Artículos - Ramana Maharshi
Usted es ya el Sí mismo
Conversaciones con Sri Ramana Maharshi
Una dama aristocrática que parecía muy inteligente, aunque pensativa, preguntó: ―Hemos oído hablar de usted, Maharajji, como del alma más bondadosa y más noble. Hacía mucho tiempo que deseábamos tener su darsan. Vine aquí antes, una vez, el 14 del mes pasado, pero no pude quedarme en su santa presencia todo el tiempo que deseaba. Como soy mujer, y también joven, no pude soportar a la gente que me rodeaba, por eso partí deprisa después de hacerle una o dos preguntas sencillas. No hay hombres santos como usted en nuestra parte del país. Soy feliz porque tengo todo lo que quiero. Pero no tengo esa paz de la mente que da la felicidad. Ahora vengo aquí en busca de su bendición para poder obtenerla.
Maharshi.: La bhakti satisface su deseo.
Devota.: Yo quiero saber cómo puedo obtener esa paz de la mente. Tenga a bien aconsejarme.
M.: Sí ―devoción y entrega.
D.: ¿Soy digna de ser una devota?
M.: Todos pueden ser devotos. El viaje espiritual es común a todos, y no se le niega nunca a nadie ―ya se trate de un anciano o de un joven, de un hombre o de una mujer.
D.: Eso es exactamente lo que estoy ansiosa de saber. Soy joven y grihini (ama de casa). Hay los deberes del grihastha dharma (los del hogar). ¿Es compatible la devoción con esta posición?
M.: Ciertamente. ¿Qué es usted? Usted no es el cuerpo. Usted es Consciencia Pura. El grihastha dharma y el mundo son sólo fenómenos que aparecen en esa Consciencia Pura. Ella permanece inafectada. ¿Qué le impide a usted ser su propio Sí mismo?
D.: Sí. Ya soy consciente de la línea de enseñanza del Maharshi. Es la búsqueda del Sí mismo (Self). Pero mi duda persiste en cuanto a si esa búsqueda es compatible con la vida de grihastha.
M.: El Sí mismo está siempre aquí. El Sí mismo es usted. No hay nada, salvo usted. Nada puede existir aparte de usted. La cuestión de la compatibilidad o cualquier otra no se plantea.
D.: Seré más clara. Aunque soy extranjera, me veo obligada a confesar la causa de mi ansiedad. Tengo la bendición de mis hijos. Uno de ellos ―un buen brahmachari― falleció en febrero. Quedé muy afligida. Yo estaba disgustada con esta vida. Quiero consagrarme a la vida espiritual. Pero mis deberes de grihini no me permiten llevar una vida de retiro. De ahí mi duda.
M.: Retiro significa morar en el Sí mismo. Nada más. No es abandonar un conjunto de ambientes y enredarse en otro, ni tampoco abandonar el mundo concreto e involucrarse en un mundo mental. El nacimiento del hijo, su muerte, etc., se ven sólo en el Sí mismo.
Recuerde el estado de sueño profundo. ¿Era usted consciente de que ocurría algo? Si el hijo o el mundo son reales, ¿no deberían estar presentes con usted en el sueño profundo? Usted no puede negar su existencia en el sueño profundo. Ni puede negar tampoco que usted era feliz entonces. Usted es la misma persona que ahora está hablando y planteando dudas. Usted no es feliz, según usted. Pero era feliz en el sueño profundo. ¿Qué ha acontecido entretanto para que la felicidad del sueño profundo se haya roto? Es el surgimiento del ego. Esa es la nueva llegada en el estado de jagrat. No había ningún ego en el sueño profundo. El nacimiento del ego es llamado el nacimiento de la persona. No hay ningún otro tipo de nacimiento. Todo lo que nace está obligado a morir. Mate al ego; no hay ningún miedo de muerte recurrente para lo que muere una vez. El Sí mismo permanece incluso después de la muerte del ego. Eso es Felicidad ―eso es Inmortalidad.
D.: ¿Cómo ha de hacerse eso?
M.: Vea para quién existen estas dudas. ¿Quién es el dudador? ¿Quién es el pensador? Eso es el ego. Abárquelo. Los demás pensamientos morirán. El ego queda puro; vea de dónde surge el ego. Eso es consciencia pura.
D.: Parece difícil. ¿Podemos avanzar a través de la bhakti marga?
M.: Eso es según el temperamento y la dotación del individuo. Bhakti (entrega al Sí mismo) es lo mismo que vichara (indagación del Sí mismo).
D.: Me refiero a la meditación, etc.
M.: Sí. La meditación es sobre una forma. Eso alejará los demás pensamientos. El único pensamiento sobre Dios dominará a los otros. Eso es concentración. El objeto de la meditación es así el mismo que el de vichara.
D.: ¿No vemos a Dios en forma concreta?
M.: Sí. Dios es visto en la mente. La forma concreta puede ser vista. Sin embargo, ella está sólo en la mente del devoto. La forma y la apariencia de la manifestación de Dios son determinadas por la mente del devoto. Pero eso no es la finalidad. Ahí hay el sentido de dualidad.
Eso es como la visión de un sueño. Después de que se percibe a Dios, comienza vichara. Eso acaba en la Realización del Sí mismo. Vichara es la ruta última.
Por supuesto, sólo unos pocos encuentran practicable vichara. Otros encontraran más fácil bhakti.
D.: ¿No le encontró a usted en Londres el señor Brunton? ¿Fue eso sólo un sueño?
M.: Sí. Él tuvo esa visión. Me vio en su mente.
D.: ¿No vio él esta forma concreta?
M.: Sí, pero en su mente.
D.: ¿Cómo obtendré el Sí mismo?
M.: No hay ninguna obtención del Sí mismo. Si el Sí mismo tuviera que ser obtenido, eso significaría que el Sí mismo no es aquí y ahora, sino que debe ser obtenido como algo nuevo. Lo que se obtiene como algo nuevo, también se perderá. Así pues, será impermanente. Lo que no es permanente no vale la pena esforzarse por ello. Así pues, digo que el Sí mismo no ha de ser obtenido. Usted es el Sí mismo. Usted es ya Eso. El hecho es que usted es ignorante de su estado de felicidad. La ignorancia sobreviene y tiende un velo sobre la Felicidad pura. Todos los esfuerzos se dirigen sólo a eliminar esta ignorancia. Esta ignorancia consiste sólo en un conocimiento falso. El conocimiento falso consiste sólo en la falsa identificación del Sí mismo con el cuerpo, con la mente, etc. Esta falsa identidad debe desaparecer y entonces queda el Sí mismo.
D.: ¿Cómo ha de acontecer eso?
M.: Por la indagación en el Sí mismo.
D.: Eso es difícil. ¿Puedo realizar al Sí mismo, Maharaj? Por favor, dígamelo. Parece muy difícil.
M.: Usted es ya el Sí mismo. Por consiguiente, la realización es común a todo el mundo. La realización no conoce ninguna diferencia en los aspirantes. Esta misma duda: «¿Puedo yo realizar?», o la sensación: «Yo no he realizado» son los obstáculos. Sea libre de éstos también.
D.: Pero debe haber la experiencia. A menos que yo tenga la experiencia, ¿cómo puedo ser libre de estos pensamientos aflictivos?
M.: Estos pensamientos están también en la mente. Están ahí debido a que usted se ha identificado con el cuerpo. Si desaparece esta falsa identidad, la ignorancia se desvanece y se revela la Verdad.
D.: Sí, siento que es difícil. Hay discípulos del Bhagavan que han tenido Su Gracia y que han realizado sin considerables dificultades. Yo también deseo tener esa Gracia. Siendo mujer y viviendo a una larga distancia, no puedo valerme de la santa compañía del Maharshi tanto como lo querría y como a menudo lo haría. Posiblemente yo no pueda regresar. Solicito la Gracia del Bhagavan. Cuando vuelva a mi casa, quiero recordar al Bhagavan. ¡Qué el Bhagavan se complazca en concederme mi plegaria!
M.: ¿Adónde va a ir usted? Usted no va a ir a ninguna parte. Aún suponiendo que usted fuera el cuerpo, ¿ha venido su cuerpo de Lucknow a Tiruvannamalai? Usted simplemente se ha sentado en el coche y un vehículo u otro se ha movido; y finalmente usted dice que ha venido aquí. El hecho es que usted no es el cuerpo. El Sí mismo no se mueve. Es el mundo el que se mueve en el Sí mismo. Usted es sólo lo que usted es. No hay ningún cambio en usted. Así pues, incluso después de lo que parece una partida de aquí, usted está aquí, y allí y en todas partes. Los que cambian son los escenarios.
En cuanto a la Gracia ―la Gracia está dentro de usted. Si es externa, es inútil. La Gracia es el Sí mismo. Usted nunca está fuera del alcance de la Gracia, la Gracia está siempre aquí.
D.: Lo que quiero decir es que cuando recuerde su forma, mi mente debe ser fortalecida y que esa respuesta debe venir de su lado también. Yo no he de quedar librada a mis esfuerzos individuales que, después de todo, son muy débiles.
M.: La Gracia es el Sí mismo. Ya lo he dicho: «Si usted recuerda al Bhagavan, es impulsada a hacerlo por el Sí mismo». ¿No está la Gracia ya aquí? ¿Hay algún momento en el que la Gracia no esté operando en usted? Su recuerdo es el precursor de la Gracia. Eso es la respuesta, eso es el estímulo, eso es el Sí mismo y eso es la Gracia.
No hay ningún motivo para la ansiedad.
D.: ¿Puedo darme a las prácticas espirituales, incluso permaneciendo en el samsara?
M.: Sí, ciertamente. Uno debe hacerlo.
D.: ¿No es el samsara un obstáculo? ¿No abogan todos los libros sagrados por la renunciación?
M.: El samsara está sólo en su mente. El mundo no habla, diciendo: «yo soy el mundo». De lo contrario, debe estar siempre aquí ―sin excluir su sueño profundo. Puesto que no está en el sueño profundo, es impermanente. Al ser impermanente, no tiene consistencia. Al no tener consistencia, es fácilmente sojuzgado por el Sí mismo. Sólo el Sí mismo es permanente. La renunciación es no-identificación del Sí mismo con el no-sí mismo. Tras la desaparición de la ignorancia, el no-sí mismo cesa de existir. Eso es verdadera renunciación.
D.: ¿Por qué entonces dejó usted su casa en su juventud?
M.: Eso es mi prarabdha (destino). El curso de la conducta de uno en esta vida es determinado por su prarabdha. Mi prarabdha es de esta manera. Su prarabdha es de esa manera.
D.: ¿No debo yo renunciar también?
M.: Si ése hubiera sido su prarabdha, la pregunta no habría surgido.
D.: Por consiguiente, yo debo permanecer en el mundo y darme a las prácticas espirituales. Bien, ¿puedo obtener la realización en esta vida?
M.: Esto ya ha sido contestado. Usted es siempre el Sí mismo. Los esfuerzos sinceros nunca fallan. El éxito debe resultar forzosamente.
D.: ¡Complazca al Maharshi extender la Gracia a mí también!
El Maharshi sonrió y dijo: «¡Hum, Hum!» Con bendiciones y salutación, la entrevista acabó y el grupo partió.