más detalle en una segunda parte de este libro que ya he comenzado a escribir.

Otra diferencia superficial entre las enseñanzas del Buddha y las del vedanta advaita es que el Buddha enseñó que la verdad de anatta, un término pali que es una forma modificada de la palabra sánscrita anatma, que significa "no sí mismo", mientras que los sabios de la tradición del vedanta advaita enseñan que atma o "sí mismo" es la única realidad existente. Algunas gentes afirman que ésta es una contradicción fundamental entre sus respectivas enseñanzas, cuando de hecho esto es meramente una diferencia superficial en la terminología.

Cuando el Buddha enseñó que no hay ningún "sí mismo" o atma, él se estaba refiriendo solo al sí mismo finito individual o jivatma, que todos los sabios de la tradición del vedanta advaita dicen también que es irreal. Y cuando esos sabios enseñan que el "sí mismo" o atma es la única realidad existente, no se están refiriendo al sí mismo individual falso, sino solo a nuestro sí mismo real ―nuestro ser verdadero o "soy"-dad esencial, la consciencia de ser pura, ilimitada, indivisa, no-cualificada y absolutamente no-dual, que permanece sola en el estado de nirvana, en el que la apariencia falsa de la consciencia individual está completamente extinguida. Así pues, no hay ninguna contradicción en absoluto entre la verdad del "no-sí mismo" o anatta enseñada por el Buddha y la verdad de que el "sí mismo" o atma es la única realidad existente enseñada por el vedanta advaita.

Las enseñanzas de diferentes sabios parecen diferir unas de otras, o incluso contradecirse, por tres razones principales. En primer lugar, es debido a la diferente terminología que han usado para enseñar la verdad, que las palabras no pueden expresar nunca perfectamente, sino solo indicar. En segundo lugar, es debido a que ellos tuvieron que adaptar sus enseñanzas para ajustarse a la medida de la receptividad de las gentes a las que estaban enseñando. Y en tercer lugar, es debido a que sus enseñanzas originales a menudo han devenido mezcladas con las ideas de sus seguidores, muchos de los cuales no tenían experiencia directa de la verdad que ellos enseñaron, ni siquiera una comprensión clara y correcta de ellas.

Los registros que han sobrevivido a las enseñanzas de muchos sabios no fueron escritos por esos sabios mismos, sino que fueron registradas por sus seguidores, a menudo mucho tiempo después de su vida. Por lo tanto tales registros no reflejan frecuentemente las enseñanzas de esos sabios perfectamente, sino que solo reflejan la comprensión que algunos de sus seguidores eruditos tenían de sus enseñanzas.

En casi todas las religiones y tradiciones espirituales, las enseñanzas originales de los sabios han devenido mezcladas con elaborados sistemas de teología, cosmología, filosofía y psicología, que tienen muy poca relación con la experiencia efectiva de esos sabios. Tales teologías y cosmologías se originan en las mentes de gentes que eran incapaces de comprender la simplicidad e inmediatez de la verdad enseñada por los sabios, y que, por lo tanto, crearon tales sistemas de creencia elaborados y complejos en un intento de explicar lo que ellos mismos no podían comprender. Debido a que se originaron de esta manera, todas las complejas teologías y cosmologías que existen en cada religión solo sirven para confundir a las gentes y oscurecer en sus mentes la simple verdad de la no-dualidad enseñada por los sabios.

Sin embargo, a pesar de toda la confusa complejidad encontrada en la literatura espiritual del mundo, a todo lo largo de esa literatura hay un hilo común de verdad simple, que podemos discernir fácilmente si somos capaces de comprender las enseñanzas originales de los sabios reales. Debido a que la misma verdad fundamental de la no-dualidad ha sido expresada en las palabras registradas de los sabios de tantas culturas distintas a lo largo de todas las épocas, estudiantes modernos de filosofía a menudo la llaman la "filosofía perenne", un término que corresponde al término sánscrito antiguo sanatana dharma, que significa literalmente "eso que siempre se mantiene" o "eso que está siempre establecido", y que, por lo tanto, por implicación significa la "verdad eterna", la "ley eterna", el "principio eterno", el "soporte eterno", el "cimiento eterno", la "naturaleza eterna", la "esencia eterna", la "vía eterna" o la "religión eterna".

