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Extractos - Swami Krishnananda

El mundo de la experiencia

Por Swami Krishnananda
Swami Krishnananda

La filosofía del Vedanta, no es ni un solipsismo ni un mentalismo inferior. Tampoco afirma la realidad absoluta del mundo. El método de abordamiento del Vedanta es integral. No dice que solo la idea subjetiva sea real, ni que solo el mundo objetivo sea real. Ni tampoco que no haya nada real en absoluto. No dice que lo Real sea solo trascendente o solo inmanente. Ni dice tampoco que entre el sujeto y el objeto uno sea superior al otro. Ambos son correlativos. El Vedanta no se inclina hacia ninguna idea dogmática, hacía ningún lado o aspecto, sino que acepta en su visión el ser verdadero entero.

Las Upanishad, la base de la filosofía Vedanta, no abordan la Verdad de un modo meramente subjetivo o individualista, no caen en el subjetivismo individualista. Saben que el individuo es imperfecto. Y tampoco cometen el error de fijarse solo en el lado objetivo de la existencia y caer en el materialismo. De hecho, no puede demostrarse la realidad de nada objetivo, ya que ningún objeto se conoce realmente con independencia de las categorías del conocer, que limitan el conocimiento a su propia esfera de comprensión.

La naturaleza del mundo que existe fuera del conocedor no puede determinarse porque faltan los medios de conocimientos necesarios. La observación objetiva de las cosas, por aguda que sea, no puede proporcionar un conocimiento absolutamente correcto de ellas, ya que en todas las formas de observación queda abierto un abismo entre el conocedor y lo conocido. Cuanto más se extiende el poder de observación, más grande parece la extensión de la existencia. No hay esperanza de sondear lo infinito utilizando la capacidad sensorial o incluso la facultad mental, ya que ambas se ocupan del conocimiento de las formas fugaces.

El Espíritu parece objetivo, material y transitorio cuando se lo contempla por medio de la mente y los sentidos. La filosofía Samkhya (1) utilizó el método de la observación objetiva y consecuentemente cayó en la profunda sima abierta entre Purusha (Espíritu) y Prakriti (Materia), que se vio obligada a sostener como dos realidades eternas. Obviamente, la existencia de dos realidades es injustificable y contradice la aspiración propia de la filosofía, que es la experiencia de una existencia incontestable. La filosofía del Yoga, que se basa en el Samkhya añade un Ishvara que flota suelto por el sistema de la existencia, pero en realidad no es posible encontrar sentido alguno en un Ishvara que no es ni el creador del Universo ni la meta de la aspiración de nadie. Esto apenas es mejor que decir que no hay Ishvara en absoluto.

Las filosofías Nyaya y Vaisesika (2) también emplearon el erróneo método de la percepción objetiva en su búsqueda del conocimiento verdadero y postularon varios absurdos como el de sustancias en última instancia independientes o el de un Configurador trascendente del Universo sin capacidad real de alcanzar el Universo que está siendo configurado. La perspectiva objetiva de la Mimamsa (3) también la obliga a aceptar la realidad de las formas exteriores del mundo, las deidades, la región celestial., etc. Todas estas filosofías objetivas han intentado igualmente contemplar la existencia desde el lado subjetivo y han llegado a la conclusión de que hay una pluralidad de Atman o almas. Varias de estas escuelas llegaron a decir que la naturaleza esencial del Atman no es la conciencia pura.

En todas estas filosofías el dualismo que se establece entre el experimentador y lo experimentado es un gran obstáculo para el logro de la libertad absoluta, porque lo que está limitado por un objeto no puede ser absoluto. Un enfoque puramente objetivo es ciego y desemboca en la conclusión de que incluso el Espíritu es un mero fenómeno material mientras que un enfoque puramente subjetivo es estrecho y lleva al agnosticismo, el escepticismo etc. Solo una visión completa de la vida puede proporcionarnos una filosofía válida y una religión satisfactoria.

El Vedanta es la gloriosa ciencia de lo Absoluto, que es Divinidad y Perfección. A las Upanishad se las llama Vedanta porque son las partes finales y culminantes de los Vedas y ofrecen la esencia más elevada de las enseñanzas de estos. Las Upanishad ven la existencia como adhyatma, adhibhuta y Adhidaiva, como el individuo, el mundo e Ishvara o Dios, y afirman la existencia de Brahman, que comprende los tres en su Ser trascendente. No dicen que solo el adhyatma sea real: eso sería subjetivismo. Tampoco dicen que solo el adhibhuta sea real: eso sería materialismo. Para ellos el adhyatma, el adhibhuta y el Adhidaiva son aspectos de Brahman o Paramatman. Los tres son una apariencia triádica del Brahman realmente indivisible. Estos tres ―jiva, jagat e Ishvara― y su fundamento, Brahman, agotan los principios posibles de toda experiencia. De hecho, constituyen la experiencia entera.

Las Upanishad expresan de diversos modos la unicidad de la vida, la unidad de lo individual y lo cósmico. "El que está en este individuo es el mismo que está allí, en el Sol", dice la Taittiriyopanishad. La Chandogyopanishad identifica el éter que está dentro del corazón con el éter cósmico exterior. El microcosmos y el macrocosmos son uno. Uddalaka le describe a Svetaketu la Realidad objetivamente, como el Ekam Sat, lo Real Único, la fuente y la base de todos los seres, y después identifica con destreza artística ese Real Único con el Sí Mismo de Svelaketu. Hay una belleza dramática maravillosa en el modo en que las Upanishad retratan la Realidad de la vida del Universo. Los sabios de las Upanishad eran personas absolutamente prácticas que se ocupaban del vivir y del ser, y no solo de meras ensoñaciones diurnas fantásticas. Descubrieron directamente la Verdad Absoluta y supieron que las distinciones, incluso entre el individuo, el mundo y Dios, son relativas, y que las cosas solo tienen sentido por ser aspectos del Ser Supremo.

