Artículos - Ramana Maharshi
Un diálogo sobre la Realización, el Corazón y Dios
Conversaciones con Sri Ramana Maharshi
Mayor A. W. Chadwick: ―¿De qué naturaleza es la realización de los occidentales que cuentan que han tenido vislumbres de consciencia cósmica?
Maharshi: Vino como un vislumbre, y desapareció como tal. Aquello que tiene un comienzo, debe tener también un final. La realización sólo será permanente cuando se realice la consciencia siempre presente. En verdad, la consciencia está siempre con nosotros. Todo el mundo sabe «¡yo soy!» Nadie puede negar su propio ser. En el sueño profundo, el hombre no es consciente; mientras está despierto parece ser consciente. Pero es la misma persona. No hay ningún cambio en el que dormía profundamente y en el que ahora está despierto. En el sueño profundo él no era consciente de su cuerpo; no había ninguna consciencia del cuerpo. En el estado de vigilia él es consciente de su cuerpo; hay consciencia del cuerpo. Por consiguiente, la diferencia está en la emergencia de la consciencia del cuerpo, y no en algún cambio en la Consciencia Real. El cuerpo y la consciencia del cuerpo surgen juntos y se sumergen juntos. Todo esto equivale a decir que no hay ninguna limitación en el sueño profundo, mientras que hay limitaciones en el estado de vigilia. Estas limitaciones son la esclavitud; la sensación «el cuerpo es yo» es el error. Esta sensación falsa de «yo» debe desaparecer. El «yo» real está siempre aquí. Es aquí y ahora. No aparece ni desaparece nunca. Lo que es, debe persistir siempre. Lo que aparece, debe desaparecer. Compare el sueño profundo y la vigilia. El cuerpo aparece en un estado, pero no en el otro. Por consiguiente, el cuerpo desaparecerá. La consciencia era preexistente y sobrevivirá al cuerpo. De hecho, no hay nadie que no diga: «yo soy». El conocimiento falso de «yo soy el cuerpo» es la causa de todo el mal. Este conocimiento falso debe desaparecer. Eso es la Realización. La Realización no es la adquisición de algo nuevo ni es tampoco una nueva facultad. Es sólo la eliminación de todo camuflaje.
Mayor Chadwick: ―Yo trato de quitarme el cuerpo.
M.: Un hombre se quita sus vestidos y se queda desnudo y libre. El Sí mismo (Self) es ilimitado y no está confinado al cuerpo. ¿Cómo se puede quitar el cuerpo? ¿Dónde lo dejará? Dondequiera que el cuerpo está, está su sosiego.
Mayor Chadwick: (Risa.)
M.: ¡La verdad última es muy simple! No es nada más que ser en el estado primordial. Esto es todo lo que se necesita decir.
¡Sin embargo, es sorprendente que para enseñar esta simple Verdad, deban venir a la existencia tantas religiones, tantos credos, tantos métodos y discusiones entre ellos y demás! ¡Qué lástima! ¡Qué lástima!
Mayor Chadwick: ―Pero las gentes no estarán contentos con la simplicidad; quieren la complejidad.
M.: Así es. Debido a que quieren algo elaborado, atractivo y engorroso han venido a la existencia tantas religiones, y cada una de ellas es muy complicada, y cada credo de cada religión tiene sus propios adherentes y antagonistas.
Por ejemplo, un cristiano corriente no estará satisfecho a menos que se le diga que Dios está en alguna parte de los Cielos remotísimos, y que sin ayuda no podemos alcanzarlo. Sólo Cristo Le conoció, y sólo Cristo puede guiarnos. ¡Adora a Cristo y sálvate! Si a un cristiano corriente se le dice esta simple verdad ―«El Reino de los Cielos está dentro de ti»― no queda satisfecho y leerá significados complejos e inescrutables. En esta afirmación sólo las mentes maduras pueden aprehender la Verdad simple en toda su desnudez.
El señor Ramachandar, un caballero de Ambala, preguntó dónde está el Corazón y qué es la Realización.
M.: El Corazón no es físico; es espiritual. Hridayam = hrit + ayam = Éste es el centro. Es de ahí de donde surgen los pensamientos, es ahí donde subsisten y es ahí donde se disuelven. Los pensamientos son el contenido de la mente, y ellos forman el universo. El Corazón es el centro de todo. En las Upanishads se dice Yatova imani bhutani jayante (eso de lo que estos seres vienen a la existencia), etc., se dice que es el Brahman. Eso es el Corazón. El Brahman es el Corazón.
Devoto: ¿Cómo realizar el Corazón?
M.: No hay nadie que ni siquiera por un instante deje de experimentar el Sí mismo, puesto que nadie admite que esté nunca aparte de Sí mismo. Él es el Sí mismo. El Sí mismo es el Corazón.
D.: Eso no está claro.
M.: En el sueño profundo, usted existe; despierto, usted permanece. El mismo Sí mismo está en ambos estados. La diferencia está solo en la consciencia y la no consciencia del mundo. El mundo surge con la mente y desaparece con la mente. Eso que surge y desaparece no es el Sí mismo. El Sí mismo es diferente, hace surgir la mente, la sostiene y la disuelve. Así pues, el Sí mismo es el principio subyacente.
Cuando se le pregunta quién es usted, usted pone su mano en el lado derecho del pecho y dice: «yo soy». Involuntariamente, usted señala ahí al Sí mismo. El Sí mismo se conoce así. Pero el individuo es miserable porque confunde la mente y el cuerpo con el Sí mismo. Esta confusión se debe al conocimiento falso. Sólo se necesita la eliminación del conocimiento falso. Esa eliminación resulta en la Realización.
D.: ¿Cómo controlar la mente?
M.: ¿Qué es la mente? ¿De quién es la mente?
