Artículos - Jean Klein
"En el silencio no hay yo"
De un Diálogo con Jean Klein Revista "SER"– ¿Qué es el vació? ¿No puede hablar de ello?
Nuestra naturaleza auténtica es vacío, vacío de objetos y porque está vacía de objetos, es la plenitud. Así pues no hay nada de objetivo cuando hablamos de ella. En esa situación libre de todo objeto, está nuestra presencia. Nuestra presencia está ahí, en la ausencia de un yo, de un ego.
Este vacío nunca puede afirmarse porque no es objetivo, es la negación última. Cuando la convicción de que no hay nada que obtener es realmente profunda, pues obtener algo siempre ocurre en el espacio-tiempo, (nuestro cuerpo, nuestras emociones, nuestras sensibilidades, todo forma parte de una progresión de obtener algo), entonces, cuando esa convicción es realmente profunda, hay un soltar. Es exactamente el mismo soltar que se produce cada noche cuando nos dormimos. Hay un abandono total de todo lo que no somos y cuando hay un abandono espontáneo es cuando florece la presencia.
– ¿Por qué podemos aceptar que nuestra verdadera naturaleza está en una ilusión fuera del espacio-tiempo? ¿No se podría pensar también que es una especie de fantasía, creada por la búsqueda de la ilusión y de la totalidad, o sea, desde las cinco dimensiones?
El pensamiento es el que crea el tiempo porque fuera del pensamiento no hay tiempo. El pensamiento fluye del silencio, del no-tiempo, se despliega en el tiempo y vuelve a morir en el no-tiempo. Es muy importante que veas esta distinción. Luego, cuando despiertes en esta naturaleza que está fuera del tiempo, lo que está dentro del tiempo son expresiones del no-tiempo. Todo lo que es fenoménico es una expresión de esta conciencia y para alcanzar nuestra desnudez, pedagógicamente hablando, debemos soltar lo que no somos y una vez establecidos en esta desnudez, realizados en ella, lo que utilicemos es también parte de nuestra desnudez. No hay dos, solo hay uno.
– ¿De ese silencio o de ese vacío del que ha hablado, nace el pensamiento "yo" en la mente?
En la vacuidad, en el silencio no hay yo; el yo es un pensamiento. Es un pensamiento como cualquier otro, pero si eres honesta, seria como supongo, cuando pronuncias el pronombre "yo" y vives totalmente con él, verás que este "yo" no puede concretarse. No se puede decir "yo soy una mujer" o "yo soy italiana o española". Ese "yo" no puede concretarse, se hunde muy profundamente en ti y apunta, inmediatamente, hacia tu corazón. Así pues, medita profundamente sobre este pensamiento, que al final jamás debe convertirse en un pensamiento.
El pronombre "yo" no debe concretarse. Hay un momento dado en que ya no pronuncias la palabra "yo", ya no necesitas este símbolo porque lo eres. Al despertarte cada mañana no tienes que decirte "yo soy una mujer", porque lo eres.
El cuerpo, las sensaciones, la mente no tienen que olvidar que son percibidos por la conciencia. Así pues no tienen realidad en sí mismos, no tienen autonomía. Lo que tiene autonomía es "yo". El "yo" no tiene necesidad de un intermediario para vivir "yo".
– Usted dice que para realizar lo que somos, pedagógicamente hablando, tenemos que soltar lo que no somos. Ese soltar lo que no somos, ¿no es realmente algo progresivo?
Sí, eso es progresivo, y cuando te das cuenta, lo eliminas. En la progresión uno hace referencia a lo relativo, a lo que tiene una relación sujeto-objeto. Si sigues en ella y la vas purificando, permaneces siempre en la relación sujeto-objeto. Entonces llega el momento más dramático de tu vida porque estás atado a esa relación, y lo que tu eres no tiene nada que ver con el sujeto-objeto. Ocasionalmente puedes en algunos momentos, tomar elementos de la vía progresiva para la vía directa. Por ejemplo, lo que hemos hecho esta mañana: estar atentos sin elección a nuestro cuerpo.
Estamos demasiado preocupados por este problema de la progresión, que forma parte del conocimiento. Para aprender una lengua, una técnica, se necesita un sistema, una disciplina, pero alcanzar lo que somos no podemos conseguirlo por ese camino, porque Eso ya somos; es una pérdida de energía. Todo es memoria; proyectas un cuadro ideal, que es un objeto, y estás queriendo alcanzarlo. No pienses en ello, siéntelo.
– Cuando conecto con la escucha, lo hago desde detrás y de allí contemplo un fluir en el corazón, pero no siento desde el corazón. Como usted ha dicho que hay que sentir con el corazón, la pregunta es: ¿qué es el sentir con el corazón?
Cuando se ha comprendido que lo que somos esencialmente no se deja objetivar, no se deja pensar, ya no se utiliza ni el cerebro izquierdo ni el derecho. Se producirá una gran relajación en las zonas frontal, izquierda y derecha y se diría que todo se reabsorbe, se localiza en la parte de la nuca. De ahí está la posibilidad de descender al corazón pero no te dejes atrapar por el reflejo de querer localizar las cosas; desciende al corazón, y luego el corazón estará en todas partes. Deja que la localización se funda totalmente, se des-objetive, se des-localice.
