Extractos - Eric Minetto
El canto del pájaro del despertar
Por Eric Minetto Versión PDF¡Cu cu! ¡Cu cu!
El enigma ha desaparecido.
Así fue como me desperté una gloriosa mañana de hace tiempo, con un pajarito invisible que piaba alegremente posado en una rama igualmente invisible.
«¡Cu cu! ¡Cu cu! ―cantó de nuevo a todo pulmón― el enigma ha desaparecido».
Lo reconocí de inmediato. Desde el momento mismo en que empieza a cantar resulta imposible no reconocerlo: es el pájaro del despertar que viene a anunciar el fin del sueño que ha sido tu vida todo el tiempo, el final de la historia que los demás te han contado y que tú mismo te has contado sobre quién eres realmente. Esa historia que todos hemos de contarnos en nuestro esfuerzo diario por encontrar una respuesta satisfactoria al misterio de nuestra existencia:
¿QUIEN SOY YO?
Una pregunta que genera toda una serie de interrogantes subsecuentes igual de enigmáticos:
¿Qué estoy haciendo aquí?
¿Cuál es el significado de la vida?
¿Alguien me ama realmente?
¿Alguna vez lograré ser feliz?
¿Qué pasa cuando morimos?
«¡Cu cu! ¡Cu cu!, el enigma ha desaparecido ―canta el pájaro del despertar en una mañana clara y soleada―».
Y entonces todo termina.
A decir verdad, no se trata de que finalmente hayamos encontrado las respuestas, sino que de pronto, como cuando despertamos de un sueño, uno simplemente recuerda quién es y comprende que está libre para siempre de la ilusión. La ilusión de cuestionarse y preguntarse por la vida. Libre de la necesidad de tener respuestas. Uno se libera de creer que puede encontrar la respuesta al enigma.
El pájaro del despertar entona su trino y el enigma se disuelve.
Y eso es todo.
―Ahora entonaré mi canto y tú lo pondrás por escrito ―me dijo el pajarito del despertar. Y luego añadió: ―Y este cancionero estará listo para Navidad.
Eché una ojeada a mi reloj: 22 de noviembre de 2019.
―«¿Estás seguro de que estará listo para Navidad? ―le pregunté.
―¡Cu cu! ¡Cu cu! El enigma ha desaparecido ―me respondió.
Y empezó a cantar.
1. Un mensaje imposible de recibir
Para el «yo» psicológico, este mensaje es imposible de recibir, inconcebible, ininteligible.
La libertad ya está aquí;
solo desaparece cuando tratamos de encontrarla.
El amor ya está aquí;
Solo desaparece cuando lo buscamos.
Si el «yo» no puede recibir este mensaje, ¿por qué deberías seguir leyendo? Pues porque este mensaje no está dirigido a la persona que crees ser, sino que le habla a tu verdadero ser:
El amor que ya está aquí.
La libertad que ya está aquí.
2. Un vacío extraño e indefinible
Cualquiera puede leer este mensaje, pero solo quienes llevan unos cuantos años embarcados en un viaje espiritual serán más capaces de escucharlo.
Quienes ya han gastado las suelas de sus zapatos tratando de subir a la cima y ahora empiezan a sentirse cansados y desalentados.
Aquellos cuya llama de esperanza se está oscureciendo y empieza a apagarse para ser reemplazada por un extraño e indescriptible vacío.
Una apertura.
A través de esta apertura, algo misterioso y sin nombre ―y no quién creen ser― tal vez podría escuchar finalmente, oír y recordar.
Y, así, despertar.
3. Crees que eres un individuo
Piensas que eres un individuo que responde al nombre que te pusieron. Crees que eres un individuo con una determinada edad, un individuo con una madre y un padre, nacido y criado en un planeta que gira alrededor del sol en un universo infinito.
Crees que eres un individuo que tiene un cuerpo, que tu conciencia individual se encuentra en algún lugar dentro de tu cráneo.
Como individuo, crees que estás dotado de una conciencia autónoma y que tienes libre albedrío. Crees que, gracias a tus propios recursos y habilidades, puedes controlar la cantidad de felicidad y de desdicha que te aguarda. Crees que eres, al menos en parte, el dueño de tu propio destino.
Crees que puedes cambiar el mundo. Y no solo eso, sino que además crees que el mundo necesita que lo cambien.
Como estás convencido de que has nacido, también asumes que en algún momento futuro morirás.
En resumen, ese es el pequeño bagaje de creencias que llevas contigo por el mero hecho de pertenecer a la especie humana.
4. La vida es un sueño
Ahora, de la nada, en este momento que crees firmemente que es este momento exacto, alguien te dice que todo lo que siempre has creído que es la realidad y nada más que realidad, es en verdad el caso más sensacional de auto-hipnosis colectiva que jamás se haya visto; una realidad consolidada y que ha llegado a ser incuestionable por el consentimiento unánime de una vertiginosa e interminable sucesión de generaciones de individuos.
Lo que tú llamas vida no es más que un sueño,
un cuento,
una metáfora,
una parábola.
Una narración que, de un modo no deliberado, se volvió viral.
5. La madriguera del conejo blanco
Dado que estás convencido de que tienes libre albedrío y capacidad de elección, puedes o bien dejar de leer el libro que ahora sostienes en tus manos o bien seguir leyéndolo.
Si cierras el libro ahora ahí se acaba la historia, pero si sigues leyendo te enseñaré hasta dónde llega la madriguera del conejo, como le dice Morfeo a Neo en Matrix.
ERIC MINETTO
Nació en Turín en 1971 y es licenciado en Literatura Norteamericana. Es profesor de yoga, da clases de storytelling y realiza retiros, sesiones privadas y charlas en directo sobre el despertar y la no-dualidad. De 2001 a 2013 fue profesor de Storytelling y Escritura Creativa en la Escuela Holden de Turín. Ha fundado la Escuela Upaya y ha completado el Programa de Formación de Profesores en la Escuela Anusara de Hatha Yoga. Se graduó en el máster de Estudios de Yoga: Cuerpo y Meditación en las Antiguas Tradiciones Asiáticas impartido por la Universidad Ca' Foscari de Venecia. Es autor del ensayo Dall'altra parte della Natura - yoga e poesia in Rilke («Al otro lado de la naturaleza: Yoga y poesía en Rilke»), así como de la colección de cuentos Il blu pia profondo del cielo («El azul más profundo del cielo»). Recientemente ha publicado el diario de viajes Ogni passo fa nascere una brezza - Rinascere sul Cammino di san Francesco («Cada paso levanta una brisa: El renacimiento en el Camino de san Francisco»).