Ruta de Sección: Inicio > Artículos > Entrevistas> Artículo

Artículos - Chuck Hillig

¡Ni siquiera Dios puede explicar a Dios!

Una conversación con Chuck Hillig

Por Jan Kersschot
Chuck Hillig
Chuck Hillig

Jan Kersschot: Cuando la gente me pregunta por qué me gusta tanto tu libro "Enlightenment For Beginners" ("La iluminación para principiantes") (1), les digo que es por su simplicidad y estilo directo. Pero, de algún modo, me resulta difícil resumir su mensaje. ¿Podrías hacer un breve resumen para mis lectores? En otras palabras: ¿Cómo resumirías la esencia de tu mensaje?

Chuck Hillig: Este libro es un recordatorio en treinta minutos de que ya eres quien [y lo que] has estado buscando. Sin embargo, has disfrazado hábilmente esta profunda Verdad detrás de un juego elaboradamente seductor al que juegas, y que llamas Vida. Este libro usa palabras muy simples y dibujos para demostrar, con ánimo juguetón, algunas de las implicaciones cósmicas [y cómicas] que tiene jugar este Juego y cómo [y por qué] tu auto-engaño continúa tejiendo un hechizo mágico.

JK: ¿A qué tipo de juego te refieres? ¿Cómo se crea?

CH: La fuerza que impulsa este Juego cósmico se crea cuando pretendes que lo que no es, es, de algún modo, muy superior a lo que es. Aunque esta creencia te mantiene enfocado en un viaje interminable hacia la felicidad y la iluminación, también te garantiza que nunca alcanzarás un punto de satisfacción y paz permanente. ¿Por qué? Porque toda esta idea de estar en un viaje hacia la realización es en realidad el método secreto que el ego desesperado usa para sobrevivir a su aniquilación personal por parte de la Conciencia. En otras palabras, mientras el ego siga estando enfocado en realizar el viaje, puede continuar evitando desaparecer completamente en la realización cegadora de la verdadera identidad del viajero místico.

JK: ¿Por qué la gente quiere cambiar lo que es por algo mejor? ¿Por qué los buscadores espirituales buscan la iluminación, cuando tú dices que todo ya está aquí, ahora mismo? ¿Por qué parecemos correr lejos de nosotros mismos?

CH: Esta actividad frenética en torno a la búsqueda de la iluminación ayuda al ego a mantener un sentido de actuación personal. Cuando lo que no está presente se percibe como mejor que lo que está presente, uno se resiste internamente a la preciosa realidad de este momento. Sin embargo, la Conciencia no tiene opuesto. Es lo único que está presente, y en realidad nunca puede cambiar a lo que no es ello. Simplemente es lo que es. Sin embargo, al pretender que alguna otra cosa es mejor, el ego espera sobrevivir persiguiendo con entusiasmo lo otro que aún no poseemos. El chiste cósmico es que el ego está atrapado en una rueda de molino auto-generada, porque ya es lo que está buscando. Este valiente esfuerzo por iluminarse protege secretamente al ego de quedar expuesto como el fantasma que verdaderamente es. Mientras la búsqueda continúe sin cesar, el Buscador queda validado como ser separado de aquello que está buscando. Pero, en Verdad, nunca podemos escaparnos de nosotros mismos porque ya somos aquello de lo que estamos huyendo, y ya somos aquello hacia lo que estamos corriendo.

JK: Muchos buscadores esperan secretamente iluminarse algún día. Por eso se quedan cerca de lo que llaman un ser iluminado, un maestro, y esperan tener una buena oportunidad de conseguirlo. Imitando su conducta, o al menos haciendo lo que él o ella les diga que tienen que hacer. Muchos buscadores creen que el estado de iluminación es algo que puede ser transmitido de maestro a discípulo. Y también hay muchas expectativas en torno a la iluminación misma. La gente cree que estar iluminado equivale a no tener problemas, ni miedos. Un estado perfecto, por así decirlo. Pero tú dices —y estoy de acuerdo contigo, Chuck— que esta lucha por iluminarse protege secretamente el ego de quedar expuesto como el fantasma que verdaderamente es. ¿Significa esto que toda búsqueda carece de sentido, que todas las tradiciones espirituales son inútiles..., una pérdida de tiempo? ¿Cómo puede un fantasma llegar a descubrir la Realidad? ¿Es cierto, entonces, que en realidad no podemos hacer nada?

