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Libros - Willigis Jäger

la ola es el mar
espiritualidad mística

La ola es el mar

La antigua visión del mundo ya no vale y las personas se desesperan porque no saben realmente por qué viven. Nuestros conceptos sobre la fe fueron concebidos cuando aún se creía que la tierra era un disco y las estrellas agujeros en la bóveda celeste. Hoy día ya no es posible hablar de Dios tal como se hacía en el s. XIX. Y he aquí un hombre que da respuestas a preguntas elementales sobre la interpretación del sentido del ser humano dentro de los sucesos evolutivos del universo.

En su opinión es más que urgente interpretar nuevamente los conceptos de pecado original, salvación, resurrección, personalidad y apersonalidad de Dios, atemporalidad y eternidad. Igualmente Willigis Jäger nos habla sobre cielo e infierno desde la perspectiva de la mística. Siendo él mismo un hombre impregnado de espiritualidad mística, es capaz de abordar estos temas con una gran libertad, más allá de las doctrinas establecidas por la Iglesia.

Willigis Jäger Ribas

Willigis Jäger es uno de los guías espirituales más importantes de nuestro tiempo. Como monje benedictino está profundamente enraizado en la tradición contemplativa mística del cristianismo occidental. Para ahondar sus experiencias se entrenó en el Zen por espacio de doce años, seis de los cuales los pasó en un centro de la escuela Zen Sanbokyodan, en Kamakura, Japón. Desde 1983 hasta el año 2000 dirigió la casa de San Benito de la abadía de Münsterschwarzach, en Würzburg, Alemania, donde sigue dando cursillos de Contemplación y de Zen. / más info

Detalles del libro:
  • Título: LA OLA ES EL MAR
  • Subtítulo: Espiritualidad mística
  • Título Original: Die Welle ist das Meer. Mystische spiritualität
  • Autor: Willigis Jäger
  • Traducción de: Carmen Monske
  • Editorial: Desclée De Brouwer
  • Año de edición: Diciembre 2018
  • Nº de páginas: 224
  • Encuadernación: Rústica
  • Formato: 13 x 21
  • ISBN: 978-8433016713

Presentación

Este libro se ha escrito para personas que viven en el entorno cultural cristiano pero no están bautizadas o no se sienten ya ligadas a la Iglesia. En él, no se considera a Dios como creador de un mundo ontológico diferente de Él mismo, sino como unidad del ser y del no ser; una unidad donde no existe separación alguna entre Dios y mundo, entre espíritu y materia, entre ser y no ser. Lo que en Occidente denominamos Dios se considera aquí como la Realidad Una que se revela en innumerables formas, pero sigue siendo siempre ella misma. Es como el mar, que se manifiesta en miles de oleajes diferentes pero sigue siendo la misma agua.

Durante mi larga estancia en Japón llegué a formarme una idea de la cosmovisión oriental, lo que me permitió mirar desde fuera nuestro edificio de la fe cristiana. También me di cuenta de que las religiones son modelos que el ser humano utiliza para interpretarse a sí mismo y al mundo. Pero los modelos no son la realidad; a menudo descansan en postulados que simplemente se repiten, sin cuestionarlos. Cuando la ciencia usa un modelo para explicar procesos complejos sabe que el modelo no es el fenómeno en sí, sino tan sólo una interpretación. Ese modelo se modifica en cuanto surgen nuevos conocimientos. Las religiones se sirven de modelos; también ellas deberían tener la valentía, cuando cambia la visión del mundo, de crear nuevos modelos o de reinterpretar los antiguos porque, si no, se convierten en un obstáculo en el camino de las personas, en lugar de una ayuda. Por eso, hay personas profundamente religiosas que no se sienten vinculadas a ninguna confesión. Para ellas están pensadas, en primer lugar, las conversaciones recogidas en este libro.

Soy consciente de que el contenido del libro puede infundir temor a más de uno, y también suscitar controversias; precisamente por ello podrá inducir a discusiones sobre religión y mística. En él nada se considera como absoluto. No se quiere convencer a nadie, ni se desprecian los conceptos religiosos existentes. Tan sólo se intenta ver las verdades antiguas bajo una luz diferente. Con ello no pretendo devaluar otras opiniones, sino tan sólo presentar puntos de vista sobre el sentido de la existencia humana. Sé, por mi larga experiencia pastoral, que muchas personas comparten estos puntos de vista y que esos pensamientos constituyen un apoyo en su camino, también en su camino cristiano. Para ellas se ha escrito asimismo este libro.

Desde mi infancia estoy buscando respuesta a las preguntas auténticas de la vida: ¿por qué vivo? ¿cuál es el sentido de estos sesenta, setenta o, a lo mejor, ochenta años de vida en esta insignificante mota de polvo, ubicada al borde de un inmenso universo? En los caminos espirituales de Oriente he encontrado una profundidad espiritual que es totalmente equivalente a la mística cristiana. Creo haber encontrado en la mística oriental y occidental las respuestas verdaderas a la pregunta por el sentido de la vida. A veces, me parece que la mística supone la salvación de la religión. Ni en el budismo ni en el hinduismo existe una Congregación de la Fe que dicte a las personas lo que deben creer. En ambas tradiciones, la religión se sigue renovando gracias a las experiencias de los sabios y místicos. Por supuesto, en las religiones orientales nos encontramos con todo tipo de matices en cuanto a creencias y prácticas religiosas. Pero allí se sabe muy bien que al fin y al cabo la meta consiste únicamente en la experiencia de la realidad y que la religión se ha desarrollado a partir de la experiencia mística de personas sabias. Por lo menos así es como entiendo yo la revelación.

Casualidad o Providencia: estoy escribiendo estas líneas en Bursfelde, una antigua abadía benedictina, donde estoy impartiendo un cursillo. Precisamente en este monasterio tuvo su origen una reforma en la Edad Media. A partir de impulsos místicos se fue generando una nueva forma de religiosidad entre los seglares, la devotio moderna. En un principio, fue practicada solamente en círculos seglares y, más adelante, se introdujo en los conventos. Dentro del marco de la reforma de Bursfelde, estas formas de oración contemplativa se introdujeron también en la Orden benedictina. A la celebración de la liturgia y de la oración común en el coro se añadieron una meditación particular matutina y una vespertina. Hoy en día, son principalmente seglares los que se unen en múltiples grupos para practicar esta oración contemplativa. A estas personas quisiera animar con las entrevistas que figuran a continuación.

Willigis Jäger

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