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Artículos - Ken Wilber

Ola

¿Cuál es el sentido de la vida?

Serie Grandes Preguntas con Ken Wilber

Texto extraído de entrevistas en directo con Ken Wilber 12 de mayo de 2014

Hay tantas maneras diferentes de responder a eso y, por supuesto, hay tantas respuestas diferentes que se han dado a lo largo de décadas, siglos y milenios. Es probablemente la gran pregunta humana.

La respuesta más simple es que el sentido de la vida es realizar la unidad última, realizar el Fundamento último del Ser, realizar, en una experiencia inmediata directa, la Divinidad o el Espíritu o Brahman o el Tao. Y este sentido se erige como un sentido único entre todos los diversos sentidos que se han ofrecido, porque muchos sentidos se refieren a lo que las tradiciones llamarían la «verdad relativa» ― pueden ir desde sentidos de la vida bastante bajos hasta sentidos bastante nobles, pero son todos relativos. Y entonces puede ir desde «el sentido de la vida es ganar tanto dinero como puedas», o «ser tan famoso como puedas», o «conseguir tanto poder como puedas»; luego, subiendo un poco más, «el sentido de la vida es encontrar el amor y tener el amor como una fuerza acuciante en tu vida», «encontrar el sentido en general ― descubrir un valor particular o una serie de valores que encuentras muy importantes y que añaden sentido a tu vida y añaden gracia y alegría a tu vida», y estos incluyen por ejemplo la pertenencia a una identidad grupal y la búsqueda de una comunidad que comparta tus valores; y luego está la idea de que el sentido de la vida es aumentar tu conocimiento y, por lo tanto, ser más educado y aprender más y más sobre el mundo mismo. Todo esto va a expandir tu psique e incluso tu alma y, sin embargo, todas ellas siguen siendo verdades relativas ― surgen, existen en el tiempo durante un período particular y luego desaparecen.

Pero para las tradiciones que dividen la verdad en dos verdades, «verdad relativa» y «verdad última», todas son relativas. La verdad última es esencialmente muy simple y similar, como quiera que aparezca, aunque las palabras pueden variar un poco aquí y allá. Es descubrir y encontrar la realidad última de la vida, el Fundamento último de Todo Ser, la realidad última de toda esidad o talidad, la meta y la fuente de toda manifestación. Pero sea lo que sea, es un absoluto: es el ser absoluto, la consciencia absoluta, la felicidad absoluta, la alegría absoluta. Es una realización atemporal. Es el descubrimiento de esa realidad que es tan omnipresente y omnipenetrante que está siempre presente en tu propia conciencia. Y por eso no puedes realmente conseguirla o lograrla o alcanzarla, solo puedes reconocerla.

Así que este reconocimiento de la realidad última se convierte en la meta principal o el propósito o el significado o el sentido de la vida en cualquier tipo de sentido último. Y el truco de esto, a diferencia de todos los sentidos, verdades, metas y valores relativos, es que puedes lograr todos los objetivos, metas y propósitos relativos en la vida ― si quieres tener más pertenencia en tu vida, simplemente puedes salir y comenzar a hacer amigos y buscar seres queridos y practicar la expansión de la comunidad; si quieres más auto-actualización, puedes asistir a talleres y puedes llegar a un estado bastante auto-actualizado. Pero cuando estás buscando el Fundamento de Todo Ser, a menudo se usa la analogía del océano y las olas: en la cual tienes el océano, y luego tienes estas olas que vienen, y las olas representan la verdad relativa. Puedes surfear las olas ― puedes salir y esperar, y comienza a formarse una pequeña ola, y te subes a ella y se vuelve muy grande, y la estás montando, y luego se calma y te bajas, y ese fue el viaje.

Así que todas estas verdades relativas y estados relativos de consciencia y estados relativos del ser son algo así como una ola que puedes capturar y que puedes experimentar precisamente porque es diferente de otras olas. Y algunas olas son más grandes que otras olas, por lo que puedes salir a buscar y atrapar una ola grande, buscar a tener una experiencia más grande y un significado más grande en la vida. Pero la base o fundamento de todas estas olas, del océano mismo, es pura humedad, y la humedad está igualmente presente en cada ola. Una ola grande no es más húmeda que una ola pequeña; ambas son igualmente húmedas.

Entonces, si estás buscando la talidad o la esencia o la humedad de una ola, entonces eso es algo que tiene que estar siempre presente en cada ola de experiencia que tengas. Una ola no tiene más que otra ― cualquier ola que experimentes tiene la misma cantidad de humedad, la misma cantidad de talidad, la misma cantidad de esidad. Entonces, todas las otras formas de valor, y todos los otros tipos de meditación que puedes hacer para llegar a un estado específico de consciencia, ninguno de ellos funciona para el último estado de consciencia, porque es/está radicalmente siempre presente. Y es la humedad que está igualmente presente en cada punto del océano, e igualmente presente en cada ola del océano.