CH: Obtener la iluminación en el futuro es una ilusión persistente y basada en el tiempo. Presupone la absoluta realidad de un futuro que está ahí fuera en el que tu historia personal podrá desarrollarse de algún modo. Sin embargo, tú eres la Conciencia Misma, y por eso nunca puedes estar separado de la Realidad esencial de quien ya eres. Eso sería tan imposible como intentar separar la humedad del agua. Tal lucha inútil sólo es animada por la creencia popular de que, con sólo seguir las estrategias espirituales adecuadas, acabarás iluminándote, y tu historia personal egoísta podrá tener un final feliz. Pero la iluminación no tiene que ver con buscar algo ahí fuera. Sólo se trata de descubrir la Verdad esencial de lo que realmente es. Entretanto, el melodrama ilusorio del mundo continuará desplegándose exactamente [y tan convincentemente] como siempre lo ha hecho. [Después de todo, el espejismo de un lago en el desierto sigue teniendo el aspecto de un verdadero lago, aun después de descubrir que sólo es una ilusión.] No despertarás del sueño; sólo despertaras al sueño (2). Pero, en ese despertar, el Soñador tiene que desaparecer completamente. De otro modo, sólo sustituirás un sueño fascinante llamado una-vez-estuve-dormido por otro sueño fascinante llamado ¡pero-ahora-estoy-despierto! Sí; no hay nada que puedas hacer por acelerar el supuesto proceso porque tú-como-tu-historia en realidad no estás aquí en absoluto. Sólo la Conciencia está verdaderamente presente, y Su asombrosa naturaleza es pretender que no pretende. Por tanto, aparentemente estás obligado a representar tu parte en esta obra Divina hasta que despiertes al descubrimiento de que nunca ha habido ninguna diferencia en absoluto entre tú-corno-Bailarín y tú-como-Baile.

JK: Si la Conciencia es todo lo que hay, ¿no es un estado de identificación con la personalidad tan válido como un estado de dicha o de no-autoría de la acción?

CH: Estos dos supuestos estados sólo son conceptos teóricos. No hay absolutamente nadie separado que esté o bien en un estado de identificación, O bien en un estado de dicha. Por lo tanto, la cuestión de la validez es irrelevante, pues ninguno de estos estados está ocurriendo verdaderamente a nadie ni a nada. La Conciencia no tiene que dejar de identificarse erróneamente con la personalidad, y ciertamente no necesita despertar. Simplemente es lo que es.

JK: Pero cada vez hay más libros sobre estos temas que parecen decir lo mismo; parecen decir que no podemos hablar de ello. En otras palabras, se habla y se escribe mucho sobre el no-dualismo. ¿De qué sirven todos esos satsang y todos esos libros si es imposible expresar la Verdad en palabras?

CH: Sí, es una gran paradoja. La respuesta breve es que en realidad nada de ello sirve de nada. Después de todo, la Conciencia sólo se está buscando a Sí Misma. Este misterioso acertijo embota totalmente la mente lógica, pues la Conciencia ya es la misma cosa hacia la que se está apuntando. Pero, incluso después de admitir que en realidad no podemos hablar de Ello, parecemos obligados a seguir adelante y continuar hablando igualmente de ello. Pero ¿qué es más real: una descripción poética de las cataratas del Niágara o experimentar la fuerza atronadora del agua que cae?

Es problema es, por supuesto, que todas las palabras son fundamentalmente dualistas. Cuando se usan a este nivel, lo mejor que pueden hacer es invitarte a mirar dentro por ti mismo. Por muy inteligentemente que sean expresadas, nunca podrán resolver la Gran Paradoja. Simplemente no puedes llegar allí desde aquí. De hecho, no hay nada en tu mente que se vaya a iluminar nunca. Ni yendo a satsangs, ni leyendo libros, ni meditando cada día, ni cantando mantras. ¡No hay absolutamente nada que vaya a despertar tu rnente! ¿Por qué no? Porque la realización es quien ya eres.

JK: Si la Liberación es intemporal e impersonal, ¿cómo puede haber alguien que vea y alguien que no? Si sólo hay Un Perceptor... una Conciencia..., ¿cómo podría un sabio o avatar tener la mejor parte de ello y decir que ha venido a salvar a los ignorantes?

