Artículos - Alexander Smit
Todo escape está condenado al fracaso
Entrevista con Alexander Smit acerca de Nisargadatta
La siguiente entrevista con Alexander Smit tuvo lugar en 1988. Parece que fue hace una eternidad. Para mi era el tiempo de los efectos secundarios de una búsqueda espiritual en la que gente de la misma generación, de todas partes del mundo, buscaban en masa nuevos caminos y dimensiones de experiencias religiosas y entraron en contacto con el contraste entre Occidente y Oriente. Habíamos aprendido nuevos conceptos e ideales, valores y normas. Las comunas espirituales emergían en todos lados; estábamos construyendo un nuevo mundo que colapsó de nuevo, como siempre y otra vez. En textos escritos o traducidos, las palabras como Gurú, Maestro espiritual, Él o Ella, eran escritos con mayúscula y Él o Ella eran tratados como deidades como todavía es el caso en India y en los países circundantes.
Me parece ahora, en 2002, que mi entrevista con Alexander refleja el espíritu de esa época. "Parece anticuado", escribe Sietske Roegholt, en respuesta a una carta que escribí, "pensar de esa manera acerca de los maestros quienes, después de todo, hoy en día, preferirían ser amigos o que todavía son tan jóvenes en su 'completa o incompleta' realización...". Los dos descubrimos que una nueva época había llegado, la época de la completa desmitificación de los maestros. Algunas personas alientan esto, otras contienen la respiración. ¿No estaremos desechando algo correcto al intentar desechar lo incorrecto? ¿Habrá personas suficientes del calibre de Nisargadatta entre nosotros en este momento? Preguntas sin respuesta. Quién lo sepa puede decirlo.
Una de las razones por la cual esta entrevista nunca antes se hizo pública, es que Alexander siempre me enseñó que los discípulos nunca deben saber cómo su maestro obtuvo la claridad; los llevaría a hacerse ideas acerca de como 'debería' sucederle a ellos. Ahora, tres años después de su muerte, noto dos cosas: a) casi todos los días aparece un nuevo maestro espiritual, hombre o mujer, y b) hablan abiertamente acerca de su realización. ¿Y los buscadores? Les ha penetrado lentamente que la realización es sólo un suceso en el que hay tantas maneras como personas de que suceda.
Lo que Alexander había previsto, se ha vuelto "realidad" hace mucho tiempo, no importa cuán incorrecto hubiese pensado él que sería; Occidente ha hecho propias muchas de las experiencias religiosas del Oriente. Está en la naturaleza de las cosas que esta nueva flor haya aparecido, porque esa es la manera en que debía pasar, es así como son las cosas y así es como siempre será en el Juego de la Conciencia.
b.b., 21/10/2001En conversación con Alexander Smit.
Septiembre de 1988.
Lugar: la cocina de su casa en Prinsengracht en Amsterdam.
Estábamos ocupados revisando la traducción de "Él néctar a los pies del Señor" de su maestro espiritual, Nisargadatta Maharaj, y quería hacer una entrevista para variar, como una especie de práctica. La entrevista sobrevivió a una avería de la computadora, a una entrada forzada y robo, porque afortunadamente había escrito e imprimido las grabaciones anteriormente. Las he preservado como un tesoro. Hasta ahora.
Alexander conoció a Nisargadatta en septiembre de 1978. Al principio de septiembre de ese año Jacques Lewenstein había estado en la India y regresó con el libro "YO SOY ESO" y grabaciones de Nisargadatta.
Alexander: Ese libro llegó a las manos de Wolter Keers. Estaba muy feliz con él porque después de la muerte de Krishna Menon (el maestro espiritual de Wolter) no había oído nada tan puramente Advaita. Después de que Wolter leyó el libro, decidió traducirlo y publicarlo "porque es extremadamente bueno". Walter me dio el libro inmediatamente y me conmovió mucho. Luego estaba este artículo en Panorama o The New Revenue: "Dios no tiene dientes". Una historia pobremente escrita por el joven que hizo Showroom (TV). Había una foto de tamaño real de la cabeza de Nisargadatta. Ese fue en efecto mi primer contacto con Nisargadatta. Para ese entonces Wolter ya me había dicho: "Ya no puedo hacer nada más por vos. Necesitas a alguien. No sabría decirte quién". Pero cuando había leído "YO SOY ESO" me dijo: "Si te puedo dar un consejo, es que vayas allí inmediatamente".Y eso hice.
