Artículos - Francis Lucille (2010b)
Diálogos con Francis Lucille
Francis Lucille Encuentro en Barcelona, 2010 (Selección II)Interlocutor: ¿Sería correcto decir que la mente, el ego, la voz en mi cabeza, la persona, la entidad separada... son una y la misma cosa?
Francis Lucille: No. Tenemos que distinguir entre mente e ignorancia, porque puede haber mente sin ignorancia.
La mente significa percepciones objetivas que aparecen en la consciencia. Cuando percibo un objeto, por ejemplo este micrófono, lo que percibo no es el micrófono sino una imagen de él en mi mente. Cuando Francis y Carlos miran el mismo micrófono, perciben dos imágenes distintas, porque ven el micrófono desde dos ángulos distintos a través de ojos y de gafas diferentes; así que perciben dos imágenes distintas. Y estas percepciones no están ahí fuera en el espacio, lo que está ahí fuera en el espacio es el micrófono. Lo que Carlos y Francis perciben está aquí dentro, son sus percepciones. Es lo mismo que cuando percibimos un dolor, hambre, sed o una contracción en el cuerpo. Es una percepción que aparece. También cuando percibimos un pensamiento; eso es percepción. Así que la mente está hecha de percepciones. Esto es la mente. Y si piensas sobre ello, es nuestra experiencia humana. Todo lo que sabemos y todo lo que hemos sabido alguna vez en tanto que recuerdos, está hecho de dos cosas: percepciones y la presencia en la que aparecen, que es constante y que llamaremos Yo, Consciencia, Ser...
Así que la mente son percepciones. La mente no es en sí misma un problema. Es una función. Funcionar quiere decir movimiento y nuestra mente es una parte de nuestra experiencia que se mueve, que está siempre cambiando. La parte que no cambia es la Presencia, el Ser, la Yoidad.
Esta parte de nuestra experiencia que se mueve es limitada. Aquello que conocemos es una parte ínfima de aquello que puede ser conocido. Así que una mente humana es una herramienta limitada y es también privada, porque nadie más tiene acceso a ella. Solo la consciencia o la presencia tiene acceso a ella, pero otras mentes no tienen conocimiento de la nuestra.
Eso es la mente.
El cuerpo. Todo el mundo sabe, o piensa que sabe, que es el cuerpo. En cualquier caso, es algo que es experimentado tanto como percepciones como por sensaciones corporales y también como percepciones externas de los sentidos: tacto, gusto, vista...
Hemos definido cuerpo, mente y consciencia.
La ignorancia es simplemente la creencia de que la consciencia depende del cuerpo-mente, de que no tiene existencia independiente. Por el hecho de que su existencia deriva del cuerpo-mente, creemos que es tan limitada como el cuerpo-mente. Limitada en el tiempo con un principio y un fin; limitada en el espacio y limitada a una mente específica. Entonces el problema no es la mente, sino la ignorancia que es una creencia. El sabio tiene una mente y un cuerpo exactamente igual que el ignorante. El sabio piensa, percibe,... Cuando hablas con un sabio, él te puede ver y percibir y cuando las respuestas le llegan hay pensamientos. La única diferencia es que la identificación con el cuerpo-mente está presente en el ignorante y no lo está en el sabio.
La mente no es por sí misma un obstáculo.
[...]
...La mente es la parte de la experiencia humana que cambia y que está hecha de percepciones. Así que de hecho no hay mente. Si yo te pregunto ¿has visto alguna vez tu mente? Me contestarás que no. La mente es un concepto que se refiere a la totalidad de nuestras percepciones, y entonces las podríamos llamar "mentaciones". Una mentación puede ser un pensamiento, una percepción corporal o una percepción externa. Así que no hay mente, tan sólo hay mentaciones. Ahora bien, cuando tomas una mentación especial, por ejemplo un pensamiento, ese pensamiento aparece, se despliega y después desaparece. Obviamente aparece en la consciencia: aparece en ti; existe en ti y se disuelve en ti. Cuando el pensamiento termina no es como si alguien abandonara esta habitación, continuara su existencia independiente y regresara otro día. No. El pensamiento es diferente. Cuando se va, no se va a una habitación especial para pensamientos; sino que desaparece completamente. Esto quiere decir que su única realidad, su única sustancia es la consciencia en la que aparece. ¿Me sigues? Esto es cierto en lo que respecta a cualquier mentación. La realidad de cualquier mentación es la consciencia en la que aparece.
Esto es muy importante. Hemos visto que no hay mente, tan solo hay mentación. Y lo que estamos viendo ahora es algo distinto: no hay mentaciones, solo hay consciencia.
