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Extractos - Wei Wu Wei

Dedos apuntando a la luna

Reflexiones de un Peregrino en el Camino

Por Wei Wu Wei CAPÍTULO II

Tiempo y Espacio - I

Pasado y Futuro

Un fenómeno es algo que ocurre en el espacio tridimensional interpretado con la cuarta dimensión vista secuencialmente como tiempo.

La realidad (el noúmeno) es inmóvil, omnipresente y permanente.

 

Si no hubiera memoria, no habría pasado. Si no hubiera deseo o miedo, no habría futuro. El Presente, renovado a cada instante, es lo único que permanece, y sería una eternidad porque no podría haber Tiempo.

En nuestra condición existente, solo conocemos el Pasado e imaginamos el Futuro; el Presente nunca existe para nosotros, porque siempre es un recuerdo antes de que podamos concebirlo.

¿Tienen alguna realidad el Pasado y el Futuro? Tenemos muchas razones para preguntar. ¿Podría ser el pasado simplemente un truco de la memoria? ¿Podría ser el Futuro solo una fabricación para el cumplimiento del deseo? ¿Puede haber algo más que un eterno presente?

 

Nuestro concepto del Tiempo, pero no nuestra percepción, como algo que fluye, es probablemente erróneo. Además, si estuviéramos dentro de él no podríamos ser conscientes de que estaba fluyendo; al menos el "yo" que percibe tendría que estar en la orilla del río que fluye, y por lo tanto sería intemporal (fuera del tiempo). Es mucho más probable, y otros se han dado cuenta, que somos nosotros los que estamos en movimiento y que lo que observamos está inmóvil. Al igual que los planetas giran alrededor del sol o los electrones alrededor de los núcleos del átomo, nuestra "vida" debería ser una órbita alrededor de la realidad. Pero nuestras percepciones tienen anteojeras, solo pueden percibir un fragmento a la vez, una visión de una fracción de segundo de una parte de la realidad, la cual construimos en una continuidad como una película de cine compuesta por "imágenes fijas".

Desafortunadamente tomamos cada fragmento como una cosa en sí misma, mientras que es simplemente un segmento, como si la realidad relativa fuera la totalidad. Pero la totalidad no es la sumatoria de fragmentos que solo representan una fracción, ya que solo percibimos un aspecto, lo que conocemos como el exterior (y solo uno, o, a lo sumo, tres lados de eso) de cualquier cosa.

 

Diferenciación

La diferenciación puede ser una propiedad de la dimensión Tiempo tal como la experimentamos.

Visto (por el Observador 2 en el Tiempo 2) en ángulos rectos con las tres dimensiones del Espacio, el Pasado y el Futuro se convierten en Presente, y (por el Observador 3 en el Tiempo 3) la multiplicidad se convierte en unicidad.

Cuando vemos la cuarta dimensión en serie como tiempo, (en oposición a su aspecto total el cual es la eternidad) produce la ilusión de los fenómenos. (Si el paso del tiempo es ilusorio, es decir, es la cuarta dimensión del espacio que percibimos de forma distorsionada, en serie, algo que solamente se ve como una simple cosa tras otra porque no podemos verlo en ángulo recto a nuestras propias dimensiones. Lo vemos como una línea paralela a una de ellas; en realidad, debe estar en ángulo recto a nuestro mundo tridimensional, y lo que nos parece ir en serie, está realmente fijo y "permanente" en la eternidad.)

 

"Nosotros mismos creamos el Tiempo, en función de nuestro aparato receptivo", como nos dijo Kant. El Tiempo es un sentido imperfecto del Espacio. El Tiempo es (1) Movimiento en (2) la Cuarta Dimensión.

"El tiempo es la cuarta dimensión del espacio", como nos dice la Relatividad, una dimensión en ángulos rectos percibida secuencialmente.

 

Movimiento

El dinamismo que conocemos como "Vida", y su conciencia, son y siguen siendo cuatridimensionales.

La ciencia se basa en la suposición arbitraria de que el universo existe en el tiempo y el espacio.

No hay devenir. TODO ES

La ilusión de Movimiento se debe a nuestra incapacidad de ver todo a la vez, al hecho de que vemos una cosa tras otra. El movimiento está en nuestra psique.