―¿Qué estabas buscando?
No estaba buscando nada. Sabía todo. Pero, si me hubieses preguntado qué había aprendido te hubiese dicho: realmente no lo sé. Hay algo esencial que no sé. Había una especie de punto ciego dentro de mí con el cual nadie sabía qué hacer. Krishnamurti sabía que no había nada que él pudiera decir al respecto. Bhagwan no era en ese momento alguien a quién nosotros acudiríamos, al menos no para este tipo de cuestiones. Da Free John tampoco. Esas eran las personas conocidas en ese momento. Tenía un punto ciego. Y lo que caracteriza a un punto ciego es que no sabes qué es. Sólo lo sabrías si fueses realmente honesto contigo mismo, si realmente fueses al fondo de ti mismo, que todavía no has resuelto el acertijo.
―¿Tu primera vez en Bombay?
Una pequeña escalera que llevaba al ático. Primero asomé la cabeza y lo primero que vi fue a la señora Satprem y a Nisargadatta. Había, tal vez, tres o cuatro personas allí.
–Aquí estoy –dije. Y el dijo: –Así que finalmente viniste.
Sí, es lo que todos dicen, me enteré después, pero era la primera vez que yo lo escuchaba. Sí, tenía la sensación, cuando entré, que ahora las cosas eran en serio. Ahora no había escape posible. Aquí realmente va a suceder algo.
Naturalmente, ya había conocido muchas de estas personas: Krishnamurti, Jean Klein, Wolter, Swami Ranganathananda, Douglas Harding y también otros hindúes menos conocidos. Era muy joven para Ramana Maharshi y para Krishna Menon. Murieron en los cincuenta. Yo tenía siete u ocho años en ese entonces. Esa no es la edad para ocuparse de este tipo de cosas. También era cierto para nosotros en ese tiempo: "espera" a un maestro viviente. Y yo tenía un presentimiento muy fuerte que este era el hombre al que había estado buscando. Me preguntó si estaba casado, qué había hecho y porqué había ido a la India.
―¿Qué es lo que exactamente querías de él?
La auto-realización. Quería saber cómo fui armado. Dije: "He escuchado que eres el mejor aniquilador del ego que existe. Y eso es lo que quiero". El dijo: "No soy un aniquilador. Soy un tallador de diamantes. Tu eres un diamante, pero un diamante en bruto, y sólo puedes ser tallado por un diamante puro. Y ese es un trabajo muy preciso porque si no es hecho correctamente, te desarmarás en cientos de partes; y entonces no quedará nada para ti ¿Tienes alguna pregunta?". Le dije que Maurice Frydman fue la razón decisiva por la cual vine. Frydman era amigo de Krishnamurti y planeaba publicar los primeros trabajos de Krishnamurti en Chetana Publishers en Bombay. Y que el editor, el Sr. Dikshit, le dijo que había alguien en Bombay a quien debía conocer. (Naturalmente, "Yo soy eso" no había sido publicado en ese momento porque Frydman todavía no había conocido a Nisargadatta). Frydman fue allí con sus ideas escépticas habituales. Entró allí, y en dos semanas, cosas que con Krishnamurti nunca le habían quedado claras, fueron aclaradas. Entonces yo pensé: si todo se esclareció para Frydman en dos semanas, ¿cómo será conmigo?
Le dije todo esto a Nisargadatta y él dijo: "Eso no dice nada acerca de mí, pero dice todo acerca de Frydman". Y también dijo: "La gente que no comprende a Krishnamurti no se comprende a sí mismas". Yo pensé que aquello fue hermoso porque todos los gurús que conocí siempre desprestigian a todos. Parecía como si me quisiera ayudar a relajarme. No me lanzó ninguna provocación. Me pude relajar, porque como puedes entender era una situación bastante tensa.