Barcelona, 10 de diciembre de 2010Interlocutor: ¿Nos puedes hablar un poco sobre el libre albedrío? En realidad tengo tal lío que no sé cómo hacerte la pregunta.
Francis Lucille: Déjame que la haga por ti.
Preguntar sobre el libre albedrío es en realidad preguntar: ¿soy libre?, ¿tengo libertad?, ¿tengo libertad, libertad absoluta o algún grado de libertad?
Normalmente la libertad y sus limitaciones se refieren a un objeto. Por ejemplo; en muchos casos nuestro cuerpo tiene libertad para hablar, para levantar un brazo, pero no tiene libertad para volar; así que tiene alguna libertad en cuanto que aplicada al cuerpo. Y en este sentido no es muy diferente de lo que es la libertad de nuestro coche. Nuestro coche tiene libertad para moverse, para acelerar o frenar, girar a izquierda o derecha, pero no para despegar o navegar por el océano.
Pero cuando formulamos la pregunta de si soy libre, tengo la impresión de que nos estamos refiriendo a algo distinto. Así que la libertad del cuerpo tal y como la describí no se refiere tanto a la libertad, sino a lo que el cuerpo puede o no puede hacer.
En realidad cuando hablamos de libre albedrío hablamos de la libertad de querer o decidir. Cuando quiero hacer algo o cuando decido hacer algo ¿viene eso de mi libertad? y ¿qué quiere decir eso de "mi libertad"? ¿Hay un elemento de libertad cuando tomo una decisión? o cuando tomo una decisión ¿está determinada puramente por las circunstancias? Por ejemplo: estamos en California y hace calor. He estado jugando al tenis una hora y tengo sed. Voy a la máquina expendedora de bebidas, meto un dólar y saco una Coca-Cola. Ahora bien, ir a la máquina y sacar una Coca-Cola ¿viene de mi libertad o viene simplemente de las circunstancias, de mi genética, de la publicidad que ha hecho Coca-Cola? Si investigamos este tipo de decisiones descubrimos que, de hecho, hay muy poca libertad; que todo está determinado por mis genes, por las circunstancias, los acontecimientos del Universo y por nuestras experiencias previas.
En otras palabras, la libertad que tenemos es una ilusión. Creemos que hemos decidido ir a la máquina expendedora y comprar una Coca-Cola, pero aquel que tomó la decisión no estaba durante la decisión. La decisión fue tomada y después de que fue tomada, a posteriori, decimos: yo tomé la decisión. Pero ese yo no estaba presente durante la toma de decisión, simplemente había un fluir de las circunstancias. Es más o menos lo mismo que parpadear o respirar; ¿decidimos respirar? ¿Decidimos hacer la digestión? Suceden por sí mismas. Aparentemente podríamos parpadear a voluntad, pero el hecho es que nuestras acciones fluyen por sí mismas, no las decidimos. Ahora estás moviendo tus manos, jugando con el anillo que llevas y no es una decisión, si no que sucede; lo mismo que tu sonrisa sucede por sí misma.
I: Entonces... no hay responsabilidad.
FL: Ahora veo cual es la intención de tu pregunta.
Es obvio que si yo no decido una acción, no soy responsable de esa acción. Aquel que es responsable de la acción, si hay alguien que lo sea, es aquel que toma la decisión. En otras palabras, únicamente soy responsable de las decisiones que vienen desde mi libertad. La repuesta se sigue de lo que he explicado: la mayoría de nuestras acciones son automáticas y son dictadas por las circunstancias, por las experiencias pasadas, por la genética y las leyes de la física y en ninguno de esos puntos tenemos elección. En cualquier acción dictada por uno de esos elementos no tenemos responsabilidad porque no tenemos elección.
Hay dos maneras de mirar esto. Una es la siguiente: mirando en nuestro interior, ¿decidimos nuestros pensamientos o llegan a nosotros al igual que el tiempo meteorológico? Si miramos nuestros pensamientos veremos claramente que no los escogemos, porque si pudiéramos elegirlos, escogeríamos solamente pensamientos felices, hermosos, amorosos o escogeríamos no tener ningún pensamiento. Pero ciertamente no escogeríamos pensamientos que nos hacen ser miserables. Así que, si pudiéramos escogerlos seríamos perfectamente felices. El hecho de que no podamos ser perfectamente felices nos muestra que no escogemos nuestros pensamientos. Podríamos ser felices sin escoger nuestros pensamientos, pero eso ya sería otra cuestión distinta.
