Extractos - Sri Ramana Maharshi
Advaita es algo que hay que vivir
no un dogma que creer
Por Sri Ramana Maharshi
43. Puesto que el sabio ha puesto fin a toda dualidad al obtener el estado supremo, el estado real, él ha obtenido por tanto el estado advaítico. Por consiguiente, solo él debe ser considerado un advaitin.
Esto es importante. Bhagavan nos advierte contra el pensamiento de que el advaita es una doctrina, lo mismo que las doctrinas de los sectarios. Puesto que el estado advaítico es el estado libre de mente, no hay ningún sitio en él para doctrinas. Esto es explicado más ampliamente a continuación.
44. La dualidad llega a ser tomada como real debido a que se toma algo que no es el Sí mismo como el Sí mismo. Los sabios nos dicen que el estado de ser libre de esta ignorancia es él mismo el estado advaítico.
Esto significa que mientras dura esta ignorancia, el estado advaítico no ha sido obtenido.
45. Así pues, el advaita no es un dogma como los de otras religiones. Así mismo, debido a que la mente no funciona en él, solo el verdadero advaita se declara que es el estado de ser de nuestra propia naturaleza real [como el Sí mismo real], libre de pensamientos y sin-mundo.
Debe recordarse que el mundo no puede ser nunca sin la mente. Por esta razón, una creencia meramente teórica ―intelectual― en el advaita no tiene ningún valor.
46. Por otra parte, el estado advaítico no ha sido obtenido por el que, conociendo la sustancia de la ciencia sagrada como una doctrina, solo por su intelecto, está satisfecho con ello, sin esforzarse por obtener experiencia efectiva del Sí mismo real.
Esto se explica en detalle como sigue:
47. Uno así no ha disuelto la apariencia del mundo permaneciendo en el verdadero estado del Sí mismo como la suprema realidad. ¡El que conoce el Sí mismo comprendiendo la sustancia de los libros no se ha desecho de su falsa noción de que el cuerpo es el Si mismo!
La identificación del cuerpo como el Sí mismo es la ignorancia original, y el conocimiento teórico no tiene el menor efecto sobre esa ignorancia. Ella sobrevive. Ella cesa solo por la obtención del verdadero estado del Sí mismo.
48. Ha sido declarado por el Guru Sankara que uno así no es realmente diferente de los animales. La animalidad es definida por los sabios como ese estado en el que uno considera el Sí mismo como limitado al cuerpo.
49. Por consiguiente, para el que solo conoce la doctrina sagrada, la creencia de que el mundo es real como tal [a su propia vista] no cesa. Engañado por esta falsa creencia, él, como todos los demás, siempre vaga errante irremediablemente en el samsara.
50. Es dicho [por Bhagavan] que el conocedor de la doctrina sagrada cuya mente no se ha sumergido en la paz [del supremo estado] es como un gramófono. Es dicho también [por Bhagavan] que él es incluso peor que el hombre sin instrucción, debido a que, a diferencia de éste, él está dominado por los estados de ánimo del orgullo y demás.
51. Este conocimiento [teórico] es llamado "conocimiento inferencial", [como de una cosa ausente]. Pero el Sí mismo nunca está ausente. ¿Cómo puede el conocimiento inferencial del que está siempre presente ser conocimiento verdadero?
52. La ignorancia que causa esclavitud es solo la experiencia [errónea] que toma la forma "yo soy el cuerpo". ¿Cómo puede acabar tal ignorancia excepto por la comprensión "yo soy la pura consciencia"?
La experiencia ilusoria solo puede cesar por la experiencia libre de ilusión. Esa es la razón por la que hay hombres instruidos que permanecen en la ignorancia y la esclavitud.
53. Este conocimiento teórico es solo intelectual. Pero el intelecto no tiene acceso al Sí mismo real. Lo mismo que los malos espíritus son llamados [irónicamente] "buenas gentes", así también esta ignorancia es llamada "conocimiento".
En la literatura sánscrita el término "buenas gentes" se usa irónicamente para designar a los malos espíritus, los asuras o rakshasas.
54. Si un hombre abrasado por el sol se refrescara bañándose en un espejismo, o si uno lograra cocinar alimento en una pintura de un fuego, entonces uno podría obtener la liberación por el conocimiento teórico.
Así pues, aquí se denuncia enfáticamente la noción de que el conocimiento teórico es conocimiento.
55. Por consiguiente, uno que habla del advaita sin experiencia efectiva de esa verdad es lo mismo que un dvaitin [un dualista]. Ni el habla ni la mente tienen ningún acceso a ese estado supremo. El que permanece en ese estado no tiene ninguna doctrina.
