Libros - Juan Pedro Valencia

Cuentos para Vivir

La VIDA es cuento, y mucho cuento hay en la propia vida. Esta palabra, cuento, ha pasado de ser algo entrañable, una narración compartida por quien la expresa y por quien la recibe, inspirando una imagen de recogimiento en penumbra e intimidad, como si de secretos que sólo pueden ser susurrados al oído se tratase.

Los cuentos son un patrimonio una caja fuerte donde, envueltos en historias fantasiosas sólo en apariencia, se guardan, los secretos de toda la Vida, mantenidos así para asegurar así su transmisión veraz, sin distorsiones ni alteraciones que puedan ocultarla o hacerle perder su poder, que lo tiene.

Los cuentos son para niños, es decir, para todos los que jamás han dejado de serlo, aunque les de cierta vergüenza reconocerlo. “Dejad que los niños se acerquen a mi” se dijo, dando así la indicación de que, para volver el Hogar, al descanso y la Paz verdaderas, hay que volverse niños de nuevo, ajenos al mundo y sus manifestaciones, ausentes de los frutos del árbol del bien y del mal, es decir, del sentido de la dualidad, del péndulo siempre oscilante entre dos extremos que constituye nuestra forma de pensar, sentir y desenvolvernos en la vida.

Hay cuentos largos, cortos y muy cortos, sin que, en ningún caso, su longitud tenga que ver con su fuerza a la hora de alcanzar las capas más recónditas del Ser. Porque de eso se trata: de producir un despertar, un toque de atención, una llamada tocando la campanilla del Alma, a través del Espíritu porque, como bien se sabe, la letra mata, pero el Espíritu vivifica... (Del Prólogo)

Juan Pedro Valencia nació en 1962 y sintiéndose desde niño diferente, tanto en intereses como en la forma de ver y vivir la vida, se licenció en Psicología como una forma de entenderla y ayudar a disminuir el sufrimiento que suele acompañarla, mientras que, al mismo tiempo, completaba su formación estudiando las diferentes tradiciones de Conocimiento (hermetismo, taoísmo, hinduismo, budismo, zen…) llegando con el tiempo a separar el grano de la paja de forma natural y encontrando lo “Uno sin Dos” que en todas ellas reside.

Buscador incansable, cierto día se encontró con el Vedanta Advaita y supo desde ese mismo momento que había regresado al Hogar, comprendiendo que todo el recorrido vital exterior realizado fue para producir ese regreso a Casa, donde “todo está siempre bien” porque no hay nadie que lo cuestione. La búsqueda terminó, las preguntas cesaron y su necesidad simplemente desapareció junto con el sufrimiento como si jamás hubiese existido.

Actualmente se limita a vivir, ser, existir, en plena Consciencia y Convicción de que el cuerpo y los pensamientos “no son yo”. / Más info