Dijo: "¿Tienes alguna pregunta?"
Yo dije: "No"
"¿Cuando vendrás?"
"Todos los días si me lo permites".
"Eso es bueno. Ven sólo dos veces al día, a la mañana y a la tarde, a las charlas, y vemos como va". Yo dije: "Si, y no me iré hasta que se aclare todo". Él dijo: "Eso es bueno".
―¿Era eso cierto?
Si, sin ninguna duda. Por lo que él hizo ― en dos minutos me lo aclaró. Cualquier cosa que dijeras, el conocimiento que presentabas no era tuyo. Era de un libro, lo habías tomado prestado o robado, era una fantasía; pero no eras capaz de tener una observación directa, una percepción directa, ver directamente, inmediatamente, sin un mediador, sin conciencia de uno mismo. Y eso me asustó terriblemente porque todo lo que decías era derribado de una manera brutal.
―¿Qué sucedió contigo exactamente?
El segundo día preguntó si tenía alguna pregunta. Luego comencé a hacer preguntas acerca de la reencarnación de una manera más o menos romántica. Le dije que siempre había tenido una conexión con la India, que cuando escuché la palabra “India” por primera vez fue una conmoción para mí, y que al oír la palabra "Yoga" por primera vez en la TV fue como ser alcanzado por una bomba, y que la palabra "India Británica" era como un perro que escucha el silbato de su amo. Y pregunté: ¿Podría significar que había vivido en la India en vidas pasadas? Entonces él empezó a maldecir en Marathi, y se agitó increíblemente; eso duró por lo menos diez minutos. Pensé, dios mío ¿qué está pasando aquí? Aparentemente el traductor estaba acostumbrado a eso porque estaba calmadamente sentado, y cuando Maharaj terminó, lo resumió todo: "Maharaj se pregunta a sí mismo si realmente hablas en serio. Ayer viniste y querías la auto-realización, pero ahora comienzas con preguntas de parvulario".
De esta manera eras forzado a estar increíblemente alerta. Todo era de suma importancia. Se me hizo claro dentro de unos pocos días que no sabía absolutamente nada, que todo lo que sabía, todo el conocimiento que había reunido, era conocimiento de libros, de segunda mano, aprendidos, pero que por mí mismo no sabía nada.
Les puedo asegurar que esto puso lo que se necesitaba en acción. ¡Y así es como fue todos los días! Cualquier cosa que mencionara, ya sea si hacía una pregunta inteligente o una pregunta estúpida, no había ninguna diferencia en absoluto. Y un día él afirmaba esto, y al día siguiente afirmaba exactamente lo opuesto, y al día siguiente lo distorsionaba una vez más aunque no era realmente posible.
Y así siguió. Hasta que por observación entendí porque era así, y eso fue en verdad una maravillosa comprensión. ¿ Por qué todo el tiempo intento reducir todo a conceptos, para intentar entender todo en términos de pensamientos o en la esfera de los sentimientos?
Y me dio consejos acerca de cómo podía mirar las cosas de otro modo, y así mirar realmente. Y luego se volvió claro para mí que no tenía sentido considerarse a uno mismo ―sea lo que sea que te consideres o no te consideres― de esa manera. Eso fue una absoluta debilitación de la auto-consciencia, como una termita comiendo una silla. En cierto momento se convierte en serrín. Todavía parece una silla, pero ya no lo es.
―¿Eso te llevó a la auto-realización?