La otra manera de ver que no escogemos nuestros pensamientos es verlo desde el punto de vista del materialismo. El anterior punto de vista parte de nuestra experiencia interna y es un punto de vista subjetivo. El segundo punto de vista es que, si estamos de acuerdo con el materialismo que es inherente en nuestra cultura, existe la creencia de que cualquier pensamiento que tenemos está producido por el cerebro. Desde este punto de vista materialista, el cerebro está hecho de partículas u ondas y no es un sistema aislado, sino que es el universo entero el que crea las corrientes eléctricas y las reacciones químicas que tienen lugar en el cerebro y que producen pensamientos. Así que, sea cual sea el pensamiento que surge, no puede ser concebido como producido localmente por una entidad separada, sino que tiene que ser considerado como una creación de la totalidad del universo. De hecho, aquello que piensa es el universo y no un individuo separado. Desde este punto de vista, los pensamientos y las decisiones son del universo. Así que no hay una persona que pueda ser tomada por responsable. Lo que quiero decir por responsable, es un responsable a posteriori y que quiere decir culpable. La noción de culpa está directamente relacionada con la creencia de ser una persona separada que tiene libertad en tanto que persona.
I: Desde la perspectiva de la entidad separado entiendo el concepto de unidad aunque intelectualmente. ¿Cómo uno puede manejarse al tiempo con esos dos conceptos? Es decir, sabiendo dónde se debería estar, pero estando dónde se está.
FL: Dijiste: desde el punto de vista de una persona separada ¿cómo puedo yo comprender que no hay una persona separada? Y la respuesta es que no hay manera de que lo puedas comprender. La mala noticia es que desde el punto de vista de una persona separada no puedes comprender que no eres una persona separada. Pero la buena noticia es que no eres una persona separada. El punto de vista de una persona separada es irrelevante, no tiene ningún peso.
I: ¿Nada de nada? ¿No tiene peso alguno?
FL: Sí. Nada. Cero. Es como si en tu sueño encuentras una persona que te dice: si te compras este coche ―que es el coche que tú te quieres comprar― voy a ser muy infeliz. Luego te despiertas y te compras el coche, porque te importa un pimiento hacer infeliz a la persona del sueño, porque no existe; así que ¿a quién le importa? Es lo mismo aquí.
La persona separada no existe, así que ¿a quién le importa su punto de vista? Pero la buena noticia es que tú no eres una persona separada. Entonces podrías decir - pero si creo ser una persona separada ¿eso no me impide comprender? Pero ahí hay algo diferente; porque si digo que creo ser una persona separada, yo, en tanto que el que cree, no soy la persona separada que cree ser. Así que el yo que cree ser una persona separada es el Yo real. Y este Yo puede entender, puede investigar su creencia y puede dejar de creer. Ese es libre.
Volviendo a tu pregunta, no hay libertad a nivel personal, a nivel limitado. Sin embargo hay decisiones y pensamientos que vienen a nosotros y tenemos ese sentimiento de que proceden de nuestra libertad y decimos: sí, soy libre. Este sentimiento de libertad es verdadero, porque nuestra verdadera naturaleza es libre. La consciencia es libre. Cualquier pensamiento o decisión que venga de esta inteligencia, de este amor o de esta belleza, también proviene de esa libertad. Son frescos y creativos; no son automáticos como lo es ir a la máquina expendedora de bebidas y sacar una Coca- Cola. Traen algo nuevo y fresco al mundo que antes no estaba. Como Beethoven cuando creó la sinfonía Júpiter o Dante cuando escribió sus poemas. Y eso viene de un lugar distinto, un lugar de libertad. Ese lugar de libertad no es personal, es universal. Esto se une con el punto de vista materialista de que, si llegamos hasta el fondo de esta perspectiva, comprendemos también que aquello que toma la decisión no es personal, sino que es universal. Proviene de nuestra verdadera libertad. Cuando digo que yo creo mis pensamientos desde mi libertad como mi experiencia, entonces es verdadero. Es verdad que nuestros pensamientos provienen de nuestra libertad. Lo que no es cierto es que provengan de una entidad limitada que es libre para pensar.
Todo es un acontecer universal, un acontecimiento cósmico. El más diminuto de los pensamientos que surgen es el pensamiento de Dios. El más mínimo movimiento que hacemos es el movimiento de Dios. Lo que es ridículo es pensar que yo, en tanto que entidad limitada frente a Dios, tengo libertad para decidir; eso es arrogante. Es arrogante creer que yo soy algo separado de Dios, que existo como un pequeño Rey al lado del Gran Rey. No soy nada. Él es todo. Sólo Él es.
Barcelona, 11 de diciembre de 2010