Extractos - Roy Whenary
Más allá de la emoción
Por Roy WhenaryLa complejidad emocional, los sentimientos y expresiones de ira, miedo, deseo, autocompasión, orgullo, arrogancia, odio, envidia, celos, resentimiento, posesividad y agresión son generalmente aceptados como aspectos normales de la conducta humana. Pocas personas los cuestionan, a menos que lleguen a ser extremos.
En un mundo iluminado, sus líderes y sus gentes no estarían tan ciegos a su propio estado psicológico interno como para hacer la guerra unos con otros. En un mundo donde el ego y la reacción emocional se ve como normal y comprensible, no es de extrañar que la crueldad y las atrocidades tengan lugar.
El ego individual vive en la realidad subjetiva de su propio mundo mental y emocional. Todo el mundo y todo lo demás se ven y experimentan como meros objetos ― distintos y separados de sí mismo. El dolor y el sufrimiento de alguien fuera de la vista es de poca consecuencia, desde esta perspectiva, siempre que el ego obtenga lo que cree que quiere.
Cuando uno vive desde la perspectiva egocéntrica, "mi esposa" de hecho se convierte en mi propiedad. Cuando ella decide que quiere dejarme o tener una aventura con otro hombre, entra en acción una reacción emocional para tratar de proteger mis intereses. Me enfado, pataleo y me vuelvo amenazador o incluso violento. El ego aprende en la vida que para conseguir lo que quiere, la ira y la agresión son herramientas muy útiles, por lo que las utiliza para manipular las situaciones a su favor.
Esto es lo que significa vivir en la dualidad ― proteger los intereses del ego. La vida emocional tiene que ver con el ego: "Yo quiero ser feliz", "quiero tener esto", "no quiero eso". Todas las emociones giran en torno a estos temas. Las películas y la televisión fomentan la vivencia de dramas emocionales, los grandes negocios complacen las necesidades del ego y en las escuelas nos enseñan a ser unos pequeños egos inteligentes en nuestras vidas.
Si queremos vivir una vida más significativa y útil, entonces tenemos que cuestionar todo esto. ¿Qué sentido tiene que este pequeño ego esté luchando y esforzándose toda su vida para acumular riqueza, experiencia y notoriedad para luego desaparecer sin dejar rastro? Estas preguntas necesitan ser planteadas, pero se tiende hacia la indulgencia y el escapismo, el entretenimiento y "pasárselo bien". El entretenimiento y la diversión son el "opio del pueblo".
¿Quién va a cuestionar la droga de la que dependen siempre que consigan lo que quieren? Así, la élite financiera del mundo siempre pondrá a disposición las drogas que la gente necesite ― las drogas internas del entretenimiento, la diversión, las oportunidades de estilo de vida y cosas así. Pero al vivir en una burbuja como esta, no somos capaces de desarrollar las herramientas para hacer frente al desafío psicológico y emocional. Así que hay expertos a mano que nos proporcionan drogas y terapia para ayudarnos a través de las dificultades que podemos experimentar.
En todo esto, nos volvemos completamente separados de lo que realmente somos, y vivimos en un mundo "virtual" creado por algún otro. Hablamos de la robótica y del futuro, pero muchos de nosotros ya estamos viviendo la vida de los robots. Si no estamos en contacto con el vacío silencioso de nuestra verdadera naturaleza, entonces estamos, en cierta medida, viviendo como robots. Si no estamos viviendo con conciencia y sensibilidad, entonces estamos viviendo de forma automática según el guión de otro, según nuestro condicionamiento y la influencia de la sociedad. Desde la perspectiva del sabio, esto no es vivir a la altura de nuestro potencial.
Durante el transcurso de nuestras vidas estamos influenciados por quienes conocemos, por todo lo que experimentamos y por todo el conocimiento que acumulamos. A su vez, nosotros también influimos en todos los que conocemos y en todo en lo que estamos involucrados. Las actitudes, las ideas, los patrones de comportamiento circulan dentro de la sociedad. Nos influimos unos a otros continuamente. Cuanto más famosos y poderosos somos dentro de la sociedad, más influimos en los demás.
Si tenemos algo que decir desde el corazón, entonces deberíamos compartirlo con el mundo en general, porque la mente y las emociones dominan en todas partes. Las vidas y la dirección que toman son influenciadas por lo que se dice y por lo que no se dice.