Él siguió así, y luego llegó un momento en que claramente ya había tenido suficiente. Realmente mucho. Yo no diría que me enojé, pero hubo un cambio dentro de mí, un cambio del énfasis de todas las autoridades ajenas a mí, incluso Nisargadatta, hacia una autoridad dentro de mí. Él estaba hablando y en un momento dado dijo "nadie". Dijo: "Naturalmente, no hay nadie aquí que habla". Eso fue demasiado para mí. Y dije: "Si tú no hablas, ¿Por qué entonces no te callas? ¿Por qué decir algo en absoluto? Y pareció que eso era lo que estaba esperando. Dijo: "¿Quieres que deje de hablar? Está bien, entonces dejaré de hablar y si la gente quiere saber algo entonces pueden recurrir a Alexander. Desde ahora en adelante, no más traducciones, los traductores ya no tienen que venir, no se hablará más inglés. Sólo se hablará Marathi, y si la gente tiene algún problema pueden ir con Alexander porque parece ser que él lo sabe todo". Y luego comenzó todo el problema con los demás, los aduladores y lamebotas, ¡quienes insistían que tenía que disculparme! Ni lo piensen. Sí, ¡no puedes pedir disculpas a un don nadie, ¿eh?!
Y a mí me dijo: "Y tú, ya no puedes venir aquí". Y yo dije: "¿A qué te refieres con que no puedo venir? Intenta detenerme. ¿Te has vuelto completamente loco?" Y por supuesto, los traductores estaban completamente molestos. Dijeron que nunca antes se había visto algo semejante. ¡Y él estaba enojado! ¡Increíblemente enojado! Arrojó a mis pies los regalos que le había traído y dijo: "No quiero nada de ti. Nada de ti quiero". Y ese fue el quiebre, porque algo pasó, no había pensamientos porque estaba... el cambio de autoridad había sucedido. Mientras lo experimentaba me vino todo de todos lados: lógica, entendimiento, por un lado el intelecto y por el otro al mismo tiempo, el corazón, los sentimientos y todos los fenómenos, toda la manifestación vino directamente hacia mí de todos lados hacia un centro absoluto donde todo explotó. Bang. Después de eso todo se aclaró para mí...
Al día siguiente fui como siempre. Había una charla, pero ciertamente no se habló inglés. Les puedo asegurar que la tensión se podía cortar con un cuchillo, porque naturalmente, yo era el culpable. Él quería hacérmelo sentir y los traductores le siguieron la corriente tranquilamente. Ni siquiera hubo conversación. Y al día siguiente ni siquiera hubo una charla.
Llegó en un auto, se fue cuando me vio y se fue a ver una película... Luego le escribí una carta. Doce páginas. En perfecto inglés. Le encargué a alguien que le llevara la carta. Escribí todo. Y su respuesta fue: que venga mañana a las diez. Leyó mi carta y dijo: "Comprendiste. Esta confrontación era necesaria para eliminar esa auto-consciencia. Pero lo comprendiste completamente y estoy muy feliz con tu carta, y no pasó nada". Naturalmente, esto calmó las cosas. Me preguntó si me quería quedar más tiempo. "Desde esta situación que tuvo lugar el 21 de septiembre de 1978, quiero estar aquí con amor". Y él dijo: "Está bien". Desde ese día acudí a todas las charlas y a veces traduje, por ejemplo cuando españoles, franceses o alemanes venían. Ayudaba un poco en ese entonces.
―Entonces, ¿aplicaste el mismo método que él? Arrancar la auto-consciencia hasta el hueso y dejar que las personas vean sus identidades. ¿Fue éste su método?
Sí. Reconocer lo falso como falso y a partir de ahí dejar que nazca la verdad. Pero lo más maravilloso fue MI principal dilema, y si digo "mi" me refiero a todos en cierto sentido, que si en cierto punto te preguntas: ¿Para qué vine aquí?, eso parece ser algo completamente diferente de lo que tú pensabas. Todos tienen ideas acerca de esta pregunta, y nunca pensé, ni en los lugares más recónditos de mi mente que la Realización de esto sería algo así. Ese es el primer punto. El segundo es que parece que en cierto momento tienes la elección de conservar tu auto-consciencia por orgullo, arrogancia, intelecto. Y la función del gurú, la habilidad con la que puede cerrar los escapes con la verdadera confrontación fue en su caso extraordinariamente buena, por lo menos en mi caso. Y para mí, ese fue el factor decisivo. Porque si hubiese habido una oportunidad de "escapar", ciertamente la hubiese aprovechado. Como un ladrón que todavía intenta escapar.
―¿Alguna vez dijo algo acerca de ello?
