Extractos - Roy Whenary
Loving Kindness -- Amor Incondicional
Por Roy WhenaryVivimos en un mundo tan personalista, en el que el sentido general es que tienes que salir al mundo y aprovechar todo lo que puedas para ti mismo. Desde muy temprano en nuestras vidas aprendemos la filosofía del "yo y tú" ― yo primero y tú segundo, o el último. En el momento en que somos adultos, esta actitud está tan arraigada en nuestra psicología que a la mayoría de nosotros probablemente nos resulta difícil comprender realmente cuáles son las necesidades o sufrimientos de otra persona ― estamos tan desconectados de nuestra naturaleza sensible, de nuestro corazón.
En el centro de esta desconexión está la forma errónea con la que vemos el mundo. También se nos enseña que este soy "yo" dentro de este cuerpo y que ese eres "tú" ahí en ese otro cuerpo. Tú y yo nos vemos como individuos separados. Tenemos diferentes cuerpos, una composición genética diferente y diferentes experiencias. Estos hechos parecen apoyar la idea de que estamos separados y somos distintos unos de otros, y en el nivel físico esto es obviamente el caso ― ¿o no?
Los átomos y las moléculas que componen tu cuerpo no son personales para ti. El tomate o un trozo de queso que has comido podrían fácilmente haber sido comidos por mí, en cuyo caso habrían sido absorbidos por mi cuerpo en lugar del tuyo. Nuestros cuerpos están cambiando continuamente, con millones de acciones y reacciones químicas que tienen lugar cada minuto, cada segundo de nuestras vidas. El cuerpo de hoy es completamente diferente del cuerpo de hace un par de años atrás, con todos los átomos y moléculas e incluso nuestros huesos habiendo sido reemplazados con nueva sustancia. Por lo tanto, es muy poco lo que hay de personal en todo esto. Tu cuerpo y mi cuerpo están esencialmente compuestos de los mismos materiales básicos, y no son en absoluto personales.
Es posible que aún así sugieras que somos genéticamente diferentes. Pero, los científicos modernos parecen ser capaces de demostrar que todos tenemos antepasados comunes. Se podría decir que nuestra educación y las historias personales son completamente diferentes. Sin embargo, utilizamos los mismos idiomas y los idiomas que son diferentes hoy pueden tener raíces comunes. Las ideas y los conceptos que utilizamos, que han nacido del uso de un idioma no son enteramente nuestros.
No hay nada original, nada diferente, nada mejor o peor acerca de ti o mí. Utilizamos los mismos materiales en la vida. Entonces, ¿qué es tan especial o importante acerca de "mí"? ¿Por qué pongo tanto empeño en "mi" bienestar y disfrute, y tan poco en el tuyo ― y viceversa?
Cuando miramos la vida de esta manera, nos damos cuenta de que no hay nada "personal" en ningún lugar. Todos somos parte del gran teatro o juego de la vida. La materia se hace consciente a través de nosotros y luego se dispersa en todas direcciones, sólo para aparecer en otro lugar ― y esto ocurre continuamente a gran escala. Los pensamientos surgen en la consciencia, permanecen un rato y pasan al gran pozo de conocimiento y experiencia humana. Una estrella explota, envolviendo cada planeta y todo a su paso, todos los seres vivos con sus historias, sus personalidades, sus culturas, sus lenguas que han evolucionado a lo largo de millones de años ― todo de repente deshecho. Realmente no hay nada personal en esta vida, no hay nada a lo que podamos aferrarnos, ni seguridad, ni escondite ― excepto en nuestra imaginación.
Cuando vemos la vida a este nivel, con esta vasta perspectiva, surge la compasión por todos los seres atrapados en la gran lucha. Cuando vemos desde este nivel, una actitud de Loving Kindness [Amor Incondicional] impregna nuestra vida y nuestra relación con los "otros". Ya no estamos hipnotizados por la falsa noción de "yo", y vemos más allá de la aparente separación de las cosas. Ya no vivimos sólo desde el sujeto, viendo un mundo de objetos fuera de nosotros mismos.
Hemos dado un paso atrás, de la ilusión hacia un mundo de unidad, de Unicidad, en la que todos somos breves manifestaciones de la Consciencia Una, de la Vida, del Universo. Obviamente, todavía funcionamos como seres humanos en el mundo, pero vemos más allá de la aparente dualidad de la existencia física y psicológica. Dejamos de ser egocéntricos, ya no salimos al mundo aprovechando y afanando todo para nosotros mismos. También entendemos la necesidad de los otros para vivir, prosperar y ser felices.
