Sección Maestros y Autores

Jean Gebser fue un filósofo, antropólogo cultural, poeta y artista nacido en 1905 en Posen , por ese entonces: Alemania. Luego de abandonar Alemania escapando del fascismo vivió un tiempo en Italia, en Francia, en España donde participó en la guerra civil y finalmente se instaló en Berna, Suiza donde vivió el resto de su vida.

Filósofo autodidacta, fue tanto un hombre de ciencia como un místico. Describió una serie de visiones del mundo jerárquicamente integradas —arcaica, mágica, mítica, mental e integral—, que reflejan las sucesivas mutaciones o saltos evolutivos de la consciencia humana, que implican cambios estructurales tanto en la mente como en el cuerpo. Se sentía muy en sintonía con los enfoques de Sri Aurobindo y de Teilhard de Chardin, afirmando que si bien el punto de partida del primero era el hinduismo, y el del segundo el cristianismo, su propia obra tenía un carácter universal-occidental. Su libro más importante es Origen y presente (Editorial Atalanta), cuyo título en inglés es más expresivo: The Event-Present Origin, pues, como él mismo decía, "quien sea capaz de llevar a efecto y a la realidad el origen y el presente como integridad, quien sea capaz de concretarlos, superará el principio y el fin y el mero tiempo actual".

El desarrollo de la conciencia integral conlleva lo que Jean Gebser denominó como —visión aperspectival—, un tipo de estado mental en el que no se privilegia ninguna de las perspectivas particulares que puedan haber sido adoptadas frente a un asunto a tratar. Este estado aperspectivista proviene del estado anterior "multiperspectivista" mediante el cual, la realidad bien sea de productos, de mercados o de valoraciones, depende del particular punto de vista que se adopte, lo que da lugar a multiplicidad de posiciones frente a cualquier objeto o situación. Este multiperpectivismo ha dado lugar a la gran relativización de la era postmoderna que prima la subjetividad del observador.

Jean Gebser escribió:

"El necesario cambio del mundo y de la Humanidad no será operado por los intentos de reformar el mundo; los reformadores, en su lucha por un mundo mejor como ellos dicen, rehuyen la tarea de mejorarse a sí mismos; practican la vieja táctica, humana pero lamentable, de exigir a los demás lo que ellos no hacen por pereza; pero los éxitos aparentes que consiguen no les disculpan de haber traicionado no sólo al mundo sino a sí mismos."