Los ritmos, las ondulaciones, son quizás la curvatura del Tiempo.

El tiempo es la medida del Movimiento. (¿Es el Movimiento la interpretación de un ángulo en la cuarta dimensión?)

La tridimensionalidad es una función de nuestros sentidos. El tiempo es el límite de nuestros sentidos.

Lo que conocemos como nacimiento y muerte son un efecto del Tiempo y, como tal, necesariamente ilusorio.

 

Las Dimensiones del Espacio

El Tiempo es la cuarta dimensión percibida en serie, es decir, como una secuencia de fenómenos.

Vivimos en la cuarta dimensión sin percibirla sensorialmente, pero es evidente en todas partes por inferencia cuando sabemos dónde buscar signos de ella.

La duplicación, el desarrollo de copos de nieve, las heladas de las ventanas, la simetría de las ramas de los árboles, el crecimiento de todo tipo, la radiación, el electromagnetismo, el movimiento, la luz, quizá la ondulación, son probablemente manifestaciones de la cuarta dimensión.

Nuestra psique existe en la cuarta dimensión, al igual que nuestro "linga sharira" (cuerpo compuesto que solo podemos ver por etapas). Lo que nos vemos unos a otros son segmentos tridimensionales de una totalidad de cuatro dimensiones.

La siguiente dimensión es la Eternidad (en su aspecto de tiempo) y el Infinito (en su aspecto de espacio) en el que todo existe de manera inmutable o es una variación infinita en un punto. Esta es la quinta dimensión o la segunda dimensión del Tiempo, pero Ouspensky afirma que cada dimensión superior es infinita para la dimensión inmediatamente debajo de ella.

La sexta dimensión es aquella en la que existe toda posibilidad.

 

La Eternidad y el Paso del Tiempo

La Duración (o la Eternidad) es el punto necesario de la inmovilidad desde donde el pasar del tiempo se ve como tal.

No podríamos ser conscientes del pasar del tiempo si un elemento de nosotros no estuviera situado en la Duración.

La Duración (la Eternidad vista como tal) no es en lo que se convierte el Tiempo cuando se ve en ángulo recto, sino el punto desde donde el Tiempo se ve en ángulo recto.

La Duración es la Torre Eiffel desde donde se ve la superficie plana del Campo de Marte con sus figuras en movimiento. Vista desde la parte superior de la Torre Eiffel, desde un punto inmóvil, desde uno de un número infinito de puntos inmóviles, abajo la superficie plana de los Campos de Marte está cubierta con objetos en movimiento. Se mueven aproximadamente a la misma velocidad, con referencia a la parte superior de la Torre Eiffel, ya sea que se acerquen a su base o se alejen, al igual que la luz viaja aproximadamente a la misma velocidad con referencia a un observador si el observador se está acercando o alejando de la fuente de la luz (experimento de Michelson-Morley corregido por Adams). La luz, por lo tanto, parecería ser una dimensión en ángulo recto a la del observador. (El hecho de que se considere que la luz puede ser dos cosas separadas e incompatibles –una ondulación y fotones– podría significar que su forma cuatridimensional es ondulatoria mientras que se manifiesta tridimensionalmente como una lluvia de partículas.)

La luz, por lo tanto, parece estar usando una dimensión en ángulo recto con las del observador. (El hecho de que se encuentre que la luz es dos cosas separadas e incompatibles, una ondulación y los fotones, puede significar que su forma de cuatro dimensiones es ondulatoria, mientras que se manifiesta tridimensionalmente como una lluvia de partículas).

Pero tal vez deberíamos tomar al ascensor de la Torre Eiffel si deseamos que la analogía de la luz sea correcta, ya que la velocidad del ascensor no se modificará con respecto a los observadores que se acercan hacia la Torre Eiffel o se alejan de ella.

Si el paso del tiempo es representado por el movimiento bidimensional del Campo de Marte, y la Duración por la propia Torre Eiffel, cualquiera que sea el movimiento tridimensional (vertical) que pueda haber dentro de él (el del ascensor, por ejemplo), dicho movimiento estando en otra dimensión, y por lo tanto en ángulo recto con respecto a todas los demás, será constante en referencia a todo movimiento en la superficie plana del Campo de Marte.