Cuando somos educados en una sociedad en particular, somos más propensos a asumir algún tipo de cóctel de actitudes, ideas, creencias, patrones de comportamiento y cosas por el estilo que reflejan la familia y la sociedad en la que hemos crecido. Cuando nos expresamos, la mayoría de nosotros creemos que estamos demostrando nuestra individualidad, nuestra originalidad, pero en realidad generalmente estamos simplemente transmitiendo lo que ya hemos aprendido de otras fuentes, lo que hemos sido condicionados a creer. No hay nada original o individual en todo esto ― simplemente estamos haciendo lo que todos hacen.
Cuando vivimos desde el vacío silencioso de nuestra verdadera naturaleza algo diferente sucede. En lugar de que la vida sea una regurgitación continua de ideas y viejas creencias, se convierte en una exploración creativa, de instante en instante, de lo desconocido. Entonces no nos acercamos a cada nueva experiencia con las viejas ideas, las viejas formas de ver las cosas. En su lugar, escuchamos a la vida y permitimos que todas y cada una de las situaciones nos informen. Esta es la vida creativa. Entonces nuestra influencia en el mundo es un asunto completamente diferente.
Cuando vivimos desde el vacío silencioso de nuestra verdadera naturaleza no estamos viviendo desde el ego, y ya no estamos viviendo desde la emoción. La emoción se agita dentro del campo de lo conocido, la mente condicionada. En el momento que entras en lo desconocido, no hay emoción ―hay claridad y creatividad― pero no emoción. La emoción luego vuelve cuando te distancias de lo desconocido y tratas de relacionarlo con tu reserva de conocimientos y experiencia. Luego lo etiquetas como una "experiencia cumbre" porque te ha mostrado una nueva dimensión de la vida que está más allá de tu ordinaria existencia normal y aburrida.
Implicarse en los problemas emocionales alimenta el ego, el sentido de separación que sentimos. Nos mantiene aprisionados en el estrecho campo de lo conocido ― nuestra memoria y condicionamiento. Si estamos tratando de crecer en sabiduría y comprensión, entonces tenemos que salir del campo de lo conocido, salir de la memoria, el intelecto y la emoción, y realmente escuchar a la vida. Si queremos ser creativos, entonces tenemos que hacer lo mismo. Nada nuevo nace de lo viejo. Debemos dejar que lo viejo muera dentro de nosotros, y entonces desde el vacío que queda nacerá lo nuevo.
Pero no podemos organizar lo que está ocurriendo. Sólo podemos entrar en lo desconocido, y ver qué ocurre. La vida es el creador. Nosotros nunca podemos ser el creador. No podemos ser más que el canal para que la creatividad fluya a través de nosotros. Entonces ni siquiera estamos ahí. Entonces no estamos viviendo en el ego, con sus pensamientos y emociones que nunca dejan tiempo o espacio para que surja la creatividad.
La vida, para nosotros, es realmente muy corta. No es tanto lo que hacemos en nuestra vida lo que importa, sino cómo lo hacemos. Si hacemos las cosas con resistencia y resentimiento, entonces no estamos funcionando muy hábilmente. Si este es el caso, entonces tenemos que cambiar nuestra actitud o tal vez cambiar lo que estamos haciendo.
Muchas personas se implican emocionalmente en las tareas que tienen que hacer, en lugar de tratarlas simplemente como cosas por hacer. Para ser realmente eficaces en la vida, tenemos que dar un paso atrás y no involucrarnos emocionalmente. De lo contrario, nos incapacitamos a nosotros mismos para poder funcionar correctamente. Esto no quiere decir que estamos viviendo en la negación. Significa que estamos eligiendo vivir creativamente y también eficazmente.
La ira, el miedo, el resentimiento, el orgullo, la autocompasión y así sucesivamente, no mejoran o añaden valor a nuestras vidas, sino que perpetúan el sentido del ego, de separatividad. Las emociones negativas son como semillas dentro de nosotros. Si las alimentamos, crecerán, y finalmente nos controlarán, porque no hay final a la cantidad que puedan crecer. Surge la ira, y se expresa porque no somos aún conscientes de ella hasta que surge como respuesta a una situación. El miedo surge porque nos aferramos a lo conocido y dudamos en entregarnos completamente a lo desconocido. Sin embargo, si cogemos la ira o el miedo en el momento en que comienzan a crecer fuera de la semilla, entonces nuestra conciencia de ellos minimizará el grado en que se manifestarán.
