Artículos - Osho
Osho acerca del Zen
( y Hubert Benoit )
Por OshoHubert Benoit llama al Zen «la doctrina abrupta», a diferencia de todas las demás, a las que denomina «doctrinas progresivas». Para la primera, para el Zen, utiliza el singular, y para las demás el plural, porque la doctrina abrupta sólo puede ser una.
Pero puede haber tantas doctrinas progresivas como personas; cada uno tiene que progresar a su manera. Así que puede haber millones de doctrinas progresivas (tiene razón al usar el plural) y la doctrina abrupta sólo puede ser una. No puede ser diferente para diferentes personas, porque es abrupta. No depende de ti, de quién eres, depende sólo de una cosa: que tú desaparezcas. Y la desaparición es brusca, repentina. Este punto debe entenderse porque es muy fundamental para el Zen.
El yoga es una doctrina progresiva; el Zen, es la doctrina abrupta. Ésa es su visión fundamental — de gran belleza y grandeza. Simplemente significa una cosa: que la Budeidad no es algo que deba alcanzarse. En el Yoga hay que alcanzar el SAMADHI: tienes que mejorarte a ti mismo, tienes que seguir y seguir trabajando en ti mismo. Es un gran programa de mejora, de logro, de realización. En el Zen todo lo que tienes que descubrir es que ya eres un Buda, que no hay realización, que no hay crecimiento, que no hay logro, que la Budeidad es la naturaleza interior de todos.
Todo el mundo es un Buda; si lo sabes o no, no importa. Algunos Budas están profundamente dormidos y roncando, algunos Budas han despertado, pero ambos son Budas.
En el Zen no existe ningún método. No es que los Maestros Zen no den métodos a sus discípulos, porque sí los dan — dan métodos sólo para demostrarte, para deseo y satisfacción de tu corazón, que todos los métodos son inútiles. Te dan métodos para que trabajes en el método y, poco a poco, veas la inutilidad del mismo. En el momento en que veas la inutilidad de un método y hayas terminado con él, se te dará un método superior y así sucesivamente. Te darán métodos cada vez más elevados; y finalmente, poco a poco, eliminarás todos los métodos porque verás la inutilidad de todos ellos.
Un día llegarás al punto en el que verás que no hay nada que alcanzar, ningún lugar adonde ir. Ese momento en el Zen se llama «la gran duda». Ese momento se conoce en Occidente a través de los místicos cristianos como «la noche oscura del alma». Es realmente una noche oscura del alma, la gran duda. No hay nada que alcanzar, ningún lugar adonde ir, todo futuro desaparece; estás en una especie de shock. ¿Entonces, quién eres? ¿Entonces qué estás haciendo aquí? Entonces ¿por qué esta existencia? Todo parece carecer de sentido si no hay logro, si no hay forma de alcanzarlo, ningún lugar al que llegar y nadie que tenga que llegar. Entonces ¿qué es todo esto? Surge una gran duda.
Esta gran duda, esta noche oscura del alma, precede siempre al SATORI. O retrocedes debido a la duda — comienzas a moverte nuevamente hacia los métodos, comienzas a aferrarte nuevamente a los métodos, caminos y vías, y escrituras, principios, filosofías y doctrinas. Caes hacia atrás; sólo para evitar la duda empiezas a aferrarte a algo de nuevo. Pero si eres realmente valiente —y esto es verdadero coraje, permanecer en la duda, no retroceder y no volver a aferrarte a nada—, te quedas en esta noche oscura del alma, indefenso, perdido, completamente perdido, sin ver un significado y sin ver un futuro. Si este coraje está ahí, ocurre el SATORI. De repente, de esta gran duda, y del dolor y la agonía que conlleva, te despiertas.
Existe un paralelo con las pesadillas. Te debe haber ocurrido muchas veces. Si la pesadilla es demasiado horrible, el sueño se rompe. Puedes seguir soñando dulces sueños toda la noche; no hay ningún problema. El sueño es tan dulce que parece una canción de cuna; te mantiene embriagado, intoxicado. ¿Pero si el sueño es horrible? —estás siendo perseguido por un tigre, y el tigre se acerca cada vez más; y el miedo... y tu corazón late rápido, y tu respiración ya no es rítmica, y estás transpirando; y estás corriendo y corriendo, y parece que no hay escapatoria, y entonces de repente ves que el camino ha terminado en un abismo, no hay camino por donde ir; y el tigre se acerca cada vez más, casi puedes sentir su aliento en tu espalda; y luego su pata... y un chorro de sangre brota de tu espalda— ¿puedes seguir durmiendo? La pesadilla es demasiada; seguramente destruirá tu sueño. Abruptamente, de repente, te despiertas. Es como un salto repentino de un estado de consciencia a otro. Un momento antes estabas dormido, ahora estás despierto. No hay ningún tigre, sólo tu esposa, y su mano en tu espalda, y su aliento... Todo ha desaparecido.
La gran duda es el punto donde uno siente la mayor pesadilla, donde toda su vida se convierte en una pesadilla con los ojos abiertos. Cuando ves que toda la vida ha perdido sentido... Porque la vida sólo tiene sentido si tienes metas. Cuando estás encantado con las metas, la vida tiene sentido; cuando no hay metas, el significado desaparece. De repente ves que desaparece el suelo bajo tus pies; estás colgado en el vacío. Estás cayendo como una hoja muerta en un pozo desconocido y sin fondo, y todo está oscuro y no hay ni siquiera un rayo de luz.
Éste es el trabajo de un Maestro Zen: empujarte a esta gran duda. Una vez que esto suceda, el SATORI seguramente sucederá, a menos que vuelvas a caer y comiences a soñar dulces sueños.
Estar con un verdadero Maestro es estar en un incendio. Estar con un verdadero Maestro es enfrentar tu muerte, es enfrentar tu aniquilación. Por eso al Zen se le conoce como la iluminación repentina, la doctrina abrupta.
Hubert Benoit también dice que el SATORI tiene dos significados. Uno es el estado-SATORI en el que se encuentran todos: los pájaros, los árboles, las montañas, tú y todos los Budas (pasados, presentes y futuros). Toda la existencia está en el estado de SATORI. Esta es otra manera de decir que Dios está en todas partes, en todo; que Dios es el alma de todo. La Budeidad es la naturaleza de todos. Y el segundo es el evento-SATORI. Todo hombre está desde toda la eternidad en el estado de SATORI. El evento-SATORI es sólo ese caso histórico y anecdótico en el que el hombre repentinamente reconoce que siempre ha estado en el estado-SATORI.
Eres un Buda. Cuando lo reconoces, o cuando lo recuerdas, ese es el evento-SATORI. El evento-SATORI es sólo una ventana al estado-SATORI, y este evento-SATORI tiene una realidad aparente sólo a los ojos del hombre que aún no lo ha experimentado. Quien lo ha experimentado reconoce que siempre ha estado en SATORI. Por eso no podemos hablar de progreso, evolución, logro, realización, etc., etc...