– Ayer dijo que lo espiritual y lo material son uno. Esta mañana ha hecho una distinción clara entre conciencia y materia. ¿No sería mejor decir que el cuerpo es también conciencia?
Hay que distinguir bien cuando se pronuncia la verdad y cuando se pronuncia algo pedagógicamente. No hay diferencia entre la inmanencia y la trascendencia; es la mente la que hace esta distinción sujeto-objeto, perceptor-percibido. No lo puedes pensar en el instante. Lo fenoménico y lo nouménico no tienen diferencia; son una sola cosa.
– ¿Cómo llegamos a no hacer nada y a no desear nada?
El hacer se hace en el no hacer. No hacer no quiere decir no hacer nada, sino que no haya interferencia del ego, que la acción fluya de la situación; la situación dará la dirección, no el ego. El ego está siempre seleccionando.
– Lo que ha dicho a propósito del sujeto y del objeto, ¿es lo mismo que ir más lejos en la contradicción?
Si, porque los dos se anulan. No hay sujeto sin objeto y no hay objeto sin sujeto. La relación sujeto-objeto es mental. La observación directa, la espontaneidad, fluye de un puesto de observación sin selección.
– Ocasionalmente tengo una experiencia profunda, pero en la vida cotidiana me sitúo en la relación sujeto-objeto...
Tienes que verte y habituarte a una espontaneidad total. En la espontaneidad no hay elección y una auténtica espontaneidad se da cuando estás totalmente despojada del concepto "yo". Hay que estar libre del actor, pero la espontaneidad no se piensa, no se calcula; es el resultado de nuestra ausencia en tanto que ego.
– ¿Cómo se puede articular, combinar el trabajo en el yo a nivel personal, psicológico, con el trabajo de descubrir la esencia de uno mismo?
La psicología se refiere al ego, que no tiene realidad. Si no lo piensas, ¿dónde está el yo?
– ¿El trabajo de descubrir la esencia excluye entonces, el trabajo psicológico?
No lo excluye porque no tiene razón de ser. ¿Por qué vas a lavar o pulir algo que no hay?
– ¿Por qué si somos la realidad, sentimos dolor, trabajo ... etc, en la vida cotidiana?
No te tienes que considerar como actor, somos acción. Mira el hecho, las cosas en sí, cómo actúan sobre ti. El error está en creer que podemos llevar la vida según queremos; eso es una ilusión. Tu no puedes elegir tu nacimiento, no elegirás tu muerte. ¿Has elegido tus enfermedades? No hay libertad; la única libertad que existe está en comprender lo que esencialmente eres.
– ¿Cómo puede tomar la personalidad una decisión desde un puesto de observación?
La personalidad es un instrumento, es un vehículo que te transporta, pero identificarte con el vehículo no tiene sentido.
– Cuando yo deseo estar tranquila y lo consigo, vivo un gran gozo, me produce mucho gusto, pero soy incapaz de permanecer en ese gozo. ¿Qué sucede?
Esa tranquilidad que buscas es un estado. En algunos momentos se puede crear el estado de tranquilidad, pero eso es un estado y es totalmente mental. Cuando encuentras tu yo auténtico, estás más allá de la tranquilidad o de la no tranquilidad y este auténtico yo que percibes en un instante, es el resultado del abandono de todas las calificaciones. Estás totalmente desnudo, totalmente vacío, y un día te vas a encontrar en esta vacuidad. Permanece abierta, abierta a nada, abierta a tu apertura.
– Esta mañana me ha parecido ver que el vacío era un vacío de objetos, igual que la desnudez es vaciarse de sentimientos y el silencio es como vaciarse de pensamientos. Mi pregunta es: ¿El vacío, la desnudez, el silencio, vienen a ser lo mismo o son elementos distintos?
Es lo mismo. El objeto nace en el silencio, y solamente cuando el objeto hace referencia al silencio, es sagrado. Algo que no hace referencia al silencio es profano. Profano porque no tiene soporte, no tiene origen. Un pensamiento que no se refiera al silencio es una mentira, porque es el silencio el que le da todo su contenido. Comprended bien que no hablamos del silencio mental, hablamos del silencio que está fuera del tiempo. La belleza entre dos personas que viven juntas, que se aman, es el silencio. El silencio es lo que las une. Todo lo que se han dicho es mentira si no se está en el silencio que es lo que las unifica.
Hay que ver en uno mismo cuando nos invade el reflejo de pensar, de crear, de memorizar, que sólo es un reflejo de la persona, de la inseguridad de la persona. Necesita asegurarse constantemente, vive en el proceso de llegar a ser y nunca está ahí, porque en el ahora no tiene ninguna realidad. La persona que vive en el silencio, todo su entorno son expresiones del silencio.
Madrid, septiembre 1.990