Extractos - Rupert Spira
El Jardín de lo Desconocido
Por Rupert SpiraLos conceptos abstractos de la mente no tienen la capacidad de aprehender la Realidad, sin embargo, son una expresión de ésta.
La dualidad, la polaridad sujeto/objeto, es inherente a los conceptos de la mente. Por ejemplo, cuando hablamos del "cuerpo", nos referimos a un objeto, que a su vez implica un sujeto. Si examinamos este objeto, descubrimos que es algo no-existente como tal y que, de hecho, es sólo una "percepción".
Sin embargo, una "percepción" sigue siendo un objeto y un examen más profundo nos revela que está hecha de "sensaciones", de "sustancia mental", en lugar de algo físico.
Sin embargo, se ha descubierto que, a su vez, esas "sensaciones" están hechas de "conocimiento". Y si examinamos el "conocimiento" encontramos que está hecho de Consciencia.
Si exploramos la Consciencia, encontramos que no tiene cualidades objetivas. Y aún así, es lo que en lo más íntimo, conocemos que somos. Es a lo que nos referimos con el "yo".
Y si exploramos el "yo" encontramos que está hecho de...
Los conceptos abstractos de la mente se colapsan aquí. No pueden ir más allá. No existe ningún nombre adecuado para eso en lo que la mente se disuelve. Todo esto nos lleva a la mayor simplicidad de la experiencia directa.
Esta des-objetivización es el proceso de la aparente involución a través de la cual Eso-Que-No-Puede-Ser-Nombrado retira su proyección de la mente, del cuerpo y del mundo, y redescubre que es la única sustancia de la impecable totalidad de la experiencia.
Entonces, Eso-Que-No-Puede-Ser-Nombrado, el Vacío Absoluto, en donde la mente colapsa, se proyecta de nuevo, dentro de sí mismo, a través del mismo camino de aparente objetivación, para recrear la apariencia de mente, cuerpo y mundo.
Eso-Que-No-Puede-Ser-Nombrado, y a lo que a veces llamamos "yo", Consciencia, Ser, Cognición, toma la forma de pensamiento, de sensación o de percepción con el fin de aparecer como la mente, el cuerpo o el mundo.
Este es el proceso de evolución aparente a través del cual Eso-Que-No-Puede-Ser-Nombrado da nacimiento a una mente, a un cuerpo y a un mundo, sin haber tenido que convertirse en algo diferente a sí mismo.
Este proceso de evolución e involución es la danza de la Unidad, es Eso-Que-No-Puede-Ser-Nombrado tomado una forma y disolviéndose, vibrando en cada matiz de experiencia y disolviéndose en sí mismo, transparente, abierto, vacío y luminoso.
La mente intenta describir las modulaciones de este vacío manifestándose como la totalidad de la experiencia y esta totalidad se reconoce a sí misma como el vacío, sabiendo todo el tiempo que es en vano.
La mente describe los nombres y las formas a través de lo que Eso-Que-No-Puede-Ser-Nombrado refracta con el fin de aparecer como dos, como muchos, para que la Consciencia/Ser aparezca como Consciencia y Ser.
Y a través de utilizar los mismos nombres y formas, la mente describe el proceso aparente a través del cual Eso-Que-No-Puede-Ser-Nombrado descubre que nunca se convierte en nada, que siempre ha sido sí mismo y sí mismo y sí mismo.
Cada declaración que se hace aquí es provisionalmente cierta en relación a una declaración, pero falsa en relación a otra. Sin embargo, nunca será absolutamente cierta.
El propósito de cada declaración es indicar la falsedad de la anterior, esperando que desaparezca inevitablemente en el momento adecuado.
Cada una es un agente de la Verdad, pero nunca la verdad.
La mente, en el sentido más amplio de la palabra (1), está hecha de conceptos y apariencias. Jamás abarca ni comprende la Realidad.
Sin embargo, hablando de esta manera, la mente está siendo utilizada para crear evocaciones más que descripciones de la experiencia de la Consciencia conociéndose a sí misma.
Estas evocaciones son expresiones temporales de Eso-Que-No-Puede-Ser-Nombrado, como flores que brotan por un momento, dispersando el aroma de su origen en el Jardín de lo Desconocido.