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Artículos - Dr. N. K. Srinivasan

Una Introducción al Advaita

Por Dr. N. K. Srinivasan
NK Srinivasan

Este artículo está basado en los principios de la filosofía hindú y la práctica del Advaita o no-dualidad. Es el enfoque tradicional, en contraste con lo que ahora es comúnmente fomentado como neo-Advaita. Esto fue escrito por mí como una simple introducción, sin dar citas de escrituras o textos comunes del Advaita. Gran parte de la inspiración se deriva de las enseñanzas de Bhagwan Ramana y de la divina gracia de Shirdi Sainath a quien considero mi Paramaguru.

La filosofía Advaita es la base del sendero del jñana o Jñana Yoga. La auto-indagación o Atma Vichara y el sendero del discernimiento son métodos específicos dentro del amplio marco del Advaita. Bhagwan Ramana ensalzó el método de la auto-indagación con la profunda pregunta: "¿Quién soy yo?" [Nan Yaar en lenguaje Tamil] como una aproximación al Advaita para el hombre moderno para profundizar en la cuestión del Sí mismo. Maestros auto-realizados, como Paramahansa Yogananda, defendieron los métodos de la auto-indagación, junto con las meditaciones del kriya yoga.

Antes de continuar, debo decir categóricamente que no hay conflicto entre Jñana Yoga o Advaitismo y el sendero de la devoción o bhakti yoga. Ambos son rutas de acceso válidas, y pueden ser practicados simultáneamente. Uno no se opone al otro. Un verdadero Advaitín es un bhaktiman (devoto) de primer orden. Un verdadero bhakta (devoto) realiza su unidad con lo divino en algún momento y es de hecho un Advaitín. Pero éstos se sienten o realizan en las etapas superiores de obtención. Para un filósofo principiante o que malinterpreta los conceptos, los dos caminos o yogas parecen contradictorios o imposibles de seguir al mismo tiempo.

Algunos santos y sabios como Yogananda incluirían prácticas de meditación como el kriya yoga o raja yoga junto con bhakti y jñana en su propio estilo particular. Estas variaciones son en su mayor parte de menor importancia. Yogananda destacó las prácticas devocionales tanto como la meditación en el Absoluto.

Por lo tanto es sabio aceptar que jñana y bhakti son uno y lo mismo después de practicar durante un tiempo, aunque en un principio tienden a ser muy diferentes. [Han habido muchos textos de la filosofía hindú que han destacado uno en vez del otro. Algunos predicadores y escritores muy entusiastas han denunciado un método u otro]. Algunos incluso sostienen que el bhakti es un paso preparatorio para el jñana — que el bhakti o devoción está destinado principalmente para limpiar de la mente. Estas interpretaciones se basan en un conocimiento restringido. Grandes maestros y místicos como Ramana o Ramakrishna vieron que ambos eran igualmente aplicables y eficaces.

Una pregunta más se plantea también en este contexto: ¿Cuál es el camino más fácil — jñana [Advaita] o bhakti [devoción]? Una vez más han surgido argumentos interminables en la larga historia de la herencia espiritual hindú. Mi opinión es que ninguno de ellos es fácil. Ambos son difíciles. Pero uno de los caminos puede ser relativamente fácil para un individuo en particular en función de su estructura mental o personalidad y las circunstancias en las que él o ella crece. Esta tendencia al bhakti o al jñana también puede estar influenciada por el entorno social. De este modo los movimientos bhakti en la India [más o menos desde el siglo X al siglo XVI] generaron una serie de santos y sabios que siguieron el sendero devocional y muchos laicos se sintieron atraídos por este camino. Incluso entonces varios ascetas seguidores del Advaita o jñana yoga se encontraban en la India. Aquellos que aún intentan seguir cualquiera de estos dos caminos deben saber que ambos son como escalar el Himalaya para llegar al Monte Everest.

