Ruta de Sección: Inicio > Artículos >Ensayos > Artículo

Artículos - Philip Renard

No-dualismo y vida cotidiana

(Segunda Parte)
Por Philip Renard Advaya - Universal Non-Dualism
Philip Renard

¿Qué significa realmente la vía directa de la liberación en la vida diaria? ¿Cómo se convierte la no-dualidad, la comprensión de "no-separación", en nuestra propia realidad? Esta cuestión del "cómo" surge de la suposición de que no somos libres, que no somos felices en el sentido más profundo de la palabra e indica que estamos ansiosos por saber cómo llegar a ser libres. Esta es la pregunta del buscador.

De hecho, es bastante habitual para un buscador buscar consejo a lo largo del camino. Esto puede tomar la forma de la lectura de un libro o de una revista, o de escuchar a un maestro. Es muy raro hacer esta auto-indagación totalmente por nuestra cuenta, sin instrucciones externas. ¿Por qué buscamos el consejo de otros? ¿Por qué leemos "textos espirituales"? Porque suponemos que nos ayudarán en nuestra búsqueda.

Antes de continuar, vamos a recapitular brevemente lo que es la búsqueda en realidad. La búsqueda comienza tan pronto como te das cuenta de que lo que estás experimentando ahora no es lo que realmente quieres. Algo falta o se echa de menos continuamente en el momento actual. Quieres algo diferente y por tanto empiezas a buscar, porque ese algo más se supone que va a proporcionarte más felicidad, libertad o paz.

El movimiento que esto desencadena es en realidad una continuación de lo que ha causado el malestar interno. La causa, por lo menos la causa detectable en esta vida, es el elemento a ser corregido. Cuando eras un niño tu madre te corrigió, tu padre, tus maestros de escuela, etcétera, y de esta manera te has acostumbrado a la sensación de ser corregido. Te has acostumbrado tanto a esto que has continuado corrigiéndote a ti mismo; incluso se ha convertido en una segunda naturaleza. Con un estándar que erróneamente puedes considerar "alto" atormentas a una parte de ti mismo; ves tus propios defectos y has llegado a odiar estos aspectos de ti mismo. Esta es una voz autocrítica que siempre vuelve.

Al escuchar el consejo de los maestros o de los textos y queriendo aplicar este consejo en nuestra propia auto-indagación, el consejo funciona en muchos casos sólo como un reforzamiento de un ya existente impulso de auto-corrección. El estándar puede ser "más alto" o más "sutil" (después de todo, muchos consejos espirituales contiene una sugerencia sutil que se refiere a "lo más importante" o "lo más esencial"), con el efecto de que los repetidos intentos de auto-mejoramiento son hechos con la ayuda de una serie de comandos internos. Esto por lo general se reduce a una manipulación de uno mismo.

Una jerarquía

¿Es posible evitar esta manipulación? Sí, viendo que hay una "jerarquía", una "secuencia".

Un simple ejemplo de lo que quiero decir con esta jerarquía o secuencia es que eres consciente de que tú eres, incluso antes de que te veas en un espejo. Esta conciencia no es una corrección de algo, ni es una auto-manipulación. Es conciencia directa. La conciencia de que tú eres y la visión de ti mismo en el espejo no son dos cosas intercambiables. Una siempre precede a la otra, y no al revés.

Todos los fenómenos, toda la búsqueda, todos los impulsos internos y sus correcciones pueden compararse con los detalles de tu rostro visible en el espejo. Aunque puedes llamar "subjetivos" a esos impulsos internos y correcciones, en realidad son observables como objetos. Son imágenes reflejadas, reflejos temporales en la conciencia. Por supuesto, la investigación de tales impulsos subjetivos tiene un lugar, siempre que primero seamos conscientes del Prodigio que precede a todo lo demás: que somos. Que somos conscientes. El Prodigio de que somos en realidad consciencia, Consciencia pura. Este es el reconocimiento de nuestro estado natural. Al igual que un espejo no se ve afectado por lo que se refleja en él, así también el estado natural no se verá afectado por lo que refleja. Nada encubre a la Consciencia. Si perdemos de vista esta secuencia entonces toda la búsqueda, todo el "trabajo sobre nosotros mismos" continuará indefinidamente en el mismo nivel, como si persiguiéramos nuestra propia cola.

