Sección Maestros y Autores

Después de años en la enseñanza de Lengua y Literatura y otras actividades educativas y, llevada por los vaivenes de la vida, cambió su rumbo y decidió vivir el presente eterno del arte.

Su curiosidad incansable y necesidad de saber le han llevado a estudiar la licenciaturas de Filología (Zaragoza y Sevilla) y Teología Bíblica (PUST de Roma), así como a doctorarse en Bellas Artes (Sevilla) y participar en diversos proyectos de investigación universitarios.

Ha realizado exposiciones con proyectos diversos desde paisaje abstracto a flamenco con diferentes técnicas.

En la actualidad está centrada en el proyecto “La música, alma del mundo”, en el que expresa con su trabajo interior y pictórico la experiencia de meditación y música en distintas tradiciones culturales.

Meditación no dual y arte

En la meditación y en el arte hay aspectos comunes. Mi trabajo en el arte parte y se centra en la meditación; y generalmente se desarrolla en atención plena y en clima de contemplación.

Pienso que la meditación es un trabajo de desapego, de liberación de los deseos. Es una postura propia del budismo y de la teoría sobre la contemplación estética de Shopenhauer. Éste filósofo ve eso mismo, como dice en su obra El mundo como voluntad y representación: «El placer estético que produce la belleza consiste en buena parte en que, al entrar en el estado de pura contemplación, quedamos relevados por el momento de todo querer, es decir, de todo deseo y cuidado, por así decirlo, liberados de nosotros mismos».

El arte viene a ser un oasis en el que la voluntad descansa y se libera. Igual que en la meditación.

Como para muchos budistas modernos, el arte no es sólo un instrumento pedagógico o una metáfora de algo más, sino que induce una experiencia genuina con efectos análogos a las prácticas contemplativas budistas.

Piensa el filósofo que el arte debe dejar dormir a la voluntad; hacer que los deseos, las pulsiones, inquietudes... desaparezcan. Y eso lo hace lo bello y lo sublime, mientras que lo repulsivo destruye la pura contemplación estética. Para que se produzca la verdadera contemplación estética, debe abandonarse el conocimiento fundado en la razón, porque esta última está al servicio de la voluntad. Cuando se hace uso de la razón esta te impulsa a decidir y al hacerlo deberás elegir. La razón es madre de la dualidad. Y en el mundo del arte no hay dualidad, solo existe el todo.