Extractos - James Braha
Nunca otra vez el mismo
Por James BrahaA partir de la edad de veinte años, cuando supe acerca de la meditación y la iluminación, había una corriente de pensamiento dominante circulando por mi cerebro. Comenzaba al despertar y permanecía ahí hasta que me dormía por la noche. Y la intensidad nunca disminuía. Era, por supuesto, el deseo de que mi sensación de separación e incompletitud fuera un día sustituida por la paz o la llamada dicha de la iluminación. A mis cuarenta y tantos años, mi pensamiento se mantenía sin cambios, excepto que las expectativas de éxito habían disminuido seriamente. Sin embargo, poco después de que Bob llegó, mis conceptos desgastados y mis deseos de liberación fueron sustituidos por la conclusión: nunca volveré a ser el mismo. De hecho, ese pensamiento se convirtió en algo así como un mantra durante las cinco semanas de la visita de Bob. Y oí reacciones similares de otras personas que pasaron más de dos o tres días escuchando las enseñanzas no-duales de Bob.
Sorprendentemente, esto no estaba relacionado con la experiencia. Sólo tenía que ver con la comprensión. Durante la visita de Bob, no hubo transmisión de dicha, ningún estado de mediación como de trance, y ningún toque en la frente. Era simplemente una reacción a seguir la instrucción de Bob de investigar la creencia en el "yo" con el que había vivido desde la infancia. Fue una reacción para ver claramente que el pasado y el futuro no son nada más que imágenes mentales. Si el pasado y el futuro son ilusorios, entonces también lo es toda nuestra existencia. Si el pasado y el futuro nunca ocurrieron, ¿qué lo hizo exactamente? Era una reacción a mirar hacia adentro y, en lugar de experimentar una entidad independiente, encontraba un vacío, nada o "ninguna cosa". Y era un darse cuenta de que ya que "ninguna cosa" ha estado conmigo desde que nací –mientras que absolutamente todo lo demás acerca de mí ha cambiado– entonces el vacío o "ninguna cosa" debe ser lo que yo soy. Siendo ese el caso, lo que realmente soy es, y siempre he sido, total y completo. Siendo ese el caso, lo que realmente soy es omnisciente, omnipresente y omnipotente.
Durante diez años, a la edad de treinta años, había llevado a cabo seminarios EST de Werner Erhard. Werner no es una Advaitín, pero es un profesor brillante. Muchas veces le había oído decir enfáticamente: "Esto es todo. La vida es así. Deja de esperar que sea diferente". También decía: "La vida no tiene sentido. Acostúmbrate. La vida no tiene sentido – ¡y no tiene sentido que no tenga sentido!" Durante años, me preguntaba cómo sería poder comprender realmente este tipo de declaraciones. De alguna manera, Sailor Bob tenía un mensaje similar, dicho con otras palabras. Pero él las decía de una manera que podía comprender. Y todo era simple e indoloro. Era como si fuéramos niños pequeños extasiados por el hermoso mar azul, y Bob nos daba cubos vacíos y decía: "Ve a traerme un poco de agua azul del mar, y mira a ver qué pasa". Era indescriptiblemente emocionante.
Los efectos de esta comprensión se han extendido desde cambios tan simples y normales que apenas vale la pena mencionar a un cambio radical en la vida. Mientras que "Los Bobs", como a veces los llamamos, estaban aquí y los visitantes andaban por nuestra casa, yo estaba tan ocupado –y tan excitado– que no había manera de apreciar plenamente los cambios que se estaban produciendo. Unas pocas semanas después de que se fueron, sin embargo, me di cuenta de un evidente efecto "antes y después". La vida antes de Sailor Bob y la vida después. En un principio, la experiencia más reveladora, se producía cada vez que me despertaba del sueño. Antes de Bob, mis primeros pensamientos al despertar se conectaban directamente con la sensación de estar separado, limitado e incompleto. Y siempre iban acompañados por algún deseo correspondiente que cuando era cumplido supuestamente arreglaba el problema. A menudo había una sensación de muerte inminente y un sondeo de lo que podría salir mal. Esto fue seguido de forma natural por una estrategia de cómo controlar cualquier problema o situación potencial. Incluso en el mejor de los casos, siempre había algo que faltaba y siempre algo necesario. La cuestión era que no importaba qué deseo pudiera cumplirse, la sensación de separación y de incompletitud nunca disminuía. Ni de cerca. Nunca tenía bastante de lo que no me traería la paz. Sin embargo, los deseos persistían. Si, como se suele decir, la definición de locura es hacer la misma acción y esperar diferentes resultados, ya debería estar en un manicomio hace décadas.
Después de la enseñanza de Bob, despertar del sueño es radicalmente diferente. En lugar de sentir que falta algo y que necesita ser arreglado, hay una sensación de plenitud y realización. No hay nada que falte, ninguna sensación de "llegar a ser", y ninguna preocupación por el futuro. Por fin hay un sentido de pertenencia. En lugar de un montón de pensamientos y deseos persistentes exigiendo atención, simplemente hay la vida tal como es – la conciencia de presencia, momento a momento. La experiencia es tan normal y tan poco dramática que apenas es digna de mención. Pero es tan contrario a mi vida anterior que todavía es sorprendente – y es un alivio indescriptible.