Artículos - Karl Renz
Sin Segundo -- Diálogos con Karl Renz
(Tercera Parte)
Diálogos con Karl Renz Without a Second (2005)No confíes en ningún maestro, vivo o muerto
Pregunta: Tú tienes algo que nosotros no tenemos. Al menos así lo siento. También tú te sientas ahí delante mientras nosotros estamos aquí sentados. ¿Cuál es tu opinión sobre esto? ¿Somos estúpidos?
Karl: Si me considerara a mí mismo como un sabio e iluminado, entonces sólo habría seres estúpidos e ignorantes en frente de mí. Esto sería separación. Sería la vieja ilusión de que aquí hay alguien que sabe algo y ahí hay alguien sentado que no sabe. Pero hablo de conocimiento que es absoluto: absoluto aquí, e igualmente absoluto ahí. No es nada nuevo para vosotros. Por eso es que no hay nada que puedas alcanzar. No hay nada que puedas descubrir; ni ninguna parte a donde puedas llegar. Ya es completamente presente. Hablo de eso que nunca ha sido ocultado; que no requiere ser alcanzado. Cualquier esfuerzo sólo puede conducir al conocimiento relativo.
P: ¿Pero no se dice que todo maestro tiene algo que enseñar?
K: Sí, siempre que haya un maestro, tiene algo que enseñar.
P: ¡Ahí lo tienes! ¡Y tú eres un maestro!
K: ¡Imposible, no puedo enseñarte nada!
P: Pero es por eso que yo estoy aquí.
K: No puedo enseñarte lo que eres. No puedo darte nada.
P: Bueno, en ese caso...
K: De todos modos tampoco puedo eliminar nada de ti. Si alguien te dice que puede darte algo, quitarte algo o darte experiencias de iluminación, esa persona te está mintiendo.
P: Entonces el Buda es un mentiroso.
K: Sí. No confíes en ningún maestro muerto.
P: Bueno, no es tan fácil. El Buda tiene una enseñanza de que la vida es sufrimiento y todo sufrimiento viene del deseo. Para escapar de él, su camino es el óctuple sendero.
K: En el Sutra del Diamante, él dijo, "Ningún Buda ha entrado jamás en el mundo, y nunca habrá uno". También dijo: "Durante cuarenta años he predicado y nunca dije nada. Nadie dijo nada. Nadie habló y nadie escuchó..."
P: Pero el óctuple sendero existe. Hay esta enseñanza y este dharma.
K: Hay gente que enseña algo y siempre trata de repetir las mismas palabras. Estos son los loros que mantienen los conceptos. Mantienen viva la miseria. Todas las enseñanzas que establecen que hay una manera de salir de la miseria, la están manteniendo. La mantienen y la mantienen hasta que se quedan estreñidos. Por lo tanto mantienen el estreñimiento.
P: Tomemos otro ejemplo: Krishna le enseñó a Arjuna. Todo el Bhagavad Gita consiste solamente en este diálogo de enseñanza.
K: Krishna, Buda, Jesús, Sócrates: todos son apariencias. Parecen ser una salida para ti. Cada uno de ellos parece mostrar una imagen con un bonito objetivo, o al menos un agujero en la pared donde poder conseguirlo. Sólo tienes que hacer el esfuerzo de saltar lo suficientemente alto, y entonces puedes alcanzarlo. Tienes que apretar con la fuerza suficiente y entonces puedes conseguirlo. Al final, sólo tienes que reunir el valor suficiente para dar el paso final en el abismo.
P: ¿Y eso no es verdad?
K: Simplemente no puedes saltar lo suficientemente alto. Y nadie puede dar el último paso: este paso en el Abismo de la existencia, dentro de ti. Sólo el Ser puede darlo, y el Ser no necesita dar este paso, ¡porque es el abismo! El Ser es el abismo total: la nada absoluta.
P: ¿Quiere decir que no puedes ayudarme?
K: Exactamente.
P: Eso es imposible.
K: En lo relativo, todo es posible; en la realidad: nada.
P: No importa. Todavía me gusta estar aquí.
K: Como ya dije: "Nadie hay sentado aquí que diga algo y nadie hay sentado allí que escuche". El oyente y el hablante son uno. No hay separación. Ya sea que el hablar salga de este cuerpo o que el escuchar ocurra en ese cuerpo, no importa. Lo que aquí habla y lo que allí escucha, es uno.
P: Yo no noto nada de eso. Y sin embargo, creo que es comprensible. Me recuerda a algo.
K: Tal vez a ti mismo.
P: Sí, tal vez de eso es lo que se trata.
K: Te estás lanzando sobre ti mismo. Yo no te doy nada. Yo te lo devuelvo. Dámelo, dáselo, dámelo.
P: ¿Tú a ti?
K: Estamos jugando al escondite con nosotros mismos.
P: ¡Y eso es lo que he meditado durante todos estos años!
K: Exactamente. Todo lo que ocurrió y no ocurrió te preparó para esto, para que esto pueda ocurrir de esta manera. No hay nada malo en esto. Siempre es correcto. Siempre ocurre en el momento oportuno. Ahora.
