Extractos - Ramana Maharshi
Conversaciones con Sri Ramana Maharshi
Introducción por Sadhu Arunachala
Estas Conversaciones
abarcan un periodo de cuatro años (1935-1939), y fueron registradas por Sri Munagala S. Venkatararmah (actualmente, Swarni Ramanananda Saraswati), un discípulo muy antiguo de Sri Ramana Maharshi. Aunque telegu por nacimiento, habla fluidamente inglés y tamil, y es versado en sánscrito. Éstas eran cualificaciones necesarias para quien quería registrar las conversaciones de Sri Bhagaván con sus diversos discípulos y visitantes.
Los cuatro años abarcados en esta obra fueron los días en los que el Asramam alcanzó la cima de su gloria. La salud del Maharshi era espléndida y la Sala en la que se sentaba, estaba abierta día y noche para dar la bienvenida a todos. Los visitantes de todas partes del mundo se congregaban allí, y casi no había país que no estuviera representado en una u otra ocasión. La guerra interfirió naturalmente en esta afluencia de gentes, aunque con el paso del tiempo el número de visitantes indios siguió creciendo. Sin embargo, fueron estas conversaciones, muchas de ellas con occidentales, las especialmente interesantes: aquí encontró su campo de debate la tendencia moderna hacia el materialismo y la irreligiosidad, de la que Occidente se enorgullece. Sri Bhagaván resplandecía como el sol, e incluso aquellos que no le comprendían o que no estaban de acuerdo con sus palabras quedaban fascinados y no podían evitar ser elevados por su presencia.
Aunque Sri Venkatararniah estaba plenamente cualificado para este trabajo, no era fácil seguir a Sri Bhagaván una vez que éste empezaba a hablar. Dominaba el tema de tal manera que jamás vacilaba en sus palabras, cualquiera que fuese el idioma en que se hablase: en consecuencia, eran pocas las notas que era posible tomar, pues los oyentes estaban demasiado ocupados en tratar de no perder una sola palabra de lo que se decía, a lo que se sumaba que esto no siempre era fácil de comprender. Sri Venkatararmah actuaba como intérprete para muchas personas de habla inglesa que afluían al Asramam, pues Sri Bhagaván no quería decir más que unas pocas palabras en esa lengua, aunque la conocía lo suficientemente bien como para leer los diarios y revistas ingleses. Pero actuar como intérprete era aún más difícil que sólo ir tomando notas; las palabras fluían de modo tan constante que no quedaban intervalos para transmitir el significado de aquéllas al fervoroso interlocutor. A menudo había que pedirle a Sri Bhagaván que aguardase mientras sus palabras eran transmitidas al anheloso oyente. Por eso es posible imaginar fácilmente las dificultades para preparar estas notas; sólo era competente para esta tarea quien durante años había estado sentado a los pies del Maestro, y había absorbido enteramente su filosofía y el modo en que él la exponía. Felizmente había sido encontrado Sri Venkataramiah, la persona ideal para esto.
Hay que admitir que el lenguaje que aquí se emplea no es siempre elegante, lo cual era de esperar de acuerdo con las circunstancias; sin duda, podía haber sido corregido, pero en gran parte se ha dejado como estaba, pues se juzgó que, de otro modo, se habría perdido una cierta espontaneidad que actualmente posee. Aunque las conversaciones fueron en varios idiomas del Sur de la India, en su mayoría fueron registradas en inglés, y el resto en tamil y telegu; los pasajes correspondientes a estas dos últimas lenguas se han traducido expresamente para este libro. Las anotaciones completadas se mostraban a menudo a quienes formulaban las preguntas, para que las verificasen, pero el escrito, en su totalidad, tenía el sello de aprobación de Sri Bhagaván mismo, pues los registros se le mostraban siempre para su aprobación o para las modificaciones necesarias después que habían entrado en el libro de notas. Por eso podemos estar seguros de que en este libro tenemos la enseñanza exacta del Maestro, y, al leerlo, estamos sentados una vez más a sus pies en la antigua sala, bebiendo cada palabra que cae de sus labios; raptados por su sonrisa, por el movimiento de sus manos delicadas y por sus actuaciones, pues él era un verdadero artista, que a menudo representaba el papel de la historia que estaba contando, para familiarizarnos mejor con su tema.
Tal vez haya algunos que se sientan inclinados a criticar este libro tildándolo de monótono, pero esta supuesta monotonía es deliberada, pues siempre se expone algún punto nuevo, por parecida que parezca la conversación. Sri Bhagaván recalcaba siempre esta verdad esencial y única, necesaria para la Liberación, de que hay sólo un Sí mismo y nada más que el Sí mismo. Conozca eso y conocerá todo lo demás. Nunca se repetirá esto demasiado.
Indudablemente, la aprehensión intelectual de este hecho le pone a uno en el camino, pero, una vez que el camino ha comenzado, el conocimiento mental debe devenir entonces una experiencia efectiva. Para conocer una cosa absolutamente, y no sólo superficialmente, uno debe ser esa cosa; de otro modo, el conocimiento es incompleto. Como ya se ha indicado, nosotros no somos otro que el Sí mismo siempre; pero, al asociarnos con la ignorancia de la limitación, con un ego, olvidamos al Veedor y nos identificamos con lo visto. ¿Y qué podemos hacer al respecto? Este hábito es muy antiguo. La mente lo ha imaginado nacimiento tras nacimiento, lo ha fabricado siglo tras siglo, y está tan envuelta en la ignorancia, que ahora es renuente, y aunque lo quiera, es casi incapaz de desenredarse de las esclavitudes del mundo ilusorio que ella misma ha creado.
Usted es el Sí mismo, ―nos dice él― nada más que el Sí mismo. Todo lo demás es sólo imaginación. Por lo tanto, SEA el Sí mismo aquí y ahora. No es necesario huir a un bosque ni encerrarse en una habitación; prosiga sus quehaceres básicos, pero libérese de su asociación con el hacedor de ellos. El Sí mismo es el Presenciador, usted es Eso.
En estas conversaciones se brinda un ejemplo tras otro en un lenguaje adaptado a todos los gustos y mentalidades. La lectura de este libro nos lleva automáticamente a la fuente interior. Eso mismo es una Sadhana suficiente. No se engañe a sí mismo, usted ya es Eso; no hay nada más que obtener. Sólo hay que despojarse de la falsa asociación; la limitación ha de reconocerse como ilusoria.
El método de Sri Bhagaván para hacer esto es bien conocido: la Auto-Indagación. Siempre y en todo momento busque la fuente del ego, busque al hacedor aparente de la acción y, al llegar a esa meta, nos dice, el ego desaparecerá por sí solo, y no quedará nada más que el Sí mismo omnibeatífico. Sin embargo, éste no es el lugar para entrar en los detalles del método: aquellos que estén interesados podrán obtener fácilmente los libros necesarios en el Sri Ramanasramam.
¿Qué más queda por decir, sino aconsejar a todos y a cada uno que lean este libro y que traten de hacerlo una parte de sí mismos? Ni una sola palabra ha de pasarse a la ligera, ni una sola conversación ha de desecharse como superflua. Todo es oro puro. Y aquí encontramos otra vez, ante nosotros y en persona, a Sri Ramana Maharshi, siempre vivo, enseñándonos con sus inimitables palabras para nuestro beneficio y deleite.
1º de enero de 1955 SADHU ARUNACHALA
(Mayor A. W. Chadwick,
Oficial del Imperio Británico)