Cuando se muestra esto, por ejemplo, mientras leemos esto ahora, no es la siguiente corrección. No hay ninguna corrección en absoluto. La idea de una "jerarquía" o "secuencia" no es un nuevo estándar, no es un ideal o una orden para seguir atormentándote.

Se trata simplemente de una invitación. Una invitación para ver intuitivamente que hay algo siempre presente, como ahora, algo continuamente arrojando luz, iluminando también todos los objetos que surgen en ti, pero que en sí mismo no es un objeto, no es un "algo". Esto se refiere a lo más simple que existe ― y es por eso que frecuentemente se pasa por alto. Por eso aquí la invitación se hace para no pasar por alto esto, sino para llegar realmente a valorarlo, incluso para que sea lo más importante en tu vida, el principio básico. Sri Nisargadatta Maharaj se refirió a esto como el Dios más alto que merece ser honrado más que nada. Es por eso que utilizo el término "jerarquía" (que en griego significa literalmente "primero lo sagrado"; de hieros, sagrado, y archè, lo primero, el principio). Es una invitación para relajarse en lo más simple, de considerarlo suficiente por ahora y no correr hacia algo "mayor" o "superior".

Satsang es una invitación - para reconocerse

La invitación a la que me refiero aquí, hecha aquí en forma escrita, también podría hacerse en un encuentro en vivo. En realidad, es la invitación básica que se hace en el satsang, el encuentro (sanga) en la verdad (sat), la reunión de un maestro con visitantes y discípulos. El maestro es la forma viviente que hace la invitación en voz alta, la invitación para reconocer ahora, ante todo, cuál es tu naturaleza esencial. Es la invitación para aplicar la jerarquía descrita. En primer lugar viendo que tú eres, y después de eso todas las formas "visibles en el espejo".

Con esta invitación personal, cara a cara con los demás en satsang, puedes experimentar la invitación como viniendo de alguien que no quiere saber nada de ti. El maestro no quiere convencerte de nada, no quiere cambiarte. El maestro forma una interrupción en la cadena de ideas internas que sólo eran esbozos de algo como "el otro está tratando de corregirme, piensa que estoy equivocado". El satsang es la invitación para interrumpir esta cadena. Después, puede abrirse una brecha en esta cadena llevándose consigo tu historia completa junto con todo tu "conocimiento", una "cadena de conocimiento" que es genética, así como kármica. Al interrumpirse esta cadena, todas las historias que aparecen junto con sus conclusiones fijas pueden ser reconocidas cada vez más claramente como no ciertas, como meras proyecciones de ti mismo.

Puesto que es exactamente esta interrupción lo que es importante aquí, se puede decir que es el silencio de lo que trata el satsang. No necesariamente un silencio de la voz, ya que se te invita explícitamente a hacer preguntas, sino un silencio relacionado con el pensamiento y el conocimiento. Todo "conocimiento" personal es una colección de recuerdos y convicciones superpuestos en el silencio de nuestra naturaleza esencial. Es el no-conocimiento el que nos permite ver que la verdadera naturaleza de la mente, la verdadera naturaleza de nuestro yo, es la simplicidad. Es la simplicidad de la Consciencia pura. Toda búsqueda, que a su vez proviene de la necesidad de conocer, nos aleja de la simplicidad. Se podría llamar satsang a la invitación para poner la atención ahora en la simplicidad del No-conocimiento o No-mente: en el origen de la propia atención. En Eso que es antes de que surja un pensamiento. Nunca has perdido Eso; de hecho, no puedes perderlo, no importa cuántos pensamientos demanden tu atención.

El secreto se encuentra en la palabra "invitación". Una invitación está abierta a todas las respuestas posibles. Una invitación no es una exigencia. La libertad siempre está presente, eres libre de aceptar la invitación y eres libre de rechazarla, eres libre de posponer el reconocimiento y continuar con tu historia interior, con todo tu "conocimiento". Hay un dicho que ilustra de una manera profunda la maravilla de la libertad: "Puedes llevar un caballo al agua, pero no puedes obligarlo a beber".