"Loving Kindness" es un término utilizado en el Budismo (1). Es un reconocimiento de nuestra unidad con los demás. ¿Cómo puedo estar enojado contigo cuando comprendo por qué eres de la manera que eres, cuando comprendo tu sufrimiento y tu intenso deseo de paz y alegría? ¿Cómo puedo sentir otra cosa que no sea Amor Incondicional hacia otro ser que no sabe cómo encontrar la libertad, y que provoca sufrimiento sin cesar para sí mismo y los otros a causa de su ignorancia?
"Loving Kindness" no es sólo un concepto intelectual, es una sensación sincera, de corazón,que proviene de una visión trascendente de cómo son las cosas en el universo, en la vida. Todas las ideas y declaraciones filosóficas sobre la no-dualidad no tienen sentido si no le llevan a uno hacia la fuente, si no le proporcionan a uno la visión, el mayor punto de vista que te lleva más allá del sentido de separación, más allá de la dualidad. Loving Kindness ―no yo hacia ti o tú hacia mí, sino Loving Kindness hacia toda la creación― es un signo de la realización de la no-dualidad última.
La búsqueda de la felicidad
Por muy inadecuadamente que lo hagamos, todos buscamos la felicidad en una forma u otra. El monje puede buscar la felicidad a través de la iluminación, mientras que el dictador puede buscarla a través de la sensación de poder que se siente a través de matar y dominar a los demás. El resto de la humanidad tiene miles de otras formas de buscar este premio difícil de alcanzar. Sin embargo, ¿cuántos tienen éxito en su búsqueda? Para la mayoría de nosotros, la búsqueda de la felicidad está cargada de mucha frustración, dolor y angustia, y al final de nuestras vidas, ¿cuántos de nosotros puede decir que realmente hemos encontrado la felicidad?
El Advaita señala muy claramente que la búsqueda nunca nos puede traer la felicidad. La búsqueda implica que hay algo ahí fuera, que una vez obtenido, nos hará felices. ¿Cómo puede ser esto? ¿Qué es este gran misterio? ¿Puede la adquisición de una casa grande o una gran riqueza hacerme feliz? ¿Y qué frágil es esa felicidad cuando mi salud se deteriora y estoy a las puertas de la muerte? ¿Qué frágil es esa felicidad cuando mi esposa o marido se va con alguien más rico que yo? La felicidad no es algo que pueda ser obtenido, logrado o alcanzado por "mí". Ese tipo de felicidad siempre vendrá con un potencial sufrimiento, que eventualmente se manifestará de alguna manera en mi vida. El "yo" nunca puede ser feliz, porque el "yo" es la fuente misma de la separación, de des-unidad, que es la causa del sufrimiento. Cuando yo me ocupo de "mi" felicidad, automáticamente entro en conflicto con "tu" felicidad, y luchamos entre sí para encontrarla.
Si la felicidad es un estado que va y viene según las circunstancias, ¿vale realmente la pena tenerla? La felicidad nunca debería ser vista como un objeto. No es algo que podamos salir por ahí y conseguir. Es una actitud interior. Cuando te levantas por la mañana, ¿frunces el ceño y te quejas de lo que tienes que hacer durante el día o por el hecho de que tienes que levantarte cuando prefieres quedarte en la cama?
Desde el momento que habitamos en lo negativo y nos resistimos al flujo de la vida, hemos elegido ser infelices. En nuestra infelicidad podemos encontrar auto-compasión, lo que añade más leña al fuego del ego. Con el fin de escapar de la prisión del ego, podemos emborracharnos o ir de compras por el centro comercial local, comprar ropa o música que no nos podemos permitir y que nos hace sufrir de nuevo.
Por otro lado, podemos despertar por la mañana, dejar atrás el pasado, escuchar cantar a los pájaros, respirar el aire fresco de la mañana, dar un paseo, despejar nuestra mente antes de empezar el nuevo día y entrar en el día de buen grado y de forma positiva. Este es sólo un ejemplo sencillo de cómo una actitud puede afectar a toda nuestra vida.
