Artículos - Jean Klein
La Llama del Ser
(Primera parte)
Un diálogo con Jean Klein y Michael TomsMichael Toms: Jean, ¿cuál es su idea acerca de la vida? ¿Qué es la vida para usted?
Jean Klein: La vida es consciencia y la consciencia es vida. Pero hay que hacer una distinción entre la consciencia, la vida, y sus expresiones. Sus expresiones aparecen en el espacio y el tiempo, son objetos. Pero estos objetos se refiere a la consciencia, a la vida. Hasta que no hayamos entendido la vida, la consciencia, estas expresiones son todavía reconocidas como objetos. Pero una vez que uno entiende la vida, que tú ERES la vida, entonces estos objetos no son considerados más como objetos, son simplemente consciencia. Se refieren a la consciencia y tienen su propio origen en la consciencia.
Este es un momento muy importante. De lo contrario sólo sería una relación entre un objeto y un objeto, lo que significa conflicto. Pero cuando el objeto se refiere a su origen, la consciencia, no hay más conflicto. La vida, la consciencia ― nunca se pueden objetivar. La consciencia es el sujeto último, el sujeto último de todos los objetos. Como hemos dicho, nunca puede ser un objeto. Y nosotros SOMOS consciencia. Nosotros somos realmente cuando estamos ausentes. Somos la ausencia de nosotros mismos. Y en la ausencia de nosotros mismos hay vida, hay consciencia, hay felicidad. Amo la vida y la vida es el amor.
MT: Solemos ver cosas ahí fuera y lo que le oigo decir es que está sugiriendo que no hay nada o ninguna cosa ahí fuera. Que más bien somos parte de eso.
JK: No hay nada fuera de la consciencia. Los objetos, lo que uno ve, lo que oye, lo que huele, lo que saborea, se refiere... diría que tiene su origen en la consciencia, en la vida y se refieren a la vida. Así que no hay nada fuera, todo está dentro. Todo lo que está fuera es percibido en el espacio y el tiempo, pero la consciencia o la vida es un continuo, ES. Así que las expresiones de la vida apuntan a la vida. Son más o menos punteros, pero no son la vida. Son realmente vida cuando uno está establecido conscientemente en la vida, en la consciencia. Entonces, estos objetos se refieren a la consciencia. Entonces son algo diferente. Todavía son en cierta forma objetos, pero ya no son objetos en el sentido ordinario.
MT: Esta es una definición más amplia de la consciencia de la que solemos tener en Occidente ― lo que le escucho decir. Porque normalmente nos referirnos a la consciencia ya sea como consciencia despierta o dormida. No pensamos que la consciencia resida fuera de nosotros.
JK: Sí. Cuando hablamos de estos tres estados, la vigilia, el sueño, y el sueño profundo, la realidad subyacente es la consciencia. Principalmente estamos despiertos en los objetos, pero no estamos despiertos en la consciencia. La consciencia, nuestra verdadera naturaleza, es cuando hay una ausencia de nosotros mismos. En realidad somos nuestra ausencia. Nuestra ausencia es presencia.
MT: Jean, cuando usted dice que nuestra ausencia es nuestra presencia. ¿Quién está ausente?
JK: Lo que somos, nunca puede ser objetivado. Por lo tanto, todo tipo de llegar a ser, de lograr, de conseguir se aparta lejos de lo que somos. Lo que somos, es lo más cercano a nosotros. Lograr y llegar a ser, sólo pueden ser un objeto. Pero lo que somos no puede ser nunca un objeto. Somos el sujeto último. Llegar a ser, lograr, cualquier técnica es muy buena para aprender un idioma, para aprender una ciencia, pero para conocer lo que somos fundamentalmente ― lo somos. Es lo más cercano a nosotros.
Creo que es más importante ver que no hay nada que lograr, nada que alcanzar. Cuando lo ves realmente, cuando lo entiendes realmente, toda la energía que has gastado en lograr, en llegar a ser se detiene, llega a un punto muerto. Y yo diría que en este punto muerto, no hay ninguna dirección más a dónde ir. Toda la energía vuelve a su origen. Y este momento se refiere a sí mismo. Es su propio conocimiento, libre de cualquier agente. Así que el término, del que hablamos muy a menudo, la iluminación, ocurre sólo cuando ves el momento en que no hay nadie. En el momento en que ves que no hay nadie, ninguna entidad, entidad personal, eso es iluminación. Así que nunca puedes ir hacia ella. Sólo puedes ver lo que no es, lo que no eres, el cuerpo, los sentidos y la mente.
MT: Recuerdo las palabras de Lao Tzu, "El Tao que puede ser nombrado no es el verdadero Tao".
JK: Exacto. Cada paso que das, aunque sea un pelo, te sales del camino.
MT: Nosotros pensamos de nosotros mismos que somos criaturas racionales, lógicas, pensantes. ¿Qué pasa con el proceso del pensamiento en medio de esta comprensión viva?
