Artículos - Ramana Maharshi
Vida, muerte y reencarnación
Conversaciones con Sri Ramana Maharshi
Un visitante le preguntó a Sri Bhagaván: ¿Cómo se puede vencer el terrible miedo a la muerte?
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Bhagaván: ¿Cuándo se apodera de ti ese miedo?, ¿cuando no puedes ver tu cuerpo, como, por ejemplo, cuando estás profundamente dormido, sin soñar, o cuando estás bajo el efecto del cloroformo? No, te acosa sólo cuando estás plenamente despierto
y percibiendo el mundo, incluido tu cuerpo. Pero si todo eso no lo ves y lo único que queda es tu propio ser, igual que en el sueño profundo, entonces no te puede afectar ningún miedo.
Si rastreas ese miedo hasta el objeto, la pérdida del cual lo produce, encontrarás que dicho objeto no es el cuerpo sino la mente que funciona en él y a través de la cual se percibe el entorno y el mundo, tan atractivo en forma de visiones, sonidos, olores, etc. Más de uno estaría encantado de poder desprenderse de su cuerpo enfermo y de todos los problemas e inconvenientes que le crea si se le otorgara una percepción consciente continuada. Es esa percepción consciente, esa conciencia, lo que le da miedo perder, y no el cuerpo. Al hombre le encanta la existencia porque es percepción consciente eterna, la cual constituye su propio Ser. Entonces, ¿por qué no aferrarse ahora mismo a esa percepción consciente y pura, mientras aún se está en el cuerpo, y liberarse así de todos los miedos?
El Sr. M. de Mysore, llevaba aquí varios meses intentando digerir algunos libros de teosofía que había leído, y quería que le hablaran de las vidas pasadas.
M: En la teosofía se habla de intervalos de entre 50 y 10.000 años entre la muerte y el nacimiento, ¿a qué se debe eso?
Bhagaván: No existe relación alguna entre los patrones de medida de un estado de conciencia y los de otro. Todas esas mediciones son hipotéticas. Es cierto que algunos individuos tardan más tiempo y otros, menos; pero debe quedar claro que no es el alma la que viene y va sino la mente pensante del individuo la que hace que parezca que eso es lo que pasa. Sea cual sea el plano en el que actúe, la mente se forja un cuerpo: en el mundo físico, un cuerpo físico; en el de los sueños, un cuerpo onírico que se moja con lluvia onírica y se pone malo con enfermedades oníricas. Después de morirse el cuerpo físico, la mente permanece inactiva cierto tiempo, como en el estado de dormir sin sueños, en el que la mente no tiene mundo ni, por lo tanto, cuerpo alguno. Pero, al poco tiempo, vuelve a retomar su actividad en un nuevo mundo y en un nuevo cuerpo, el astral, hasta que asume un nuevo cuerpo en lo que se denomina una reencarnación
. Pero al gñani, al iluminado cuya mente ya ha dejado de actuar, la muerte no le afecta porque es algo que se ha desvanecido y ya nunca más le provocará nacimientos y muertes. Su cadena de ilusiones se ha roto para siempre.
Por lo tanto, queda claro que ni el nacimiento es algo real ni la muerte es algo real, sino que es la mente la que crea y mantiene esa ilusión de realidad en todo este proceso hasta que cae destruida por la Iluminación.
La Sra. Gonggrijp, una holandesa residente en Adiar, ha venido a pasar tres días al áshram y quiere saber cuál es la causa del impulso por vivir, que en las escrituras pali se denomina tanha, y que es algo inherente a toda forma de vida.
Sra. Gonggrijp: ¿Cuál es la causa del tanha, el anhelo por vivir, el anhelo por volver a nacer?
Bhagaván: La verdadera reencarnación consiste en la muerte del ego y en nacer al Espíritu. Ése es el significado de la crucifixión de Jesucristo. Mientras hay identificación con el cuerpo, hay un cuerpo disponible, ya sea éste o cualquier otro, hasta que desaparece el sentido de cuerpo al fundirnos con la Fuente: el Espíritu o el Ser. Una piedra lanzada hacia arriba permanece en constante movimiento hasta que regresa a su lugar de origen, la tierra, y ahí descansa. El dolor de cabeza sigue molestando hasta que uno recupera el estado anterior al dolor de cabeza.
El anhelo por vivir es algo inherente a la mismísima naturaleza de la vida, la cual es Existencia Absoluta ―Sat―. Aunque sea indestructible por naturaleza, debido a su falsa identificación con el cuerpo, su instrumento destructible, la conciencia asume la falsa aprehensión de que es destruible, por lo que intenta perpetuar dicho instrumento, lo cual se traduce en una sucesión de nacimientos. Pero, por mucho que puedan durar estos cuerpos, siempre acaban llegando a su fin y dando paso al Ser, que es lo único que existe eternamente.
Sr. C.: Sí. Deshazte de la vida si quieres vivir
, escribe en La voz del silencio H. P. Blavatsky.
Bhagaván: Deshazte de esa falsa identificación y recuerda: el cuerpo es incapaz de existir sin el Ser, mientras que el Ser sí que es capaz de existir sin el cuerpo. De hecho, siempre existe sin el cuerpo.
Sr. C.: Es que a la Sra. Gonggrijp se le acaba de plantear una duda porque le acaban de decir que un ser humano puede encarnarse en animal en otra vida, lo cual se contradice con lo que ella ha aprendido en la teosofía.
