Artículos - Nathan Gill (2004)
Diálogo con Nathan Gill
Extracto de un diálogo - Kensignton (Londres), Junio de 2004Entonces, en el cuerpo-mente, surge un pensamiento —por ejemplo: "Tengo hambre"— y el cerebro reacciona ante ese pensamiento.
No, es más sencillo que todo eso. No hay causa y efecto. Lo que hay es un juego de imágenes en el que se cae en la cuenta en este momento: aparece un cuerpo junto con una sensación de hambre y, también simultáneamente, junto con el pensamiento "Tengo hambre".
Entonces, ¿qué es lo que cae en la cuenta de todo eso?
El "no sujeto" cae en la cuenta de todo. A ese "caer en la cuenta" o a ese "no sujeto" hace alusión el concepto de "consciencia".
No puede tratarse del pensamiento del "yo" porque ese pensamiento —la persona— no existe.
Ese pensamiento del "yo" forma parte del contenido, de lo que se cae en la cuenta. El "no sujeto" cae en la cuenta.
Por tanto, ¿estamos intentando comprender esto con la mente?
No existe ninguna mente. "Mente" es un término que solemos utilizar de forma algo confusa para referimos a los pensamientos que están surgiendo y desapareciendo en este momento en la consciencia y que, por tanto, dan la sensación de constituir un hilo de pensamientos. Ese aparente flujo de pensamientos, cuando se ve objetivamente que está formado por imágenes individuales que aparecen y desaparecen, no representa ningún problema pero, al ponerle la etiqueta de "mente", es posible que adopte una auténtica personificación. Es un fantasma. Ningún pensamiento puede comprender nada. Los pensamientos son meras imágenes inertes: globos con mensajes.
¿De dónde surgen?
Es un misterio, como también lo es todo el contenido que surge: simplemente aparecen dentro de la consciencia como parte del contenido.
La dificultad radica en que la mente agrupa todos estos pensamientos en secuencias temporales y así va tejiendo su propio relato, ¿no? ¿Es así como funciona?
La mente no existe: la mente es una concatenación de pensamientos. Por tanto, no existe una mente como tal que sea una entidad capaz de hacer algo con los pensamientos o de inventar su propio relato. Esa sucesión aparente de pensamientos ya es el relato.
O sea que son los pensamientos los que van tejiendo la historia. ¿Entonces, es al revés?
La verdad es que los pensamientos no hacen nada: sólo son imágenes que van apareciendo una tras otra, por eso dan la sensación de constituir un relato.
Y no se sabe de dónde surgen los pensamientos: es un misterio.
Así es.
Es decir, que nos estamos escondiendo de la nada, ¿no? Pero ¿quién engarza todos esos pensamientos en un mismo hilo?
Al adoptar el pensamiento del "yo", da la sensación de que la sucesión de pensamientos que van apareciendo constituye una entidad continua y consistente que llamamos "mente". Es como una hélice: cuando está quieta, se ve que está formada por dos o tres aspas pero, cuando está rotando —rotación que correspondería a la aparente sucesión de pensamientos—, parece una entidad.
El relato...
Sí, eso es a lo que llamamos "la mente" aunque, en realidad, la mente no existe: no es más que una sucesión aparente de pensamientos que van surgiendo. Ese relato, hecho a base de pensamientos, tiene de real lo que un relato formado por una sucesión de mensajes concatenados para formar una novela: uno sólo se puede identificar con la novela si coge el libro y se pone a leerlo, pero también puede colocarlo en una estantería.
En tu opinión, ¿se puede o no se puede controlar el fenómeno del embelesamiento ¿o es que sucede por sí solo?
Así es.
¿Y el desarrollo aparente?, ¿tampoco lo podemos controlar?
No, sencillamente existe un proceso de desarrollo.
Por tanto, decir que vas a hacer o a dejar de hacer algo...
Ése es el relato mental, pero no es "tu" relato mental sino simplemente el relato mental que se manifiesta o que tiene lugar en este momento.
Por tanto, sólo dejas que las cosas pasen.
"Tú" no dejas que nada suceda o deje de suceder: eso sucede. Quizás el "yo" salga debilitado, o quizás no.
Ese mensaje se lee y se escucha en todas partes pero la realidad es que uno sigue pensando que hace cosas y eso le hace a uno sentirse mal.
Todo eso corresponde al relato mental: quizás aparece como parte de esta película que parece necesitar que se la escuche una y otra vez. Ésa es la naturaleza de estas charlas. Sencillamente, se nos recuerda constantemente nuestra verdadera naturaleza, se nos recuerda que sólo existe un "estar despierto ya": la Unidad.