P: Por lo tanto, no confíes en maestros muertos.
K: No confíes en maestros muertos. No hay ni siquiera ninguno vivo.
¿Qué puede hacer un maestro?
Pregunta: ¿Qué es lo que hace a un maestro, a un maestro y un discípulo, a un discípulo?
Karl: Hay alguien que cree que tiene algo que aprender y alguien que cree que tiene algo que enseñar. Un discípulo cree que necesita más conocimiento para estar más cerca de su objetivo. Un maestro cree que tiene algo que enseñar al discípulo. En la vida relativa, eso es verdad. Si quieres aprender a conducir un coche, necesitas un instructor que te enseñe a conducir. Uno tiene la información y el otro puede aprender.
P: ¿Y ese no es el caso en la esfera espiritual? El maestro ve que todo es uno, mientras que el discípulo no lo ve. Por lo tanto el maestro puede ayudar. En muchas tradiciones, esta relación ha existido desde hace miles de años.
K: Sí, la relación gurú-discípulo tiene una larga historia, y si se supone que debe ser de esa manera, es lo correcto. Sin embargo, eso, de lo que hablamos aquí, no sucede debido a, sino a pesar de, la relación maestro-discípulo. El Ser simplemente toma conciencia de sí mismo. El concepto de maestro y discípulo es irrelevante.
P: En la tradición se afirma claramente que ¡sin un maestro es tan bueno como imposible! ¡Sólo funciona a través de un maestro!
K: Sólo funciona a través del Ser. El Ser puede revelarse en forma de un maestro, pero también podría ser un libro, o algo más.
P: La tradición establece que el maestro tiene que estar vivo, lo que significa en un cuerpo. Sólo en esta forma viviente puede ayudar a un discípulo a desenmarañar el enredo de su mente.
K: Un maestro viviente puede ayudar al discípulo a alcanzar la consciencia cósmica. A ir de una a la otra, hay muchas posibilidades de orientación: por ejemplo, el "neti neti" o "tú no eres el cuerpo", estos apuntan a lo que tú no eres. Todas las preguntas como "¿Quién soy yo?" tienen la intención de ayudar a que la consciencia individual se vuelva cósmica.
P: ¿Quieres negar que puede suceder: esta ayuda?
K: Nunca sucede nada a través de otra cosa. Es siempre a través de la fuente. Por lo tanto, siempre es espontáneo, siempre natural. Nunca es condicional. La relación maestro-discípulo es ficción. En verdad sólo existe la fuente. Todo surge de ella y todo vuelve a ella. Dentro de este sueño hay encuentros entre maestro y discípulo, pero no afectan a nada. Todos los efectos provienen sólo de la fuente.
P: Pero la fuente funciona a través del maestro. Funciona a través de él más que nadie.
K: No, la fuente funciona en todos, por igual y de forma única. No necesita nada especial. Suceda lo que suceda, incluyendo el despertar de la consciencia cósmica, sucede sin razón, sino simplemente porque sucede.
P: ¿Qué pasa con la devoción? ¡Sin duda desempeña un papel importante en la tradición!
K: ¿Qué es lo que te pertenece que puedas abandonar? ¿A quién se le debe dar? Tienes la ilusión de ser una persona que puede poseer algo, y que esa posesión puede ser abandonada. ¿Quién necesita que esto suceda? ¿A quién puede ocurrir?
El ir desde la consciencia individual a la cósmica no es más que un cambio de estados. Tú vas de A hasta B, pero ¿quién da este paso y gana algo con ello? ¿Hay alguien cuya consciencia individual esté en desventaja? Si lo hubiera, significaría que el Ser sólo podría ser natural en la consciencia cósmica, mientras que en la consciencia individual habría algo erróneo o provisional. Pero ambas son la misma consciencia.
La muerte también termina con la consciencia individual. Se transforma en lo sin-forma, pero de nuevo se convierte en forma en la primera oportunidad. Ambas son la misma consciencia. Una en el tiempo, una en el no-tiempo, eso es todo. El absoluto no está condicionado por ningún estado.
P: ¿Cómo sabes esto?
K: Nadie puede saberlo. Todo lo que diga es un concepto. La única cosa de la que no puedes dudar es que "yo soy" antes de todos los conceptos. Sólo sé que no soy un concepto: yo existo, como sea (que exista). Eso es todo lo que realmente sé. Tengo que existir para poder hablar de un concepto. Para ello, debo existir antes del concepto. Esta es la única cosa fuera de toda duda, mientras que todo concepto sigue siendo discutible.
P: En ese caso, ¿por qué estamos aquí sentados?
K: Se trata de reconocer que todo es un concepto que surge de tu idea de un "yo". No puedes tocar (alcanzar) lo que eres. Puedes dejar que todo aparezca y desaparezca de nuevo. Siempre hay algo que permanece que está más allá de las palabras y que existe antes, después y en medio de todos los conceptos: la base primordial de la existencia, que no se puede aprender o realizar. Esto es tú. Para ello no es necesario hacer nada. No tienes que hacer un esfuerzo. No tienes que deshacerte de nada. No tiene que soltar nada. Cualquier idea, cualquier intento de hacer o no hacer algo para conseguirlo, no te puede convertir en lo que ya eres.
