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Hasan al-Basri, a menudo referido como Hasan de Basora (642-728) para abreviar, o de forma reverencial como Imam Hasan al-Basri en el Islam sunita, fue un temprano sabio y místico musulmán nacido en la ciudad de Medina en el 642 d.C. Hijo de un esclavo, creció para ser teólogo y estableció una escuela de pensamiento religioso en Basora (en el actual Irak), que enseñó a varias generaciones de estudiantes. Muchos lo consideraban la luminaria más consumada de su tiempo. Hoy, después de más de 1.000 años, todavía se le venera como uno de los santos más grandes del Islam primitivo.

En cierto momento de su vida, Hasan se angustió por la corrupción y el exceso material de su naciente sociedad. Para oponerse y mitigar los efectos de estos desarrollos, se lanzó cada vez más a una vida de piedad y abnegación. Como muchos místicos islámicos que vivieron en el período inmediatamente posterior a la muerte del profeta, Hasan comenzó su viaje hacia el autoconocimiento como un asceta.

La influencia de las religiones cercanas (especialmente el cristianismo y el hinduismo), así como ciertas interpretaciones del Corán, ayudaron a popularizar el ascetismo como un enfoque entre las personas espirituales. Debido a que la mayoría de las tradiciones religiosas (incluido el Islam) abrazaron un cierto grado de abstinencia y renunciación como un medio para liberar la capacidad de la mente y obtener un mayor aprendizaje, y debido a que algunas personas siempre confunden los medios con el fin, algunos abrazaron la renuncia en extremo. Los ascetas a menudo hacían todo lo posible para perseguir sus objetivos. La práctica del celibato, depositar la confianza en lo divino para el sustento físico y un firme rechazo de la vida familiar y material eran características de un difícil régimen de abnegación. Estas actividades a veces incluían engorrosas mortificaciones y penurias autoimpuestas que eran muy dolorosas.

Cualesquiera que fueran sus motivos exactos, o dónde pudo haber caído en este espectro, la experiencia de Hasan como asceta lo llevó a una percepción psicológica clave que se convertiría en una de sus contribuciones más conocidas al campo del desarrollo espiritual: la idea de que las privaciones destinadas a debilitar el deseo y el Yo podrían tener un efecto opuesto; y que el ascetismo puede ser un deseo masoquista y autoindulgente que puede alimentar el ego mismo que el aspirante está tratando de reducir y contener.

Hasan eventualmente lo declararía públicamente, haciéndose eco de las declaraciones hechas por el profeta que desalienta la abnegación extrema en el Islam. Según las corrientes esotéricas dentro del Islam, el trabajo de desarrollo de la humanidad requiere estar muy cerca del mundo y la sociedad, y no vivir permanentemente como un recluso fuera de él.

En virtud de su vida y enseñanza, Hasan logró un equilibrio entre quienes se deleitaban con el materialismo nacido del éxito que vino con la consolidación de un nuevo imperio, y los reaccionarios extremos que buscaban negarse a sí mismos esos mismos frutos: dos grupos que constituían dos caras de la misma moneda.

Los comentarios de Hasan sobre el ascetismo fueron también, en sí mismos, avances en el campo de la psicología humana, una disciplina en el meollo de todos los sistemas espirituales reales, que los árabes debían desarrollar y dominar mucho antes de la aparición de personas como Sigmund Freud o Carl Jung. Incluso esos padres icónicos de la psicología moderna, a pesar de la alabanza y la adoración que se les ha acumulado, apenas tocaron los profundos conocimientos que personas como Hasan de Basora y otras luminarias sufíes desarrollaron y perfeccionaron durante varios siglos.

Como han señalado los eruditos, muy pocos de los escritos originales de Hasan sobreviven, y sus numerosos discípulos transmitieron sus proverbios y máximas sobre diversos temas principalmente a través de la tradición oral. Si bien han sobrevivido fragmentos de sus famosos sermones en las obras de autores posteriores, los únicos manuscritos completos que tenemos con su nombre son obras apócrifas como el Risalat al-qadar ila 'Abd al-Malik (Epístola a ‘Abd al-Malik contra los predestinarios) , un texto pseudoepigráfico del siglo IX o principios del X, y otra carta "de carácter ascético y exhortador" dirigida a Umar II (m. 720), que también se considera espuria.

Tradicionalmente, Hasan ha sido conmemorado como una figura destacada por todas las escuelas de pensamiento sunitas, y con frecuencia fue designado como uno de los más respetados de la primera comunidad islámica en escritos posteriores de importantes pensadores sunitas. En su famoso Kut al-kulub, la obra más importante del misticismo sunita de Basran, Abu Talib al-Makki dice de Hasan: "Hasan es nuestro Imam en esta doctrina que representamos. Seguimos sus pasos y seguimos sus caminos y de su lámpara tenemos nuestra luz".