Dijo que se necesita un coraje increíble para no huir. Y que mi presencia ahí casi le causa un infarto, que ya no tiene la fuerza para abordar casos como el mío a medida que se hacía más viejo. Así que tengo la sensación que llegué allí en el momento justo. Después se enfermó. Dijo: "Ya no tengo la fuerza para intentar convencer a la gente. Si lo desean, continúen viniendo. Tal vez puedan sacar algo de ello, pero ya no tengo fuerzas para convencer a gente como él (y me señaló)". Estoy tan agradecido con él porque sólo mostró cuán grande era mi resistencia. Tiene que haber una fuerza proporcional que sea un poco más fuerte que tu más extraña y fuerte resistencia. Necesitas eso. Me mostró lo grande que era mi resistencia. Y mostró lo grande que era su fuerza, su habilidad. Para mí él fue el gran Satgurú.
El hecho de que fui capaz de vencer mi resistencia más astuta ―y puedo asegurarles después de adentrarme en estas cosas por quince años― mi resistencia era extremadamente refinada y astuta, fue difícil para él incluso cuando sabía a lo que se enfrentaba. Esa es la razón por la cual tuve que acudir a una persona tan difícil, naturalmente.
Dice todo sobre mí. Precisamente como dijo al principio que decía todo acerca de Frydman. Pero nunca he visto en ninguna parte la habilidad que tuvo para cerrar todas las rutas de escape de las mentiras y las falsedades tan inmensamente grandes.
Por supuesto, no he estado en todas partes, pero con Ramana Maharshi simplemente te derretías. Esa era otra manera. Con Krishna Menon el intelecto no podía mantener la calma ante el gigantesco desmantelamiento, pero con Nisargadatta, todo escape está destinado al fracaso. La gente que venía a obtener algo, o la gente que pensaba que podían dar algo permanecían desnudas en la puerta por cinco minutos. Vi una gran cantidad de gente allí que se alejaron con gran terror. En cierto momento, ya no tenía miedo, porque sentí que ya no tenía nada más que perder. Así que realmente no puedo decir que fui muy valiente de mi parte. Sólo puedo decir que en cierto sentido, con él, me lancé al ataque. Y lo bueno de eso es que él también valoró eso. Porque le dijo a mucha gente que se fueran y estos se iban y la mayoría no regresaban. Entonces él decía: "Son cobardes. No les dije que se fueran. Les dije que se fuera la parte de ellos que no era aceptada aquí". Y si regresaban, completamente abiertos, entonces no decía nada. Pero durante esos acontecimientos conmigo, la gente se olvidó de eso. Había también un doctor, un hombre realmente distinguido, que dijo: "No pienses que está siendo cruel contigo, no tienes idea de cuánto amor hay en él para hacer esto contigo". Yo dije: "Sí, sí, sí. Ya lo sé". Porque no quería ningún comentario de nadie. Después de todo ¡por eso vine! Sólo que la forma en que sucedió fue totalmente diferente a lo que esperaba en mis más descabellados sueños. Pero, de nuevo, eso dice más de mí que de Maharaj, y todavía pienso eso.
Entonces, ¿su método fue dejarte reconocer lo falso como falso, ver las mentiras como mentiras, y llegar a la verdad de esta manera?
Sí, y eso entró más profundo de lo que jamás habría sospechado. Pensar era absolutamente inútil. El intelecto no tenía ninguna posibilidad. El corazón también era una trampa. Y eso es exactamente lo que pasó allí. Eso es todo. Y sé que después de ese día, 21 de septiembre de 1978, no ha habido ni siquiera una pizca de duda acerca de esta pregunta, y la autoridad, el mando, la autenticidad, jamás se fue, jamás cambió. No hay autoridad, ni en este mundo ni en otro, que pueda apartarme de la realización. Así son las cosas.
―¿Maharaj le dijo si tenías que hacer algo después de esta realización?
Le pregunté: "Es todo muy hermoso, ¿pero ahora qué? ¿Qué hago con mi vida? Luego dijo: "Simplemente habla y la gente se encargará del resto". Y así fue.