P: He visitado a muchos maestros, para los que la relación maestro-discípulo era más importante. ¿Me estoy dejando engañar por un concepto?
K: El concepto desaparece; todo desaparece: toda diferenciación, cada idea de valor o cualidad. Lo que queda es lo único que existe. Sólo en esto (que queda) es posible que esa paz aparezca, que existe en la ausencia de todos los conceptos. Esto incluye la ausencia de cualquier idea acerca de las relaciones maestro-discípulo. Tal idea es tan ficticia como la creencia de que tú vives. La idea de un maestro sólo puede aparecer cuando existe la idea de un "yo".
Si realmente tuvieras respeto por tus maestros, simplemente dejarías que desaparecieran. Reconocerías a tu maestro como lo que eres. En ese momento no hay más maestros y no hay más discípulos. Con ese respeto por lo que es, traerías la felicidad a todos los maestros de este mundo.
Nunca hubo un maestro que dijera, "Elévame a los cielos y constrúyeme una iglesia". Todos dijeron, "Olvídame tan pronto como me haya ido. Si quieres honrarme, olvídame". Pero nadie siguió sus palabras. En cambio idearon religiones enteras. Jesús nunca dijo, "Fundad una religión". Él dijo: "Deja que los muertos entierren a los muertos".
P: ¡Quieres criticar a los maestros por mí!
K: Lo que realmente estás haciendo es evitar el vacío. Para eso existen muchas técnicas. La relación maestro-discípulo es tu intento de llenar el vacío: crear un objeto, un objetivo para eso que es el "yo".
P: Simplemente para encontrar algo importante.
K: Es completamente irrelevante. El "yo" es simplemente una idea: la idea de separación. Esta idea necesita un objeto y por lo tanto un objetivo. Cualquier objetivo es lo suficientemente bueno, ¡incluso el objetivo de abolir todos los objetivos! Éste también puede llenar el espacio del vacío. El "yo" es astuto. No se puede escapar de él. Incluso se oculta detrás de lo no-oculto. El hacedor que se oculta detrás del no-hacedor.
P: Entonces, ¿qué puedo hacer?
K: Eso que no puedes hacer. ¿Qué es siempre completamente sí mismo, en todas las circunstancias? ¿Qué es lo que nunca experimenta ningún cambio en sí mismo? ¿Qué es lo más sólido que hay? ¿Qué es este fundamento primordial, que siempre tiene que estar ahí para que un realizador y una realización existan en absoluto? ¿Cuál es esta esencia que siempre está quieta, que nunca se mueve, y en la que la información simplemente aparece y desaparece?
Dime. Para llegar a ser eso que es permanente, que no viene ni va, ¿qué tiene que suceder? ¿Tienes que hacer algo? ¿Realizar algo? ¿O está ahí, con o sin realización?
P: Probablemente. Si te encuentras con otro maestro que ha visto esto, ¿no tienen nada que contarse?
K: Sucederá lo mismo que ahora, porque estoy hablando con él ahora mismo. Desde tu punto de vista puede parecer que alguien se sienta aquí y habla y otra persona se sienta allí y escucha. Pero es uno y el mismo Ser. En este momento, él se experimenta a sí mismo: como el experimentador, el experimentar y lo experimentado. Cualquier idea de separación es ficción. Y todas las otras ficciones provienen de la creencia de que esta ficción es real. La cuestión del sentido o del no sentido pertenece a esto también. La fuente, la existencia, no necesita ningún sentido.
P: ¡Este es el entierro del maestro!
K: Cuanto más reconoces esto como la única realidad, más será enterrado. Cualquier cosa que no seas (tú) será enterrada. Cada vez más (cosas) caen en la eterna tumba de la irrelevancia. Cada vez más creencias se caen, hasta que te das cuenta de que todo lo que crees, o piensas que debes creer, no puede ser el Ser.
P: ¡Pero el maestro me ayuda a darme cuenta de esto!
K: Crees que (él) tiene la zanahoria que has perseguido durante toda tu vida, y que cuando estés maduro te la servirá, y una vez que la hayas comido te puedes relajar, porque entonces estarás iluminado. Todo esto es ficción. El despertar de la consciencia individual a la consciencia cósmica es ficción. Si piensas, "Sí, ahora esto es la realidad y yo soy todo esto", es pura ficción.
P: ¿Pero y si este despertar está conectado a algún shock o convulsión existencial?
K: Todo es parte del sueño: el que es convulsionado también. Lo que eres es sin cambios e inafectado por todo esto. Es lo que siempre fue.
P: ¿Tengo que haber experimentado esto antes de que el shock se vaya?
K: Entonces no hay nadie ahí que pudiera estar en shock.
P: ¿Y eso es bueno?
K: No es ni bueno ni malo, sino simplemente como siempre ha sido. Esto no es nada nuevo. Y si alguien te pregunta: "¿Cómo te va?" simplemente dices: "Como de costumbre". Es entonces cuando el maestro te da un golpecito en el hombro y te da una "A" (sobresaliente).