D.: La mente divaga siempre. Yo no puedo controlarla.
M.: Divagar es la naturaleza de la mente. Usted no es la mente. La mente emerge y se sumerge. Es impermanente y transitoria, mientras que usted es eterno. No hay nada sino el Sí mismo. La cosa es adentrarse en el Sí mismo. No haga caso de la mente. Si se busca su fuente, se desvanecerá dejando inafectado al Sí mismo.
D.: Así pues, ¿uno no necesita buscar el control de la mente?
M.: No hay ninguna mente a la que controlar, si usted realiza el Sí mismo. Al desvanecerse la mente, brilla el Sí mismo. En el hombre realizado, la mente puede ser activa o inactiva; para él solo permanece el Sí mismo. Para la mente, el cuerpo y el mundo no están separados del Sí mismo. Emergen y se sumergen en el Sí mismo. No permanecen aparte del Sí mismo. ¿Pueden ser diferentes del Sí mismo? Solo sea consciente del Sí mismo. ¿Por qué inquietarse por estas sombras? ¿Cómo afectan al Sí mismo?
Más adelante, Bhagaván explicó: ―El Sí mismo es el Corazón. El Corazón es autoluminoso. La luz surge del Corazón y llega al cerebro, que es la sede de la mente. El mundo es visto con la mente, es decir, por la luz reflejada del Sí mismo. Es percibido con la ayuda de la mente. Cuando la mente es iluminada, es consciente del mundo. Cuando no es iluminada, no es consciente del mundo. Si a la mente se la vuelve hacia la fuente de la luz, cesa el conocimiento objetivo, y sólo brilla el Sí mismo como el Corazón.
La luna brilla por la luz reflejada del sol. Cuando el sol se ha puesto, la luna es útil para revelar los objetos. Cuando el sol ha salido, nadie necesita a la luna, aunque el pálido disco de la luna sea visible en el cielo.
Así es con la mente y el Corazón. La mente es útil debido a su luz reflejada. Es usada para ver los objetos. Cuando se vuelve hacia adentro, la fuente de la iluminación brilla por sí misma, y la mente se queda obscurecida e inútil como la luna por el día.
A las 8.45 de la mañana llegó el Swami Yogananda con otros cuatro. Es grueso, pero amable y bien ataviado. Tiene una cabellera oscura y suelta, que le cae sobre los hombros. El grupo había almorzado en el Asramam.
Su secretario, el señor C. R. Wright preguntó: ―¿Cómo realizaré a Dios?
M.: Dios es una entidad desconocida. Además, Él es externo. Mientras que el Sí mismo está siempre con usted y es usted. ¿Por qué deja usted lo que es íntimo y va en busca de lo que es externo?
D.: ¿Qué es este Sí mismo?
M.: El Sí mismo es conocido por todos, pero no claramente. Usted existe siempre. El Ser es el Sí mismo. «Yo soy» es el nombre de Dios. De todas las definiciones de Dios, ninguna es ciertamente tan exacta como la expresión bíblica: «YO SOY EL QUE SOY», Exodo, capítulo 3. Hay otras expresiones, como Brahmaivaham, Aham Brahmasmi y Soham. Pero ninguna es tan directa como el nombre JEHOVAH = YO SOY. El Ser Absoluto es lo que es ―Es el Sí mismo. Es Dios. Al conocer al Sí mismo se conoce a Dios. De hecho, Dios no es otro que el Sí mismo.
D.: ¿Por qué hay bien y mal?
M.: Esos son términos relativos. Debe haber un sujeto para conocer el bien y el mal. Ese sujeto es el ego. Rastree la fuente del ego. Ella acaba en el Sí mismo. La fuente del ego es Dios. Esta definición de Dios es probablemente más concreta y mejor comprendida por usted.
D.: Así es. ¿Cómo obtener la Felicidad?
M.: La Felicidad no es algo que haya de ser obtenido. Por otra parte, usted es siempre Felicidad. Este deseo nace de la sensación de incompletud. ¿Para quién es esta sensación de incompletud? Indague. En el sueño profundo usted era feliz. Ahora no lo es. ¿Qué se ha interpuesto entre esa Felicidad y esta no felicidad? Es el ego. Busque su fuente y encuentre que usted es la Felicidad.
No hay nada nuevo que obtener. Por otra parte, usted tiene que deshacerse de su ignorancia, la cual le hace pensar que usted es otro que Felicidad solo. ¿Para quién es esa ignorancia? Es para el ego. Rastree la fuente del ego. Entonces el ego se pierde y queda la Felicidad. La Felicidad es eterna. Usted es Eso, aquí y ahora… Ésa es la llave maestra para disolver todas las dudas. Las dudas surgen en la mente. La mente nace del ego. El ego surge del Sí mismo. Busque la fuente del ego y el Sí mismo se revela. Sólo queda Eso. El universo es sólo el Sí mismo expandido. No es diferente del Sí mismo.
D.: ¿Cuál es la mejor manera de vivir?
M.: Difiere según si uno es un Jnani o un ajnani. Un Jnani no encuentra nada diferente o separado del Sí mismo. Todos son en el Sí mismo. Es falso imaginar que hay el mundo, que hay un cuerpo en el mundo, y que usted mora en el cuerpo. Si se conoce la Verdad, se encontrará que el universo y lo que está más allá de él son sólo en el Sí mismo. La actitud difiere según la visión de la persona. La visión es del ojo. El ojo debe estar localizado en alguna parte. Si usted está viendo con los ojos físicos, entonces ve a los demás como algo físico. Si usted está viendo con los ojos sutiles (es decir, con la mente), los otros aparecen sutiles. Si el ojo deviene el Sí mismo, como el Sí mismo es infinito, el ojo es infinito. No hay nada más que ver que sea diferente del Sí mismo.