Artículos - Sailor Bob Adamson
La búsqueda es la trampa
Por Sailor Bob AdamsonSolo existe Eso
Bob: Solo existe Eso. Todo es Eso. Solo puede existir esa unicidad sin par, pero que se manifiesta en múltiples formas. Otra metáfora que se utiliza para esta cuestión es la de comparar la consciencia con el espacio. Fijaos en el espacio desde ese mismo punto de vista. ¿Verdad que todo está en el espacio? No se puede postular ni concebir nada fuera del espacio porque, ¿dónde se encontraría sino en el espacio? ¿En dónde se manifestaría o expresaría? ¡Cualquier cosa se debe manifestar, expresar o aparecer en el espacio! Si apareciera sobre algo con consistencia, ¿dónde estaría? En el espacio. De esa misma forma, la pura inteligencia-energía o consciencia, al ser semejante al espacio, lo contiene todo. Todo aparece en ella. No existe nada que esté fuera de ella. El cuerpo, la mente y todo lo demás aparecen en esa consciencia. Es una unicidad sin par, por lo que, necesariamente, debe ser lo que realmente somos. Sin embargo, no podemos concebirla con la mente ni con los pensamientos. A la mente le es imposible abarcarla. Dado que la mente es un objeto, no quiere saber nada de lo que no es un objeto.
Con la cantidad de años que hace que vivimos, ¿cuántas veces nos hemos parado a observar el espacio? Si os pregunto qué es lo primero que veis, me diréis que la pared o algo por el estilo. Son poquísimas las personas que dicen: “Pues lo primero que veo es espacio”. Sin embargo, el espacio siempre está ahí. ¡Hasta cuando cerramos los ojos hay espacio entre el globo ocular y el párpado! Pues lo mismo sucede con la consciencia. Si nos fijamos con atención, lo primero que sucede es que empezamos a ser más y más conscientes del espacio. Y al revés: si creemos que todo tiene lugar en la consciencia, obviamente empezaremos a notar cada vez más su existencia y que en ella surgen los pensamientos, los sentimientos y las emociones. También nos daremos cuenta de que el espacio no se puede cortar, no se puede captar, no se puede agitar, no se puede hacer nada con él. Pues lo mismo sucede con la consciencia, que no se puede hacer nada con ella. Nada la afecta. Nunca se ha visto afectada ni contaminada por ninguno de nuestros dramas, traumas o dolencias.
Es algo más profundo que todo eso, o más elevado que todo eso, por decirlo de alguna manera. Otro término que se suele utilizar es el de «vacuidad cognoscente», porque esa pura inteligencia siempre es cognoscitiva. Todo queda registrado tal y como es. «Vacuidad cognoscente», ¿y eso cómo se come? “¡Uy, sí! Veo la vacuidad. Ahora empiezo a percibir la vacuidad”. ¿No os dais cuenta de que lo que nos dicen es que el hecho cognoscente es la vacuidad misma? Es la vacuidad la que es cognoscente. Quien dice vacuidad dice pura inteligencia-energía. Sed conscientes de eso. Lo primero que se ve aquí, cuando se indaga realmente, es que no existe ningún sujeto como tal, sino que todo es vacuidad y que en ella tienen lugar todas las cosas. El cuerpo, los lados de la cabeza que podemos ver, la parte frontal del cuerpo: todas estas cosas son como las imágenes que se reflejan en un espejo. Por naturaleza, el espejo lo refleja todo pero él se mantiene limpio y vacío. Sin embargo, refleja siempre cualquier cosa que se le ponga delante sin que nada lo contamine ni afecte.
Daos cuenta de eso y tomad consciencia de que sois justamente esa vacuidad, ese «no objeto». Ved cómo aparece y desaparece todo en esa vacuidad o consciencia semejante al espacio. Vacuidad no significa que esté vacío, que no haya nada. Es cognoscente. Es la pura inteligencia, esa misma inteligencia que mantiene en funcionamiento todo este universo en el que aparecen y desaparecen todas estas estructuras.
La búsqueda es la trampa
Bob: La búsqueda es la trampa. Ya sois lo que andáis buscando. Pensáis que hay que alcanzar algo, pero nunca habéis dejado de ser Eso, así como nunca podréis dejar de serlo. Sin embargo, aunque este mensaje lo oímos muchas veces, ¿cuántos de nosotros profundizamos en ello y nos aferramos a ello? ¿Qué es lo que hacemos, en cambio? Nos decimos: “¡Con eso no basta!”, y salimos corriendo en busca de otra persona. Vamos a ver a otra persona, escuchamos a una tercera, leemos un libro o hacemos esto o aquello porque pensamos que encontraremos la respuesta en algún sitio. Sin embargo, el único sitio donde está la respuesta es en ti. No está en nadie más. Ya sois Eso. No podéis ser nada más.
¿Alguna pregunta?
Interlocutor: La consciencia básica es la separación porque, en cuanto aparece la consciencia, empieza la separación. “Yo existo” es la separación.
Bob: Sí. El sentido del Yo es lo que aporta la sensación de separación del resto, la cual conlleva inseguridad y vulnerabilidad.
I: Quizás, en vez de decirse «consciencia», se debería decir: “La separación es la consciencia básica”.
Bob: ¡Da igual qué concepto utilicemos! Hay millones de conceptos para eso mismo. Mediante los conceptos o las palabras solo podemos apuntar hacia Eso. Solo se te puede señalar hacia dónde debes mirar, pero es algo que no se puede captar con las palabras porque las palabras nunca son el objeto en sí.
Fíjate. Si no existiera esa sensación de presencia, si tú no fueras eso, ¿podría haber consciencia, o mente o como quieras llamarlo? Se dice que Eso es no nacido, lo cual quiere decir que no tiene un momento de origen, que nada lo origina. No ha sido creado. No tiene principio. Por tanto, no se puede decir ni que exista ni que no exista. Surge por sí mismo y sin cesar. Es totalmente inútil intentar agarrarlo o sujetarlo con algún concepto, palabra, idea o pensamiento. Pero, básicamente, no podemos salirnos de Eso.