―¿Lo visitabas frecuentemente?
Varias veces. Tan seguido como podía. Iba allí cada año, dos o tres meses. Hasta la última vez. Y cuando supe que ya no lo vería nunca más, no hubo tristeza en absoluto, ni nada parecido. Las cosas eran lo que eran. Y estaban bien así.
―¿Hizo con otros lo mismo que hizo contigo?
No tan intensa ni persistentemente.
―¿Recibes lo que das?
Sí, así es. En cierto sentido hacía lo mismo con todos, pero si alguien era muy sensible lo abordaba de una manera diferente. Por supuesto que es distinto si hay una monja sentada delante de ti o un rebelde como yo, que además luce como si pudiera soportar bastante. La última vez dijo: "Será poderoso en Europa. Tiene el conocimiento. El será la fuente de lo que estoy enseñando". Y luego dirigió esos ojos de faro hacía mí. Eso todavía es maravilloso... Fue hace diez años, pero parece que fue hace una semana. He aprendido a valorar sus palabras con el paso del tiempo. Las cosas que cuestionaba antes, las veo manifestarse ahora. Al principio pensaba: la manera en que ha puesto estas cosas en palabras es condicionamiento típicamente hindú después de todo, pero la maravilla es que todos los consejos que me dio me enseñaron a aferrarme a esas palabras. No las seguí algunas veces y siempre llevó a catástrofes.
―¿Por ejemplo?
Por ejemplo, me dijo: "No desafíes a los Grandes. Déjalos disfrutar". Y tengo que admitir que tuve problemas con eso. Pero conociendo mi carácter rebelde –y por supuesto lo vio inmediatamente– aún así me tenía que decir eso. Y cada vez que veo eso, ese aspecto de mi carácter que quiere expresarse, escucho su voz: "No desafíes a los Grandes". Él había anticipado eso. Estoy seguro de eso. Y de la misma manera, dijo muchas cosas que de repente adquirieron sentido. Entonces lo escucho. Y Wolter siempre dijo: "Después de la realización, las únicas palabras que permanecen contigo son las palabras de tu gurú. Todo tu conocimiento desaparece, pero las palabras del gurú permanecen". Y ahora puedo confirmar que eso es cierto, es así.
―¿Wolter también era discípulo de Nisargadatta?
No, pero fue allí con frecuencia.
―Tengo entendido que para ti la Enseñanza Viva es muy importante. ¿Es eso particularmente cierto para el Advaita?
La objeción a los libros de Advaita, incluyendo las traducciones de las palabras de Nisargadatta, es que se dan muchos conocimientos en ellos. Eso es una objeción. La gente puede usar este conocimiento, y especialmente el conocimiento de más alto nivel para defender y mantener su auto-consciencia. Eso hace mi trabajo más difícil. El conocimiento, el conocimiento espiritual, puede, cuando no hay un maestro viviente, ser usado para mantener el "yo", la auto-consciencia. La mente es tramposa, astuta. ¡Y hablo por experiencia propia! Porque el Advaita Vedanta, sin un buen maestro viviente, repito, uno bueno, puede convertirse en un perfecto mecanismo de defensa auto contenido. Puede ser una bolsa de plástico que pierde por todos lados, pero no puedes encontrar la perdida. Sabes que no tiene valor, pero parece que sí. Ese es el peligro en el Vedanta. Siempre que haya un buen maestro viviente disponible, no puede hacerte daño. ¡Pero aléjate si no hay maestro disponible! Con una buena guía, el Advaita puede ser brillante.
―¿Te refieres a que la gente podría actuar a partir de su supuesto "saber" como si fuesen más que el contenido de su consciencia? ¿Que, por lo tanto, asumen que el contenido no tiene valor?
Si, por eso es que hasta ahora nunca quise escribir un libro. Pero, mientras esté vivo hay Enseñanza Viva. Cuando muera, pueden hacer lo que quieran con ella; pero en tanto esté vivo, aquí estoy.
―¿Para tomar acciones correctivas?
Sí.
―¿La gente tiene un mecanismo de defensa incorporado?
