Ruta de Sección: Inicio > Libros > Artículo

Libros - Kabir Helminski

presencia viva

Presencia viva

En todas las grandes corrientes espirituales aparece un tema recurrente. Recibe diversos nombres ―despertar, recuerdo, consciencia, dhyana, memoria, zhikr, presencia― o ninguno en absoluto. Este estado de atención plena le ofrece nuevas perspectivas a nuestra existencia en este mundo. Es la llave maestra que abre nuestro potencial humano latente, sobrepasando la limitada franja de conciencia comúnmente aceptada como estado de consciencia convencional.

En algunas doctrinas, como por ejemplo la budista, el hilo conductor es la práctica de la presencia consciente. En la islámica toda la actividad gira en torno al recuerdo. Los cristianos se guían por la experiencia de sus grandes místicos y por la oración desde el corazón. Pero este estado de consciencia es un requisito y una experiencia esenciales en todas las corrientes espirituales auténticas. De ahora en adelante, y a efectos de nuestras observaciones, lo denominaré "presencia".

Kabir Helminski

Kabir Helminski es el co-director de la Sociedad Threshold (sufism.org), una Fundación sin fines de lucro que ha desarrollado programas que proporcionan una estructura para la práctica y estudio del sufismo y la psicología espiritual. Ha traducido varios volúmenes de la literatura sufí, incluyendo muchas obras de Rumi, y es autor de dos libros sobre sufismo: Presencia viva y El corazón sabe. Su libro más reciente es la maduración del amor, Rumi y el viaje del corazón.
Kabir comenzó el estudio del sufismo con Suleyman Loras de Konya y fue reconocido oficialmente como un jeque de la Orden sufí Mevlevi en 1990.
Más información

Detalles del libro:
  • Título: PRESENCIA VIVA
  • Título Original: Living presence
  • Autor: Kabir Helminski
  • Traducción de: Maria Luz López Tena
  • Editorial: Sufi
  • Año de edición: 2011
  • Nº de páginas: 268
  • Encuadernación: Rústica con solapas
  • Formato: 14 x 23
  • ISBN: 978-8487354700

De la Introducción

La presencia indica la calidad de nuestro estar aquí conscientemente. Es la activación de un nivel superior de conciencia que nos permite conocer, desarrollar y armonizar todas nuestras otras funciones humanas ― tales como el pensamiento, el sentimiento y la acción. La presencia es la forma en la que llenamos el espacio, cómo fluimos y nos movemos. Moldea la imagen que tenemos de nosotros mismos y nuestro nivel emocional. Define nuestro grado de atención, franqueza y calidez. Determina si perdemos o dispersamos nuestra energía, o si la expresamos y orientamos correctamente.

La presencia es el conocimiento que el ser humano tiene de sí mismo, que es el resultado final de la evolución de la vida en este planeta. La presencia humana no difiere solo cuantitativamente de otras formas de vida; la humanidad representa una nueva forma de vida, con energía espiritual concentrada suficiente como para generar voluntad. A través de la voluntad ―el poder de la elección consciente― el ser humano puede manifestar su intención, trascender sus instintos y deseos, concienciarse, y administrar el mundo natural. Por desgracia, los humanos también pueden utilizar este poder para explotar la naturaleza y someter a otros seres. Esta fuerza de la voluntad, que por un lado nos puede aproximar a la armonía consciente, también nos puede llevar en la dirección contraria, alejándonos de esa misma armonía.

He hablado de la presencia como un atributo humano, dando por sentado que se trata de la presencia del ser pleno que se pone de manifiesto a través del ser humano. Podemos aprender a activar esta presencia a voluntad. Una vez activada, esta presencia la podemos encontrar tanto dentro como fuera. Al extenderse más allá de lo que considerábamos nuestros propios límites, nos sentimos liberados de la separación, de la dualidad. Ya podemos entonces hablar de formar parte de esa presencia.

Mucha gente vive hoy en día una era pluralista, posmoderna y alejada de la religión. Pocos tienen la seguridad de creer realmente en algo. Vivimos en una época en la que las historias, las creencias y la mitología del pasado han perdido credibilidad, y sin embargo nos son más accesibles de lo que lo fueron nunca en la historia de la humanidad. Ahora las vemos como verdades relativas, no absolutas. Las fronteras entre las diferentes culturas se difuminan; la mentalidad localista se desvanece, pero seguimos sin compartir un vocabulario espiritual. Aún así el mundo se mueve hacia una convergencia económica, psicológica y espiritual sin precedentes. Somos muchos compartiendo un espacio pequeño. La Comunicación se ha convertido en algo universal e inmediato. La humanidad necesita una filosofía espiritual equivalente a este desarrollo tecnológico y de los medios de comunicación. Necesitamos saber apreciar la nobleza y la responsabilidad del ser humano tanto como tomar conciencia de la vida como un todo; de lo contrario sucumbiremos a fuerzas inconscientes que nos arrastrarán al abismo. Quizás necesitemos más que nunca un sistema para activar y desarrollar nuestra humanidad latente, para equilibrar las fuerzas que la amenazan: los medios sin precedentes de los que disponemos para satisfacer nuestros deseos, y la ignorancia imperante sobre el significado y el fin de la vida.

Pero no debemos ser pesimistas; el poder creativo de la esencia de la vida encontrará al final su manifestación más adecuada.

Me gustaría compartir, de forma general, algunas de las experiencias, reflexiones y conocimiento con los que me he cruzado durante mis contactos con algunas fuentes de sabiduría tradicional. Es hora de que estas ideas lleguen al corazón de nuestra cultura. Presentadas desde un punto de vistas general puede que consigan atravesar los muros de resistencia que parte de nuestro condicionamiento religioso y cultural han levantado.

Selección de textos: