Libros - Maestro Eckhart
Reflexiones y meditaciones
Treinta días de recogimiento espiritual con el Maestro Eckhart
En cierta ocasión le preguntaron a un enfermo porqué no le pedía a Dios que le curara de su aflicción.
Aquel respondió:
«En primer lugar estoy seguro de que el amoroso Dios no me habría afligido si eso no fuera lo mejor para mí.
En segundo lugar, sería erróneo desear mi voluntad y no lo que Dios quiere para mí.
En tercer lugar, ¿por qué habría de pedirle al rico, amoroso y generoso Dios algo tan insignificante?».
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Detalles del libro:
- Título: REFLEXIONES Y MEDITACIONES
- Subtítulo: Treinta días de recogimiento espiritual con el Maestro Eckhart
- Autor: Maestro Eckhart
- Editorial: Vía Directa y PNL Books
- Año de edición: Abril 2011
Extractos
PRIMER DÍA: Obediencia verdadera
La verdadera obediencia es la virtud que está por encima de todas las virtudes.
Sin ella no puede realizarse ninguna obra grande. Todas las obras, grandes o triviales, se perfeccionan por la obediencia.
Ser obediente es estar libre de cuidados y colmado de bendiciones.
Cuando nos purificamos, de manera natural Dios fluye dentro de nosotros y cuando sometemos nuestra voluntad, invitamos a Dios a querer para nosotros lo que él quiere para sí mismo.
Dios debe querer en mi lugar, y si no lo hiciere me descuidaría a mí y a sí mismo.
Cuando nada quiero para mí, Dios quiere en mi lugar.
Y ¿qué es lo que Él quiere para mí.
Dios quiere que yo no quiera por mí mismo.
Cuando me despojo de mi yo el querer de Dios se asemeja a mi propio querer.
Una persona obediente jamás dice: «Esto es lo que quiero».
Una persona obediente sólo buscar renunciar a sí misma, no pedirá que se le haga virtuosa o que se le dé la vida eterna; pedirá conocer solamente lo que Dios quiere.
Esa clase de oración es infinitamente superior a cualquier otra forma de oración.
El verdadero discípulo de Dios no se siente satisfecho cuando alguien le da cosas o le dice lo que quiere oír.
Lo único que anhelamos es hacer lo que más le gusta a Dios.
Cuando nada quiero para mí, Dios quiere en mi lugar.
Oración:
Señor, ayúdame a entregarme completamente a Ti. Haz que mi voluntad siempre siga tu voluntad. Guíame por tus caminos y dame la fuerza de seguirlos.
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SEGUNDO DÍA: La mejor oración
La oración más poderosa que puede realizarlo todo, y la mayor acción que una persona puede hacer, proceden de un corazón puro.
Cuanto más puros sean nuestros corazones, más poderosas, preclaras, útiles, dignas de alabanza y perfectas serán nuestra oración y nuestra acción. Un corazón puro es capaz de hacerlo todo. Pero ¿qué es un corazón puro?
Es aquél que no perturba por nada, ni está atado a nada; no tiene preocupaciones, no desea seguir su propio camino sino que se siente feliz de estar inmerso en la amorosa voluntad de Dios.
Un corazón puro se olvida de sí mismo.
No hay obra tan insignificante que no pueda crecer en poder y en importancia, gracias a un corazón puro.
Que nuestra oración sea hecha de tal modo, que todas las partes de nuestro ser —nuestra mente, ojos, oídos, boca, corazón, miembros y sentidos se esfuercen en conseguirnos la pureza de corazón; no dejemos de orar hasta encontrarnos unidos a Dios, hacia quien se dirigen todas nuestras oraciones y nuestra atención.
Una mente entregada completamente a Dios es la base del bien de la naturaleza humana y del espíritu.
Esfuérzate para que Dios sea grande en ti, ten el celo de Dios en todas tus idas y venidas.
Aférrate a Dios y Él efectuará todo lo bueno.
Lo que antes buscaste, ahora te busca.
Lo que antes perseguiste, ahora te persigue.
Lo que antes dejaste, ahora te deja.
Quien realmente se aproxima a Dios, trae consigo todo cuanto es divino y hace que huya de él todo cuanto le es ajeno.
Oración:
Dios, ayúdame a encontrar un corazón puro con el cual te ame a ti y a toda la creación. Que en tu servicio me olvide de mí mismo.