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Extractos - Roy Whenary

El dolor de la separación

Por Roy Whenary
The Texture of Being

Cuando nos consideramos a nosotros mismos como alguien, una persona, creamos y perpetuamos el sentido de dualidad que se siente entre la humanidad en su conjunto. Es por esto que es importante para nosotros vivir nuestras vidas con humildad. El maestro espiritual que se sube al estrado y se autoproclama un "iluminado", o "el mesías" o "el avatar" es tan culpable de esto como cualquier persona. En el momento en que nos consideramos a nosotros mismos como un objeto de esta manera, estamos en el pensamiento dualista ― y el pensamiento dualista es responsable de todo el dolor y la miseria en el mundo.

Cada vez que reforzamos el sentido del "yo", mediante la repetición de pensamientos y emociones ego-centrados, nos desconectamos de la vida cada vez más. Cada vez que gastamos energía emocional y psicológica planificando nuestro futuro y cómo vamos a alcanzar, cómo vamos a conseguir lo que queremos, cómo vamos a aferrarnos a lo que creemos que ya tenemos, también nos desconectamos de la vida. El concepto de "separación" no es una lejana idea ― es algo que cada uno de nosotros practica un día sí y otro también la mayor parte de la vida.

Es hora de asumir la responsabilidad de lo que estamos haciendo en todo esto. Si entendemos que el dolor y el sufrimiento son causados principalmente por el pensamiento dualista, por el pensamiento y la emoción ego-centrados, entonces necesitamos tomarnos tiempo para tratar el tema dentro de nosotros mismos.

El individuo, la persona, no puede ganar, no puede conquistar el todo, la vida universal. No importa lo que hagas, la vida te alcanzará tarde o temprano. Puedes aguantar hasta que seas viejo y frágil, pero luego serás consumido por el implacable proceso del nacimiento, la decadencia y la muerte. Cuanto más tiempo aguantes, o te resistas tratando de preservar tu sentido del "yo" y "lo mío", más tiempo vas a sufrir.

La felicidad, la paz, el amor y todo lo que los seres humanos anhelan, llegan sólo cuando renunciamos a este interés obsesivo por el "yo" y "lo mío", e interiormente nos rendimos a la vida.

La mayoría de nosotros probablemente tenemos un anhelo profundo en la vida, pero no siempre sabemos qué es lo que anhelamos. Podemos exteriorizar este sentimiento, este anhelo, y decir que estamos buscando "amor " o "comunidad", cuando lo que realmente anhelamos es nuestro estado original de no-separación. Lo que en última instancia buscamos es estar en contacto con nuestra verdadera naturaleza, lo que fundamentalmente somos de todos modos ― porque, en eso, no sufrimos o anhelamos nada más.

Cuando vivimos en la persona, cuando vivimos en este pequeño "yo" que llevamos a todas partes, la vida nos trae dificultades. Cuando estamos preocupados por nuestros propios intereses individuales, personales, de inmediato nos separamos de la vida. Cuando comprendemos fundamentalmente que no somos esta persona, este cuerpo, esta mente, y que somos realmente nada menos que la propia "consciencia pura", entonces también sabemos que no necesitamos ya sufrir más. De hecho, también sabemos que no hay nadie aquí para sufrir de todos modos y que nunca hubo nadie.

Todo este drama de la vida y la muerte es una gran obra (de teatro) dentro de la consciencia universal. Asumimos los papeles que se nos pide representar y nunca los cuestionamos. El dolor que sentimos y la lucha en la que participamos, puede terminar todo ahora, al instante. Lo único que se necesita es observar todo lo que sucede, dar un paso atrás, y dejar de perpetuar nuestros patrones habituales de pensamiento y comportamiento, y simplemente ser lo que somos, en nuestra verdadera naturaleza ― ni más, ni menos.

Cuando no se consigue lo que se quiere, el ego por lo general tiene una rabieta de algún tipo, o hace un esfuerzo de crueldad más concertado. La gente incluso comete asesinato, por pequeñas ganancias para sí mismos. Pero estos actos siempre son pagados, al instante. Algunas personas consideran que los asesinos, ladrones y abusadores de otras personas han salido completamente impunes si no son capturados y tratados por el sistema legal. Pero, nadie queda impune de tales actos.

En el momento en que cometes dicho acto extremo de separación, como asesinato, robo, abuso infantil y cosas por el estilo, te desconectas aún más de ti mismo y caes más profundamente en el dolor y la separación. Puedes pensar que estás teniendo placer, que estás disfrutando, pero no estás más que tratando de compensar el dolor que sientes dentro ― que es el dolor de la separación.

