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David Rodrigo

Maya

Levanta el manto de Maya "la apariencia"

Por David Rodrigo

¡Atención!
¿Dónde colocas tu mente-corazón?
No renuncies a la satisfacción total.

Lo que parece no es lo que es. Tú no eres un individuo.
Observa lo que aparece frente a tus sentidos como un manto de ilusión, de fantasía, de pesadilla, porque te oculta lo Real y lo Real es lo que todos más echamos siempre de menos, lo más deseado por todos: la Felicidad absoluta, la Belleza que no pasa, la Existencia que no muere, el Saber que no erra ni duda, el Amor siempre colmado que no decae, la Experiencia sin límites de ningún tipo (espacio, tiempo, objetos), la Libertad total, Ser infinito.

El manto de Maya, la apariencia percibida, entra en tu mente-corazón a través de tus sentidos como impresión mental. En tu interior, tu intelecto discierne sobre lo percibido a través de sus impresiones previamente almacenadas por percepciones y experiencias anteriores, lo juzga y decide una acción según su voluntad, que ejecutas a través de tus órganos de acción. Dicha acción te reportará a su vez nuevas experiencias e impresiones mentales. De esto modo, vivimos atrapados en el manto de Maya "la apariencia" como si fuéramos un individuo limitado por el espacio, el tiempo y por sí mismo.

Siendo limitados, naturalmente estamos insatisfechos, no puede ser de otro modo. Deseamos más y, en el mejor de los casos, actuamos para lograr más. Normalmente la gente vive mecánicamente, sin vida.

Lograr la satisfacción: Imposible

El problema es que jamás logramos la satisfacción total, simplemente porque es imposible. No porque la satisfacción total no exista. Tampoco porque no pueda ser lograda por un ser humano o, al menos, no en esta vida, tiempo o circunstancias, sino porque la satisfacción total no se logra, se es, es.

Todo cuanto se logra es un efecto. Por tanto, es algo condicionado, es decir, por naturaleza limitado. Lo limitado no es total. Así pues, lo limitado, lo que es un efecto de cualquier otra cosa mediante una acción, etc., no puede darte jamás la satisfacción total, ilimitada.

Por otra parte, la satisfacción parcial no es verdaderamente satisfacción. Por eso es efímera: pasa, se va, cesa. Así es nuestra vida, ¿no?

Está claro que la satisfacción total no se logra. Pero existe. La satisfacción total es, se es.

Entonces, ¿cómo se es la satisfacción total?
―No hay que hacer nada para ser lo que es, lo que eres.
Entonces, ¿me quedo como estoy?
―¿Sientes la satisfacción total, siempre?
No.
―Entonces no puedes quedarte como estás. No renuncies a la satisfacción total. No renuncies a ti. No mueras en vida.
¿Qué hago pues cuando no se puede hacer nada para ser lo que eres?
―Tienes que cambiar total y conscientemente tus creencias radicales (de raíz) para levantar en tu entendimiento el velo de Maya y, por tanto, Ser directamente, inmediatamente, sin obstáculos, lo que eres: la satisfacción infinita.

Los obstáculos a Ser lo que verdaderamente eres no existen más que en tu entendimiento mental. Esos obstáculos se eliminan cambiando tu entendimiento mental para entender que lo conocido (percibido, experimentado) es apariencia que oculta lo que es, la Verdad tan anhelada. Y que lo que es no es percibido porque eres tú y no un objeto de percepción diferente a ti. Tú, lo que es, te conoces a ti mismo directamente, porque eres tú y tú eres un ser sensible, consciente.

Ahora mismo, como siempre, tú eres eso ya, un ser consciente, pero estás conociendo y conociéndote a través de tu mente y tus sentidos, que son los instrumentos que sólo ven el manto de Maya "la apariencia". Tu mente y tus sentidos, el cuerpo sutil que habita dentro de tu cuerpo físico, no son tu ser. En cuanto levantes con tu mente con creencias transformadas el velo de Maya, brillarás totalmente como tu propio Ser infinito, eterno, perfecto, pleno, libre.

¿Y cómo levanto el velo de Maya?
―Quien está atrapado en el velo de Maya es quien tiene que levantarlo y liberarse. ¿Quién?
Yo.
―No. Tu mente-corazón. El instrumento con el que ahora te identificas como "yo". ¿Cómo? Negando el velo de Maya "lo aparente". Es decir, entendiendo que todo cuanto percibes, sientes, experimentas, piensas, dices, haces es aparente, no es verdaderamente real, no es permanentemente permanente, porque viene y va, aparece y desaparece.

