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Extractos - Haridas Chaudhuri

Introducción al Yoga Integral

Por Haridas Chaudhuri
Haridas Chaudhuri

La cultura hindú siempre ha sentido una particular atracción por la diversidad-en-la-unidad, una actitud que la ha llevado a buscar la existencia de algún principio de unidad subyacente tras puntos de vista aparentemente divergentes.

Para la filosofía hindú la Verdad asume innumerables formas y se manifiesta de maneras muy diversas pero, en el fondo, es una y universal. Para ella, el Ser, aunque de apariencia polimorfa y multidimensional, es no dual. Desde este punto de vista, el destino final de la vida humana consiste en alcanzar la unión con lo eterno, un objetivo al que se puede llegar por muy diversos caminos.

Esta visión no dualista ha impregnado el pensamiento de la India de una tolerancia y una comprensión extraordinarias. Para los hindúes, las grandes religiones del mundo constituyen caminos diferentes para acceder al objetivo común de integración con la realidad última, lo cual les ha llevado a reconocer que los grandes fundadores de las religiones universales son manifestaciones históricas del proceso divino del mundo, que las distintas filosofías representan formulaciones intelectuales diferentes de la plenitud concreta de la existencia, esencialmente no verbal y no intelectual, y que la multiplicidad de ideologías políticas existentes constituyen formas diferentes y, por lo tanto, relativamente válidas de promover el desarrollo de países y naciones diferentes.

En la India se han llevado a cabo, desde hace siglos, todo tipo de experimentos en el campo de la relación con el Ser Supremo y la verdad espiritual y los descubrimientos realizados han terminado concretándose en los diferentes sistemas de yoga tradicionales, particularmente diseñados para cada uno de los diferentes tipos psicológicos, aunque apuntando, todos ellos al mismo objetivo, la unión directa con el sustrato último de la existencia.

Para la cultura hindú, el concepto de unión con el sustrato último de la existencia ―el concepto de yoga― es fundamental. Todos los movimientos religiosos apuntan hacia él y de él se derivan todas las tendencias filosóficas y las ideologías políticas y sociales. Desde este punto de vista, todo quehacer social y político debe conjugarse con el destino espiritual último del ser humano, la unión con el Ser Supremo.

Esta fusión del ser humano con el sustrato último de la existencia que constituye la esencia del yoga puede describirse como una unión existencial. Sin embargo, durante la Edad Media se enfatizó excesivamente el aspecto estático y negativo de esta unión existencial, lo cual suscitó la creencia de que para actualizar plenamente la verdad suprema es necesario renunciar, en algún momento, a la actividad social (samsara) y que cuando la persona alcanza la integración espiritual desaparece cualquier motivación para la acción. Desde este punto de vista bastaría con esperar pacientemente, más allá del espacio, más allá del tiempo y más allá de la acción, ese bienaventurado momento de paz trascendente en el seno de lo eterno, dedicándose mientras tanto a realizar ciertos actos virtuosos, sin esperar a cambio recompensa alguna.

Pero el renacimiento del Hinduísmo, iniciado por Raja Ram Mohan Roy, Sri Ramakrishna y Swami Dayananda, supuso, sin embargo, un cambio importante en el pensamiento hindú que subrayó los factores afirmativos y dinámicos tradicionales presentes ya en la tradición hindú. En este sentido cabe recordar que los Vedas recalcan la idea de acercar la gloria de los dioses a la vida y a la sociedad humana, los Upanishads afirman que la realidad del mundo es un flujo diversificado de la plenitud del gozo en el corazón del Ser Supremo (Brahman), los Puranas subrayan la noción del reino de la verdad en la historia (Satyayuga) y dan una especial importancia al hecho de vivir armónicamente con el tiempo y con la eternidad; y en la Bhagavad Gita, por su parte, el tema central de toda la enseñanza de Sri Krishna gira en torno al concepto de ley, encarnación del reino de la verdad y la justicia en la sociedad humana (dharmarajya).

Los principales pensadores de la India moderna han ratificado esta visión positiva y dinámica del ideal espiritual de la vida, asentando los cimientos que pueden permitir una integración armónica de los elevados valores culturales de la tradición oriental con el Occidente moderno y trazando, de este modo, las líneas directrices para que el conocimiento espiritual de la India, que pretende lograr la unión del hombre con el sustrato de la existencia, pueda combinarse fructíferamente con el conocimiento técnico y político de Occidente a fin de mejorar las condiciones de vida de la humanidad.

