Artículos - Wei Wu Wei
La ilusión primera y última
Por Wei Wu WeiMuchas personas inteligentes se ríen de la idea, para nosotros completamente evidente, de que el yo no existe. ¿Por qué razón?
Porque están condicionadas a concebir el yo como si fuera un objeto y los objetos parecen dotados de existencia.
¿Por qué no se percatan de que el yo jamás puede ser un objeto?
Porque están condicionados a mirar hacia el exterior y sólo podrían captarlo prestando atención a lo que existe en su interior.
¿Pero ésa es una proposición lógica válida?
Ciertamente, ¿pero has tratado de transmitírselo?
Nunca lo he intentado. ¿Por qué no hay ningún yo?
Si observas atentamente, descubrirás que no puedes pensar lo que eres.
¿De verdad no puedo?
No puedes.
¿Por qué?
Porque eres aquello que está pensando.
¿Y eso lo torna imposible?
Así es. Sólo podemos pensar en objetos, pero lo que piensa es el sujeto. Por consiguiente, el pensamiento no puede pensar en lo que está pensando.
¿Quieres decir que el sujeto no puede conocerse a sí mismo?
Todo lo que percibimos, pensemos lo que pensemos al respecto, es un objeto. Para poder percibir o conocer a nuestro yo, éste [el sujeto] no puede ser un objeto. Cuando pensamos, percibimos o conocemos, somos el que piensa, el que percibe o el que conoce y no una imagen objetiva en la mente.
¿Quieres decir, por ejemplo, que no puede ser expresado porque es el que está expresando, que no puede ser pensado porque es el que está pensando, que no puede ser visto porque es el que está viendo y que tampoco puede ser un objeto de conocimiento porque, en sí mismo, es lo que está conociendo?
No puede ser pensado porque es lo que está pensando ese pensamiento. ¿Cómo podría haber un "yo", que es necesariamente un objeto? ¿No es tal "cosa" inconcebible? ¿Acaso lo crees factible? ¡Es imposible que un objeto sea su propio sujeto!
¿Quieres decir que nunca ha existido ningún yo?
Nunca ha existido, ni existe, ni existirá. Nunca ha sido, no es y nunca será. Es una afirmación completamente imposible, una absurda contradicción terminológica.
¿Pero no podemos ser ambos a la vez?
¿Tanto sujeto como objeto?
Sí, o uno después de otro.
En ese caso, sería dos objetos separados y consecutivos. Sin embargo, la secuencialidad sólo existe en el "tiempo" ilusorio. Lo que somos no está limitado en modo alguno — y sólo los conceptos están encadenados a la dualidad. Lo que somos, en suma, no es un concepto. Ése tan sólo es un condicionamiento de la apariencia.
¿Pero acaso no puedo ver tu yo y tú el mío?
¡Por supuesto que no! Todo lo que podemos ver son objetos. El "yo" es el que mira, no lo que se ve. Además, el "yo" es singular y no plural.
¿Quieres decir que el yo siempre permanece en su estado de sujeto?
No hay yo alguno que "permanezca". Sólo hay una función y, aunque dicha función pudiera ser algo, jamás sería un yo. El término no tiene otro significado.
¿Qué es, entonces, ese sujeto del objeto que, erróneamente, confundimos con el yo?
Yo, obviamente. Siempre y en todas partes. Nada más que yo, el yo que las traducciones del sánscrito suelen escribir con mayúscula. No hay otro sujeto.
Un mismo término para ti, para mí y para...
El escarabajo. Sí, obviamente. Sólo hay un yo que no es "nadie".
¿Qué puede ser entonces?
Aunque no existe, produce todo lo que existe mediante "su" función. Es todo lo que fuimos, somos o podemos ser.
¿Quieres decir que es eterno?
No es eterno ni no eterno, ni temporal ni intemporal, ni finito ni infinito. Pero lo que son cada uno de éstos es, precisamente, lo que "eso" es.
¿Y qué es lo que somos?
También somos lo que "eso" es. ¿Qué más podríamos ser?
¡Pero no hay tal "cosa"!
No hay, nunca ha habido y nunca habrá ninguna "cosa".
¿Cómo podemos afirmarlo?
Porque el tiempo y el espacio no son más que extensiones de nuestras imágenes mentales.
¿Imágenes de qué?