JK: El pensar, si lo ves desde un nivel muy alto es un pensar diferente. El verdadero pensar nunca comienza con el pensamiento. En el verdadero pensar, debemos apartar la mirada del pensar. Al igual que hay que apartar la mirada de la meta (Jean realiza la acción de tirar de un arco). Así que el pensar debe estar libre de toda intención. Por supuesto, el pensar racional, el pensar práctico, el pensar científico comienza con un pensamiento. Pero el pensar creativo se inicia desde el silencio. Todo pensar tiene su propio origen en el silencio, incluso el pensar racional, el pensar práctico, el pensar calculador.
MT: ¿Así que la fuente de la creatividad puede estar también en el silencio?
JK: Sí. En el silencio es nuestra potencialidad, nuestra creatividad. Pero este silencio no es el silencio de la mente. La mente de vez en cuando puede ser silenciosa. Pero el silencio del que estamos hablando está más allá de la mente. Cuando la mente comprende sus límites, entonces la mente brinda libertad. Y creo que cuando la mente se vuelve aquietada estamos abiertos a la verdadera quietud, momentos atemporales en los que no hay más momentos, en los que hay eternidad.
MT: Jean, existe un deseo particular, creo que una tendencia para aquellos de nosotros en Occidente de querer llenar nuestro tiempo, de querer estar ocupado, de querer tener algo que hacer y esta quietud a veces es difícil. Es difícil para nosotros ir más despacio, bajar el ritmo de lo que hemos creado por nosotros mismos. ¿Tiene algunas sugerencias sobre cómo entrar en la quietud cuando uno lleva una vida ajetreada?
JK: Incluso cuando se vive una vida muy ajetreada hay momentos en la vida diaria en que eres libre de toda ocupación, libre de todas las actividades. Estos momentos que llamamos ausencia de actividad, los consideramos simplemente como una ausencia. Pero en esta ausencia, en realidad, hay una presencia de lo intemporal. Así que en estos momentos cuando somos libres de toda actividad, que no es un estado, no entramos. Es creado por las circunstancias que hay momentos en la vida diaria cuando no hay nada que hacer, nada que pensar, nada que emprender. En estos momentos en que estamos en sintonía con ello, yo diría que estamos viviendo la eternidad. Cuando estamos completamente en sintonía con estos momentos, no hay nadie y no hay una causa. Es un momento sin causa. Así que debemos en estos momentos, como hemos dicho, estar totalmente en sintonía con ello. Sentimos los mismos momentos muy a menudo antes de que el cuerpo-mente despierte, el intervalo entre el sueño profundo y despertar en el objeto. También en la noche antes de ir a dormir cuando colocamos toda nuestra ropa en la silla, todas nuestras cualificaciones en la silla, somos libres de todas las calificaciones. Nos sentimos a nosotros mismos en esta desnudez, y los encontramos también en la mañana antes de que el cuerpo-mente despierte. Así que estos son los momentos cuando somos lo intemporal, cuando la mente está abierta a ello.
MT: Parece como que de algunas manera estuviera usted describiendo la consciencia de los pequeños bebés. Hay esa apertura y no auto-identificación.
JK: Sí, libre de todo propósito.
MT: No han construido la parafernalia de una identidad personal.
JK: Sí.
MT: ¿Por qué piensa usted que construimos esa identidad personal? Y luego tenemos que, de alguna manera, deconstruirla.
JK: Es la fabricación de nuestra educación, del padre y la madre, la experiencia, la sociedad. En cierta manera tenemos que librarnos de lo que la sociedad ha hecho con nosotros. Cuando estamos libres de la persona, de la imagen del "yo", estamos viviendo conscientemente en nuestra totalidad. Todos nuestros ambientes encuentran su significado en nuestra totalidad. Con nuestra totalidad nos enfrentamos a los hechos. La acción sale de los propios hechos. Estamos llegando realmente a este vivir absolutamente no-volitivo, libre de toda reacción. Cada situación en nuestra vida trae su propia solución y su propia acción. Esta acción es creativa. No es una reacción.
MT: Estoy pensando en algo así como la forma en que buscamos la felicidad. Tenemos una experiencia y la disfrutamos. Estamos satisfechos por ella. Experimentamos una sensación de felicidad y luego la mente la recuerda, el cerebro registra esa experiencia como una experiencia feliz y entonces seguimos buscando esa experiencia de nuevo. Tratamos de recrearla y es como algo que viene de la mente. No es la experiencia. Y es como si esto pareciera ser un patrón que tenemos en nosotros mismos ¿y usted está sugiriendo que el patrón se puede romper?
JK: Por supuesto. Es memoria. En el momento que vives esta felicidad nadie es feliz y nada es la causa de esta felicidad. Así que en realidad es felicidad sin causa. Cuando la mente y la persona han sido afectados, alcanzados por esta felicidad, la mente la hace suya y dice que la causa de esta felicidad es esto o aquello. Entonces la mente crea con ello un estado. La felicidad es realmente el vivir no-dual.
MT: Jean, en ese momento de felicidad, esa experiencia que tenemos, no hay realmente consciencia de uno mismo, ¿verdad?