No hay duda de que el pensamiento negativo nos causa infelicidad. Si te resistes a la vida, te enojas constantemente, tienes miedo, auto-compasión, estás resentido, eres odioso, cínico, nunca encontrarás la felicidad y la felicidad nunca te encontrará a ti. En algún nivel de nuestra consciencia todos elegimos ser o no negativos o positivos en nuestra actitud. Uno puede culpar a las hormonas, a las enfermedades, a la mala suerte o a lo que sea, pero en algún nivel hay una elección. Dos personas tendrán respuestas totalmente diferentes a las mismas circunstancias aparentes, pero uno puede sentir que no puede hacerles frente, mientras que el otro pasa fácilmente por las dificultades con un estado de ánimo positivo.
¿Qué hay en nosotros que no puede hacer frente? ¿Qué hay en nosotros que sufre? El Advaita nos enseña que la fuente del sufrimiento es la actitud dualista. En el momento en que digo "yo", la puerta al sufrimiento está abierta. Estoy entonces en conflicto con cualquier otro "yo" en el universo. Con buena suerte, una buena educación, una cómoda vida familiar y un montón de dinero, puedo sentirme bastante positivo acerca de la vida. Pero para mi vecino de al lado, que puede haber crecido en un hogar violento, que puede haber tenido una educación deficiente y así sucesivamente, puede haber desarrollado en su vida una tendencia negativa, y en circunstancias difíciles puede adoptar la auto-compasión y sufrir en consecuencia.
Cuando vivimos en el "yo", en el ego, somos vulnerables a lo que la vida nos lanza. A veces podemos estar arriba y otras veces podemos estar abajo. Muy pocas personas sostienen una actitud positiva en todas las circunstancias. Sufrimos cuando nos mantenemos apegados a la experiencia negativa ― y, por supuesto, también en última instancia sufrimos si nos apegamos a nuestra experiencia positiva. Si tan sólo pudiéramos despertarnos por la mañana y dejar atrás las luchas de ayer, entonces las cosas podrían ser diferentes. Pero no es así como la mayoría de nosotros pensamos. Dicho esto, la forma en que la mayoría de nosotros pensamos es poco más que un hábito. Esto siempre puede ser reeducado.
Cuando rendimos nuestro sentido del "yo" al vacío silencioso de nuestra verdadera naturaleza, la negatividad no se adhiere a nosotros. Cuando nos dejamos envolver por el vacío silencioso de nuestra verdadera naturaleza, estamos en constante renovación y nos despertamos felices al nuevo día.
Si hay alguna dificultad con negatividad en nuestra vida, podemos tomar la decisión de no aferrarnos a ella y ponerla en las manos del vacío silencioso de nuestro verdadero ser. Por supuesto, esto es más fácil decirlo que hacerlo si uno está sufriendo. Pero entonces el sufrimiento puede a veces darnos el poder de liberarnos de lo que está causando nuestro sufrimiento. En última instancia, es el apego al concepto de mí y mío lo que causa sufrimiento. Con algunas personas, a veces hay incluso una actitud de "bueno, es mi sufrimiento y estoy alegre de complacerme a mí mismo obteniendo toda la simpatía que pueda de todos lo que me rodean".
Si se profundiza más, al nivel de la sensación, hay una sensación en el cuerpo. Si uno se queda con la sensación, sin identificarla como mía, finalmente se disuelve. Entonces, sólo hay que dejarla ir, no cargar con ningún recuerdo de ella, ninguna posesión de ella. Entonces hay una renovación, una nueva frescura. Si somos capaces de re-educarnos para llevar nuestro sufrimiento al nivel de la sensación, de salir de la identificación con el sufrimiento y simplemente dejarlo ir, descubriremos que una nueva dinámica habrá nacido en nosotros.
El ego, el "yo", nunca puede ser feliz. El apego emocional, la identificación con los objetos de la felicidad, la resistencia y la negatividad, todo nos priva de la felicidad. En la tradición hindú hay un término, "nirvikalpa samadhi", que puede traducirse simplemente como "alegría sin objeto", que describe bien lo que se siente viviendo desde el vacío silencioso de nuestra verdadera naturaleza. Es una felicidad espontánea. Es nuestro estado natural de ser, nuestro derecho de nacimiento, que no depende de ningún objeto. Entrar en la sensación de cada situación en la vida, finalmente provoca una transformación en nuestra manera de ver y experimentar la vida. La mente no puede hacer esto por su cuenta. Tenemos que entrar en el cuerpo, en la sensación, y entonces podemos toparnos con esa felicidad que es nuestro derecho de nacimiento. Cuando encontramos la claridad de nuestra verdadera naturaleza, todos los obstáculos para la felicidad se desvanecen, revelando una alegría interior que, como una flor, está siempre dispuesta a responder a la luz.