Ciertas prácticas como la meditación, el movimiento del cuerpo, el yoga y cosas por el estilo, ayudan a tomar conciencia del movimiento inconsciente de las emociones. Ir más allá de la emoción es de gran valor en nuestras vidas, porque en última instancia nos liberará del sufrimiento y también mejorará nuestra capacidad de vivir una vida creativa y plena. Mientras que la evitación de problemas emocionales puede no ser útil, un enfoque excesivo en los problemas emocionales puede convertirse en un ciclo repetitivo interminable de una vida inhábil.
Muchas personas que pretenden estar interesadas en el cambio y la transformación interior se aferran obstinadamente a la vía emocional, insistiendo en que es una vía de liberación. Por supuesto, si hay bloqueos emocionales, entonces puede ser que sea necesario liberarlos. Pero si no somos más profundamente conscientes a nivel de la sensación que nuestras emociones, entonces iremos en círculos, sin encontrar nunca la liberación del sufrimiento. Sólo en el vacío silencioso de nuestra verdadera naturaleza podemos encontrar la liberación.
Vivir en paz
Muy pocos de nosotros parece llevar un sentido de paz interior con nosotros. Mirando las caras de las personas en cualquier calle de una ciudad o pueblo, probablemente en cualquier parte del mundo, se ve dolor, conflicto, infelicidad, soledad, rigidez, pero raramente paz interior. ¿Cómo es que los seres humanos pueden vivir durante sesenta, setenta, ochenta o más años y todavía no haber encontrado la paz interior? ¿Por qué no es una prioridad en nuestras vidas?
Mientras buscamos, ya sea riqueza, fama, poder, amor, experiencia o iluminación, no podemos estar en paz interiormente. Buscar para conseguir algo, significa que yo soy esto, pero quiero ser aquello. Desde el principio hay un conflicto en este enfoque. Estoy tratando de ser algo distinto de lo que soy, o tratando de estar en otro lugar de donde estoy ― lo que significa que no estoy con lo que realmente es.
En el momento en que tratamos de alejarnos, psicológicamente, de la realidad de la vida, perturbamos la paz. Los hábitos de la mente suelen perturbar la paz. El silencio es una amenaza para el ego-mente. Cuando nos familiarizamos más con el silencio, el ego insatisfecho no tiene nada a qué aferrarse. Es el ego el causante de nuestro dolor y conflicto, porque siempre está aferrándose a algo más, nunca da un paso atrás para admirar la vista del "ahora", el momento presente.
Es interesante observar la mente en funcionamiento, para ver que, quizás para la mayoría de nosotros, esta cualidad de aferrarse está casi siempre presente. Incluso nos la llevamos con nosotros al llamado reino espiritual. Dondequiera que haya una meta, un objetivo, una ambición, hay conflicto entre lo que es y lo que podría o debería ser.
Para traer paz a nuestra vida, uno tiene que aprender primero el arte de la aceptación y de la entrega a lo que se revela en cada momento. Esto quiere decir ― sin resistencia. Esto también significa flexibilidad de la mente, el cuerpo y el espíritu. Pero ¿cómo se hace esto? Bueno, obviamente, la respuesta es que no podemos "hacer" esto. Todo lo que podemos hacer es permanecer con lo que es, que por supuesto siempre está cambiando. Esto significa que tenemos que aprender a fluir con la corriente de la vida, sin quedar fijados o unidos a ningún resultado. Esto es fácil de decir, pero el ego tiene otras ideas. Está encerrado en las formas habituales de hacer las cosas, buscando resultados, tratando siempre de llegar a alguna parte y lograr algo. Pero este es un lugar al que no puede llegar, y una cosa que no puede lograr ― ni en un millón de años. Por lo tanto, la solución es simplemente abandonar cualquier expectativa.
Es posible adormecer la mente con la repetición, con diversas prácticas que efectivamente frenan y controlan la mente. Pero no estamos hablando aquí de adormecer o controlar la mente. Por supuesto, si la mente es muy hiperactiva, entonces tal vez necesita controlarse en cierta medida. Pero cuando se controla la mente, también amortiguas su sensibilidad e inhibes su sensación de vitalidad. Estamos hablando no de amortiguar la mente, no tratar de controlarla, sino de permitir que se apacigüe de forma natural por sí sola, sin ninguna restricción, sin ninguna retención. El problema es con "intención". Si quiero estar más en paz interiormente porque veo todas las implicaciones, personales y para la sociedad, si no lo estoy, entonces puedo considerar los diversos factores que actualmente me impiden realizar esta paz interior. La comprensión de estos factores será un buen augurio para la realización de este estado de paz.