JK: En esta felicidad, nadie es feliz y no hay una causa para esta felicidad. Así que, en otras palabras, cuando dices "soy feliz" no eres feliz. Has creado un estado de ello.
MT: Es casi como que cuando lo identificamos, salimos de ello. Es cuando la mente se inyecta en la experiencia y de repente ya no estamos más en la experiencia. ¿Es eso lo que está sucediendo?
JK: Exacto.
MT: ¿Entonces por qué cree que hemos desarrollado esta mente, por qué hemos evolucionado este cerebro que es tan maravilloso y tiene tantas posibilidades? ¿Por qué cree que hemos evolucionado en medio de esta comprensión que está presentando, que la verdadera felicidad está fuera de esa mente?
JK: El cerebro puede comprender, la mente puede comprender lo que no somos, el cuerpo, los sentidos y la mente. Pero la mente no puede entender lo que está más allá de la mente. La mente nunca puede cambiar la mente. Es sólo cuando tienes el punto de vista, la posición en la consciencia.
Por lo tanto, búscala de otra manera. Lo que me parece muy importante es aceptar las expresiones de la vida. No es un aceptar fatalista. Es realmente una aceptar científico. En este aceptar, te encontrarás en la aceptación. Así que no enfatices lo que aceptes. Lo que enfatizas es el aceptar, el acoger. En el acoger hay apertura. Así que cuando hablamos de establecernos en la consciencia, establecernos en nuestra naturaleza real, yo diría que es un establecimiento en nuestro acoger, cuando estamos constantemente abiertos. En esta apertura no hay argumentación. Damos la bienvenida a todo lo que la vida nos ofrece.
Así que volviendo a nuestra conversación referente al pensar ― yo diría que el pensar, cuando se vive en este acoger, el pensar se convierte en una ofrenda. El pensar se vuelve agradecer. No hay nadie a quien dar las gracias, pero la naturaleza, la vida ha permitido que seamos. Eso es agradecer.
Lo que realmente somos está fundamentalmente en nuestro acoger. El buscador Es lo buscado. El que ve Es lo que está viendo.
MT: Hemos llegado a la meta y la meta es nosotros.
JK: Sí.
En este acoger estamos completamente libres de la personalidad. La personalidad actúa cuando la necesitamos. Es una herramienta útil, pero no nos identificamos a nosotros mismos con esta personalidad. Y en este acoger estamos conscientemente en nuestra totalidad en nuestra completitud. Todas las cosas, todos los eventos, todas las situaciones se refieren a nuestra totalidad. Así que estamos completamente libres de elección, de la selección. En el momento en que todavía estamos en la elección nos hemos salido del camino. En este acoger hay recta visión. Hay visión global y desde ahí estamos viendo los hechos. Es una especie de rendición. Pero no es pasiva. No estamos pasivos para no interferir, sino completamente alertas al momento mismo.
MT: Uno puede imaginar este acoger en la experiencia de las cosas positivas, o viendo la naturaleza, o estando con un buen amigo, o disfrutando con nuestros hijos. ¿Qué pasa con los problemas? ¿Qué pasa con acoger el dolor? ¿Qué pasa con los retos de los que la vida está llena? ¿Cómo se puede practicar este acoger en medio de la agitación de la vida?
JK: En el momento en que acogemos nuestra vida, en este acoger somos libres de la elección, libres de la selección. En este estado sin elección los problemas de nuestra vida se presentan completamente diferentes. Los problemas vienen cuando se ha establecido una relación personal con la situación. Cuando ves la situación desde tu plenitud, desde la globalidad no hay ningún problema. Yo no diría que no haya ningún problema, sino que no hay nada problemático. Desde el momento en que hay reacciones, desde el momento en que hay resistencia, has establecido una relación personal. Eso significa una opción: positiva-negativa, placer-dolor y así sucesivamente. En esta aceptación, en este acoger estamos presentes. No hay ninguna ganancia final, logros, expectativas. Estamos realmente en el ahora, en el presente. Somos libres de la memoria psicológica, del pasado-futuro. En este acoger hay percepción directa. La interpretación, la estimación, la evaluación, la comparación pertenecen a la mente.
Pero volviendo al tema, la mente en cierta medida debe entender la perspectiva. Por perspectiva me refiero a los límites de la mente para que la mente esté abierta a algo que está más allá de la mente. En esta ausencia de lo que no somos, nuestra relación cambia completamente. No hay más relación entre objeto y objeto, entre personalidad y personalidad, entre hombre y mujer. Es importante. Así que en este estado cuando hay una no-relación, una relación en la no-relación, eso es amor. No hay más exigencias, peticiones. De lo contrario, la relación es más o menos un tipo de negocio solicitando seguridad, ser amado, y así sucesivamente. Es importante que haya una correcta relación con nuestro entorno. Por supuesto primero uno debe tener una correcta relación consigo mismo. Primero hay que amarse a sí mismo. Uno debe amar el amor. Entonces, puedes también amar el entorno.