Cuando la razón se basa en las shrutis (4) nos da fuerza para amar la Verdad. Desvela la Verdad exponiendo los errores de la vida empírica. El mundo material de la experiencia no es real. La materia, la energía (vida), la mente, el intelecto, etc., no son sustancias, cosas o esencias dotadas de realidad absoluta, sino modos o categorías del conocer. La materia es la Realidad aprehendida por los sentidos y la mente. La Conciencia objetivada aparece como materia. También la energía, la mente y el intelecto son la propia Realidad conocida por grados.

El espacio, el tiempo, la causalidad y la objetividad, que son las categorías del proceso cognoscitivo, son los únicos responsables de la percepción de la Realidad como algo dividido múltiplemente en el intelecto, la mente, la energía, la materia, etc. Sin estas categorías objetivas no hay Universo. Lo que hay de real en el espacio, el tiempo, la causalidad y la sustancia o individualidad es Brahman, la Conciencia Absoluta. Lo Absoluto es lo que aparece como el Universo debido a esas categorías o relaciones que el inescrutable proceso del conocimiento ha proyectado en la experiencia.

El Universo, liberado de esas categorías, es Brahman. Además, esas categorías no son hechos objetivos subsistentes en el Universo como realidades en sí mismas sino situaciones, modos maneras, artificios para conocer la Realidad en términos de un conocedor individual. El conocimiento del Universo se basa en el monstruoso error fundamental de la idea de la realidad de la separación entre el conocedor, lo conocido y el proceso de conocimiento que los conecta. Este conocimiento, atado por la creencia en la causalidad, no puede ser un conocimiento verdadero.

Como conclusión de todo este análisis lo que queda claro es que no hay mundo, sino categorías de conocimiento sobreimpuestas a la Realidad que el individuo intenta en vano objetivar, y que el valor y la realidad percibidos o conocidos como presentes en el mundo no son otra cosa que Brahman. La materialidad es una ficción. Igualmente, la naturaleza distintiva de la energía, la vida, la mente y el intelecto son ficciones; pero la verdad de la materia, la sustancialidad de la materia, es el propio Absoluto. La verdad de la energía, la vida, la mente y el intelecto es, igualmente, ese mismo Absoluto. Cuando se dice la palabra "Brahman" o "lo Absoluto", todo queda dicho. Los atributos solo son accidentes limitadores y no añaden nada a la perfección de lo Absoluto.

La idea de progreso

Es cierto que Brahman no es en modo alguno parcial o limitado; pero eso no significa que contenga en su seno divisiones o hendiduras que constituyan el mundo. Donde hay división no está Brahman, y donde no hay división no hay mundo. Todo lo que afirma la mente lógica o científica es cierto, excepto la realidad de la dualidad y la pluralidad; pero la pasión de esa mente por las consideraciones individuales, sociales, nacionales y humanistas y sus motivos utilitarios la hacen aferrarse a un Universo de seres divididos conocidos como objetos. El progreso, la decadencia, el cambio y los distintos grados de la experiencia solo son verdaderos en la vida relativa y no en lo Absoluto. La realidad no es un proceso. Es indudable que el nacimiento, la vida en un mundo y la muerte parecen procesos de cambio ascendente o descendente, pero se trata solo de cambios en la situación relativa de las individualidades del mundo, Y no se refieren a nada más allá de la apariencia de la experiencia dualista. El cambio, sea como progreso o como decadencia, y la presencia de un mundo exterior son corolarios de jivabhavana, la idea de que se es un conocedor individual, y por tanto no pueden existir en el Ser Absoluto supraindividual.

Sin embargo, el Vedanta no dice que ninguna experiencia del mundo sea irreal en sí misma, sino que es relativa y susceptible de ser trascendida y por tanto, irreal desde una experiencia superior. Nada que pueda ser trascendido en uno u otro instante es real en último término. Todas las experiencias objetivas son un grado de la verdad positiva, pero sujeto a trascendencia e irreal desde un estado superior. La existencia entera se le revela al individuo en distintos grados, pero ninguna experiencia puede ser completamente falsa, ya que en todas las experiencias hay un elemento de conciencia; sin embargo, todas las verdades, excepto la última, son sombras, relativamente reales pero irreales desde un punto de vista absoluto. El mundo es irreal porque todas sus experiencias quedan absorbidas en una experiencia más amplia. Y su eficacia práctica o su valor relativo carecen de toda validez en el estado de Auto-conocimiento.

( Extraído de las Notas Explicativas finales de El descubrimiento de lo Absoluto )
Notas:
  1. Samkhya: Sistema filosófico hinduista dualista.
  2. Nyaya, Sistema filosófico hinduista que estudia la lógica y la teoría del conocimiento; y Vaisesika, sistema filosófico hinduista pluralista y atomista.
  3. Mimamsa: Escuela ritualista del pensamiento hinduista.
  4. Shruti: Texto revelado perteneciente al corpus védico.
Fuente: Swami Krishnananda. El descubrimiento de lo Absoluto (Biblioteca Nueva, 2015)