Sri Ramakrishna, el santo de Daksineswar, demostró la unidad esencial de todas las grandes religiones del mundo. Según él, la práctica sincera y devota de cualquier religión conduce al mismo objetivo, la realización de Dios o la integración con el Ser. Pero también señaló que la realización del Ser Supremo debe ir acompañada del servicio social desinteresado a la Divinidad que mora en el corazón de todo ser humano.

El gran poeta Rabindranath Tagore insistió en el concepto de libertad creadora. Para él, esta libertad, que constituye la esencia del espíritu humano, no consiste en liberarse de la sociedad sino en liberarse en la sociedad. De este modo, según Tagore, la verdadera libertad sólo puede disfrutarse en el seno de la miríada de relaciones amorosas que nos vinculan con nuestros semejantes.

Mahatma Gandhi, el gran arquitecto de la libertad nacional de la India, destacó dos conceptos esenciales de la ética hindú: la verdad y la no violencia (satya y ahimsa). Para Gandhi, el poder del alma, un poder inmensamente superior al de la fuerza bruta de las ametralladoras y las bombas, se asienta en estos dos conceptos, comunes a todas las religiones históricas, y constituye el único poder capaz de solucionar cualquier problema político, racial o internacional, y transformar la política mortífera en una política al servicio del bienestar de la humanidad y de la paz mundial.

El filósofo y estadista Sarvepalli Radhakrishnan subrayó el concepto de salvación social. Para él, el destino de los individuos y de los grupos se encuentra indisolublemente ligado al destino de toda la familia humana. Por lo tanto, desde su punto de vista ningún individuo alcanzará la liberación total antes de que lo logre la humanidad entera y no habrá nación ni pueblo que alcance este objetivo último mientras la humanidad como un todo no se halle en condiciones de alcanzar la autorrealización. En consecuencia, todas las naciones deben tener la oportunidad de desarrollarse libremente en un marco de armonía universal.

El silencioso Ramana Maharshi hizo hincapié en la búsqueda del yo y el logro del equilibrio. Quizás en los inicios de esta búsqueda se experimente que lo físico está separado de lo espiritual y se crea en la necesidad de alejarse de la naturaleza y de la sociedad. Sin embargo, cuando se profundiza lo suficiente se supera esta aparente dicotomía, la integración espiritual adquiere un carácter perfectamente natural (sahaja) y el sujeto puede permanecer serenamente en el Yo aunque se halle inmerso en las actividades y ocupaciones más cotidianas de la existencia social.

Sri Aurobindo, filósofo y vidente extraordinario, subrayó la necesidad de integrar el Ser y desarrollar una actitud creativa ante la vida. Esta experiencia integral abarca tres dimensiones diferentes: 1) unión con la dimensión atemporal de la existencia (Shiva); 2) movilización de las facultades y potencialidades más profundas del psiquismo humano (atman) y 3) cooperación o fusión creativa con el impulso evolutivo del Ser (Shakti).

El concepto de experiencia integral de Aurobindo nos proporciona un sólido fundamento para articular en una síntesis verdaderamente comprehensiva las ideas de todos los líderes mencionados de la India moderna. El ejemplo de Gandhi nos mostró la importancia de la verdad y del amor como principales directrices del quehacer social y político del futuro pero, según Aurobindo, esta tarea puede acelerarse notablemente merced a la activación de los recursos ocultos e insospechados de la personalidad humana puestos al servicio de la verdad, el amor y la evolución creativa.

El Yoga Integral es el arte de vivir armónica y creativamente desde la experiencia integral del Ser, una experiencia que nos enseña a abrir el manantial de inspiración creativa que mora en el psiquismo de todo ser humano, nos procura una ecuanimidad que preserva la llama de lo eterno en medio de las tormentas y tensiones de la vida social y nos induce a participar activamente en el ser del mundo y a fomentar el desarrollo de lo Divino en el proceso de la humanidad.