Todo lo que conocemos y también lo que llamamos "nosotros mismos" no son sino imágenes de lo que somos en tanto que yo, imágenes objetivizadas como eso que parecemos ser y estamos condicionados a creer.
¿Es ésa toda tu doctrina?
¿Qué quieres decir? ¿Que tengo una doctrina? Eso es lo que dijeron todos los profetas, lo que todos los maestros han enseñado.
¡Pero no es eso lo que nos transmiten!
¿Quieres decir que no lo expresan de ese modo?
Evidentemente no.
Lo expresan de acuerdo al conocimiento o la comprensión mental de las personas entre las que viven.
¿Que es, obviamente, muy diferente de la nuestra?
Y de la de los demás, tanto geográfica como demográfica y hasta cronológicamente.
¿Y qué sucede con las que no son adecuadas para nosotros?
Hacemos el intento, nos esforzamos denodadamente en tratar de comprender qué es lo que dijeron a sus contemporáneos y sólo descubrimos un proceso arduo y muy prolongado que implica la comprensión de los elementos fundamentales de nuestro condicionamiento. Pero muy pocos de nosotros lo logramos.
¿De modo que lo comprenderíamos mucho más claramente si lo expresáramos en un lenguaje más actual?
Tenemos que desarticular y demoler nuestro condicionamiento antes de que podamos entenderlo, una tarea que, hoy en día, es más ardua y larga de lo que fue en otros momentos y en otros lugares, porque estamos mucho más condicionados por el materialismo. Comprender la visión que ellos sostenían, y su complejo sustrato religioso, es una tarea excesiva para la mayoría de nosotros y no hay razón alguna para suponer que estamos más capacitados para la tarea de lo que ellos estaban.
¿De modo que la religión supone un obstáculo?
Es simultáneamente un camino y un obstáculo.
¿Por qué?
Si bien es un camino tradicional, la devoción tiene un carácter emocional y positivo. La afectividad es un obstáculo tan serio como la intelectualidad porque ambas nos alejan de nosotros mismos —o del verdadero "interior" que proclamara Jesús— arrastrándonos al objeto, al "otro", a la objetivación de todo pensamiento.
¿Adorar a "otro" es adorar al "yo"?
Así es pero, a menos que nos demos cuenta de ello, estamos perdidos en la oscuridad y no sabemos qué estamos haciendo. En cualquier caso, la afectividad y dialéctica fluyen hacia el exterior.
¿Porque son positivas?
Exactamente. Sólo podemos entenderlo claramente mediante la negación constante y total de todo lo que es positivo y fenoménico, la negación de la llamada "realidad" conceptual, algo que tan sólo debe dejar, de manera necesaria y evidente, aquello que somos nouménicamente.
¿Y esa aprehensión desemboca en la perfecta comprensión de nuestra relación con el universo y la realización de lo que somos?
Esa aprehensión tan sólo es una comprensión preliminar, por así decirlo, puesto que la comprensión perfecta consiste en vivir lo que se ha comprendido.
¿Y cómo puede lograrse?
No puede ser logrado. No es un logro.
¿Qué quieres decir?
Se trata de la comprensión final de que no hay nadie que pueda lograr nada y de que no hay ninguna cosa que pueda ser lograda.
¿Quién, entonces, puede hacerlo si nosotros no podemos?
¿Quiénes somos "nosotros" y quién está ahí para hacer qué o para buscar qué?
¿Nuestro yo? ¿No es eso lo que debemos descubrir?
¿No te parece que eso es como llamar a alguien que ya se encuentra en la habitación?
¿Pero, sin duda, debemos descubrir aquello que nos permite ver?
¿No te parece que es como tratar de ver las gafas que ya están en tu nariz y sin las cuales ni siquiera podrías ver?
De todos modos, soy yo quién está buscándose a sí mismo.
¿Te responde alguien cuando te llamas a ti mismo por teléfono?
¿Entonces debemos buscar en otra dirección?
¿Crees que lo descubrirás si lo buscas en una dirección equivocada?
¡Por supuesto que no! ¡Pero sí creo que lo encontraré si busco en la dirección correcta!
Ni siquiera así lo encontrarás.
¿Por qué ... ?
Porque, miremos en la dirección en que miremos y por más que insistamos, jamás podremos ver al que mira.