Habiendo dicho que tanto jñana como bhakti se pueden practicar al mismo tiempo y que ninguno de ellos es fácil, uno puede preguntarse por qué hay que seguir el método Advaitico. La respuesta es simple. Para una persona intelectualmente orientada, el sendero de la devoción [ya sea monoteísta o politeísta] le parece infantil, ingenuo o vulgar. A él o ella le gustaría pensar en términos de espíritus o fuerzas cósmicas o de energía o consciencia que impregna el cosmos o un reino en el que la mente no funciona o es anulada. Les gusta meditar en un Dios sin forma. Tal persona sería atraída por el Advaita.

La filosofía Advaita, que sólo admite una sola entidad ['no dos'] se basa en la filosofía hindú. Adi Shankara, que vino después de Lord Gautama Buda [Sakyamuni], trató de resucitar la religión hindú después de la embestida de los budistas. Adi Shankara [aproximadamente 788-820 dC] propuso la filosofía Advaita con varios textos importantes. Pero hay que añadir que él no inventó ni desarrolló esta filosofía. La filosofía es tan vieja como las colinas y se puede remontar a una parte del Vedanta o de los Upanishads. Adi Shankara reinterpretó los Upanishads, en el contexto de los argumentos budistas.

[Es evidente que un estudiante serio de Advaita estudiaría y obtendría inspiración y conceptos de los Upanishads tanto como de los textos de Adi Shankara. Por cierto, una profunda obra de Adi Shankara para entender el Advaita es Viveka-Chudamani, la Joya Suprema del Discernimiento. Se puede leer la traducción en Inglés de Swami Prabhavananda de la Sri Ramakrishna Mission, Sociedad Vedanta del Sur de California. Hay varias traducciones y textos de los Upanishads para los lectores interesados. Unas traducciones más recientes y lúcidas o compendios serían las de Eknath Easwaran.]

[Hay que notar que Adi Shankara destacó ampliamente el bhakti en muchos textos que escribió. No vamos a entrar en detalles aquí.]

¿Qué es el Advaita ?

Esta filosofía, a diferencia del budismo, implica el concepto del alma que impregna todo — todos los individuos y la creación cósmica material. Esta alma, o para el presente Superalma, es todo lo que existe. Llámelo Paramatman [para = Super; Atma = Alma] o Brahman. Esta Superalma se manifiesta en innumerables formas, incluidas las personas individuales con la pequeña alma o Jivatman. Pero, en realidad sólo hay una Superalma o Paramatma. Debido a la ignorancia creemos que tenemos un alma que es distinta o separada de Paramatma. Esta es la ilusión o maya que hay que disipar.

Se ofrecen varias analogías para explicar esto. Supongamos que tenemos cuatro ollas con agua llenas hasta el borde a la luz del sol. Veríamos cuatro soles reflejados en las ollas. Pero el sol de arriba en el cielo es el verdadero. Estos son meros reflejos. Tal es la relación entre Jivatma y Paramatma. Si tenemos miles de ollas, veríamos miles de soles. Cuando se vacían las ollas, estos soles o reflejos desaparecerían.

En otras palabras, todos somos reflejos de Dios o de la Realidad Suprema o del Uno que impregna el universo.

La ilusión o Maya de la separación de la Unidad divina es un truco de la mente. Por lo tanto el Advaita dice "destruye la mente " [manonasham]. En esto nos acercamos bastante al budismo.

Hablaremos más adelante lo que implica la destrucción de la mente.

Pensamiento y Mente

En la filosofía hindú, las dos palabras, el intelecto [buddhi] y la mente [manas] se distinguen claramente. El intelecto implica pensamiento discriminatorio y lógica. El intelecto incluye gran parte de la información que se recoge durante la vida, y la sabiduría basada en el conocimiento o información. El intelecto puede desarrollarse muy rápidamente, mediante el aprendizaje, por el proceso de la educación en el sentido occidental y por el estudio de las escrituras.

Manas o la mente se basa en corrientes de pensamiento. Los pensamientos fluyen sin interrupción durante un tiempo, asociando un pensamiento con otro, como una reacción en cadena. La mente almacena todos estos, con sentimientos y emociones. La mente interpreta estos pensamientos — en términos de placer y dolor, bueno y malo. Por lo tanto manas es algo superior al intelecto. El intelecto puede ser estrictamente objetivo, racional y sin emociones. Pero manas, llena de emociones, filtra muchas cosas. Manas almacena también las impresiones del pasado — tanto agradables como desagradables.

