Extractos - J. Krishnamurti
Descubrir lo inmensurable
Por J. Krishnamurti― Krishnamurti
La meditación es el proceso de entenderse a uno mismo. El auto-conocimiento porta sabiduría. Y cuando la mente empieza a entender el proceso de sí misma, se torna calma, completamente tranquila, sin ningún sentido de movimiento o de exigencia. Entonces, tal vez, eso que no es mensurable, llega a ser.
Las enseñanzas de este libro desvelan la necesidad de un cambio radical en relación a nuestras mentes. Como Krishnamurti explica, "para entender lo inmensurable, que equivale a penetrar en un mundo completamente diferente, debemos entender el mundo en el que vivimos, este mundo que hemos creado y del que somos parte: el mundo de la ambición, la codicia, la envidia, el odio, la separatividad, el miedo y el deseo. Eso significa que debemos comprendernos a nosotros mismos, tanto lo inconsciente como lo consciente. Eso no es muy difícil si fijamos la mente en ello".
Extracto
Quiero que quede muy claro que no estoy hablando como un hindú con una filosofía particular, tampoco estoy aquí para convencerles de nada. Estoy preguntando, de individuo a individuo, si es posible descubrir qué es verdadero, qué es Dios ―si es que existe―. Me parece que hay que empezar por comprenderse uno mismo. Y para comprenderse, deben saber primero cómo son realmente, no cómo piensan que deberían ser ―lo cual es una falacia ideológica―. Después de todo, si quiero conocerme a mí mismo, tengo que ver exactamente cómo soy, no cómo creo que tendría que ser. El "tener que ser" es una forma de ilusión; es escapar de lo que uno es.
Lo que nos ocupa ―como individuos, no como grupo― es descubrir lo que está más allá de las creencias y teorías, más allá de las esperanzas románticas y los edictos intelectuales de las diversas religiones organizadas. Estamos tratando de experimentar directamente, por nosotros mismos, si existe tal cosa como la realidad, algo más allá de las simples proyecciones de la mente, que es lo que son la mayoría de las religiones, por mucho que nos agraden y nos reconforten. ¿Puede la mente descubrir, experimentar directamente? Porque la experiencia directa es lo único que tiene validez. ¿Podemos, ustedes y yo, como individuos que estamos investigando ahora esta cuestión, descubrir o experimentar algo inmensurable? Porque experimentar eso ―si es real, si no se trata de una mera ilusión, una visión, o una fantasía pasajera― tiene una importancia extraordinaria en la vida. Una experiencia así transforma la vida, y de ella surge una moral que no es mera respetabilidad social.
Por tanto, ¿es posible que ustedes que me están escuchando experimenten aquello que es inmensurable? Tan solo decir que sí, o que no, no tiene sentido. Todo lo que podemos hacer es descubrir si la mente es capaz de experimentar algo que no sea una proyección de sus propias demandas. Esto realmente significa: ¿puede usted, el individuo, liberarse de todo su condicionamiento? ¿Puede dejar por completo de ser cristiano creyente, puede dejar sus fórmulas e ideales? Al fin y al cabo, a cada uno se le educa en una tradición concreta, y su Dios es el Dios de esa tradición. Por supuesto, eso no es la realidad; no es más que una repetición de lo que le han dicho. Para descubrir si existe una realidad, uno debe liberarse de la tradición en que se ha criado, y eso es extraordinariamente difícil de hacer. Pero solo entonces es posible ir más allá de la simple medida de la mente y experimentar algo que es inmensurable. Si no experimentamos eso, la vida es muy vacía, trivial, enclaustrada, sin mucho sentido.
¿Cómo se supone que debe abordar esta cuestión alguien serio? Porque sin la fragancia, sin el perfume de esa realidad, la vida es muy superficial, materialista, miserable, con tensión constante, y continuos esfuerzos, dolor y sufrimiento. Así, una persona seria debe preguntarse: ¿puedo experimentar algo que no sea un mero deseo o un concepto intelectual que procura cierta satisfacción, sino algo totalmente nuevo, más allá de las elaboraciones de la mente? Y, si es posible, ¿qué tenemos que hacer? ¿Cómo tenemos que abordarlo?
Creo que solo hay una forma de abordar este problema: hasta que uno no se conozca a sí mismo, hasta que no conozca todo el contenido de su mente, tanto la inconsciente como la consciente, con todos sus intrincados mecanismos, hasta que no tome conciencia de todo esto, hasta que no sea plenamente consciente de ello, no puede ir más allá. ¿Puedo conocerme a mí mismo de esta manera? ¿Puedo conocerme a mí mismo como un todo ―todos los motivos, los impulsos, las imposiciones, los miedos―, y no solo unas cuantas reacciones y respuestas de la mente consciente? ¿Y me puede ayudar alguien o debo hacerlo solo? Porque, si busco la ayuda de otro, me vuelvo dependiente, es decir, que el otro se convierte en mi autoridad; y, conocerse a sí mismo a través de la autoridad de otro, no es conocerse en absoluto. Y la simple lectura de libros de psicología tiene muy poca importancia, porque solo puedo conocerme a mí mismo cuando observo mi vida cada día, cuando me veo en el espejo de la relación con los demás. Observarme a mí mismo en ese espejo no es solo ser introspectivo u objetivo, sino estar constantemente atento, consciente de lo que sucede en la mente, en mí mismo.