Artículos - Swami Satyananda
Diálogos con Swami Satyananda Saraswati
1. Mauna y Viveka
Por Swami Satyananda SaraswatiMauna
Hablar del silencio puede parecer extraño y contradictorio, pero si observamos atentamente la totalidad de lo que llamamos el camino espiritual, con sus prácticas yóguicas y meditativas, veremos que es para que podamos establecernos en el silencio o mauna. El silencio es el logro más elevado. Todas las prácticas espirituales, como pueden ser los rituales, los peregrinajes, las recitaciones, los cantos o kirtana, el hatha-yoga, las austeridades, el estudio, la contemplación, la meditación, las iniciaciones, el permanecer en compañía de un maestro... todo este gran universo existe solo para ayudarnos a entrar en el silencio. No hablamos del silencio verbal sino del gran silencio, el silencio interior, antar-mauna. Una mente aquietada es una mente que ya ha quedado libre de las dualidades «yo-el mundo», «yo-el otro»; está libre de la fricción causada por la ilusión de dualidad. Estar en mauna en su sentido más elevado es permanecer en nuestra propia esencia.
Veamos ahora distintos aspectos del significado de mauna. Aquellos devotos que vivieron con Sri Ramana Maharshi, quien estaba establecido en la plenitud de mauna, afirmaban que su auténtica enseñanza era el silencio. La enseñanza del silencio está presente en la transmisión silenciosa que existe entre guru y discípulo. Más allá de la palabra, más allá de las técnicas, más allá de la misma enseñanza conceptual, que son puros preliminares para principiantes, existe la transmisión y el reconocimiento del gran silencio. Cualquier enseñanza verbal es una enseñanza que pertenece al reino del tiempo y el espacio, al plano de la dualidad. Es una enseñanza relativa, engañosa, y es solo una pequeña mentira. La enseñanza real no puede estar circunscrita por el lenguaje, que es dual en sí mismo, y no puede estar confinada por la comprensión de la mente, ya que esta siempre está condicionada.
Sri Ramana Maharshi afirmaba que muy pocos aspirantes tienen una mente tan sutil, pura y, a la vez, tan desapegada del mundo de los nombres y las formas, para poder recibir este flujo de conocimiento silencioso que nos transforma. El don silencioso y secreto del gurú nos lleva a reconocer que nunca hemos estado separados de lo Real, que no somos distintos de brahman, el Absoluto; que solo existe una única existencia y conciencia. Aquel que ha alcanzado la plenitud del camino reconoce siempre la Conciencia no dual: la Conciencia que existe más allá del cambio y detrás de las apariencias del discípulo, el gurú, el mundo y la divinidad. Este sabio reconoce que esta Conciencia no es distinta de su propio ser. Eso es lo que somos, Eso es lo que Es.
La enseñanza del silencio se manifiesta cuando no hay mente, cuando no hay concepto ni movimiento alguno en la mente, ni tan solo el pensamiento «yo». Si existe el pensamiento «yo», puede surgir el pensamiento «lo otro», aham-idam, yo-lo otro. La conciencia una florece y se manifiesta con la relación aham-idam, yo-lo otro. Cuando los dos desaparecen, permanece el silencio. El silencio es como un flujo de conocimiento directo y transformador. No estamos hablando de nociones intelectuales, sino de bañarnos y sumergirnos en nuestra propia esencia.
Viveka
En todos nosotros existe una conciencia que nunca cambia, una existencia inmutable, siempre presente, anterior al pensamiento, anterior a toda noción, anterior a la idea del propio personaje. De hecho, si indagamos, nuestro personaje es solo una construcción de conceptos que vamos agrupando y que crean la ilusión de una identidad, pero esta entidad se desmonta constantemente, lo que nos da muchos problemas. Anterior a esta construcción, prevalece una existencia pura y plena en sí misma, a la que raramente prestamos atención. La esencia de la sadhana es esta observación. Si existen tantos métodos es solo para aquietar la mente o para distanciarnos de sus modificaciones y poder ser capaces de llevar a cabo esta observación. Observarnos plenamente y reconocer que, aquí y ahora, existe en nosotros una total plenitud, una total libertad, la Conciencia plena en sí misma. Darnos cuenta de que nuestra propia esencia es la liberación (moksa). Nuestra esencia ya está liberada y estamos llevando a cabo un curioso juego. Sin embargo, mientras nos identifiquemos con el cuerpo y con la mente, el baile del ego continuará.
Viveka es reconocer lo que ya somos. Nuestro gurú nos lo enseña y nos lo repite una y otra vez: «Ya eres libre, ya eres perfecto en ti mismo, no te falta nada, date cuenta, date cuenta». ¿Y qué ocurre? Que, como el cachorro de león de la historia, tenemos la fijación de que nos hace falta hacer algo, que tenemos que tomar otro curso, leer otro libro, hacer otro peregrinaje, recibir otra iniciación, tener otro darsana. Siempre queremos lograr algo más y seguimos buscando fuera. Así el baile prosigue y prosigue, mientras aquí y ahora, en el fondo de nuestro corazón brilla la existencia pura.