No es importante si el que conduce el caballo se interpreta aquí como el maestro exterior o como tu propia intención de realizar la verdad. El punto importante es que ves que el caballo, aunque aparentemente atrapado en la cadena de sus tendencias, es libre. Tú, eso que eres, no puede ser forzado, afortunadamente. Ni por el mejor maestro ni por una supuesta parte bien intencionada de tu personalidad. Tu libertad precede a cualquier medida disciplinaria.

En respuesta a esto se puede argumentar que la negativa del caballo a beber indica más bien ¡que ha quedado aprisionado en la terquedad! ¿Cómo podría llamarse "libre"? Aunque a primera vista esto puede parecer cierto, en realidad se pasa por alto la incomprensibilidad de la libertad. Incluso dentro de este encadenado hábito de obstinación la libertad aún se encuentra ahí. Esta es la grandeza, la maravilla de la libertad. Siempre está ahí. Eres libre de dejarte arrastrar a través de los viejos surcos del hábito ahora, al igual que eres libre de darte cuenta de que ya eres libre del poder de estos surcos. Sólo siente dónde está la verdadera atracción. Entonces es una cuestión de si escuchas esto o no.

Por lo tanto, la invitación es en realidad una invitación a escuchar esta verdadera atracción, a la posible disposición a detener tu historia ahora. En cualquier caso, puedes acabar con tu historia ahora, incluso si empiezas de nuevo a escucharla más tarde. En el satsang no hay nada más que esto, la experiencia presente, sin historia, totalmente vacía y pura no-mente. Todo comienza de nuevo; la experiencia presente es inmaculada, sin pasado.

La tradición se refiere a "dos niveles de realidad": el nivel de lo atemporal, lo Absoluto, y el nivel de la manifestación cambiante. El satsang es una invitación a reconocer aquello que es atemporal, que tú ya eres, constantemente, y que se puede percibir intuitivamente en el silencio de la experiencia presente. Este es el nivel principal o primordial; es por eso que llamo a esto el "primer nivel". "Primer" debido a la jerarquía que he mencionado anteriormente. Primero el nivel de no-corrección, de no culpabilidad.

El "testigo" y el poder de la culpa

En muchos de los textos del Vedanta Advaita, se utilizan términos como "testigo" y "perceptor". Me he dado cuenta de que estos términos son interpretados por muchas personas como términos para la voz del comentador interior con sus mandatos. En realidad este comentador o crítico es "testigo" de nuestras acciones, pero en la mayoría de los casos este atestiguamiento está conectado con la culpa. Siempre parece que estamos fallando de alguna manera, o somos culpables de algo. El sentimiento de culpa parece ser nuestro compañero más fiable. Mucha gente asume tácitamente que este compañero es el "testigo" del que se habla en el Advaita. Sin embargo, en la mayoría de los casos resulta que el testigo que surge tiene una opinión, una norma social. Esto demuestra que este testigo proviene del mismo nivel de eso que es observado por el testigo; el momento en que surge este testigo es simplemente el siguiente elemento observado en una serie de cosas que surgen.

Debido a esta confusión el término "testigo" no es quizás un buen término. Cuando se menciona el testigo en los textos Advaita, en realidad se está haciendo referencia a la luz omnipresente que tú eres. Aunque en sí mismo no puede ser observado, arroja luz continuamente y en el momento en que la palabra "testigo" es aplicable, observa una reflexión. Este testigo no tiene opinión. No compara, no corrige, y no mejora. Simplemente observa. Y todo esto es sólo una forma de hablar, ya que en realidad no hay "un testigo". Ni Él ni ella. No hay ninguna luz aparte de ti mismo. Sólo hay una luz, un ver. Todo lo que hay, es ver. Simplemente darse cuenta.

La diferencia descrita aquí entre las dos formas de mirarse a uno mismo (ambas formas de "atestiguar") es muy importante.

El poder de discriminación con el que nos damos cuenta de la "diferencia", y también la diferencia mencionada aquí, se podrían considerar nuestro instrumento más esencial. Esta capacidad, aunque todavía pertenece a nuestra persona y, por tanto, es de naturaleza temporal, es el instrumento más refinado con el que estamos dotados: una especie de lente mediante la que es posible ver la diferencia entre nuestras tendencias personales y lo que está más allá de las tendencias personales, más allá de la culpabilidad ― en última instancia, incluso más allá de la propia capacidad de discriminación, más allá de toda distinción. Con este instrumento también es posible ver que la forma de ver los impulsos personales que aún están vinculados a la culpa, nunca puede conducir a la libertad.