Entonces, controlando tus sentidos de percepción y de acción, es decir, tus ideas, emociones, deseos, miedos, apegos, etc. con el claro objetivo de que:
―tu mente-corazón deje de aferrarse a lo percibido (sonidos, tactos, formas, gustos, olores),
―deje asimismo de dar vueltas sobre sí misma, es decir, sobre las impresiones mentales fruto de previas experiencias, y
―repose conscientemente en paz, sin acción, sin aferrarse ni a lo externo ni a lo interno, lo ajeno y lo propio del instrumento de tu mente-corazón.

Entonces, simplemente relájate, siente esa paz en ti, en tu interior, en cuanto tu mente-corazón deja conscientemente de actuar y dejarse la vida, es decir, transformarse emocionalmente en cada percepción.

Observa esa paz que existe en tu interior, donde no hay nada más que sí misma: Paz. Paz ―ausencia de objetos externos e internos y de movimientos, de agitación―, hallada en cuanto tu mente-corazón deja conscientemente de actuar.

Siente tu paz interior, sin más. Es Felicidad en Paz. Dicha, Belleza en sí misma, sin otro, sin percepción de otro, sin acción, sin lucha, sin competencia, sin temor, sin apego. En Paz. Felicidad en Paz. Belleza y Amor en sí, sin otro, en ti siempre.

En cuanto detienes conscientemente tu mente-corazón, dejando de seguir las percepciones externas y las impresiones mentales porque son el manto de Maya "lo aparente" que oculta lo Real, esto brilla, lo conoces directamente, sin instrumentos mentales, etc., acción ni accesorios, porque es Real, eres tú y es consciente.

Esa Felicidad en Paz que experimentas en tu interior eres tú porque siempre está ahí, en tu ser más profundo. Cuando no la sientes es sólo porque tu mente-corazón está aferrada a lo que ésta percibe externa e internamente con la idea equivocada de realidad y de yo agente y experimentador de dicha realidad percibida. Estás atrapado en el manto de Maya, en la ignorancia radical.

Entonces lo único que tienes que hacer es estar muy atento, en cada percepción, en cada respiración, en cada palpitar, en cada emoción, en cada movimiento, en cada acto: ¿Dónde estás colocando tu mente-corazón?

Que no te pesquen las redes de las percepciones externas (sonido, tacto, formas, etc.) ni internas (impresiones mentales, recuerdos), ni las bellas ni las feas. Niega todo ello en tu comprensión porque es Maya "lo aparente" que te oculta lo Real, que te obstaculiza la visión directa de lo permanente siempre, te frustra la experiencia como Yo (=directa, inmediata) de lo más deseado por todos siempre.

¡Atento! ¿Dónde colocas tu mente-corazón? Negando todo lo aparente, al observar que viene y va, sin tú lanzar tu mente-corazón tras ello, ésta reposa conscientemente y conscientemente siente la Paz, la Dicha interior, el Amor sin otro por enamorar y gozar, la Belleza sin rostro, Dios sin nombre, la Plenitud en sí, lo infinito.

Entonces, recuerda que eso no es una experiencia más, sino la base permanente e inmutable, real, de toda experiencia cambiante de Maya "lo aparente". Eso, estando siempre en ti, eres tú, y no tus ideas-emociones-acciones-experiencias cambiantes, operaciones de los instrumentos de tu cuerpo-mente.

Eso es lo permanente no sólo en tu interior, sino bajo el manto de la diferenciación, el movimiento, la limitación y el conflicto que proyecta Maya en la perfección Real, una e inmutable.

Eso es la Verdad de todo esto. Eso es tu propio Ser.

¡Atento en tu divagar por el manto de Maya que llamamos mundo! Obsérvate: ¿Dónde estoy colocando mi mente-corazón?

Niega lo percibido externa e internamente, que tu mente repose en tu propia Paz infinita, colmada, auto-luminosa, sin otro, acción ni transformación, sin lucha, sin miedo, sin ganar, retener ni perder. Eso es la Verdad del mundo. Eso eres tú. Y no hay en verdad nada más.

© David Rodrigo, 26 de noviembre de 2016
Maestro tradicional de Advaita Vedanta