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Libros - Teresa Guardans

La verdad del silencio
Por los caminos del asombro

La verdad del silencio

Hay quien va por la vida viéndola, dejándose sorprender por la existencia.

Esta obra es una aproximación laica a los fundamentos de la experiencia mística. Ayudándose de pensadores contemporáneos como Eugenio Trías, Marià Corbí o María Zambrano, la autora fundamenta el silencio de sí como peculiar vía de conocimiento y explora las formas en las que éste pueda favorecerse. Es una invitación a adentrarse en la lucidez asombrada como núcleo de una experiencia de vida plenamente humana.

Mediante la relectura (y el redescubrimiento) de los maestros del camino interior ―exploradores del conocimiento silencioso―, se pondrá en evidencia la práctica de un peculiar esfuerzo de desegocentración como medio de sutilización de las capacidades humanas. La exploración de La nube del no-saber, del Bhagavad Gita, o de las obras de Maestro Eckhart, Rumi, Al-Yili, Lanfranchi, Juan de la Cruz, Teresa de Jesús, Nisargadatta Maharaj o Yoka Daishi entre otros, nos acerca a unas lecciones de vida que, nacidas de la experiencia mística, dejarán al descubierto la aportación propia e insustituible de ese rico legado.

Teresa Guardans

Teresa Guardans (Barcelona, 1956) es filóloga y doctora en Humanidades por la Universidad Pompeu Fabra. Tras una primera etapa profesional desarrollada en el ámbito de las bibliotecas públicas, es desde hace unos años profesora del CETR (Centro de Estudio de las Tradiciones Religiosas de Barcelona). Es autora de El saber marginat (1997), Las religiones: cinco llaves (2006) y coautora de La setena direcció: el conreu de la interioritat (2008) y de Una historia de las religiones (2009). / más info

Detalles del libro:
  • Título: LA VERDAD DEL SILENCIO
  • Subtítulo: Por los caminos del asumbro
  • Autor: Teresa Guardans
  • Editorial: Herder
  • Año de edición: Noviembre 2009
  • Nº de páginas: 304
  • Encuadernación: Rústica con solapas
  • Formato: 14,2 x 21,5
  • ISBN: 978-8425426278

De la Introducción: El asombro como punto de partida

Asombrarse: hay quien va por la vida viéndola, dejándose sorprender por la existencia. En ese asombro se fundamenta la razón poética, la experiencia estética; a él se refiere Einstein cuando apunta a la "mirada maravillada" como raíz de todo auténtico comprometerse con la vida: cuna del arte, de la ciencia, de la religión, de la gratuidad... Origen de la filosofía ―puede leerse en el Teeteto de Platón―. Vibración de la pura existencia reconociéndose, una «emoción anterior a la distinción entre el "yo mismo" y las "cosas", de la que despuntan en manada todas las interrogaciones posibles» (Trías 2001: 60). Experiencia con «sabor» a certeza absoluta: la vivencia contra todo sentido, de saberse «absolutamente seguro pase lo que pase», dirá Wittgenstein (1997a 39); ausencia de temor, profundo interés por todo, paz, gozo…

Se trata de una emoción que parece escapar a toda lógica porque consiste en asombrarse de que lo que es sea, cuando se diría que el hecho de asombrarse ha de relacionarse con lo excepcional. Si de ella depende tanto, ¿cómo no preguntarse sobre lo que puede favorecerla? ¿Qué actitud peculiar permite despertar interés por lo que es? O, también, ¿qué es lo que puede adormecerlo? ¿Es, quizás, una capacidad innata ―un don al alance de unos pocos elegidos―?

Ese es el interrogante que actúa como hilo conductor de estas páginas. No son las experiencias-cumbre puntuales lo que nos interesa ni la sorpresa que pueda provocar lo desconocido, sino el hecho de que la cotidianidad pueda vivirse en actitud asombrada: desde una atención que se deja interpelar y genera una experiencia vital reconocedora y reconocida, conmovida.

Interrogantes, pues, sobre el cómo y el porqué del asombro. Preguntas que no son nuevas, como tampoco lo es su motivo último. La preocupación por que la capacidad de asombro se sitúe al alcance de la mayoría es una inquietud presente en las Notas de un método de María Zambrano ―por ejemplo―, en La gravedad y la gracia de Simone Weil o en la Conferencia sobre ética de Wittgenstein. La podemos reconocer en Vivir de Albert Schweitzer, en los escritos pedagógicos de Tagore, de Montessori... y en un largo etcétera. Pero nos estamos planteando de nuevo la pregunta en el siglo XXI, cuando las formas culturales tradicionales están quedando atrás cada vez con mayor celeridad. Por otra parte, la segunda mitad del siglo XX fue muy rica en aportes sobre la cognición humana y también fue fecunda en avances en el ámbito de las ciencias de las religiones, los cuales pusieron en evidencia la distinta naturaleza de los fenómenos que forman parte de esos densos conglomerados constitutivos de las religiones. Y así, aunque la pregunta sobre la raíz de la capacidad de asombrarse no sea nueva, cambia la perspectiva cultural desde la que se aborda y los instrumentos de análisis con los que se cuenta, de tal modo que una misma antigua pregunta puede conducir hoy hacia nuevos territorios.