Por lo tanto, se te invita a ver principalmente Eso que es sin culpa, que es pura inocencia. Primero el "primer nivel". Primero la No-mente, que es lo mismo que No-culpabilidad. De lo contrario, simplemente continúas persiguiéndote a ti mismo en un círculo vicioso. No es hasta que reconoces la No-culpa como tu propia naturaleza verdadera que puedes mirar sin juzgar todo lo demás que sigue surgiendo del pasado. Esto es lo que hace tan importante la secuencia de la que se hablaba antes. Por esta razón yo lo llamo "primer" y "segundo" nivel. Simplemente dicho: "Lo primero es lo primero".

El reconocimiento y la experiencia de nuestra verdadera naturaleza es el punto de partida, el elemento principal en la jerarquía de la que hemos hablado; es el fundamento sobre el que se funda todo lo demás. Si seguimos otro orden, primero investigando la personalidad con todas sus complicaciones emocionales, entonces la experiencia de nuestra verdadera naturaleza probablemente (ya que será considerara un resultado de nuestra investigación personal) permanecerá oculta para siempre más allá del horizonte, ya que la visión se quedará entonces fascinada por los fenómenos. Además de que la visión con la que percibes los fenómenos que surgen resulta ser acusadora, debido a tu fascinación por los fenómenos, continuarás buscando tu verdadera naturaleza en los fenómenos, como si fuera un objeto.

Nuestra verdadera naturaleza, la verdadera naturaleza de nuestra mente, no es un objeto, y no es el resultado de nada. No hay requisitos previos para reconocer nuestra verdadera naturaleza; ningún elemento personal necesita ser transformado o eliminado para hacer posible este reconocimiento.

Viendo nuestros patrones de hábitos

La consciencia misma es nuestra verdadera naturaleza, la verdadera naturaleza de todos nuestros pensamientos y sentimientos. Cada pensamiento no está hecho de otra cosa que de consciencia. Puedes reconocer inmediatamente que tú eres consciencia. Puedes reconocer que (la consciencia) no tiene características, ningún "yo soy esto" o "yo soy tal o cual". En palabras de Sri Ramana Maharshi, es puro "yo-yo", sin ningún "algo", ningún añadido o interpretación. Es puro ver, darse cuenta, iluminar algo.

El reconocimiento y la percepción intuitiva de lo que no tiene características puede compararse con una luz que se enciende, iluminando todo nuestro ser, nuestro estado natural, así como sus oscurecimientos (1). Este encendido de la luz puede ser una experiencia muy profunda, una "experiencia iluminadora", un "despertar", aunque no debemos pensar enseguida que se trata de una Iluminación completa. Esta experiencia, la experiencia auténtica de nuestro estado natural, significa que tú realmente, fundamentalmente (y tal vez por primera vez en tu vida) llegas a conocer lo indudable. Este punto es esencial, ya que a partir de ahora siempre puedes darte cuenta de esta indudabilidad de nuevo. Puede encender la luz cuando lo desees.

Sin embargo, encender la luz no significa que automáticamente todos los obstáculos son eliminados al instante. Todo lo que experimentamos como obstáculos simplemente siguen surgiendo. El llamado "segundo nivel" aparece una y otra vez con toda su aparente credibilidad. No hay necesidad de negar esto.

Igualmente, tampoco hay que negar que al encender la luz hemos encontrado una forma de ver las cosas que no acarrea una actitud acusadora, ni un impulso hacia el auto-mejoramiento. Es simplemente darse cuenta, puro darse cuenta.

Todas las tendencias, todos los patrones de hábitos heredados kármicamente que parecen estar encadenados, pueden ser simplemente observados. Aparentemente forman parte de la Consciencia presente. Sólo necesitan ser observados, y puedes relajarte en este puro darte cuenta, en esta Consciencia presente. Nada necesita ser eliminado. Nada tiene que "salir de" la Consciencia (si eso alguna vez fuera posible).