Las doctrinas, más o menos verdaderas, son de ayuda solo para el aspirante. Ellas no sobreviven en el estado de liberación (iluminación). El sabio no "conoce" al Sí mismo, porque él es el Sí mismo. Esta igualación de aquel que solo tiene conocimiento teórico con el dvaitin es justificada como sigue:
56. Aquellos que piensan en ellos mismos como advaitines dicen [solo desde la convicción intelectual] que el mundo es irreal, miserable e inerte [inconsciente]. Otros [que se profesan dvaitines] dicen otra cosa. Pero en el resultado todos son iguales.
Es decir, todos están en la esclavitud y sufren los males del samsara. Todos ellos actúan como si el mundo fuera real.
57. Es solo la única realidad suprema la que aparece como los tres, a saber, el mundo, Dios y el alma. Pero sostener esto [como una doctrina] no es consciencia correcta. La consciencia correcta es solo la muerte del ego.
Nosotros hemos visto antes que la consciencia correcta ―la experiencia, en el estado supremo, del Sí mismo real como pura consciencia― es libre de mente. Ahora aprendemos que es también sin-ego. Por consiguiente, el estado natural es llamado también el estado sin-ego.
Los tres versos siguientes tratan del problema de las controversias, que abundan mientras la ignorancia no es trascendida.
58. Indiferentes a la experiencia efectiva del Sí mismo real, los sectarios afirman sus dogmas con fanática vehemencia, diciendo "Hay una realidad", "No hay ninguna", "Ella tiene una forma", "Ella es sin forma", "Ella es una", "Ella es doble", "Ella no es ni una ni otra".
Ésta es la sustancia del verso 34 de Ulladu Narpadu. Todos los principales credos son enumerados aquí brevemente. Entre estos, se menciona incluso la doctrina advaítica, para mostrar que la mera adhesión a una doctrina, aunque sea verdadera, es inútil. El último credo, "Ella no es ni una ni otra", parece ser un credo intermedio entre el advaitico y el dvaitico, al efecto de que el alma es diferente de Dios y sin embargo parte de Dios. Estos credos son posibles debido a la continuación de la ignorancia y a una indiferencia hacia la indagación del Sí mismo real.
Los discutidores recurren a la lógica para establecer sus propios credos como los verdaderos. Pero la lógica no es concluyente. Esto se declara en el verso siguiente.
59. No hay ningún fin para las discusiones lógicas, pues la lógica no acaba en ninguna parte. Lo supremo trasciende el mundo. ¿Cómo puede ello devenir conocido por la mente lógica?
La verdad del estado supremo no está dentro del alcance de la especulación intelectual. La única autoridad para su naturaleza y medios de obtención es la experiencia efectiva de él por un sabio. La lógica solo puede proceder por medio de hechos dados por la experiencia mundana, la cual está manchada debido a que su padre es la ignorancia primaria. Hasta que uno obtenga ese estado por la misma experiencia, uno tiene que confiar en la autoridad de un Guru competente.
La actitud del sabio hacia los diversos credos se declara a continuación:
60. Puesto que el sabio no tiene ningún credo propio, él nunca se enreda en [inútiles] discusiones. Todos los credos son aprobados por él. Él no [busca] alterar la fe de nadie.
Todos los credos son como vías que conducen a la misma meta. Así pues, el sabio no busca imponer ninguna fe a nadie, pero ayuda a cada uno a seguir la vía que él elige para si mismo.
Es la sadhana lo que tiene valor, no las creencias. Esto se explica a continuación.
61. Por consiguiente, el aspirante, con una mente en paz, debe dejar de odiar otras fes y toda disputa, y entregarse a la sadhana como se enseña en su propia fe, con la intención de obtener la liberación.
La mente estrecha, que causa que uno asuma que solo la propia religión de uno es verdadera y todas las demás son falsas, es un defecto de carácter que debe ser abandonado si uno quiere obtener el estado sin-ego, pues todas las religiones son igualmente inferiores a ese estado. Las creencias inculcadas no son de ningún valor excepto como acicate inspirador para la práctica de la sadhana prescrita.
El aspirante fervoroso, dice Bhagavan, no necesita llegar a ninguna conclusión definitiva sobre la cuestión más espinosa, la cual concierne a la realidad o a la naturaleza ilusoria del mundo, debido a que la cosa principal es conocer la verdad de uno mismo. El primer paso hacia ese conocimiento es dejar de pensar en el mundo enteramente como un obstáculo a lo propia indagación de uno. Esto se expone en el verso siguiente.
62. Hay dos credos [distintos] sostenidos, respectivamente, por aquellos que dicen que el mundo es real y aquellos que dicen que es irreal. El fervoroso aspirante a la liberación puede obtener experiencia de la verdad del Sí mismo sin adoptar una postura definida sobre esta cuestión.