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Melikzareth Blanco Mazarelly

Advaita y Nihilismo: Más allá del vacío

Por Melikzareth Blanco Mazarelly 28 de octubre de 2024
Melikzareth

En la actualidad, es común observar cierta confusión entre el nihilismo y las enseñanzas del Vedanta Advaita, dos perspectivas aparentemente cercanas en sus conclusiones, pero esencialmente opuestas en su visión de la realidad y el propósito de la existencia. La similitud superficial entre ambos, que a veces parece sugerir una cierta renuncia al valor de las cosas del mundo, puede llevar a interpretaciones injustas, especialmente cuando uno se acerca a la tradición Advaita desde un enfoque meramente intelectual y no experiencial. Es por ello que es importante aclarar esa confusión, profundizando en las diferencias esenciales entre el nihilismo y la filosofía no-dual del Advaita, y explorando cómo cada una de estas perspectivas aborda la cuestión de la naturaleza de la realidad y el significado último de la existencia.

La Base del Nihilismo: Vacío, Inexistencia y Desesperanza

El nihilismo es una doctrina filosófica que postula que la existencia carece de significado, propósito o valor intrínseco. Según esta perspectiva, todos los sistemas de creencias, valores y estructuras significativas creadas por el ser humano son esencialmente ilusorios y sin ningún fundamento en una realidad superior o trascendental. En términos generales, el nihilismo propone que el universo es un vacío frío y desprovisto de significado; en él, la vida humana es apenas un accidente, y cualquier búsqueda de sentido es una construcción arbitraria, destinada a ser destruida por el flujo imparable de la entropía y la muerte.

Desde este enfoque, el nihilismo es profundamente desencantador. Para quienes lo interpretan de manera pesimista, conduce a una visión sombría y sin esperanza de la vida, donde no existe una verdadera trascendencia, sino una resignación frente a la finitud, un sentido de vacuidad que, al final, solo permite una desconexión total con la experiencia de vivir. En su vertiente más radical, el nihilismo niega incluso la posibilidad de una realidad objetiva y sugiere que cualquier intento de buscar sentido es, en última instancia, fútil.

Vedanta Advaita: La No-Dualidad de la Existencia

En contraste, el Vedanta Advaita, uno de los sistemas filosóficos más profundos de la tradición hindú, no niega el valor de la vida ni el sentido último de la realidad, sino que traza una visión de la realidad como una unidad indivisible y plena, una Conciencia universal que se manifiesta a través de todas las formas y fenómenos. Según la tradición Advaita, la verdadera naturaleza del ser humano es el Atman, o la esencia pura de conciencia, la cual es una con Brahman, el principio absoluto que subyace, permea y sostiene toda la existencia. En otras palabras, el ser humano, en su esencia más profunda, no es una entidad separada o autónoma, sino una expresión del Todo, una chispa de la totalidad indivisa de la existencia.

La esencia del Advaita no está en la negación de la realidad, sino en la superación de la percepción dualista, en la cual el mundo se experimenta como separado del yo. Para el Advaita, el sufrimiento surge de esta ilusión de separación, mientras que la liberación o moksha se encuentra en la realización directa de la unidad entre el individuo y el Todo. En esta unidad, el individuo se da cuenta de que él mismo es una manifestación de la plenitud de la realidad, no en un sentido teórico o intelectual, sino en una experiencia directa que trasciende toda dualidad y da lugar a una profunda paz interior.

Las Profundas Diferencias: Más Allá de la Superficie

Es fácil malinterpretar las enseñanzas Advaita como nihilistas, ya que ambas perspectivas pueden llegar a una conclusión similar sobre la naturaleza ilusoria de la realidad aparente. Sin embargo, la experiencia Advaita no conduce al vacío existencial ni a la negación de la vida, sino a una vivencia de paz, amor y compasión resultante del reconocimiento de la unidad. En el nihilismo, la vida se considera absurda porque no tiene un fundamento trascendental; en el Advaita, la vida carece de una realidad autónoma, pero precisamente porque toda la existencia es expresión de una única conciencia, un absoluto en el que todo es pleno y está interconectado.

Advaita no es una negación, sino una superación; no se queda en la nada, sino que descubre en ella el fondo de todas las cosas. Mientras que el nihilismo es una respuesta a la falta de un sentido externo o un valor intrínseco, el Advaita descubre el sentido interno y completo en la propia naturaleza de la conciencia. En otras palabras, el nihilismo percibe el vacío como un límite insuperable e insalvable, mientras que el Advaita ve en el vacío la verdadera plenitud: una realidad donde el sentido está intrínsecamente presente y no necesita ser creado o alcanzado.

La Experiencia del Ser: Nihilismo como Negación, Advaita como Realización

Para el nihilista, la inexistencia de sentido es el fin de toda búsqueda. Es el descubrimiento final de que nada tiene valor y, por tanto, nada tiene importancia. Pero para el seguidor del Advaita, el reconocimiento de que el mundo es ilusorio no es una puerta cerrada, sino el umbral hacia una comprensión más profunda de que uno mismo es la totalidad, y que este «uno mismo» no es una entidad separada, sino la Conciencia misma que todo lo impregna.

En el Advaita, el Ser no es una nada fría o vacía, sino una realidad de conciencia pura que es completa y está saturada de paz. Esta paz surge de saber que la esencia del individuo no está limitada por el cuerpo, la mente o la personalidad, sino que es parte del eterno flujo de la existencia. La auto-realización en el Advaita no es un rechazo de la realidad, sino una reconfiguración de la percepción, donde la ilusión de separación se disuelve en la experiencia de unidad.

El Propósito de la Realización: Nihilismo y Advaita frente a la Vida Cotidiana

Otra diferencia clave radica en la relación que ambas filosofías tienen con la vida cotidiana. Desde el nihilismo, cualquier actividad humana es una distracción sin sentido. Pero en el Advaita, las acciones humanas no son innecesarias; simplemente se realizan con una comprensión diferente. El ser humano sigue participando en la vida, aunque sin apego y sin la ilusión de un «yo» separado que necesita controlar y poseer la experiencia. El Advaita ve en la vida una danza de lo Absoluto en sus diferentes formas, sin valor propio, pero con el reconocimiento de que cada acción es una expresión de esa única realidad.

Así, mientras que el nihilismo puede conducir a la inacción o a la desesperación, el Advaita ofrece una forma de vivir sin adhesión o apego, en paz y armonía con el flujo natural de la vida. Es el despertar a una vida que no necesita un propósito externo para ser plena, donde cada experiencia, por mundana que sea, es parte de la totalidad.

Ver en el Advaita un nihilismo espiritual es perder de vista su esencia más profunda: el Advaita no es una filosofía de la nada, sino de la totalidad. No lleva a la desesperanza, sino a la libertad que surge de saber que uno es, en última instancia, el propio océano de conciencia en el cual todas las experiencias y formas surgen y desaparecen.

Si bien el nihilismo encuentra en el vacío una condena, el Advaita lo convierte en el portal hacia la paz y la unidad. Para la tradición Advaita, toda confusión y sufrimiento se disuelven en la realización de que la verdadera naturaleza del ser humano es plena, eterna y libre. Al igual que las olas en el océano, todas las formas y experiencias no son más que manifestaciones de una misma y única realidad, en la cual nada se pierde y todo permanece en perfecta unidad.

Melikzareth Blanco Mazarelly
Divulgadora de la Filosofía Advaita
Especialista en Hinduismo Clásico
Autora de Narrativa Filosófica y No Dualidad
© Melikzareth Blanco Mazarelly, 2024