Al nivel de la psiquis hay un mecanismo que previene que asimiles más de lo que puedes enfrentar, pero a un nivel más alto, tarde o temprano, hay una necesidad irrevocable de un maestro espiritual que pueda decirte ciertas cosas, que tenga que explicarte cosas porque de otra manera te atascarías. Quién no quiere un maestro viviente, se atasca.
―Los libros pueden llevar a la gente a interesarse y a empezar la búsqueda.
En busca de un buen maestro espiritual, de carne y hueso, ¡vivo!
―¿Nisargadatta previó que te manifestarías como un gurú?
Yo creo que gurú es una palabra deteriorada, pero sí dijo: "Mucha gente buscará tus bendiciones".
―Entonces no pudiste hacer nada más. Sucedió por sí mismo.
Él dijo: "La semilla ha sido plantada, la estación hará el resto".
―¿No es eso verdad para todos?
Sí, pero algunas semillas caen en buena tierra y algo crece, pero otras semillas no crecen. De millones de espermatozoides sólo uno llega al huevo.
―En los bhajans de Nisargadatta se cantaba y se hacían ciertos rituales, especialmente para los hindúes. ¿También participabas?
Participé dos veces. Los bhajans, pensaba, eran muy especiales...
―¿Cuál es su propósito?
Cantar bhajans tiene un efecto purificador en el cuerpo, el pensar y el sentir; de manera que el Conocimiento pueda manifestarse y encontrar su lugar allí. No tengo ninguna necesidad de ello, pero veo que el canto ofrece consuelo social y emocional, y por lo tanto no estoy en contra de él. Además se distribuía prasad y se hacía arati.
―¿Qué es arati?
Una forma de ritual en el cual se hace balancear fuego alrededor y se quema alcanfor. El alcanfor es el símbolo del ego. Eso se quema, no queda nada. Así como en la auto-realización no queda nada de la auto-consciencia. Es un ritual hermoso. Te pone atento a toda clase de cosas. El fuego es balanceado al nivel de tus ojos, para que lo que veas sea hermoso, en tus oídos, para que lo que oigas sea puro, y en tu boca, para lo que comas sea puro. Es simbolismo Hindú, el cual se ha vuelto tan común en India, que ya se ha reducido y se ha vuelto rutinario. Contiene algo, como un símbolo, pero los occidentales no deberían probarlo a menos que entiendan el simbolismo completamente. El OM me parece bueno; funciona, es una ley. Trabaja para purificar el cuerpo, el pensar, y el sentir, para que el Saber que es pueda manifestarse y encontrar un lugar en tu vida.
―¿Nisargadatta seguía cierta tradición?
Por supuesto que sí. El Navnath Sampradaya. La tradición de los Nueve Gurús. El primero fue Jnaneshwar (Jnanadeva) del siglo 13, quien se realizó cuando tenía veinte años y también murió a esa edad. Nisargadatta era el noveno.
―¿Tú eres el décimo?
No. Siempre llamo a Maharaj "el último de los Mohicanos".
―Aún así, tú siempre hablas de la tradición.
Trabajo siguiendo una formación tradicional, porque en ella hay miles de años de instrucción. ¡Instrucciones que funcionan! He aprendido a valorar la Tradición. Soy totalmente no tradicional, pero en mi corazón soy un tradicionalista. Cuando hablo de "tradición", me refiero al Advaita como se ha manifestado en el Navdath Sampradaya.
―¿Cuál es la importancia de la tradición?
La importancia de la tradición es la misma que cuando uno toca el violín. Tuviste predecesores que lo habían hecho de cierto modo que tú sabes que funciona. Pero muchas tradiciones se han vuelto tradiciones muertas porque ya no funcionan. Esa es la razón por la que siempre ves renovadores como un Buda, un Krishna, Krishnamurti, Ramana Maharshi en cierto sentido, y Bhagwan (Osho) y Nisargadatta. La manera en que Nisargadatta la transmitía es, después de todo, diferente a la manera en que su gurú lo hacía. Y la manera que se manifiesta aquí, es también muy diferente a la manera de Nisargadatta. Se trata de la "esencia". Así como la consciencia es transmitida a través del sexo, la iluminación es transmitida a través del Gurú.
