Artículos - Francis Lucille
Deja que tu corazón sea tu guía
Una entrevista con Francis Lucille
Por David Jennings Inner Directions JournalFrancis Lucille nació en Francia en 1944. Se licenció en la Escuela Politécnica de París, donde se formó como matemático y físico. En 1973, un encuentro con las escrituras del Vedanta y del Zen le provocaron una profunda auto-indagación que encontró su resolución después de conocer a su maestro en 1975. Además de trabajar como científico y diplomático, ha mantenido diálogos, sesiones de meditación y talleres en Francia y en EE.UU. durante los últimos 15 años. Después de retirarse de su empleo formal, se ha estado reuniendo con buscadores de la verdad por todo los EE.UU. y Canadá, compartiendo su comprensión de la vida. Francis ha grabado una colección de entrevistas sobre la no-dualidad. Esta entrevista se ha recogido de una transcripción editada. Es autor de un libro de próxima publicación, Diálogos en la conciencia. David Jennings, el entrevistador, es licenciado de Princeton y la Universidad de Oxford y un médico que ha estudiado las enseñanzas no-dualistas durante muchos años.
David Jennings: ¿Qué es la iluminación?
Francis Lucille: La iluminación es la comprensión profunda de lo que no somos. Cuando lo que no somos es eliminado, no hay necesidad de encender la vela, porque nuestra verdadera naturaleza más allá del tiempo brilla en su propia gloria.
DJ: La iluminación entonces es un dejar atrás una antigua idea de que somos algo, cuando en realidad no lo somos.
FL: Si. Desde el punto de vista de la persona, desde un punto de vista relativo, se trata de un acontecimiento hipotético en el tiempo y el espacio, pero esto es un completo error generado por la persona. Desde el punto de vista de la luz, sólo hay luz, y siempre ha habido y siempre habrá únicamente luz. Está más allá del tiempo.
DJ: La afirmación contundente de que el mundo y nuestro cuerpo son meras ilusiones supone un shock para la mayoría de los pensadores occidentales. ¿Podríamos tal vez explorar esto con el fin de hacerlo menos extraño, menos sorprendente?
FL: En primer lugar, hay que comprender que desde el punto de vista de la Consciencia testigo, el cuerpo es un objeto como cualquier otro. Junto con el resto del mundo como lo conocemos, en realidad, está hecho de percepciones sensoriales.
DJ: Su oyente podría responder que no es del todo correcto decir que el cuerpo, al igual que cualquier otro objeto, está hecho de sensaciones. Más bien, podría decir que estos objetos están hechos de materia, y que eso se nos revela, en sus diversas facetas, a través de las sensaciones, a través de los órganos de los sentidos, la mente y la conciencia.
FL: Sí, en este instante el aspecto ilusorio del mundo entra en juego. Cuando decimos que el mundo está hecho de materia, reemplazamos un hecho innegable, nuestra experiencia sensorial, por la hipótesis no verificable de un mundo que está ahí fuera y que existe independientemente de nosotros.
DJ: Entonces, un "objeto" es siempre una mera apariencia y nunca es visto "objetivamente"?
FL: No como un objeto. En palabras de los sufíes de la Escuela de la Unidad, "No hay nada que no sea Él".
DJ: ¿Por qué la firme creencia en un mundo externo es tan generalizada y tenaz? ¿Por qué tan pocas personas la cuestionan?
FL: El "por qué" nos aleja. El saber por qué hay tantas personas que piensan de otra manera no nos lleva ni una pulgada más cerca de la verdad. La verdadera pregunta es: "¿Existe un mundo aparte de la conciencia?" Si alguien afirma que hay una realidad ahí fuera, que existe independientemente de la consciencia, entonces esa persona debe presentar pruebas.
DJ: ¿Qué es el ego?
FL: Yo definiría el ego como un concepto proveniente de la experiencia "yo soy", el ser puro y sin atributos, la certeza absoluta de nuestra existencia. Cuando conceptualizo esta experiencia, la nombro "yo" o "yo soy". No hay nada malo en el concepto puro "yo soy". El ego entra en juego en el momento en que digo "yo soy esto o aquello", "Yo soy un hombre o una mujer", etc. El "esto o aquello" superpone una limitación sobre algo que, hasta ahora, no tenía límites.
DJ: Así que el concepto en este caso desaparece en la conciencia...
FL: Y también nos remite a la conciencia, a la realidad. Tiene su origen en la realidad y nos lleva de nuevo a la realidad. Seguimos estando, por así decirlo, en casa. Pero en el momento que decimos "yo soy esto o aquello", creamos una división en la realidad.
DJ: ¿Entre el "yo" y el "no yo"?
FL: Exacto, porque si yo soy "esto", no soy "no esto", hay algo que no soy. He asignado un límite, un contorno a mi ser. El ego es este contorno. Define dos dominios separados, creando la dualidad.
DJ: Me parece que la definición del ego de la manera que lo ha definido, al mismo tiempo define el mundo.
FL: Por supuesto, el complejo cuerpo-mente y el mundo son dos caras de la misma moneda, creados artificialmente por el pensamiento, de la unicidad.
DJ: La mente surge en la conciencia, pero la conciencia actúa de alguna manera a través de la mente. ¿Podría aclarar esta interrelación?