Bhagaván: Que formule la pregunta el que nace. Descubre primero quién es el que nace y si existen realmente el nacimiento y la muerte. Todo eso son sólo cosas del ego, el cual es un espejismo de la mente.
Sr. B: ¿Qué es la vida?
Bhagaván: Desde el punto de vista material, la vida es el cuerpo. Desde el punto de vida espiritual, es la Conciencia Suprema. Depende de cómo se mire.
Sr. B: ¿Qué es la muerte?
Bhagaván: Es olvidarse de la verdadera naturaleza de uno mismo.
En este punto, un visitante interrumpió la conversación al preguntar si el suicidio era un acto incorrecto.
Bhagaván: Matar al cuerpo inocente es incorrecto, desde luego. El suicidio debe cometerse en la mente, en donde se deposita el sufrimiento, pero no en el cuerpo, que es incapaz de sentir nada y es algo inanimado. La mente es la auténtica culpable, al ser ella quien crea la angustia que hace del suicidio algo tentador pero, por un error de valoración, al que se castiga es al cuerpo, que es inocente e incapaz de sentir nada.
Señora: ¿Existe el renacimiento (reencarnación)?
Bhagaván: ¿Sabe usted lo que es el nacimiento?
Señora: ¡Claro que sí! Sé que existo ahora pero lo que quiero saber es si existiré en el futuro.
Bhagaván: ¡Pasado!... ¡Presente!... ¡Futuro!...
Señora: Sí; hoy es el resultado de ayer, el pasado; y mañana, el futuro, será el resultado de hoy, el presente. ¿Llevo razón?
Bhagaván: No hay ni pasado ni futuro. No existe más que el presente. Ayer era el presente mientras usted lo experimentaba y mañana también será el presente cuando lo viva. Por lo tanto, la experiencia sólo se produce en el presente y, más allá de la experiencia, no existe nada.
Señora: Entonces, ¿el pasado y el futuro no son más que una mera imaginación?
Bhagaván: Sí, e incluso hasta el presente no es más que una mera imaginación, porque el sentido del tiempo es algo puramente mental. El espacio también es algo mental. Por lo tanto, el nacimiento y la reencarnación, que se producen en el espacio y en el tiempo, no pueden ser más que pura imaginación.
Visitante: ¿Cuál es la causa y el origen del universo?
Bhagaván: ¿Usted no tiene cosas personales que le preocupen?
Visitante: Claro que las tengo. Por eso es por lo que quiero saber más sobre la vida, la muerte, la conciencia...
Bhagaván: Pues empiece por el principio: ¿quién tiene vida, conciencia... ? Por ejemplo, ¿usted tiene vida?
Visitante: Claro que yo sé que estoy vivo, porque me veo el cuerpo.
Bhagaván: ¿Y siempre se ve el cuerpo? ¿Qué le pasa al cuerpo y al universo cuando usted está dormido?
Visitante: No lo sé, eso es un misterio.
Bhagaván: Puede que no sepa lo que les pasa, pero ¿es que deja usted de existir por esa razón?
Visitante: No lo sé.
Bhagaván: Pues entonces, ¿cómo sabe usted que existe, incluso ahora mismo?
Visitante: Ahora percibo las cosas de forma consciente y veo que mi cuerpo se mueve y piensa.
Bhagaván: Pero también ve a su cuerpo moverse, pensar y existir en todo tipo de lugares mientras que, de hecho, está profundamente dormido en Tiruvannárnalai.
Visitante: Eso es un misterio. ¿Puedo decir que yo, lo permanente, siempre estoy presente y sólo es mi ego el que cambia?
Bhagaván: O sea, que usted cree que es dos personas: el yo
permanente y el ego. ¿Eso se puede hacer?
Visitante: Pues entonces, por favor, enséñeme cómo llegar a lo Real.
Bhagaván: Lo real siempre está presente, igual que la pantalla en la que se proyectan todas las películas cinematográficas, que permanece invisible mientras se reflejan en ella las imágenes de la película. Pero deje de proyectarla y verá cómo aparece con toda claridad la pantalla, que nunca ha dejado de estar presente. Todos estos universos, seres humanos, objetos, pensamientos y acontecimientos no son más que meras imágenes que se mueven en la pantalla de la Conciencia Pura, que es lo único verdaderamente real. Mientras que las formas y los fenómenos desaparecen, la Conciencia siempre permanece.
Días más tarde, Sri Bhagaván respondió de forma distinta a una pregunta similar que le planteó el Dr. Godel, un médico militar francés del Canal de Suez. El Maestro le dijo: Debe discernir entre el "Yo", puro en sí mismo, y el pensamiento del "yo", el cual, al no ser más que un pensamiento, ve sujeto y objeto, duerme, se despierta, come y piensa, muere y vuelve a nacer. Pero el "Yo" puro es Existencia pura, Existencia eterna, libre de toda ignorancia y de esa cosa ilusoria que son los pensamientos. Si usted se queda siendo el "Yo", simplemente existiendo, sin pensamientos, le desaparece el pensamiento del "yo" y ese espejismo se desvanece para siempre. Cuando va al cine, sólo puede ver la película si hay una luz muy tenue o si todo está a oscuras pero, cuando se encienden todas las luces, ya no se ve ninguna imagen. Pues igual: con la marea de la luz del Atman supremo, desaparecen todos los objetos
.
Dr. Godel: Eso es el estado trascendental.
Bhagaván: No. ¿Trascender el qué, y quién es el que trasciende? Sólo existe usted.