 

Afortunadamente para nosotros, las enseñanzas de Sri Ramana no solo fueron registradas en vida por muchos de sus seguidores, algunos de los cuales las comprendían muy claramente, sino que también fueron escritas por él en diversos poemas y otras obras. Puesto que él compuso poesía no solo en el lenguaje de la alegoría y el amor místico, sino también en el lenguaje de la filosofía, y puesto que en su poesía describió la realidad y el medio de obtenerla en términos muy claros y llanos, ha hecho extremadamente fácil para nosotros comprender la verdad simple que subyace a las enseñanzas de todos los sabios.

Habiendo leído y comprendido sus enseñanzas, si leemos las enseñanzas de cualquier otro sabio real, podemos reconocer fácilmente que la misma verdad es expresada en todas ellas. Además, sus enseñanzas también sirven como una llave que nos capacita para desentrañar y extraer las verdaderas enseñanzas de los sabios de la densa masa de teologías, cosmologías y filosofías ajenas con las que han devenido mezcladas en cada religión y tradición espiritual.

Por lo tanto, los lectores que estén familiarizados ya con el sanatana dharma, la verdad atemporal y universal o "filosofía perenne" enseñada por todos los sabios, encontrarán que las enseñanzas de Sri Ramana también expresan la misma filosofía básica. Sin embargo, encontrarán también que sus enseñanzas arrojan una luz clara y fresca sobre esa filosofía, elucidando muchas verdades sutiles y profundas que rara vez han sido expresadas tan explícitamente por otros sabios, particularmente en lo que concierne al medio práctico por el que podemos obtener la experiencia verdadera del autoconocimiento no-dual.

Debido a que las enseñanzas de Sri Ramana son una revelación simple pero muy profunda de la realidad fundamental y absoluta que subyace a la apariencia de toda multiplicidad y diversidad, expresan la verdad última que es la esencia interna de todas las religiones y tradiciones espirituales. Por consiguiente, gentes de trasfondos culturales y religiosos muy diversos, han reconocido que sus enseñanzas son una exposición profundamente intuitiva y auténtica del verdadero sentido de su propia religión o tradición espiritual, y han comprendido que después de estudiar sus enseñanzas, no necesitan estudiar ningún otro texto espiritual.

Aunque la misma verdad simple de la no-dualidad puede encontrarse expresada en toda la literatura espiritual del mundo si la buscamos lo suficiente, no es necesario o aconsejable para nosotros perder el tiempo buscándola en la vasta selva de escrituras y escritos sagrados, donde está normalmente oculta entre una densa masa de ideas ajenas. Por eso es por lo que en el verso 60 del Vivekachudamani Sri Adi Sankara aconsejaba a todos los aspirantes espirituales serios que evitasen el estudio excesivo de las escrituras o sastras, que él describía como un "gran bosque de trampas engañosas de palabras ruidosas" (sabda jala maharanyam) y una "causa de inestabilidad, aturdimiento y confusión de la mente" (chitta bhramana karanam), y nos aconsejaba que con la guía de un sabio que conoce la verdad, tratemos más bien de investigar y conocer la verdad de nuestro sí mismo a través de la experiencia directa.

Para obtener tal experiencia directa no-dual de nuestro sí mismo real, toda la guía requerida puede encontrarse expresada de una manera extremadamente simple y clara en las enseñanzas de Sri Ramana. Si leemos y comprendemos sus enseñanzas, no habrá ninguna necesidad de que estudiemos ninguna otra escritura o escrito sagrado, debido a que de sus enseñanzas aprenderemos que la verdad no está fuera de nosotros en ningún libro, sino solo dentro de nosotros, en el núcleo más íntimo de nuestro ser, y que, por lo tanto, el único medio para experimentarla es volver la atención hacia sí mismo para conocer la realidad de la consciencia por la que conocemos todas las demás cosas.