Cuanto mayor es el dolor que sientes, a menudo mayor y más distorsionados son los actos que eres capaz de hacer. En menor medida, las personas que no son criminales también se desconectan de la vida y tienen un sentido continuo de separación por estar siempre centrados en el ego, su beneficio y sus intereses. Por el contrario, los actos desinteresados, carentes de ego, ​​nos alejan más de la separación y el dolor que nace de ella.

Para ver la luz, tenemos que elevarnos por encima de la oscuridad ― tenemos que decir "sí" a la luz, tenemos que expulsar toda nuestra negatividad y abrazar la luz, expulsar todo nuestro sentido de separación y rendirnos a la luz. Si nos aferramos a cualquier parte del ego que quiere permanecer en la separación, volveremos a caer desde la luz y experimentar la oscuridad, con todo el dolor de la separación. Esto es lo que está sucediendo en el mundo virtual de la mente.

En realidad, hay millones de entidades físicas, personas, cuerpos, corriendo de aquí para allá en el mundo, con la creencia en sus mentes de que están completamente separados y son distintos unos de otros. Luego, en su momento, viene la muerte para cada uno de ellos ― el cuerpo muere, y ¿dónde está la mente? Puede o no continuar en su mundo virtual. Puede o no encontrar otro cuerpo para encarnarse. No sabemos con certeza lo que sucede.

Hay una gran obra desarrollándose en nuestro universo ― una obra que continúa sin cesar, una obra en la que todos sus actores, como fantasmas, aparecen y desaparecen. El precio que pagamos por creer en la ilusión de la separación, es el dolor y el sufrimiento. El anhelo que la mayoría de nosotros sentimos en algún momento de nuestra vida es el anhelo de regresar a nuestra pureza original, a nuestra verdadera naturaleza, a la felicidad de simplemente Ser.

En el vacío silencioso de nuestra verdadera naturaleza no hay separación, no hay anhelo, porque estamos inmersos en la felicidad pura sin adulterar. Sufrimos el dolor de la separación porque no nos dejamos ir. El dejar ir podría suceder en cualquier momento, incluso aquí y ahora ― sólo un pequeño paso para la humanidad, salir de la separación y entrar en la felicidad pura. Se trata de un paso sin pisar, porque no hay nadie para dar el paso ― porque dejar ir y permitirte no ser nadie, en el vacío silencioso de tu ser verdadero, es el paso.

Relaciones

Cuando crecemos, desarrollamos de forma automática un modo de relacionarnos con los demás, por lo general en función de los modelos que vemos a nuestro alrededor. Si los que nos rodean ―nuestros padres, hermanos y hermanas mayores, tíos y tías― se relacionan entre sí a través de la ira y el control o a través de desconectar y ser fríos entre sí, entonces bien podemos aprender a comportarnos de una manera similar. Pero, siendo adultos, no tenemos que continuar así. Podemos cuestionar nuestros viejos hábitos con la sabiduría de la experiencia. No estamos condenados a repetir los mismos errores ad infinitum.

Viviendo en la separación, nos vemos obligados a entrar en conflicto con otros ― especialmente los más cercanos a nosotros. Entonces, ¿cuál es la respuesta? La respuesta es simple y sencilla ― no vivir en la separación psicológica y emocional con los demás. Pero, ¿cómo hacer esto? Una vez más, muy simple. Dejando de centrarnos habitualmente en nuestros problemas personales, en nuestra propia felicidad personal, nuestra ganancia, nuestros logros, nuestros éxitos y fracasos. Pero primero, tenemos que querer hacer esto. Nuestra intención es el factor importante en todo esto.

La palabra "relación" implica que hay una dualidad, que hay una persona en relación con otra persona, que por supuesto eso es lo que hay en la superficie. Aquí estoy yo con todo mi condicionamiento, mis rasgos de comportamiento, mis opiniones y deseos y ahí estás tú con los tuyos. Desde nuestras diferentes posiciones intentamos comunicarnos, a veces con éxito y otras veces muy mal.

Esta es la forma del mundo. Esta es la forma de las naciones, de los judíos y los musulmanes, de los católicos y los protestantes, de la derecha y la izquierda, el capitalista y el comunista. Esta es la forma en que nos relacionamos con las personas con las que trabajamos, con nuestra familia, con nuestros padres e hijos, esposas y esposos y los que simplemente pasan por la calle. No sólo eso, con cada individuo también podemos desarrollar formas más complicadas de interactuar. Estas por lo general giran en torno a una de las siguientes estrategias: "si haces esto por mí, yo haré eso por ti" o "si dejas que me salga con la mía, entonces yo haré la vista gorda cuando tú hagas esto" . Incluso puede ofrecerse en una postura más agresiva de "si no haces esto, entonces yo haré eso".