Una de las grandes preguntas que hay que hacerse a uno mismo es si uno se siente tan pacífico, feliz y a gusto consigo mismo como con con los demás. ¿Te sientes cómodo en el silencio, sin que ocurra nada, o la mente constantemente intenta aferrarse a algo, algo por donde escaparse? ¿Puedes vivir sin emoción o excitación, o necesitas algo de fuera para darle un sentido a tu propia existencia? ¿Eres un esclavo de la necesidad de estímulos en tu vida? ― porque si es así, nunca encontrarás la paz, no importa lo tenazmente que la busques.
Cuando uno comienza a ver desde una perspectiva no-dualista, la visión de repente se vuelve más expansiva. Esto no quiere decir que uno adopta una actitud de "todo vale". Significa que uno ve las cosas en su conjunto, se ve la gran historia que hay detrás de lo que parece estar sucediendo en cualquier momento dado. Nada se considera de forma personal. Nada se busca con avidez. En cierto modo, uno se distancia de la implicación emocional en las situaciones ― que también significa que uno es en realidad más libre para profundizar en las cosas, porque la implicación emocional en realidad estrecha nuestra perspectiva de la situación.
La implicación emocional nace del ego, no de la clara luz de nuestra verdadera naturaleza. Para alguien que todavía está implicado con el ego, este tipo de conversación puede ser vista como una salida fácil, escapismo emocional, alejarse de la responsabilidad y cosas por el estilo, pero este no es el caso. El escapismo y alejarse de la responsabilidad son también actividades del ego. Cuando no nos involucramos emocionalmente estamos abriendo la posibilidad de ver la situación con mayor claridad, lo que significa que un individuo más informado puede tratar de manera más honesta y efectiva la situación de lo que sería el caso de otro modo.
¿Cómo traer paz a nuestra vida? Uno debe ver realmente el peligro de no permitir la paz en la vida de uno. Hay que fomentar una mayor conciencia en la vida, lo que significa que se necesita apoyar el cuerpo y la mente en esa dirección, lo que significa quizás reestructurar la propia vida, hábitos y comportamiento, el tipo de impresiones a las que uno se somete en la forma de relaciones, trabajo y situaciones familiares, lo que uno come, las cosas positivas que uno hace para apoyar un cambio hacia una forma más pacífica de la vida. Así que, quizás uno se traslada a un lugar más tranquilo, y toma paseos meditativos regulares en el mar o en el campo. Quizás uno empieza a recibir clases de yoga, tai-chi y cosas por el estilo. Pero ninguna de estas cosas en sí traerá la paz a una mente que todavía se aferra habitualmente a las cosas.
Se necesita reflexión; uno tiene que detenerse, parar de ir de acá para allá; uno tiene que familiarizarse más con el silencio que subyace a todas las cosas y a todas las actividades. La muerte está sólo a la vuelta de la esquina. No podemos perder nuestras vidas cada vez más y más empeñados en alcanzar lo que no puede ser alcanzado, porque finalmente todo se aleja de nosotros ― nada es aprehensible, y en realidad no hay nadie ahí que alcance algo de todos modos. La vida es demasiado valiosa como para ser ignorada, y cuando realmente nos detenemos, y damos un paso atrás para considerarlo en el silencio de nuestra verdadera naturaleza, vemos que la vida es más de lo que jamás habíamos soñado que era.
La preocupación por lo que está sucediendo en el llamado mundo, con las noticias, los ricos y famosos, la política, la injusticia, la pobreza, la fealdad de la mente adquisitiva y los estragos que ha causado en el mundo ― todo esto se desvanece en la presencia silenciosa de nuestra verdadera naturaleza, donde la paz reside.
Cuando nos retiramos y entramos realmente en el silencio, lo atemporal, lo eterno, de inmediato hay un vínculo invisible con todos los demás en el mundo que también están presentes en el silencio en ese momento, y de hecho con todos los que alguna vez, en la historia de la humanidad, también entraron conscientemente en el silencio. Este estado de paz no se puede fabricar, sino que nace de forma natural cuando decidimos afrontar el hecho de que no estamos en paz dentro de nosotros mismos y apartamos todo lo que no sea compatible con la paz en nuestra vida.