Las impresiones residuales en la mente —de acontecimientos y acciones— se llaman Vasansas. Las vasanas nos impelen a la acción — para bien o para mal. Si usted recuerda que alguien le ha hecho un bien, puede que le guste devolvérselo con gratitud de alguna manera. Si usted recuerda que alguien le ha hecho daño, se enfada y quiere vengarse. Las vasanas no se desvanecen o desaparecen fácilmente. Lo que es peor, las vasanas tienen la costumbre de reforzarse a sí mismas — recordándolas una y otra vez. Es fácil decir "perdona y olvida" a un viejo incidente o acontecimiento doloroso, pero nunca es fácil. Cuanto más piensa, más fuerte se vuelven las vasanas.

Controlar los pensamientos y así controlar la mente es un paso importante. Esto puede hacerse a través de la meditación o mediante prácticas profundas de devoción al Supremo. Tienes que controlar a ambos, los pensamientos agradables y desagradables del pasado. No hay una vía fácil, excepto sentarse en meditación con restricción forzada inicial. Tienes que enfrentarte a tus pensamientos que brotan en tu mente.

Los pensamientos son como burbujas de agua que surgen en el océano o en un refresco gaseoso. Saldrán a la superficie muchos a la vez. ¿Es fácil calmar la mente ?

Llega un momento después de varias sesiones de meditación o fervorosa devoción en que "aprendes a perdonarte a ti mismo y perdonar a los demás". Cuando llegas a esa etapa, la compasión y el amor surgen en tu mente. Sólo entonces realmente comprendes: "Perdónalos, porque no saben lo que hacen".

Uno puede preguntarse: "¿Por qué toda esta discusión sobre el pensamiento y la mente?" La respuesta es simplemente esta: A menos que usted practique estos para aprender a perdonarse a si mismo y los demás, a menos que aprenda a utilizar las fuentes del amor a sí mismo y a otros, no se puede tener una mente calmada. Sin una mente en calma, la contemplación Advaitica o Vichara o auto-indagación no pueden funcionar.

La mente rebelde tiene que ser sometida, antes de que pueda ser dirigida o pueda ser detenida o aniquilada. [En la literatura védica, ¡la mente se compara con un mono borracho, picado por un escorpión!]

Vislumbres de la Realidad

En los Vedas y los Upanishads, los Rishis (sabios y videntes) definieron tres etapas de progresión.

En la primera etapa, se admira la Naturaleza, se regocija en las estaciones, las lluvias, la cosecha, etc. La mente está totalmente exteriorizada. Uno siente que él [o ella] es parte de la naturaleza. Muchos videntes (veedores) védicos cantaban sus himnos desde esa perspectiva. Sintieron el "poder" del Supremo a través de la observación de la naturaleza externa. Muchos científicos piensan hoy lo mismo. [Muchos estudiosos han interpretado erróneamente esto como una reacción de temor por los acontecimientos naturales.] Esta etapa también se conoce como Vibhuti Yoga, como se da en el Bhagavad Gita.

En la segunda etapa, se siente, después de una reflexión, que hay una fuerza misteriosa en cada uno de nosotros que nos hace vivir, trabajar, pensar y así sucesivamente. No es el ojo, sino el ojo del ojo y así sucesivamente. Uno siente que el Supremo está presente en cada uno de nosotros en una forma sutil — llámelo Alma o Atma o algún otro. Uno siente que hay un corazón interior en el que mora el Supremo [no la bomba mecánica llamada corazón por los fisiólogos] o más bien el Supremo mora en la cueva del corazón [Hridaya guha]. Entonces uno puede invocar este Espíritu Morador en la oración o la meditación. Esta comprensión también implica que todo es sagrado, porque el Supremo reside en cada uno de nosotros. Sin este espíritu interior seríamos sólo un saco de huesos o un cadáver, aptos para ser enterrados o quemados. Nadie quiere mantener a un cadáver en su casa.