El ego se desarrolla bien en un ambiente de separación. La no-dualidad es la muerte para el yo, así que no será atractiva para la mayoría de los egoístas ― a menos que les permita ser el mandamás, el maestro. El maestro que se toma a sí mismo como un maestro cae en la trampa del pensamiento dualista. Si tienes una relación con semejante maestro, nunca se cerrará la brecha entre esa persona siendo el maestro y tú siendo el estudiante. La única manera de quedar libre de esta relación es marcharse.

El ego hará lo que sea para conseguir lo que quiere, que a veces incluye la mentira, el engaño, la trampa, la violencia e incluso el asesinato. El mundo es lo que es hoy, porque hay miles de millones de personas que funcionan de esta forma, creando el caos en todo el mundo, utilizando la tecnología moderna para conseguir lo que quieren ― utilizando la guerra, el control financiero y la manipulación a gran escala. Los políticos, líderes empresariales y otras influencias que controlan el mundo entero toman la iniciativa en todo esto, pero nosotros también contribuimos dándoles poder y actuando de la misma manera en nuestra propia vida.

Mientras alimentemos esta forma de vida, esta forma de relacionarnos, las cosas siempre serán como son. Cuando vemos lo absurdo que es esto, cuando vemos la completa ilusión que es el ego, y así salimos de él, empezaremos a abordar la cuestión de cómo relacionarse verdaderamente en el mundo.

En mi relación contigo, si funciono desde el ego y tú funcionas desde el ego, no tenemos ninguna posibilidad de encontrar la paz, el amor y la felicidad juntos. Sólo cuando nos encontramos juntos en el vacío silencioso de nuestra verdadera naturaleza podemos encontrar lo que buscamos en la vida. No se trata de que yo busque algo de ti y que tú busques algo de mí, porque si ese es el caso nunca lo encontraremos.

Cuando nos encontramos fuera de la mente, en el vacío silencioso de nuestra verdadera naturaleza común, entonces nuestra relación no se convierte en una relación de opuestos o de diferentes perspectivas ― se convierte en una relación de entendimiento común. Entonces vemos la belleza en cada uno y al instante nos damos cuenta de que la belleza en el otro es idéntica a la nuestra. Entonces dejamos de intentar controlarnos entre sí y, en cambio, nos regocijamos en el bienestar de cada uno y de hecho, en nuestras diferencias externas. Pero para llegar a esta posición no-dualista primero tenemos que dejar de lado cualquier negatividad persistente.

La ira, el miedo, la depresión, la ansiedad, la auto-compasión, el resentimiento ― todos estos alimentan a la ego-mente dualista. Ya sea en una relación tipo matrimonio o la relación de dos compañeros de trabajo, debemos dejar a un lado nuestra negatividad, de lo contrario no tenemos forma de relacionarnos que no sea desde las perspectivas individuales de cada uno. Sólo desde el vacío silencioso de nuestra verdadera naturaleza podemos siempre realmente encontrarnos sin conflicto.

En el mundo de las relaciones, la "otra" persona es mi espejo. Si yo veo a la otra persona como antagonista, como desagradable o incluso como malvada, es porque no logro verla como es en su verdadera naturaleza. Es un reflejo de lo que es mi mente. Por supuesto, es difícil en esta vida humana ver el ser puro en alguien que aparece tal vez para matar y asesinar a decenas de personas aparentemente inocentes o alguien que simplemente hace lo que quiere sin tener en cuenta el efecto sobre otros en la comunidad.

Necesitamos tener leyes humanas que mantengan a estas personas fuera de la sociedad, lejos de donde puedan hacer daño a los demás. Pero los asesinos, terroristas, ladrones y personas semejantes no hacen estas cosas porque sean felices, porque estén llenos de la dicha de su verdadera naturaleza. Ellos hacen estos crímenes contra la humanidad porque están desconectados de su verdadera naturaleza. Porque se encuentran atrapados en el ego. Mientras que nosotros mismos perpetuemos el sentido de separación que todos sienten, a través de vivir en el ego, entonces estamos contribuyendo directamente a la perpetuación de tales crímenes.

Nuestro apego a nuestra hermosa y lujosa casa, a nuestras joyas, o a nuestro esposo o esposa, es lo que enciende el sentimiento de rencor o de odio que los empobrecidos y mal educados criminales sienten cuando nos ven. Por supuesto, esto no es excusa para su comportamiento, y la sociedad no puede aceptar tal comportamiento. Sin embargo, nuestro apego, nuestro orgullo, nuestra gula, nuestra suficiencia, recibe su recompensa kármica. Cuando nos aferramos a algo, hay que esperar que alguien más también lo quiera, para tratar de llenar el vacío en su propio sentido de bienestar.