FL: La mente es un concepto que, como cualquier otro concepto, se refiere a otros conceptos o percepciones. En este caso, la mente se ve como el contenedor de todas las mentaciones (1). La mente no es un órgano como el cerebro, no se percibe, es una abstracción; por lo que no hay mente, sólo el concepto de una mente. ¿Qué hay entonces? Los pensamientos y las percepciones o, más precisamente, mentaciones. Una mentación se origina en la conciencia y tarde o temprano se disuelve de nuevo en la conciencia. Por lo tanto, cualquier mentación es conciencia, de la misma manera que un anillo de oro, que se origina en el oro y más tarde cuando se funde es oro, en realidad siempre fue sólo oro. Así que sólo hay conciencia.
DJ: ¿Qué le dirías a aquellos que encuentran tu perspectiva demasiado teórica o demasiado difícil de aplicar en la vida diaria?
FL: En realidad, esta perspectiva es la menos teórica que uno pueda imaginar. Teórico significa "basado en conceptos". El no-dualismo es un rechazo total de todos los conceptos, y por lo tanto es radicalmente no-teórico. Puesto que el no-dualista no está interesado en ninguna teoría, su punto de vista es eminentemente práctico. Los que han sido condicionados para entender en términos conceptuales, en términos objetivos, moviéndose de concepto en concepto, cuando se enfrentan a una perspectiva no-objetiva, fracasan en su intento desesperado por encontrar algo a qué aferrarse, un objeto, un concepto, y atribuyen su fracaso a la complejidad o al "carácter teórico" de la no-dualidad. El único obstáculo en este caso son sus propias creencias, teorías y hábitos que les impiden tener la experiencia directa de su propia naturaleza real.
No hay que preocuparse si uno no entiende todos los diferentes argumentos porque cada uno representa sólo un lado, una cara, de la verdad. Cualquiera de estos caminos nos lleva a lo fundamental; uno necesita tomar sólo uno de ellos para llegar allí y quedarse allí. A su tiempo, cuando uno se establece en la verdad única, todas las preguntas encuentran su respuesta final. Desde lo alto de la montaña, mirando hacia abajo a los valles, se pueden ver todos los caminos que conducen a la cumbre — el que seguiste, así como muchos otros que podrías haber seguido.
Volviendo al punto original, puede ser de interés señalar que un enfoque teórico nunca conduce a una respuesta totalmente satisfactoria a cualquier pregunta. A la pregunta "¿Por qué A?", el teórico responde "Porque B". Entonces surge la pregunta "¿Por qué B?", a la que él responde: "Porque C", y así sucesivamente. Él permanece atrapado en una regresión causal infinita.
DJ: Está claro que asumiendo esta perspectiva basada en presunciones teóricas, los teóricos se equivocan. Pero, ¿se equivocan al pensar que es muy difícil? Desde luego, a primera vista, no parece un asunto sencillo trascender los conceptos.
FL: Es muy difícil, de hecho es imposible, que el ego tenga un claro entendimiento de este punto de vista, pero es muy fácil para el corazón tener un atisbo de ello. Así que yo les diría: "Deja que tu corazón sea tu guía". Todo lo que produzca un destello de comprensión gozosa, guárdalo, cuídalo. No empieces por el lado negativo, desde el lado "No comprendo"'. Comienza con lo que comprendes, lo que te hace feliz. No hay necesidad de comprenderlo todo, sólo hay una cosa que comprender, tu centro interno permanente. Sólo tú puedes comprenderte, sólo tú puedes ser tú. No puedes verte; no puedes pensarte, porque tú eres tú". ¿No es sencillo?
DJ: ¿Qué es la meditación?
FL: La meditación es nuestro estado natural, lo que somos de manera espontánea, lo que siempre hemos sido y siempre seremos. Desprovisto de la dualidad, de la fragmentación generada por el yo-concepto, está el ser puro, la conciencia pura, la felicidad pura.
DJ: ¿La meditación entonces no requiere tiempo, no ocurre en el tiempo, sino que está eternamente presente?
FL: Nuestra verdadera naturaleza es permanente. Nos puede llamar en cualquier momento de nuestra vida diaria. Es importante estar a su disposición y responder con todo nuestro ser. Hay momentos privilegiados cuando se siente esta invitación con más fuerza, por ejemplo, al despertar por la mañana, antes de ir a dormir en la noche, después de una tarea cumplida, cuando el temor o el deseo termina, cuando nos asombramos y nos encontramos fuera de lo común. Debemos hacer un buen uso de estos preciosos momentos, especialmente los estados de transición entre el sueño y la vigilia. Si no hay ninguna razón de peso para mantenernos ocupados, podemos vivir estos momentos completamente, permaneciendo abiertos a nuestros pensamientos y sensaciones corporales, disfrutando de nuestra libertad y de la presencia cercana, la paz del sueño profundo.
Esta tranquila acogida de nuestros pensamientos y sensaciones no debe convertirse en una práctica o un hábito. Esto acabaría con la frescura, la espontaneidad de estos momentos. Como un amante, debemos estar preparados para responder a la más mínima señal de la amada o del amado, sabiendo que no hay nada que podamos hacer para lograr esta invitación, ya que proviene de la gracia. De este modo, nos mantenemos en nuestra inocencia, sin ninguna agenda, no teniendo nada que perder y nada que ganar en el juego de la vida.
Esta actitud de apertura puede ser mal interpretada por un observador externo que, proyectando sus propios conceptos, puede pensar que una persona está practicando ejercicios esotéricos para alcanzar alguna meta mística, cuando en realidad no hay nadie, nada se hace, y no hay una meta.