Las religiones formales, filósofos religiosos y santos, en su mayoría hablan de esta segunda etapa. Esta etapa tiene el importante efecto de civilizar a los seres humanos. Gran parte del progreso de la humanidad se puede atribuir a la influencia de las religiones en este sentido. Trata a los demás como los demás quieres que te traten — este aforismo se refiere a esta forma de pensar. Muestra respeto y equidad a los demás. Sí, todos estamos hechos a imagen del Supremo — es decir, llevar una parte del Supremo. El Reino de Dios está dentro de ti. Tu cuerpo es un templo. Todos estos conceptos se basan en esta segunda etapa de la "realización".

[Es una triste crónica de nuestra sociedad ver que esta etapa no es alcanzada por millones de personas que pueden o no profesar una religión. Vemos mucho derramamiento de sangre, violencia y falta de paz.]

En la tercera etapa, el explorador espiritual descubre que el espíritu que mora en el hombre es el mismo espíritu que impregna el universo. El Sí mismo de dentro es también el Sí mismo de afuera, el Supremo; la Fuerza Cósmica o Ser. Se siente un sentido de unidad con todo en el Universo. Es esta experiencia Unitiva la que se experimenta en el estado de samadhi [savikalpa o el estado más elevado de nirvikalpa] como se indica en el Vedanta. Esta es la etapa buscada por el Advaitín, para quien sólo hay UNO y no dos.

No nos preocupemos ahora si se puede o cómo se puede alcanzar esa etapa, cuán fácil o difícil es de alcanzar, cuáles son los métodos a seguir y así sucesivamente. Reconozcamos que tal etapa existe y es alcanzable.

Tres Puertas a la Realidad

Es imposible describir la experiencia de la Realidad o Brahman o el Supremo. Sin embargo, los veedores védicos han intentado mediante el uso de tres palabras satisfacer la curiosidad de los pensadores ordinarios: sat-chit-Ananda.

sat es la Verdad, Ser, Existencia — el substrato de todo. Esta puerta es abierta mediante el jñana yoga o sendero del Advaita y la auto-indagación.

chit es el aspecto de la realidad llamada consciencia o verdadero conocimiento. Esta puerta se abre mediante la meditación y el Raja Yoga — esencialmente el ashtanga yoga de Patanjali [las ocho partes del yoga] que incluye pranayama y kriya yoga y técnicas similares. [Bhagavan Ramana aprobaba este sendero, pero también sugirió que podría ser difícil de seguir para el hombre moderno.]

Ananda es felicidad, la alegría inefable. La experiencia de este aspecto es fruto del bhakti yoga o el sendero de la devoción.

Sat-Chit-Ananda Svarupa o la forma de sat, chit y Ananda es invocada en muchas oraciones e himnos. Así, la realidad puede ser concebida de una combinación de estos tres aspectos. ¿Eso significa que un bhakta o devoto no puede experimentar la consciencia cósmica de un Yogui o el estado unitivo de un jñani? La respuesta es no. Uno puede conseguir la experiencia completa de todos los tres aspectos — pero las palabras utilizadas y las metáforas para describirla pueden variar.

¿Por qué utilizamos tres palabras diferentes ? … Bueno, la respuesta es que no tenemos una sola palabra para describir los tres aspectos en nuestros idiomas, incluido el sánscrito. Esta es una limitación del lenguaje, no de los veedores. De hecho, ¡todavía estamos en un mundo de dualidad!

Pensamiento y Control Mental

¿Qué es la mente? Es la corriente de pensamientos que fluye como un río. Curiosamente, cuando decimos que el agua fluye en un río, no se especifica un determinado volumen de agua; es irrelevante. Sabemos que el agua sigue fluyendo. El volumen de agua que hemos visto habría fluido al menos a unos pocos metros antes de registrar ese volumen en nuestra mente. Nos referimos a la sustancia llamada agua en la corriente. De la misma manera, un pensamiento es sustituido por otro pensamiento. Los pensamientos cambian. Por lo tanto los pensamientos no son permanentes o no tienen ningún valor específico, excepto en ese momento.

La mente no es por lo tanto ni permanente ni valiosa. Se puede decir que la Vida no es una serie de estructuras de pensamiento o el producto de la mente, aunque así lo parece. Descartes afirmó que "pienso, luego existo". En otras palabras, el hombre es un animal pensante. Los animales no piensan como nosotros y eso nos distingue. Sabemos que pensamos; somos conscientes de nuestro proceso de pensamiento.