CH: No hay uno separado que vea o que no vea. El juego de la Conciencia es suficientemente inclusivo para crear aparentemente un universo lleno de villanos, héroes, sabios y avatares. ¿Cómo puede un sabio pretender que tiene lo mejor de ello y que ha venido a salvar al ignorante? Bueno, además de que esto es el clásico ejemplo de auto-engaño, ¿quién sabe? Después de todo, ¡ni siquiera Dios puede explicarse a Sí Mismo!

JK: Quienes están familiarizados con el Vedanta Advaita dicen que no hay tales cosas como tiempo, espacio y personas separadas. Y tienen razón: todo está en nuestra mente. Aun así, la mayoría de la población humana está en desacuerdo con esa visión. El resultado es que la gente dice que todo esto suena muy bien en teoría [que no somos el agente, que todo simplemente ocurre, que no somos el cuerpo, que no hay libre albedrío], pero, a la hora de poner todo esto en práctica, es otra historia. ¿Qué sensación te producen estos comentarios sobre el Vedanta Advaita, Chuck?

CH: El tiempo, el espacio y la idea de la existencia de personas separadas no están en nuestra mente en absoluto. Sólo están en tu Mente. Como ocurre con cada cosa manifestada en el universo, el concepto de una población humana separada también encuentra su verdadero origen dentro de tu propio auto-engaño. Pero recuerda: el Yo sólo está pretendiendo que no es el Yo.... y después pretende que no está pretendiendo. La Conciencia, según parece, es una especie de adicta a la experiencia, y disfruta alegremente en el lila..., la Danza-de-lo- Divino. De hecho, sólo parece recordar Su glorioso Auto-engaño con cierto grado de renuencia. [Nadie, según parece, quiere que acabe una buena historia.] De modo que si te pones de pie en medio de una película interesante, enciendes la luz y empiezas a decir al público que sólo es una ilusión, la mayoría de los otros te dirán que te sientes y que te calles. Pero, como solía decir Ramana Maharshi: ¿Qué otros? Sólo hay un YO. Entonces, ¿cómo podríamos practicar ser quienes ya somos? Como el Yo es la única Realidad, está más allá de todo esfuerzo. Sí, lo que dices es correcto: no hay actor real; todas las cosas simplemente parecen ocurrir; tú no eres el cuerpo; y no hay libre albedrío. Todo eso es muy cierto, ¿y qué más da? Para bailar plenamente con [y como] el Bailarín Cósmico que eres, sigue pareciendo importante que honres y reconozcas la apariencia de la Gran Ilusión. Después de todo, ¡todo está hecho para ti!

JK: Cuando dices que ya somos Ello, que sólo estamos pretendiendo ser alguien, ¿por qué seguimos creyendo esta ilusión? ¿Ves?, la gente se queja de que no sienten que son la Conciencia. Se quejan de que siguen estando guiados por sus miedos y esperanzas personales. Dicen que la vida no es tan fácil.

CH: Bien; en realidad, no hay nosotros o ellos ahí fuera en absoluto. Sólo hay Ello.... la Pura Conciencia del Yo. Plantearse esta pregunta aparentemente inocente [¿Por qué seguimos creyendo en la ilusión?] te distrae de ver la Verdad.

JK: ¿Cómo es esto?

CH: Bien; estás haciendo dos suposiciones básicas: una: que realmente hay un nosotros/ellos colectivo ahí fuera, y dos: que esos otros están creyendo en alguna ilusión. La pregunta, sin embargo, te invita a enfocarte en por qué-están-creyendo-esto antes incluso de que se haya probado que hay realmente otros ahí fuera que puedan creer nada. ¿Ves?, si no hay otros separados para empezar, abordar el porqué que plantea esta pregunta se vuelve completamente irrelevante. Las cosas simplemente son como son.

JK: Algunos buscadores también te preguntarán si no estás simplificando demasiado todo el tema de la iluminación.

CH: La Conciencia no puede ser simplificada en exceso. De hecho, Es la simplicidad misma. La Conciencia indivisible sólo puede manifestar el mundo ilusorio de las polaridades pretendiendo que es divisible. Sorprendentemente, Su naturaleza es ser Lo que es..., pretendiendo llegar a ser.... Lo que pretende que no es.

JK: ¿De modo que todo no es más que un chiste?

CH: Eso es lo que es. Un juego cómico [y cósmico] llamado Vida. La Danza-de-lo-Divino.