Esta experiencia integral que se asienta sobre una visión integral del mundo (Weltanshauung) gravita en torno al concepto de multidimensionalidad del Ser (Brahman). Las distintas confesiones religiosas y los diferentes sistemas metafísicos no son más que intentos de describir ese Ser que constituye el fundamento último de toda existencia y que, básicamente, presenta dos aspectos o dimensiones inseparables, la eternidad trascendente (Shiva) y el dinamismo universal (Shakti), la energía creativa del Ser, la creadora de toda forma, cualidad, valor, modalidad de existencia, nivel de conciencia, etc. El proceso universal, que engloba la naturaleza y la historia, la materia y el espíritu, es la manifestación de la energía creativa del Ser. Nuestro yo constituye un centro activo de expresión del Ser, una chispa de la hoguera divina que participa de su vida eterna y de su aventura creativa. Cada uno de nosotros es, en esencia, un hijo de la inmortalidad, una expresión focalizada de ese impulso vital cuyo único objetivo consiste en convertirse en un canal de expresión de las ignotas posibilidades del Ser actualizando su verdadero yo como centro único de la libertad creativa y fuente activa de nuevos valores. El Yoga Integral es el arte que nos enseña a alcanzar la realización dinámica de uno mismo.

Sobre el libro Yoga Integral

Yoga Integral

Este libro no pretende resumir ideas ya expresadas en otros lugares ni presentar un sistema cerrado de pensamiento. Su única intención es la de mostrar sucintamente la esencia del Yoga Integral. En él, el autor, único responsable de todos las reflexiones e interpretaciones que se vierten en sus páginas, expone las características esenciales de una vida integral, tratando de evitar, en la medida de lo posible, cualquier tecnicismo metafísico. Para ello, los términos sánscritos han sido traducidos al inglés con la intención de facilitar la lectura a los lectores occidentales, eludiendo deliberadamente aquellos aspectos de la filosofía hindú y de la metafísica de Aurobindo demasiado abstrusos o innecesarios desde el punto de vista práctico (los planos de existencia supernaturales, las sutiles distinciones existentes entre mente superior, mente iluminada, mente intuitiva, supermente y supramente, etc.).

En los dos primeros capítulos hemos tratado de dilucidar el verdadero sentido del yoga y el significado del Yoga Integral. En los capítulos III y IV presentamos una breve evaluación crítica de los sistemas de yoga tradicionales de la India e intentamos demostrar que el Yoga Integral sintetiza de manera creativa los ideales tradicionales. Las enseñanzas originales de los Vedas y de los Upanishads nos ofrecen una visión positiva del mundo como flujo de la plenitud gozosa que emana del corazón de la existencia. Las órdenes monásticas surgidas a partir de las enseñanzas de Buda y Shankara, por el contrario, subrayan de manera pesimista la negación de la vida y del mundo como condición para alcanzar la plenitud espiritual superior. El Yoga Integral, por su parte, intenta armonizar, en una síntesis equilibrada, ambas tendencias, la optimista y la pesimista, la actitud positiva y la negativa. El Yoga Integral no nos propone renunciar al mundo y a la vida sino tan sólo dejar de identificarnos ciegamente con ellos y tampoco subraya los aspectos más violentos de la vida sino sus potencialidades más profundas como vehículo de la verdad, la belleza y el amor. Desde este punto de vista, el Yoga Integral nos ofrece la posibilidad de integrar la perspectiva evolutiva del Occidente moderno con el ancestral legado espiritual de la India.

El capítulo V reseña los principios más importantes del Yoga Integral, el ideal de unión integral del hombre con su verdadero yo, el proceso evolutivo del mundo y el Ser Supremo. El capítulo VI esboza brevemente los fundamentos filosóficos del Yoga Integral señalando que la realidad es diversa y multidimensional y que lo eterno, el dinamismo universal y la peculiaridad de lo individual, constituyen aspectos igualmente reales del universo. Los dos últimos capítulos presentan un resumen completo y sucinto de los principales métodos de meditación practicados en la India, señalando también la forma en que las diferentes técnicas y prácticas espirituales pueden contribuir a la integración del ser humano y fomentar su libertad creativa.

Haridas Chaudhuri
San Francisco
Marzo, 1964
Fuente: Haridas Chaudhuri. Yoga Integral (Kairós, 2006)