Para un Advaitín, la mente interfiere con la percepción de la Realidad; la mente oculta el proceso de comprensión de la Realidad; la mente es como una niebla que cubre la Realidad con una cubierta ilusoria. Cuando el sol del Verdadero Conocimiento brilla, la niebla se despeja.

¿Por qué sucede esto? Por un lado, la mente une nuestros pensamientos a este cuerpo. El sentido del "yo" está limitado entonces a este cuerpo. Por lo tanto, pensamos en nuestro cuerpo y mantenemos este pensamiento básico en todos nuestros pensamientos — el nacimiento y la muerte se identifican entonces con el nacimiento y la muerte del cuerpo. Es esta consciencia del cuerpo lo que limita nuestra consciencia total.

En el Advaita, para realizar nuestro ser, uno va más allá de la consciencia del cuerpo. Ese es el paso esencial.

Sentido del Tiempo

Estamos limitados por la tiranía de la consciencia del tiempo. El pasado nos perturba por medio de pensamientos del pasado —agradables y desagradables. Anhelamos los acontecimientos y recuerdos agradables del pasado. Sufrimos dolor debido a ciertos eventos del pasado. Este es el sufrimiento o duhkha de la humanidad.

Cuando percibimos la mente como un flujo de pensamientos sin permanencia o significado de por sí, no tenemos noción de pasado y futuro. El presente solo tiene sentido. El pasado y el futuro son cosas que se pueden almacenar en la mente [como en un disco de ordenador] y que se puede reproducir a veces, pero no tienen ningún valor. La Realidad es el momento presente. No somos capaces de experimentar el presente plenamente porque el pasado y el futuro se entrometen en nuestra mente.

Supongamos que usted entra a un restaurante y pide una comida. Cuando le traen la comida, su mente inmediatamente la compara con la misma comida o similar que comió antes. Puede sentirse feliz o infeliz con lo que le sirven ahora. En realidad, no experimenta los alimentos. Su percepción está matizada por pensamientos del pasado o de lo que puede suceder después.

Estos pensamientos, la estructura de la mente, se observa que son necesarios en la vida cotidiana. Uno puede decir que "de todos modos no puedo vivir sin estos pensamientos. ¿Cómo compro la comida? ¿Cómo puedo llevar a cabo mis actividades diarias sin la mente? ¿Cómo puedo "apagar" la mente y aún así seguir viviendo en el mundo o mantener mi cuerpo?"

La respuesta es que vas por la vida sin apego a las impresiones mentales. Bueno o malo, agradable o desagradable — tomándolas como impresiones con muy poco sentido. En la India decimos que uno debe estar desapegado de la Vida — vivir como una flor de loto sin ser tocada por el agua. Esto no es fácil, pero no imposible.

Una consecuencia de esto es que un Advaitín no espera nada del futuro — sin samkalpa o deseos o proyecciones para el futuro. Suceda lo que suceda, él los recibe sin ningún sentimiento ya sea de placer o de decepción. De hecho, esta es la verdadera prueba de la sabiduría Advaitica experimentada por una persona. Bhagavan Ramana y maestros como él vivieron una vida sin samkalpa, y eran eternamente libres. Cada samkalpa o expectativa nos ata al futuro y provoca después dolor o placer.

[Un efecto similar lo consigue el devoto que entrega toda su voluntad a lo Divino y anda por ahí con la sensación "Hágase tu voluntad y no la mía — que se haga tu voluntad". Él acepta todo lo que sucede como un don de Dios y entrega todos los frutos de la acción al Señor Divino o deidad personal. Así se puede ver que jñana y bhakti no son muy diferentes en los resultados finales]

El Dr. Nenmeli K. Srinivasan (1943-2015) fue un meditador y devoto, que aunque perteneciera a la religión hindú, aceptaba que todas las religiones son igualmente verdaderas y que cada religión tiene la filosofía Advaita incorporada en alguna parte de sus principios. Ha publicado entre otros el libro Safe and Simple Steps to Fruitful Meditation, y Essence of Srimad Bhagavad Gita.