 

Revalorización de Valores. I

Esa parte del mundo que nuestros sentidos perciben, es la parte tridimensional, y se ve en trozos.

El carácter ilusorio del tiempo parece haber sido evidente para los filósofos griegos, en particular para Heráclito. Sin embargo, tal concepto es demasiado radical para la ciencia y la religión, aunque permanece implícito en la filosofía y la metafísica y se hizo explícito una vez más en las palabras de Kant: "Nosotros mismos creamos tiempo, en función de nuestro aparato receptivo". La evidencia de la filosofía es insuficiente para la ciencia, pero en los últimos años la Relatividad ha establecido lo siguiente: "El tiempo es la cuarta dimensión del Espacio", y "El universo es un continuo Espacio-Tiempo". Esto hace perder terreno a los científicos positivistas, aunque solo los grandes hombres se dieron cuenta al instante, o ya se habían dado cuenta.

Sin embargo, el Tiempo (y el Espacio) son tan fundamentales para nuestra perspectiva, que la mayoría de nuestras concepciones se basan en una ilusión comprobada.

Por ejemplo, ¿cómo podemos "sobrevivir" a la muerte si la muerte implica la desintegración del "aparato receptivo" que fabrica el Tiempo? Cualquier concepto, supervivencia, reencarnación u otro, que implique la idea de que el Tiempo es algo fuera de nosotros, algo que sucede, ya sea que estemos aquí o no, es obviamente absurdo.

¿No deberían ser sometidas a esta prueba todas nuestras ideas inmediatamente y luego ser descartadas, si nuestra noción del tiempo estuviera implícita en ellas? ¿No deberían ser sometidos todos nuestros valores a esta revaluación inicial?

Parece claro que los aspectos invisibles de nosotros mismos tienen que estar en otra dimensión, y la siguiente dimensión superior a la tres que conocemos es la Cuarta.

 

Reencarnación y Recurrencia. I

La única forma de reencarnación que parece ser compatible con lo que somos capaces de entender del universo, es mejor llamarla Recurrencia.

De hecho, podría suponerse que nuestras vidas se repiten eternamente, y podría ser que ese fue el sentido en el que la Reencarnación llegó a ser conocida y aceptada por los Maestros y por el propio Señor Buddha. (Si la doctrina popular es anterior a los Maestros, como es probable, entonces al parecer que la respaldan, ellos pretendían que el sentido de recurrencia fuera entendido por aquellos pocos que podrían ser capaces de captar un concepto tan esotérico. La evidencia, real o imaginaria, para esta interpretación, se puede encontrar en los sutras.)

Pero la recurrencia implica un factor de tiempo, una repetición de la película que constituye nuestra vida, un revivir constante de cada una de los innumerables "fotogramas" o partes (segmentos) que conforman nuestra totalidad (en la medida en que la conocemos), el volver a experimentar esa totalidad en serie o como una cosa tras otra y para eso sería necesario un aparato receptivo (como nos describió Kant) con percepciones sensoriales para recrear el tiempo. De hecho, tal aparato receptivo, es decir, cada ser humano, habiéndose materializado tridimensionalmente, debe existir eternamente en la dimensión en ángulos rectos en cada momento de su materialización. (La intersección entre el Tiempo y la Eternidad es el Momento, la del Momento y la Eternidad debe ser el Tiempo, y la del Tiempo y el Momento debe ser la Eternidad).

El aparato receptivo, por lo tanto, existe en la Eternidad y allí opera, de modo que la ilusión de una "vida" consecutiva también debería ser eterna.

El concepto del tiempo como una curvatura, ¿y cómo podría ser de otra manera?, hace de cada "vida" un círculo completo, creado por sí mismo como una característica inherente del Tiempo. Un círculo que no tiene comienzo ni final, extendido en dos dimensiones, debe continuar indefinidamente, repitiéndose a sí mismo como un aspecto de la eternidad. Pero si se extiende en tres dimensiones, se vuelve automáticamente capaz de variaciones infinitas.

En ambos conceptos, que son aspectos diferentes de la misma verdad relativa, la Recurrencia eterna parece no ser meramente posible sino bastante inevitable.