Extractos - Loch Kelly
Vivir desde el Ser
Por Loch KellyHacer desde el Ser
La lengua china contiene el término wu wei, que puede traducirse como "espontaneidad", o "acción sin esfuerzo". Wu wei no significa esperar pasivamente, sino reconocer activamente que la acción espontánea ya está teniendo lugar, sin vernos dirigidos por un "hacedor" identificado con el ego. El Ser ya está siempre aquí, de forma natural, pero aún no estamos configurados para operar desde él. Operar desde el Ser significa interactuar, responder y crear desde un estado de flujo panorámico en el que nos sentimos libres del egocentrismo y de la identificación con el ego, y en el que a pesar de todo seguimos teniendo pleno acceso a nuestra memoria y a las habilidades que hemos aprendido. La mayoría de nosotros, que no vivimos en un monasterio o en una cueva ―o que no nos pasamos la mayor parte del día meditando―, debemos encontrar un equilibrio entre el hacer y el dejar que las cosas sean tal como son. Por lo tanto, tenemos que aprender y a desenvolvernos en el mundo sin regresar al hacedor. La consciencia despierta, en tanto que el ámbito del Ser, posee intencionalidad y capacidad de elección.
El descubrimiento de la consciencia local y la intencionalidad de la consciencia abierta de corazón nos capacitan para confiar en la acción espontánea que surge desde el Ser. Con el fin de pasar de la permanencia a la estabilización, y de la estabilización a la expresión, tenemos que aprender la paradójica danza de actuar desde el Ser. En última instancia, actuar desde el Ser es mucho más fácil y confortable que hacerlo desde nuestra agobiada y temerosa identificación con el ego. Cuanto más actuemos desde el ámbito del Ser en lugar del de la identificación con el ego, más fácil nos resultará hacerlo. Al final, la actuación desde el Ser pasa a ser el nuevo hábito y acontece por sí misma.
No hacer, en el sentido de ausencia de esfuerzo, no significa no hacer nada. Wu wei hace referencia a no identificarse con el antiguo "hacedor". Sin embargo, mantener la creencia fija de que "no hay nada que hacer" puede constituir un malentendido que refuerce la apatía. Comparado con el wu wei, el programa de identificación con el ego del viejo hacedor puede parecer compulsivo, como el comportamiento de un perro que cava obsesivamente en busca de un hueso. Al salirnos de las subpersonalidades obstinadas e identificadas con el ego, empezamos a experimentar la acción sin esfuerzo conforme vamos conectando con la inteligencia espontánea y vivaz que es el sello distintivo de la vida despierta. Podemos sentirnos apoyados y contentos, como niños en un día de verano; podemos disfrutar de una sensación liberada de curiosidad y alegría. Además, podemos sentir el poder de actuar y la libertad de elección. Paradójicamente, estamos entregando nuestra voluntad personal a un poder mayor que nuestro ego, y aun así, al hacer esto, obtenemos la verdadera libertad y la auténtica capacidad de responder (de ser responsables).
Cuando vivir desde la consciencia abierta de corazón sea lo normal para nosotros, nuestra motivación, nuestra intención, nuestra disposición y nuestra dedicación brotarán desde un lugar nuevo. El ámbito del Ser no se limita a nuestra identidad individual, sino que se ve a sí mismo en los demás. Como resultado de ello, surge a muchos niveles un sentido de comunión y de comunicación entre la gente y dentro de los grupos. Cuando vemos a los demás como a nosotros mismos, somos libres para vivir desde una ética nueva basada en el bien común, en lugar de vernos impulsados por el miedo a la carencia o una lista de "deberías"...
Vivir desde el Ser
Uno de los motivos por los que no permanecemos en el Ser es que la "nueva forma de conocer" y el desarrollo del "hacer desde el Ser" necesitan cultivarse y ser practicados. Es fácil detenerse y perderse en estados de transición como la dicha del cuerpo sutil o la observación meditativa, porque estos estados están libres de las intensas energías vitales. Es esencial que residamos en el siguiente estado que es la consciencia abierta de corazón y la forma de conocer no conceptual. Sin este fundamento nos veremos incapaces de manejarnos en el mundo sin tener que regresar a la identificación con el ego para afrontar el día a día. Al final, la nueva forma de conocer desde la consciencia despierta puede reconfigurarnos de tal manera que la función del ego y la memoria se vinculen con el Ser.
Después de haber pasado a la consciencia despierta y de haberla encarnado un cierto tiempo, hacer algo nuevo ―como dar una conferencia― puede hacer que te sientas nervioso, pero no experimentas ninguna preocupación subyacente por la posibilidad de fracasar. En esta etapa de transición, cometerás errores a medida que experimentes con la acción desde el Ser, pero serás capaz de reírte de dichos errores y de tener compasión por ti mismo. Cuando te enfrentes a una tarea difícil no tendrás que cerrarte ni que volver a la identificación con el ego, porque habrás conseguido otra cualidad del corazón: una sensación de valor y de honradez. Es posible estar abierto de corazón y ser vulnerable cuando se cuenta con el apoyo de la consciencia despierta; uno puede enfrentarse a la adversidad o a los desafíos sin derrumbarse...
Vivir desde el Ser nos proporciona el descanso y el amor que todos hemos anhelado. Conocemos la consciencia despierta, que tiene la inmaculada claridad de un cielo matinal enorme y deslumbrante. El ámbito del Ser aporta el equilibrio del cielo nocturno, en el que hay una sensación de quietud más profunda que el sueño, si bien el estado de vigilia es total; se trata de una paz primordial. En palabras de un alumno: "El ámbito del Ser es lo único que hizo que el terror desapareciese". Por fin se ve a través del miedo al miedo a la muerte. Por primera vez somos capaces de sentir dos verdades importantes a la vez ― que la consciencia despierta, en tanto que nuestro ámbito del Ser, no ha nacido nunca y no puede morir, ni siquiera sufrir daño; y que nuestro querido cuerpo humano nace, cambia y siente dolor y amor, hasta que un día desaparece. Desde al ahora podemos sentir ambas verdades y saber que todo está bien.