Todo se reduce a aceptar que la Consciencia, obviamente, indudablemente, toma esta forma. Aceptando que la Consciencia puede incluso tomar la "forma" de no aceptación en este momento, en otras palabras, reconoces que la parte autocrítica constituye un eslabón más en la cadena de patrones de hábitos, al igual que se añade un vagón más a un tren. En cuanto al contenido de dicho pensamiento autocrítico, con tu poder de discriminación puedes ver que esta manera crítica de mirarte a ti mismo no es lo mismo que el simple darse cuenta. Después de este reconocimiento puedes retornar inmediatamente a la naturaleza original de la mente, ya que esta es también la naturaleza original de la mente crítica. Incluso "retornar" es decir demasiado, ya que el reconocimiento en sí ya es libre: es tu naturaleza original.

Puedes permanecer en la línea divisoria donde el pensamiento aparentemente se separa de la Consciencia, la fuente del pensamiento. Es una y la misma sustancia, pero la sustancia continuamente asume una nueva forma, de modo que la llamas "pensamientos", "sentimientos", "recuerdos", "sensaciones corporales" y así sucesivamente.

Si permaneces en esta brecha puedes ver ambos aspectos. Puedes estar en contacto con la Consciencia presente, así como con la forma que asume en este momento.

Esta forma presente no es otra cosa que la Consciencia Siempre Presente. La Consciencia misma es homogénea y siempre es así. La Consciencia forma la sustancia, por así decirlo, las "células" de lo que está asumiendo esta forma presente. La Consciencia Siempre Presente es la que ahora, en esta experiencia presente, da realidad a cualquier forma temporal que surge.

Esto se puede comparar con las olas en una playa por la noche, cuando ambos, el mar y el cielo están en la oscuridad. Las olas aparecen como formas blancas sobre un fondo oscuro, y luego desaparecen de nuevo en la oscuridad. En todas partes las espumosas olas blancas aparecen y desaparecen. No hay que hacer nada para que las olas desaparezcan por completo. Del mismo modo puedes reconocer los pensamientos que surgen de su fondo, la Consciencia, sin tener que hacer nada para que desaparezcan.

La Secuencia Sagrada

¿Significa simplemente que todo se reduce a permitir que desaparezcan, a reconocer los pensamientos que surgen como hechos de la misma sustancia que su fondo? ¿No merecen más atención ciertos aspectos de nuestra personalidad?

Sí, creo que algunos aspectos merecen ser mirados con cierto detalle. Esto es particularmente adecuado en el campo de las relaciones con otras personas, cuando hay una disposición para ver realmente un comportamiento o rasgo particular, una especie de auto-indagación, sobre todo cuando alguien hace un comentario sincero sobre ello. La falta de tal disposición, acompañado de un comentario como "Vamos, ¿por qué te preocupas? Sabes que todo lo que hay es Consciencia", representa un fenómeno que se conoce a veces como "Advaita Evasivo". Este es el truco en el que los niveles Absoluto y relativo se intercambian de tal manera que el otro se deja engañar con un llamamiento a su comprensión. Bajo el disfraz de una percepción intuitiva este truco sirve para encubrir la continuación de todo tipo de patrones de la infancia que definen nuestro comportamiento. Por lo tanto en el "segundo nivel", donde las relaciones juegan un papel importante, la responsabilidad es un punto esencial. En el segundo nivel somos siempre susceptibles de cometer errores, y del reconocimiento de los nuestros, y un poco de indagación tiene todavía una validez general. Podría ser muy útil en este nivel alguna intuición psicológica, especialmente en el campo de la transferencia y otros mecanismos de defensa.

Pero no importa lo apropiado que sea dar atención al segundo nivel, sigue siendo esencial adherirse a la secuencia descrita aquí. Debido a esta importancia fundamental me atrevo a referirme cada vez más a esta secuencia como "la Secuencia Sagrada".

¿Por qué "sagrada"? Porque esta palabra te recuerda que tienes que estimar y honrar primero lo más alto, lo más importante o "sagrado" ― que es la Realidad como tal. La Realidad es anterior a cualquier tendencia personal; la persona no tiene control sobre ella. Es por eso que la Secuencia Sagrada no es un método. Un método es algo de lo que la persona puede beneficiarse. Se puede utilizar para lograr algo, para llegar a alguna parte. Con la Secuencia Sagrada, todo lo que se encuentra en la persona por medio de un método simplemente se observa, y se reconoce su verdadera naturaleza. Todos los métodos se resuelven en No-conocimiento, No-mente. La secuencia es sagrada porque aquello a lo que te dedicas principalmente es lo Supremo, la Consciencia y la Realidad que tú esencialmente eres. Así que ya no pasarás esto por alto, y encontrarás tu propia disposición o falta de disposición escuchándola.