―¿Nisargadatta te enseñó la tradición?
No puedes aprender una tradición; sólo puedes auto-realizarte. Y eso es lo que pasó. Sé lo que sé. Listo.
―¿Y luego nace una tradición?
Sí, precisamente, lo has dicho muy bien.
―Ahora estamos muy ocupados con el libro "Auto-realización". ¿Qué piensas acerca de ese libro?
No es un libro fácil. No es un libro de cabecera fácil.
―De una manera u otra, traducir el libro ha hecho mucho por mí.
Has estado ocupado con eso mucho tiempo, así que la lectura relativamente directa de las palabras de Nisargadatta debe haber tenido algún efecto. Pero incluso a ti te ha parecido un libro difícil. El tema del libro –quién eras antes de tu concepción, antes que el cuerpo/el pensar/el sentir aparecieran y antes de que aparecieran las palabras en la mente– no es fácil de decir, pero repetidas lecturas, hablar entre sí y muchas otras cosas, han clarificado algunas cosas.
―¿Tiene que ser digerido?
Sí, digerirlo es especialmente importante. Puedes comer mucho, pero tiene que ser digerido.
―¿Sólo lo veías a veces durante el día, como aquí en la cocina?
Vivía en esa casa y todos iban a sus respectivos hoteles o con sus familias, o con amigos o se alojaban con los traductores. Alguien siempre se quedaba a cuidar de él un rato, pero cada uno simplemente iba por su lado. No había nada como un ashram en el sentido usual, un centro de acogida o un ejército de salvación para buscadores. Absolutamente no.
―¿Cómo era él entre acto y acto?
Cambiante, de extremadamente amigable a gruñón.
―¿Te parecía un hombre agradable?
Nunca lo pensé por un segundo.
―¿Te gustaría ser su amigo?
....
―¿No puedes responder?
No, pregunta extraña.
―No estoy de acuerdo, por lo menos podrías decir "es mi gurú, pero como humano, como persona"... Si al menos pudieses verlo como una persona.
Sólo una gran persona, pero sí, no hay palabras significativas que puedan decir algo al respecto.
―No lo creo.
Realmente no.
―¿Alguna vez comiste con él?
Sí.
―¿Alguna vez escuchaste música con él?
No.
―¿Alguna vez conversaste con él acerca de cosas simples?
Sí.
―¿Cómo era eso?
Normal, así como contigo.
―¿Eso te asustaba?
No.
―¿Nunca? ¿Ni siquiera en el comienzo?
No.
―¿Tenía una vida normal como dueño de casa?
Sí.
―¿Estaba casado?
Sí, tenía hijos.
―¿Qué tipo de padre era?
Estricto.
―¿Qué tipo de esposo era?
No se, porque su esposa había muerto.
―¿Tenía novias?
No.
―¿Hablaba alguna vez de sexo?
No, nunca.
―¿Qué hacía en su tiempo libre?
No tenía tiempo libre. Todo su tiempo lo gastaba en las "charlas". O dormía, o daba caminatas o miraba hacia fuera y fumaba un pequeño bidi (cigarrillo).
―¿Cómo experimentaba su enfermedad?
Él no pensaba en ello. Simplemente es algo del cuerpo, una cosa pequeña.
―¿Cuál era su actitud hacia las mujeres "buscadoras"?
La regla para las mujeres hindúes era que mantengan cerrada la boca y escucharan. Que no hagan preguntas. A menos que sean muy valientes, él les permitía de vez en cuando y les contestaba, como con los hombres. A las mujeres occidentales simplemente les contestaba, como a los hombres. Pero con las mujeres hindúes era muy tradicional: "Sólo mantente en silencio".
―¿Qué pensaba acerca de Bhagwan (Osho)?
Variaba. Dependía de quién le hacía la pregunta.
―Ahora, bien, ya no quieres más. Me rindo.
(Se ríe y apaga el micrófono)