Y entonces, estas prácticas se llaman prácticas de reconocimiento: simplemente tienes que reconocer la humedad siempre presente. No tienes que ir a buscarla, no tienes que tratar de encontrarla, no tienes que pasar de una ola pequeña a una ola grande para mojarte, todo lo que tienes que hacer es simplemente tumbarte y dejarte cubrir de agua, cubrirte de humedad.

Y es precisamente la imposibilidad de alcanzar el sentido último de la vida lo que puede hacer que sea tan paradójicamente difícil de realizar. Muchas de las escuelas tibetanas, por ejemplo, se refieren a ello como demasiado simple de creer y demasiado fácil de entender. Es precisamente porque estamos constantemente buscándolo que no podemos encontrarlo, ya que la búsqueda refuerza la suposición de que no está presente. Entonces, cada vez que lo buscas, solo estás reforzando su ausencia imaginaria, porque estás reforzando la suposición de que no está ahí. Pero todo lo que tienes que hacer es dejar de buscar, dejar de aferrarte y simplemente dejarte caer del tronco al agua y reconocer lo que está siempre presente y todo lo impregna.

Los sutras del Prajñaparamita en el budismo, por ejemplo, repiten constantemente una y otra vez que si pudieras darte cuenta de lo inalcanzable que es prajña, la iluminación, entonces ya estarías iluminado. Así que darse cuenta de su indisponibilidad es otra forma de reconocer su naturaleza siempre presente.

Uno de mis maestros raíz en Dzogchen mantenía la puerta de su habitación abierta y podías entrar y sentarte en la esquina y verlo hablar con los estudiantes, y solía hacer eso a menudo. Y probablemente la experiencia más común sería que alguien entrara y dijera: «¡Finalmente lo comprendí!, estaba sentado allí meditando, y de repente, olas de amor y felicidad comenzaron a derramarse sobre mí, ¡y me sentí uno con todo lo que estaba surgiendo! Y todavía siento eso; estoy absolutamente impresionado por esa experiencia, ¡y fue justo allí

Y el maestro escuchaba y decía: «Bueno, eso está bien, pero dime algo: ¿esta experiencia tuvo un comienzo?» Y decía: «Sí, hace aproximadamente media hora, estaba sentado allí y no pasaba nada y luego, ¡zas, de repente sucedió!» Y el maestro decía: «Bueno, está bien, pero quiero que regreses y encuentres lo que no tiene comienzo».

Entonces es algo que ya está presente, completamente presente. El 100% de la Mente Despierta, el 100% de la Consciencia Crística, el 100% de la Identidad Suprema está presente en tu conciencia ahora mismo, y es simplemente cuestión de reconocer esta conciencia siempre presente. Esa es la clave para despertar a este sentido último de la vida, y no sólo al sentido relativo de la vida. Y esa es la diferencia entre sentido relativo y sentido último: el sentido relativo tiene un comienzo en el tiempo, el sentido último no. Está siempre presente. Y es por eso que el Zen dirá: «Muéstrame tu rostro original, el rostro que tenías antes de que nacieran tus padres». Cuando escuchas eso por primera vez, dices: «¿Qué significa eso? ¿Qué rostro tenía antes de que nacieran mis padres?, ¡aún no había nacido!». Pero «antes de que Abraham fuera, Yo Soy», y ese «YO SOY» está siempre presente. Es la humedad de todas las olas. No tienes que pensar, «¿dónde estaba YO SOY hace diez años?» Está exactamente donde está ahora, es esta sensación de este YO SOY, de ser «YO SOY», y ese YO SOY es esa humedad fundamental de toda experiencia, de toda manifestación, de todas las olas en el universo entero.

Y esa es la clave del sentido último de la vida. No se puede lograr, no se puede conseguir, no se puede alcanzar, no se puede obtener, no se puede buscar, no se puede encontrar. Siempre ya está ahí, ya es, y está completamente presente, auto-liberado y auto-existente en todo momento. Para todos los demás sentidos o significados, puedes emprender algún tipo de práctica, puedes emprender algún tipo de actividad, puedes salir y trabajar en ellos ― puedes trabajar duro para lograrlos, puedes conseguirlos, puedes alcanzarlos. Y no hay nada de malo con eso, eso está absolutamente bien. Pero no es lo último. No es absoluto. Así que separa lo que obtienes buscando a través del tiempo frente a aquello que reconoces en el presente atemporal como siempre siendo simplemente lo que ya es. Y ese es el sentido último de la vida.