Se podría decir que Jesús fue el primero en enfatizar la Secuencia Sagrada con su declaración: "Buscad primero el reino de Dios y su justicia, y todo lo demás se os dará por añadidura." (2)

El No-conocimiento es tu verdadera naturaleza. Así que la Secuencia Sagrada significa: adquiere primero el No-conocimiento ― y luego sólo tienes que mirar cualquier "conocimiento", cualquier creencia o convicción. Tan pronto como este conocimiento se vuelve confuso, simplemente atrévete a interrumpirlo y ábrete de nuevo al No-conocimiento.

Al adherirte a esta secuencia, es posible que una idea con respecto a un aspecto personal pueda fluir desde la comprensión original de tu verdadera naturaleza, No-mente o No-conocimiento, la comprensión de que eres la Consciencia pura. Todos los errores, todo comportamiento egoísta, eclipsan temporalmente la comprensión original.

Al ver estos errores desde la perspectiva correcta (es decir, desde el "primer nivel", la comprensión primordial del No-conocimiento) significa, por un lado, estar dispuesto a admitir los errores si es necesario, y por otra parte reconocer la raíz de estos errores. La raíz es el estar-fascinado por nuestros propios procesos de pensamiento individuales, nuestro conocimiento, nuestro "yo". Es la tendencia a adherirse firmemente al sostén que nuestro conocimiento nos da.

Permaneciendo en esta raíz, o regresando directamente a ella, se pueden reconocer los errores en sus primeras etapas, y relajarse en ese reconocimiento. No se trata de mejorar una entidad asumida, sino el reconocimiento de una falsedad. Por lo tanto no es necesario que te enredes en las diversas ramificaciones de la personalidad, y puedes dar una atención abierta a todos los fenómenos, incluyendo las posibles tendencias y proyecciones de la infancia.

Sólo después del reconocimiento de nuestro estado natural comienza la práctica real, la preparación para estabilizarse en este estado. Esta estabilización no es algo que suceda sin comprometerse, ya que rara vez ocurre que todas las tendencias heredadas kármicamente se resuelven inmediatamente con el reconocimiento de tu verdadera naturaleza. Todos los aspectos de la personalidad continúan surgiendo, pero ahora, mirando desde la perspectiva correcta, desde el primer nivel, el reconocimiento te aleja de la tentación de iniciar una nueva búsqueda. No hay más búsqueda, nada que conseguir, ni lograr o cambiar nada. Es mirar desde la apertura, sin opinión. Mientras las tendencias vinculantes no estén totalmente extinguidas, seguirán alimentando nuestra mente y por lo tanto los pensamientos y emociones seguirán surgiendo, con la posibilidad de sentirnos totalmente abrumados por ellos.

Si en un momento determinado nos sentimos consumidos por nuestros pensamientos y emociones, y surge el deseo de volver al estado natural que no se está experimentando ahora, entonces ¿qué sucede realmente? ¿Es el anhelo automáticamente una auto-corrección? ¿Aparecerá inevitablemente el antiguo compañero tenaz diciendo que lo que estoy haciendo ahora es erróneo, y que debo volver al estado original? ¿Hay algún "debo"?

No. Es solamente una invitación. No hay ningún "debo" en absoluto. No es un nuevo mandato.

¿Cuál es entonces la diferencia? La diferencia es que el anhelo de la Verdad es un anhelo real, una experiencia de la invitación interior de la libertad. Este anhelo es el llamado de la propia libertad.

(Traducido del holandés por Jenny Wase; de Philip Renard, No-dualisme ― de directe bevrijdingsweg Cothen., 2005).
Notas:
  1. Véase el comentario del traductor Kennard Lipman en su You Are the Eyes of the World. Novato, CA: Lotsawa, 1987, p. 59-60. Este fue citado en el artículo "no dualismo y vida cotidiana (parte 1)", Mountain Path...
  2. Mateo 6, versículo 33, y Lucas 12, versículo 31.
Fuente: Advaya - Universal Non-Dualism